Pascual Serrano es el mejor analista que conozco de
los medios de comunicación. He leído casi todos sus libros y Desinformación me abrió mucho los ojos a
la hora de enfrentarme a la información. Es capaz de leer detrás de la noticia,
de sacarle punta a casi todo, de descubrir engaños y manipulaciones varias lo
que supone una gran ayuda en este mundo tan plagado de (des)informaciones.
En este libro, sin embargo, y aunque no cambie de
tema sí que lo hace de enfoque. Ha estudiado diferentes aspectos de medios
“alternativos”, esto es, de medios que pretenden ofrecer informaciones
rigurosas y hacerlo sin recibir presiones ni de gobiernos, ni de empresas por
la publicidad, ni de una propiedad mayoritaria. Las dos condiciones que pone para incluirlos en el
estudio es que paguen a los periodistas (es decir, que no se basen en el voluntarismo
de unos pocos) y que no sean exclusivamente medios en internet (esto se lo
salta un poco al hablar del caso español). El objetivo es demostrar que se
puede hacer otro tipo de información si se tienen imaginación y ganas.
Desde un clásico como Le Monde Diplomatique hasta el uruguayo Brecha pasando por agencia de noticias como IPS o emisoras de radio como la estadounidense Democracy Now!, Serrano va desgranando su forma de financiación y
su funcionamiento económico (por ejemplo, el abanico salarial dentro de la
empresa), sus métodos de elaboración de la información, las tiradas o
audiencias, qué tipo de noticias cubren principalmente, etc. En definitiva, se
trata de ofrecer una visión de cómo funcionan esos medios.
Dedica un capítulo al caso español y habla de eldiario.es, infolibre, La Marea, Mongolia, etc. Me hubiera gustado
mayor énfasis en este apartado porque es el que más manejo (de hecho soy socio
del primero), pero entiendo que no lo haga en parte porque hay varios cuyo funcionamiento
es casi exclusivamente en internet.
En el último capítulo, El periodismo que necesitamos, hace una buena síntesis de sus ideas
al respecto que comparto plenamente.
El libro tiene el interés de descubrir medios
absolutamente desconocidos por mí y ayuda darse cuenta de que, efectivamente,
otra información es posible; tiene también un par de inconvenientes: a veces
resulta demasiado prolijo y detallista y algunos de los medios que comenta
tienen muy poca relevancia en sus sociedades.
Pascual Serrano, La
prensa ha muerto: ¡viva la prensa! De cómo la crisis trae medios más libres.
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