martes, 19 de marzo de 2019

Una visión de Canadá



Desgraciadamente no es muy habitual que se publiquen este tipo de libros monográficos sobre un país a pesar del interés que pueden tener sobre todo si se trata de un país tan desconocido, y al mismo tiempo importante,  como es Canadá. El autor, que estuvo cuatro años destinado  como diplomático en la embajada española, aprovechó esa estancia para recorrer el país y conocer algo de su historia y su presente. A partir de ahí se planteó darlo a conocer y surgió así este libro.
Con ese planteamiento estamos ante un texto en el que se mezclan elementos de un libro de viajes, de uno de actualidad política o de un diario personal; y en el que hay informaciones históricas, económicas, sociales, etc. Es decir, se trata de un libro muy ecléctico. lo que tiene tantos aspectos positivos como alguno negativo. Entre los primeros está que su lectura se hace muy entretenida o que se aprenden cosas tan variadas como el origen de la sanidad pública universal o los paisajes de sus distintas provincias; sin embargo, también se echa en falta un apartado dedicado a la cultura, ya que en este tema se limita a citar a sus más conocidos escritores, o algo más de información sobre la realidad económica.
El libro se divide en 12 capítulos con un Epílogo para españoles. De los doce hay dos que destacan por su extensión: el dedicado al recorrido del país de oeste a este y el dedicado al político canadiense más conocido, Pierre Elliott Trudeau, del que Ramón se declara ferviente admirador. Estos dos capítulos constituyen más de la mitad del libro y, desde luego, son muy interesantes. Me ha llamado especialmente la atención la referencia que hace a la importancia que tuvo en la formación de Trudeau el pensador francés Emmanuel Mounier por ser alguien que también fue muy importante en la mía en los primeros setenta.
En el resto de los capítulos nos cuenta desde la pasión por el hockey hielo hasta la mezcla de nacionalidades de procedencia de los habitantes del país; y desde la crudeza de sus inviernos a sus relaciones con los Estados Unidos.
Ramón escribe con bastante fluidez y claridad hasta que se adentra en los vericuetos complicados del nacionalismo quebequés, los problemas lingüísticos y las comparaciones con la situación de Cataluña y España; aquí en varios momentos no queda muy clara la situación legal en Canadá. Desde luego no parece muy partidario de ninguno de ambos nacionalismos aunque sus opiniones no resultan especialmente extremas ni desagradables. También hay algunos momentos en que el libro se convierte casi en una guía turística con algún fragmento en el límite de la cursilería propio de algunas guías.
No obstante, sin tratarse de un gran libro sí resulta una lectura entretenida e interesante y ayuda a conocer más uno de los principales países del mundo por su riqueza y su potencial. Pero  que suele quedar opacado por la enorme presencia de su vecino del sur.
Hay una entrevista de Daniel Gascón con el autor en letraslibres.com.


Juan Claudio de Ramón, Canadiana. Viaje al país de las segundas oportunidades.



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