Edad, dolor
Dicen que
a partir de cierta edad, cuando una despierta y no siente dolor alguno es que está
muerta.
Franz-Olivier
Giesbert, La cocinera de Himmler
La guerra
abre abismos en las almas y en los pueblos.
Didó
Sotiríu, Tierras de sangre
(…) abogué con fervor por el derecho de toda
persona a poner fin a su vida cuando lo desee, sin tener en consideración a los
demás.
(El autor
se refiere a algo que dijo en 1883)
Arthur
Schnitzler, Juventud en Viena (una
autobiografía)
Laico es
el Estado que, desde el respeto de las normas jurídicas, nos permite llevar
nuestra existencia como mejor nos parezca, como nos dé la gana, a la luz de
nuestras propias elecciones en conciencia.
Alain
Finkielkraut, La identidad desdichada
El gran problema
de hoy no es la docilidad de la recepción, es la brutalidad de la desestimación
que cada vez más alumnos contraponen a los contenidos de la enseñanza. No es la
apatía, es la agresividad. No es la falta de espíritu crítico, es la crítica
ignorante de la cultura escolar.
Alain
Finkielkraut, La identidad desdichada,
p.108
Libro
El libro
ofrece un mundo; la pantalla fludifica el mundo; leer un libro es seguir un
camino; la lectura en la pantalla es un deporte de deslizamiento. El libro
despliega un tiempo en el que le está prohibido al presente penetrar; la
pantalla multifunción levanta la prohibición y el presente se hace con el poder
bajo el nombre tan triunfal como engañoso de “tiempo real”.
Alain
Finkielkraut, La identidad desdichada
Edad, vejez
Ser
viejo, dicho de otro modo, ya no es tener experiencia, es, ahora que la humanidad
ha cambiado de elemento, carecer de ella. Ya no es ser el depositario de un
saber, de una sabiduría, de una historia o de un oficio, es estar tullido. Los
adultos eran los representantes del mundo ante los recién llegados, son ahora
esos extranjeros, esos torpes, esos palurdos a quienes los digital natives miran por encima del hombro de su cibersuperioridad
incuestionable.
Alain
Finkielkraut, La identidad desdichada
Revolución, Dinero
El vicio
del dinero es el cáncer de los revolucionarios, todos se enganchan a él y todos
mueren de él.
Boualem
Sansal, Rue Darwin
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