miércoles, 20 de marzo de 2019

¡Qué grande fue!



Parece que ni hecho a propósito se produce una coincidencia como esta: El otro día comentaba el libro de Laura Huerga y Blanca Busquets , ¡Tú, cállate!, y hoy me sale Rubianes, contestón como siempre, diciendo que a él no le callan. Creo que si hubiese vivido en estos tiempos, por un lado hubiera alucinado y, a lo peor, por otro, habría terminado en un juzgado y luego en Bélgica o en la cárcel.
A lo largo de mi vida me he reído con varios “humoristas”. En una época con ese humor del absurdo tan bien desarrollado que hacían Tip y Coll; también tuve mi momento Eugenio, pero hay dos personajes que destacan muy por encima del resto que son Gila y Rubianes. Al primero le escuchaba sobre todo por la radio a finales de los cincuenta y en los sesenta y luego algo en la televisión (por cierto, estos días también está de aniversario, y con libro publicado); a Rubianes tanto en directo como en intervenciones en TV3 o a partir de sus DVD.
Hace unos años, por el quinto aniversario de su muerte, la misma editorial publicó un libro con textos de Pepe del que yo decía en este mismo blog (y pido perdón por la autocita):
“Ha sido la persona que más me ha hecho reír desde un escenario, a carcajadas, sin poder parar, hasta el llanto. Tiene un humor soez a menudo, sin pelos en la lengua (aún recuerdo una función en Palma donde terminó hablando de la familia real con una visión premonitoria), incisivo, tierno a veces, autobiográfico en muchas ocasiones (muy bien lo de reírse de sí mismo),…”
La reproduzco porque, lógicamente, sigo pensando lo mismo y lo confirmo con la lectura de este nuevo libro en el que, dividido en tres partes bien diferentes, se ha recogido otro conjunto de sus escritos. En la primera, Vida Terrenal, la más extensa, Rubianes cuenta muchos recuerdos sobre diversos momentos de su vida, es decir, son una especie de breves memorias. Las he leído con verdadero placer. En la segunda se cuenta todo el asunto de sus famosas declaraciones en TV3 y las reacciones que suscitó. No quiero ni pensar lo que hubiese sucedido hoy con algo parecido, lo que muestra claramente el retroceso al que estamos asistiendo en las libertades, de expresión en este caso. En la tercera se reproducen algunos de sus mejores monólogos. Aquí se produce el magnífico fenómeno de que si se conocen se oye perfectamente la voz de Rubianes reproduciéndolo. Al menos a mí me ha pasado.
Entresaco de uno un fragmento que recuerdo haber escuchado varias veces, aunque  creo que dentro de otro monólogo más largo que el que se reproduce en el libro:

“¡Que me he abocado a la noche porque no soporto las otras horas del día y su mal rollo mercantilista y sus caras de mala leche!
La noche, por lo general, siempre me ha proporcionado alegrías. El día, disgustos. Y el primer disgusto me lo he llevado siempre al retirarme de madrugada y ver la cara de alegría que llevaba el personal que acudía puntualmente a sus lugares de trabajo.” (p. 132)

Desde luego es un libro recomendable para cualquiera e ineludible para los que hemos disfrutado tanto con las historias de uno de los mejores cómicos que ha habido; alguien capaz de sacar punta de lo más insospechado y, sobre todo, de criticar sin piedad los elementos más rijosos de las tradiciones y costumbres de este país.
Esta edición incluye también un magnífico Prólogo de Andreu Buenafuente.
Mañana mismo volveré a ver su Rubianes solamente;  como homenaje y para volver a soltar tremendas carcajadas, terapia muy necesaria en los tiempos que corren.

Pepe Rubianes, A mí no me callan. Monólogos. Compromiso y vida terrenal.






martes, 19 de marzo de 2019

Una visión de Canadá



Desgraciadamente no es muy habitual que se publiquen este tipo de libros monográficos sobre un país a pesar del interés que pueden tener sobre todo si se trata de un país tan desconocido, y al mismo tiempo importante,  como es Canadá. El autor, que estuvo cuatro años destinado  como diplomático en la embajada española, aprovechó esa estancia para recorrer el país y conocer algo de su historia y su presente. A partir de ahí se planteó darlo a conocer y surgió así este libro.
Con ese planteamiento estamos ante un texto en el que se mezclan elementos de un libro de viajes, de uno de actualidad política o de un diario personal; y en el que hay informaciones históricas, económicas, sociales, etc. Es decir, se trata de un libro muy ecléctico. lo que tiene tantos aspectos positivos como alguno negativo. Entre los primeros está que su lectura se hace muy entretenida o que se aprenden cosas tan variadas como el origen de la sanidad pública universal o los paisajes de sus distintas provincias; sin embargo, también se echa en falta un apartado dedicado a la cultura, ya que en este tema se limita a citar a sus más conocidos escritores, o algo más de información sobre la realidad económica.
El libro se divide en 12 capítulos con un Epílogo para españoles. De los doce hay dos que destacan por su extensión: el dedicado al recorrido del país de oeste a este y el dedicado al político canadiense más conocido, Pierre Elliott Trudeau, del que Ramón se declara ferviente admirador. Estos dos capítulos constituyen más de la mitad del libro y, desde luego, son muy interesantes. Me ha llamado especialmente la atención la referencia que hace a la importancia que tuvo en la formación de Trudeau el pensador francés Emmanuel Mounier por ser alguien que también fue muy importante en la mía en los primeros setenta.
En el resto de los capítulos nos cuenta desde la pasión por el hockey hielo hasta la mezcla de nacionalidades de procedencia de los habitantes del país; y desde la crudeza de sus inviernos a sus relaciones con los Estados Unidos.
Ramón escribe con bastante fluidez y claridad hasta que se adentra en los vericuetos complicados del nacionalismo quebequés, los problemas lingüísticos y las comparaciones con la situación de Cataluña y España; aquí en varios momentos no queda muy clara la situación legal en Canadá. Desde luego no parece muy partidario de ninguno de ambos nacionalismos aunque sus opiniones no resultan especialmente extremas ni desagradables. También hay algunos momentos en que el libro se convierte casi en una guía turística con algún fragmento en el límite de la cursilería propio de algunas guías.
No obstante, sin tratarse de un gran libro sí resulta una lectura entretenida e interesante y ayuda a conocer más uno de los principales países del mundo por su riqueza y su potencial. Pero  que suele quedar opacado por la enorme presencia de su vecino del sur.
Hay una entrevista de Daniel Gascón con el autor en letraslibres.com.


Juan Claudio de Ramón, Canadiana. Viaje al país de las segundas oportunidades.



lunes, 18 de marzo de 2019

ANDAMIO


Hacía tiempo que en estas entradas no había equilibrio entre películas y series, pero sobre todo que era mayor la calidad de las primeras que la de las series. Tengo la impresión de que hay un cierto bajón en las series; hace mucho que no hay referentes, bueno salvo ese Juego de Tronos que no veo, del tipo de Los Soprano, The Wire o Breaking Bad.


Películas


Un día más con vida. Como admirador de Kapuscinski tengo que decir que me ha parecido una película entrañable en muchos sentidos. Además, el libro del mismo título en el que se basa es el que más me ha gustado del periodista polaco; lo releí hace un par de años y me siguió pareciendo magnífico. La película es un homenaje al periodista y su compromiso con el MPLA aunque las frases finales de uno de sus compañeros angoleños en la época sean bastante terribles sobre la evolución posterior del país.
La película tiene el valor añadido de la técnica con la que está realizada mezclando animación con imágenes reales y entrevistas a varios de los personajes con los que se relacionó Kapuscinski.
Recomendable para todo el mundo e ineludible para los seguidores del periodista.

Roma. ¡Cuántas cosas se pueden contar sin que aparentemente se estén contando! En eso consiste esta maravillosa película en la que Cuarón narra  cosas de su infancia: México en 1971, su burguesa familia, la joven que cuida de los hijos, el matrimonio que se rompe, la tensa situación política con los estudiantes y un terremoto, un incendio, un casi ahogamiento en el mar… Filmada en un blanco y negro espectacular y utilizando a menudo el travelling que deja a los personajes moverse a sus anchas lejos de la cámara. Un lujo.

Vice. (El vicio del poder). Película estadounidense sobre Dick Cheney, vicepresidente con Bush hijo. Muy buena la primera parte en plan casi de reportaje de investigación y algo menos interesante la segunda muy centrada en el 11S y sus repercusiones, así como en su papel de vice. Hay varios momentos que se parecen mucho a cosas que vivimos ahora mismo en España. Película interesante, muy política y en la que yo echo de menos saber de dónde le viene al personaje su capacidad para tener tanto poder. También creo que hace demasiada caricatura de Bush que aparece como realmente estúpido (aun siendo alguien a quien detesto totalmente). En todo caso, muy entretenida y, como me pasa siempre con este tipo de películas, un tanto desmoralizadora por ver en manos de qué tipos infames estamos.

¿Podrás perdonarme algún día? Película norteamericana basada en hechos reales. Se desarrolla a principios de los noventa del siglo pasado y cuenta la historia de Lee Israel, escritora de biografías que, ante su mala situación económica, se dedicó a falsificar cartas de escritores famosos (más de 400) para venderlas a las tiendas especializadas contando con la ayuda de otro peculiar personaje. Dos grandes interpretaciones, una cuidada música y fotografía y un buen guion hacen muy atractiva la película.

Destroyer Una mujer herida. Un thriller norteamericano que da la impresión de estar hecho para el lucimiento de Nicole Kidman como actriz.  Está casi irreconocible por las capas de maquillaje para dar la imagen de deterioro físico. No es un mal guion aunque tiene más de una trampa. Resulta muy premiosa y con algunos diálogos bastante pesados. Se hace larga y no demasiado interesante.

Green Book. Película ganadora del Oscar que aunque toca un tema visto mil veces, el del racismo, resulta interesante y emotiva, por un lado, por tratarse de hechos reales y, por otro, por las grandes interpretaciones, sobre todo la de un Vigo Mortensen espectacular. Tiene un objetivo claro y lo cumple. Eso sí, seguramente no es la mejor película del año.



Series


Seven seconds. Miniserie norteamericana de 10 episodios. Buen planteamiento e interpretaciones (eso sí, horroroso doblaje de los personajes femeninos secundarios). Interesante crítica del sistema policial y de algunos aspectos del judicial. Quizá demasiado larga y también demasiado “norteamericana” en algunas escenas sobre todo al final, pero es entretenida.

La chica del tambor. Miniserie británica en seis episodios basada en la novela homónima de John le Carré que ya fue llevada al cine hace mucho años. Una gran puesta en escena y unas magníficas interpretaciones, sobre todo de la protagonista, hacen que estemos ante una serie que merece la pena ver. Con el ritmo pausado que requieren las novelas de este gran autor y con unos buenos diálogos la serie resulta muy entretenida y tiene además el valor añadido de tratar el tema del enfrentamiento entre palestinos e israelíes.

The Get Down. Serie norteamericana de 11 episodios entre las dos temporadas. Muy original ya que cuenta el nacimiento del hip-hop en el Bronx a finales de los setenta. Tiene muy buenos números musicales tanto de bailes con música disco como de canciones de hip-hop. Es interesante también lo que muestra del estado del barrio en la época y las luchas y manipulaciones de los políticos. Supuso una gran inversión y la productora no quiso seguir con la serie por falta de audiencia.

House of Cards. He visto esta sexta y última temporada porque tenía curiosidad por cómo habían resuelto la ausencia del personaje de Kevin Spacey y cómo la finalizarían. Ha sido un verdadero tormento. Complicada de seguir, aburrida, escenas reiteradas hasta el absurdo, mentiras permanentes pero sin ningún sentido, situaciones inverosímiles,…En fin, un completo despropósito. Esta serie debería haber tenido solo tres temporadas donde se planteó lo más interesante. El resto ha sido relleno del malo.

domingo, 17 de marzo de 2019

Una Piñeiro un tanto diferente





Con esta lectura termino el ciclo de lectura de las novelas de esta magnífica e interesante escritora argentina. Especifico lo de las novelas pues se acaba de publicar un libro de relatos que leeré próximamente.
Como he dicho en anteriores entradas al comentar las obras de Piñeiro, estoy haciendo una lectura total y absolutamente desordenada. Así, por ejemplo, esta Elena sabe es de 2007 y la tercera que publicó, aunque se acaba de reeditar.
Estamos ante una novela bastante diferente al resto de su producción, tanto por sus temas como incluso por algunos elementos formales.
Por lo que se refiere a los primeros, están por un lado la enfermedad, el Parkinson en este caso, y la dureza que impone en la vida de una persona. También hay lugar para tratar algunos aspectos de la respuesta de la religión a problemas actuales. Además, la relación de la protagonista, Elena, con su hija cuyo suicidio inicia la trama de la novela que consiste en el viaje de su madre a Buenos Aires capital para entrevistarse con una antigua amiga de su hija, pues no cree en el suicidio y sí en que haya sido asesinada. Aunque por lo dicho podía parecer que estamos ante una especie de thriller –algo habitual en la autora-, no es así por más que el lector quiera saber qué le dirá la amiga.
Formalmente, la novela está muy trabajada y bien estructurada. Partiendo del viaje que durará unas horas, mediante flashbacks va contando las entrevistas con el cura (la hija se ahorcó en el campanario de la iglesia), con el policía al que le encargan el caso, así como conversaciones con su hija previas a su muerte. No hay prácticamente puntos y aparte y los diálogos están muy bien entremezclados dentro del texto de forma que el lector siempre sabe quién habla.
Se trata de una novela profundamente triste o al menos a mí me ha provocado esa sensación. En las últimas páginas hay una conversación entre Elena, su hija y el médico sobre la enfermedad que padece cuya lectura me ha resultado de una gran dureza por cómo se muestra el deterioro que se producirá con el paso del tiempo.
Desde otro punto de vista, me han gustado los momentos de discusión de Elena con el cura sobre aborto, suicidio y eutanasia. También que precedan el inicio del  libro dos fragmentos de un autor que tanto me gustó en su día como Thomas Bernhard.
En fin, otro libro de Piñeiro recomendable. Es de los que más me han gustado y, desde luego, impactado seguramente debido a mi edad algo superior incluso a la de la protagonista. No sé por qué me ha traído a la mente en más de un momento el libro La hoja roja de otro autor que está entre mis favoritos, Miguel Delibes.

Claudia Piñeiro, Elena sabe.





jueves, 14 de marzo de 2019

Reportajes variados y originales




Creo que es obligado empezar este comentario con el agradecimiento a la editorial Capitán Swing por una política que  está poniendo a nuestro alcance un conjunto de textos de un tipo que es difícil encontrar en otras editoriales. En este blog he tenido ocasión de comentar algunos de ellos y son varios más los que tengo pendientes de lectura.
En este caso se trata de una recopilación de reportajes de un periodista polaco. El libro está dividido en dos partes, de muy diferente concepción e interés, que se corresponden en lo fundamental con el título y subtítulo.
Empiezo por la segunda parte en la que se recogen los reportajes que se ajustan más a la idea de “gente que añora vivir bajo la tiranía” y otros que no se ajustan a esa idea. Entre los primeros destacaría el que hace sobre un museo dedicado a Stalin en el pueblo en que nació y donde las personas entrevistadas añoran los viejos tiempos; también el que realiza en Cuba en el que todos los entrevistados son partidarios del régimen o el que dedica a la figura de Karadzic en el lugar en el que fue descubierto oculto bajo una nueva personalidad y donde es recordado como alguien cariñoso y atento. Además, hay uno sobre una vagabunda polaca en Londres que me ha parecido el mejor; otro sobre la situación de los rusos en Estonia que me ha interesado por los problemas lingüísticos que se plantean  y uno muy curioso sobre lo que está sucediendo en Albania con los miles de búnkeres que dejó el régimen anterior. Todavía hay alguno más, pero ,como pasa sobre todo con el dedicado a la crisis económica de Grecia –el peor de la serie-, con un interés menor.
En la primera parte se recogen los reportajes más interesantes sobre todo por estar dedicados a un tema tan curioso y original como es el de los osos bailarines. Estos osos, adiestrados y utilizados como forma de vida principalmente por gitanos búlgaros, fueron prohibidos en 2007.  El autor entrevista a diversos personajes que le explican cómo los adiestraban y lo que ha supuesto su pérdida. También dedica varios capítulos a contar lo que está sucediendo tras la prohibición gracias a una sociedad protectora austríaca.
Szablowski utiliza una técnica en varios de los reportajes bastante interesante porque alterna la tercera persona con la primera cuando habla el entrevistado sin marcarlo con un guion.
Desde luego es un libro recomendable por la variedad de los temas y la novedad de algunos.
Hay algo criticable en la edición que es la falta de las referencias de los artículos sobre todo porque, salvo en alguno, no se sabe cuándo fueron escritos y/o publicados lo que es importante para entender mejor alguno.

Witold Szablowski, Los osos que bailan. Historias reales de gente que añora vivir bajo la tiranía. Traducción Katarzyna Moloniewiz y Abel Murcia.




miércoles, 13 de marzo de 2019

Un planteamiento muy original



“Este libro no es una novela, no es una autoficción (salvo excepciones, una excusa para hablar de uno mismo con tapadera literaria), tampoco es una realidad novelada al estilo de Capote o Mailer. Es una pieza literaria distinta, singular, el relato de una obsesión: la de la autora, una abogada contraria a la pena de muerte, por la historia de un joven asesino pedófilo, Ricky Langley; una obsesión que se convertirá literariamente en fe de vida cuando el caso Langley se cruce en la mente de Alexandria Marzano-Lesnevich con su investigación sobre el asesino y con la historia de su propia familia.”

Así inicia José María Guelbenzu su comentario crítico en elpais.com y lo reproduzco porque me parece una síntesis magnífica y muy acertada de lo que es este libro.
Soy un gran aficionado a los documentales y especialmente a las series hechas con esta técnica sobre todo por los norteamericanos, verdaderos especialistas en el tema. He visto muchas que en su mayoría tratan sobre casos de asesinatos no resueltos, condenados siendo inocentes, víctimas de abusos, etc. Digo esto porque este libro tiene mucho en común con estas series documentales al menos en la parte de indagación sobre el asesino Richky Langley que menciona Guelbenzu.
El libro, en las dos primeras partes de las tres en que está dividido, va desarrollando dos temas alternando los capítulos y los tiempos. En unos la autora va relatando episodios de su vida en una especie de memorias (de hecho este término forma parte de su título en inglés: The Fact of a Body: A Murder & A Memoir) y en los otros se centra en la historia de Ricky desde el asesinato hasta incluso el momento de su nacimiento. Para esto utiliza, como manifiesta en sus “Notas sobre las fuentes”, desde documentos judiciales a artículos de prensa, desde trascripciones hasta reportajes de televisión e incluso una obra de teatro basada en entrevistas. Al final del libro deja constancia del material utilizado en cada capítulo.
Cronológicamente se va pasando de los ochenta a los noventa a los sesenta y al año 2003, según el tema que esté narrando, porque aunque se trate de una investigación rigurosa del asesino y de otra a través de la introspección y los recuerdos de su historia personal, lo cierto es que todo está magníficamente contado, echando mano en muchas ocasiones de elementos creados por la autora para dar mayor fluidez a la narración.
Dice también Guelbenzu en su reseña: “El corazón de este libro se construye como un ejercicio de valentía, ambición y exigencia del todo infrecuente.” Valentía en muchos aspectos, pero sobre todo por lo que llega a contar de su historia familiar y de los abusos que padeció por parte de su abuelo materno; ambición porque hay que tenerla para enfrentarse a un tema tan difícil y delicado; exigencia porque quiere documentar todo lo que sea posible y no dejar nada que sea relevante a su propia inventiva.
En el libro hay multitud de personajes reales, a veces con su nombre cambiado, muy interesantes y con vidas complicadas, pero a mí en particular hay uno que me ha llamado poderosamente la atención a pesar de que ocupa muy poco espacio, me refiero al juez Gray que dirige el juicio de 2003,  que era  uno de los pocos jueces negros que había en Luisiana, y que resulta un personaje muy peculiar en lo bueno y en lo menos bueno.
Un libro muy recomendable. Para mí ha sido totalmente adictivo; me costaba despegarme influido también porque, dada la cantidad de personas y los diferentes momentos en los que se desarrolla, tenía miedo de perderme a pesar de que la autora es consciente de la posible dificultad y deja suficiente información para evitar ese problema.
Un comentario de otro orden sobre la edición en castellano. En el apartado de las Fuentes consultadas que está al final del libro, al referirse a las del capítulo treinta y ocho, se hace mención a unas fotografías que no aparecen. Buscando otras informaciones en internet las he encontrado y son muy interesantes, por lo que es una pena que no se hayan incluido en esta edición.


Alexandria Marzano-Lesnevich, Nada más real que un cuerpo. Traducción Flora Casas.



sábado, 9 de marzo de 2019

Curiosas memorias




“Una educación es una obra de no ficción. Se han cambiado algunos nombres y detalles distintivos.” Esta frase encabeza la página 8 del libro y resume muy bien de qué se trata porque estamos ante unas memorias como de hecho aparece en su título en inglés: Educated. A Memoir. Además, las memorias de una persona que cuando las escribe apenas tiene treinta años, lo que ya de por sí resulta bastante significativo y más si tenemos en cuenta que el libro tiene 462 páginas en un formato grande. Un libro que ya tuvo un gran éxito en Estados Unidos y que también lo ha tenido en España, al menos en lo que a ventas se refiere.
Westover relata en el libro los principales momentos de su vida desde la infancia en las montañas de su Idaho natal hasta graduarse en Historia después de una estancia en la universidad de Harvard, algo realmente extraordinario si tenemos en cuenta que inició sus estudios a los diecisiete años ya que en su familia, salvo los dos hermanos mayores, los hijos no asistían a la escuela ni primaria ni secundaria. Aquí radica uno de los mayores atractivos que ha tenido para mí la lectura de este libro: ver cómo el fundamentalismo religioso puede trastornar la vida de una persona. Tara Westover nació en el seno de una familia mormona de estricta observancia en la que el padre consideraba socialismo desde la escuela pública a la sanidad por lo que se aprendía en casa y también en casa se curaban las enfermedades.
Decía que este es uno de los mayores atractivos del libro aunque no el único. Otro no menos importante es ver la capacidad de superar esa situación por parte de una joven que, eso sí, contará con la ayuda de más de uno de sus profesores cuando entre en la universidad tras aprobar el correspondiente examen. Una situación a la que hay que añadir el trato o, mejor dicho, el maltrato recibido por parte de uno de sus hermanos (uno de los personajes que aparece bajo seudónimo). Maltrato que se produce, de una u otra forma, a lo largo de casi todo el tiempo de la narración.
En definitiva, es la historia de una superación que la autora cuenta de una forma amena y clara aunque también es cierto que a veces insistiendo demasiado en lo mismo, por lo que creo que el libro ganaría si hubiera tenido bastantes páginas menos.
En esta historia hay dos personajes relevantes, además de la autora, claro, que son el padre y Shawn, el hermano maltratador. Sobre la actitud del primero reproduzco dos fragmentos muy significativos:

 “Yo le había anunciado mi intención de ir a la universidad y me había dicho que el lugar de la mujer era su casa y que debía aprender sobre hierbas medicinales –“la farmacia de Dios”, había apostillado con una sonrisa- para sustituir a mi madre. Dijo mucho más, desde luego, como que me prostituía en pos de los conocimientos del hombre en lugar de buscar los divinos (…)” (p. 187)

“Siempre había sido un hombre severo, que en todos los temas sabía cuál era la verdad y al que no le interesaban las opiniones ajenas.  Nosotros lo escuchábamos a él; nunca sucedía al revés: cuando no hablaba, exigía silencio.” (p. 321)

Oro aspecto interesante del libro es que permite apreciar cómo debe de ser la América profunda en la que Donald Trump tienen su granero de votos más importante. Esa idea del padre de que todo es socialismo seguramente está presente en muchas familias de esas zonas del país.
Un tema que me ha llamado la atención es la gran facilidad con la que la autora obtiene becas de todo tipo, incluso para estudiar en universidades tan prestigiosas como Cambridge o Harvard.
En fin, unas memorias que se leen con cierto interés y con gran facilidad, pero desde luego no un libro tan extraordinario como apuntan algunas críticas.
Hay una buena reseña de Marc Peig en unlibroaldia.com con la que comparto especialmente los aspectos que critica. También hay una entrevista interesante de Andrés Seoane con la autora en elcultural.com.

Tara Westover, Una educación. Traducción Antonia Martín.




jueves, 7 de marzo de 2019

“Gracias a todos”: Nuevas citas XII



Hace ya siete años que autoedité Gracias a todos en el que recogía la mayoría de las citas que había ido recopilando hasta entonces. En este tiempo he seguido con mi vieja costumbre y he pensado que sería una buena idea publicarlas en el blog organizadas por temas, con algún comentario si se tercia, tal y como hice en el libro.


Información


A partir de un cierto umbral de información, el hombre se desentiende del hombre. Retransmitido en directo, el valle de lágrimas resulta insoportable. Nadie puede vivir como propio el dolor de muchos por mucho tiempo.
Enric Juliana, Modesta España. Paisaje después de la austeridad



“(…) no está mejor informado quien mira más fuentes sino quien las procesa mejor; y, además, puede ponerlas en la perspectiva de su experiencia”.
Ramiro Villapadierna en
VV.AA, Queremos saber. Cómo y por qué la crisis del periodismo nos afecta a todos



En otras palabras, casi toda la información consiste en proporcionar la observación de observadores que observan lo que ocurre.
Pascual Serrano, Periodismo canalla. Los medios contra la información



Detesto  la proliferación de la información. La lectura de un periódico es la cosa más angustiosa del mundo. Si yo fuese dictador, limitaría la prensa a un solo diario y una sola revista, ambos estrictamente censurados. Esta censura se aplicaría tan solo a la información quedando libre de opinión. La información-espectáculo es una vergüenza. Los titulares enormes -en México baten todos los récords- y los sensacionalistas me dan ganas de vomitar. ¡Todas esas exclamaciones sobre la miseria para vender un poco más de papel! ¿De qué sirve? Además, una noticia expulsa a otra.
Luis Buñuel, Mi último suspiro



Los participantes en el proceso de comunicación son avaros cognitivos que seleccionan la información en función de sus hábitos (…) las élites seleccionan los marcos que favorecen sus carreras políticas. Los profesionales de los medios seleccionan las noticias que pueden ser más atractivas para las audiencias, sin arriesgarse a las represalias de los poderosos. Las personas tienden a evitar la discrepancia emocional, por lo que buscan los medios que reafirmen sus puntos de vista.
Manuel Castells, Comunicación y poder


Parece, pues, que la información por sí misma no altera las actitudes a no ser que exista un nivel extraordinario de disonancia cognitiva. Esto es debido a que las personas seleccionan la información de acuerdo con sus marcos cognitivos.
Manuel Castells, Comunicación y poder



Tampoco significa que los medios de comunicación ostenten el poder. No son el Cuarto Poder. Son mucho más importantes: son el espacio donde se crea el poder.
Manuel Castells, Comunicación y poder



Lo observé con cierto interés porque nunca había visto a nadie cuya profesión fuese contar mentiras, a menos que incluyamos a los periodistas.
George Orwell, Homenaje a Cataluña



Nunca afirmaremos con suficiente contundencia que la primera reacción que debe generar el hecho comunicativo de masas en el individuo moderno es la desconfianza.
Pascual Serrano, Medios violentos. Palabras e imágenes para el odio y la guerra



Hoy tiene más poder un columnista de prensa que un diputado nacional. (…) No nos engañemos, y que no nos engañen, la amenaza hoy no es el control de la comunicación por un gobierno. Es el control por un oligopolio de empresas.
Pascual Serrano, Medios violentos. Palabras e imágenes para el odio y la guerra



La información no trataba de las cosas que sucedían, sino de lo que los políticos tenían que declarar sobre ellas y lo que los opinadores opinaban sobre lo que los políticos habían declarado.
Antonio Muñoz Molina, Todo lo que era sólido



“Hay demasiada información dando vueltas” concluye Eriksen. “En la sociedad de la información, es crucial la capacidad de protegerse de ese 99,99% de datos que uno no desea” Podemos decir que la frontera que separa los mensajes relevantes (objetivo ostensible de la comunicación) del ruido de fondo (su declarado adversario y obstáculo más empecinado) es absolutamente borrosa.
ZygmuntBauman, Vida de consumo



“Hoy la premisa es escribir aquello que se vende del modo más simple, despacio y sin esfuerzo, si es posible. Un lenguaje sin adjetivos, de frases cortas. Artículos que superan las ochocientas cincuenta palabras son considerados impublicables.”
Roberto Savio citado en
Pascual Serrano,La prensa ha muerto: ¡viva la prensa! De cómo la crisis trae medios más libres



“Nuestro rol como periodistas es enseñar cómo es el mundo, qué está pasando, sin medias tintas, para que la gente sea libre de decidir, tenemos que hablar abiertamente de la guerra, pobreza y desigualdad. También tenemos que luchar contra el tipo de “expertos” que han consolidado los medios corporativos, es decir, esas personas que saben muy poco pero de muchas cosas y que diariamente nos explican el mundo sin enterarse de nada.”
Amy Goodman citada en
Pascual Serrano, La prensa ha muerto: ¡viva la prensa! De cómo la crisis trae medios más libres



(…) el ciclo de las noticias durante las veinticuatro horas, con su constante suministro de desastres a escala mundial, abrumaría la sensibilidad de cualquiera todavía capaz de sentir algo.
George Prochmik, El exilio imposible. Stefan Zweig en el fin del mundo



Otro periodista convertido en asesor de políticos, el viejo Roger Ailes, lo dice con la misma rotundidad: “Afrontémoslo, hay tres cosas en la que los medios están interesados: imágenes, errores y ataques. Es mi teoría del foso de la orquesta de la política. Si tienes a dos tipos en escena y uno dice: ”Tengo la solución del problema de Oriente Próximo” y el otro se cae al foso de la orquesta, ¿quién crees que saldrá en el telediario”.
Luis Arroyo, El poder de la política en escena. Historia, estrategias y liturgias de la comunicación política



Ya veo… Seguramente conoces la famosa afirmación de Noam Chomsky: “Los medios de comunicación son a la democracia lo que la propaganda es a la dictadura!”.

Sí, instrumentos de manipulación.

Elementos indispensables del sistema de control.
Conversación con JulianAssenge en
Ignacio Ramonet, El imperio de la vigilancia




La información –tal como existe- consiste en decirle a muchísima gente qué le pasa a muy poca: la que tiene poder. Decirle, entonces, a muchísima gente que lo que debe importarle es lo que les pasa a esos. La información postula –impone- una idea del mundo: un modelo del mundo en el que importan esos pocos. Una política del mundo.
Martín Caparrós, Lacrónica





Como no podía ser de otra forma, este concepto es uno de los más extensos. Hace ya tiempo que vengo insistiendo en que es precisamente en el mundo de la información, el periodismo y la comunicación donde se están dando las principales batallas políticas y, por tanto, donde se está decidiendo el futuro. En la serie que dedico en el blog a “Mis temas recurrentes” este ha sido uno de los primeros en aparecer. No soy un gran consumidor de información aunque sí lo he sido en otros tiempos; ahora me cansa, me aburre y/o me enerva, según los casos. Creo que además de la manipulación interesada hoy se mezcla también con la necesidad de dar espectáculo y así atraer a los lectores o televidentes con lo que aún se desvirtúa más. Pero, en fin, vamos a comentar algo de las citas.
Curiosa e interesante la de Luis Buñuel.
Castells, uno de los mayores expertos en el tema, lo clava en las tres.
Otro gran especialista, Serrano, también da en el clavo.
La idea de instrumentos de control de Chomsky y Assange es muy desmoralizadora, pero muy real. Y lo malo es que va en aumento.
Magnifica a síntesis de otro grande como es Caparrós.
En general, creo que estoy de acuerdo con todas salvo algún pequeño matiz en alguna. En el fondo, si las extraigo de los libros es por algo.


martes, 5 de marzo de 2019

Un libro necesario



Estamos ante un libro de denuncia como las propias autoras confirman cuando al final del apartado dedicado a las Reacciones ante lo que está sucediendo afirman:

“Esperamos también que este montón de reacciones valientes sean fuente de inspiración, y que estas acciones no terminen, que no normalicemos la realidad que estamos viviendo y que no nos durmamos. Mientras haya represión, injusticia o leyes injustas, y un mal uso de la ley debe haber reacciones por parte nuestra. Este libro es nuestro granito de arena, nuestra reacción, lo que somos capaces de aportar.” (p. 156-157)

Y no es poco lo que aportan. El libro está dividido en tres partes: en la primera hacen un resumen de las modificaciones que ha sufrido la legislación centrándose en la llamada Ley Mordaza y en la Reforma del Código penal; en la segunda describen multitud de casos, unos más conocidos y otros menos, de represión basada en las modificaciones vistas; y en la tercera describen algunas de las reacciones que se han producido (manifiestos, premios a perseguidos, manifestaciones…) así como sus principales consecuencias como son: la autocensura, la criminalización de la protesta o de la pobreza, y la servidumbre de la información.
En definitiva, se trata de un estudio bastante completo y comprensivo del tema de cómo están ahora en España, en la teoría y en la práctica, los derechos de libertad de expresión y de manifestación. El panorama es realmente desolador y muy preocupante porque da la impresión de que esto no ha hecho más que empezar, de que lo que se pretende es inocular el miedo.
Tal y como se dice en el siguiente fragmento;

“No tenemos ninguna duda de que, si bien muchas leyes se crean como herramientas disuasorias de ciertas actividades, la ley mordaza y los usos que se dan en los últimos años a los artículos de enaltecimiento del terrorismo y de incitación al odio tienen básicamente como objetivo infundir miedo y empujar hacia la autocensura y la desmovilización” (p.136-1337)

Para comprobar su efecto basta acercarse a las redes sociales y leer algunos tuits o entradas en facebook para comprobar cómo funcionan el miedo y la autocensura. (Desde luego en mi caso es muy evidente).
Entre los muchos ejemplos que aportan de denuncias policiales reproduzco uno cualquiera, el de “Emilia Navarrete, que recibió una multa de 100 euros por “falta de respeto a la autoridad” por decirle a su compañera de trabajo en la panadería que le parecía mal que un agente de la policía municipal de Sabadell dejara el coche mal aparcado para ir a comprar una pasta.” (p.85)
En año y medio se recaudaron más de 13 millones de euros en multas tan “consistentes” como esta (cifra que se da en p. 84) lo que indica la frecuencia con la que se producen las denuncias hechas por la policía, un cuerpo del que se dice:

“En reiteradas ocasiones, AI ha llamado la atención sobre la necesidad de que España cuente con mecanismos adecuados de investigación de violaciones de derechos humanos cometidos por miembros de las fuerzas de seguridad del estado, así como mecanismos de rendición de cuentas de la actividad policial, con personal competente, imparcial e independiente de los presuntos autores.” (p.33) Esta recomendación de AI, como dicen las autoras, “fue ignorada y lo sigue siendo. No hay ningún control sobre las actividades de la policía, ni se rinden cuentas sobre la mala praxis, ni hay prácticamente consecuencias ni sanciones para los policías sobre las denuncias y quejas de los ciudadanos” (p.33)

En fin, son muchas las cosas que se pueden decir sobre el tema y que están tratadas en el libro. Hay una reseña completísima y muy interesante de Marc Peig en unlibroaldia.blogspot.com que incluye una breve entrevista con Laura Huerga. También es muy bueno el documental emitido por TV3  el 8 de enero de este año dentro del espacio Sense ficció con el título de “Llibertats empresonades”.
Una reflexión para terminar: El riesgo de estas lecturas o de estos programas de televisión es que tengan el efecto contrario del pretendido, pero, claro, eso pasa siempre con la información. Es labor del lector no dejarse amilanar, lo que no siempre es fácil.

Laura Huerga y Blanca Busquets, Tú, ¡cállate! Sobre el derecho a la libertad de expresión y manifestación.