Ofrezco a continuación un inicio, que sirva como muestra, de la multitud de citas que a lo largo de los años he ido recopilando de mis diferentes lecturas. Son de autores de muy diversa adscripción pero que tienen en común su rechazo del nacionalismo y del patriotismo. Otro día ya tendré ocasión de explicar mi postura.
Hay algún lugar en el mundo alejado de la “búsqueda de la identidad nacional” y de los ”sentimientos nacionales”? Simplemente, amo a mis amigos y a mis dos ciudades: Sarajevo y París. Ésta es mi identidad nacional.
Jasna Samic, Escarcha de primaveras
La patria, dirá mucho después (1), sólo puede ser un ideal para aquellos que no la tienen, como los fedayín palestinos.
—¿Y el día que la tengan?- le pregunto.
Él guarda silencio durante unos momentos.
—Entonces habrán conquistado el derecho de arrojarla a la taza del retrete y tirar, como yo, de la cadena.
(1) Jean Genet
Juan Goitysolo, En los reinos de taifas
“ No tengo un país natural y no me duele...El concepto de patria, falsificado por el nacionalismo, me resulta ajeno...Mi país es el espíritu”.
Odon von Horváth
Jasna Samic, Escarcha de primaveras
De todos modos me he mantenido indiferente ante “esta obligación sagrada de todos nosotros”:¡el patriotismo! Mi objetivo es seguir siendo extranjera, pasar por las ciudades y respirarlas de lejos. Más que una extranjera, me gustaría ser una sombra.
Jasna Samic, Escarcha de primaveras
La incapacidad de la sociedad de crear otro imaginario, otro horizonte que el de la riqueza y el éxito hace que retornen con fuerza las ideologías reactivas, con los nacionalismos y las religiones a la cabeza.
Josep Ramoneda, Después de la pasión política
En este marco de reducción del hombre a agente económico, los nacionalismos y las religiones buscan una nueva oportunidad. Siempre que se producen vacíos en la construcción del sentido aparecen los profesionales del nosotros dispuestos a ocuparlos. Lo orgánico se ofrece para contrarrestar el carácter disolutivo —desamparador— de lo inorgánico, el sentimiento se propone como alternativo o complemento al interés.
Josep Ramoneda, Después de la pasión política
Pero ¿a quién le hace falta que haya Francia? A Francia, indudablemente : no a la gente que rebulla por la orilla izquierda del Rin o por la cara Norte de los Pirineos; en todo caso, al Individuo ante su televisor o a la Masa en su estadio, que, al batir la marca el atleta revestido de la tricolor (importado acaso de Zanzíbar), gritan emocionados “¡Hemos batido la marca!¡Hemos triunfado!” Pero esos no son gente, sino Francia.
Agustín García Calvo, Análisis de la Sociedad del Bienestar
Pero todo imbécil execrable, que no tiene en el mundo nada de que pueda enorgullecerse, se refugia en este último recurso, de vanagloriarse de la nación a que pertenece por casualidad; en eso se ceba y, en su gratitud, está dispuesto a defender con manos y pie todos los defectos y todas las tonterías de esta nación.
Arthur Schopenhauer, Arte del buen vivir.
Honradamente nunca se podrá decir gran bien de un carácter nacional, ya que “nacional” quiere decir que pertenece a la multitud. Es más bien la mezquindad de espíritu, la sinrazón y la perversidad de la especie humana, las únicas que resaltan en cada país, bajo una forma distinta, y a esta se llama carácter nacional.
Arthur Schopenhauer, Arte del buen vivir.
No tengo patria y, como es natural, no sufro por ello, sino que me alegro de mi condición de apátrida, pues me libera de sentimentalismos innecesarios.
Odon von Horváth, Juventud sin Dios
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