Conocí la existencia de este libro por un comentario
de Benjamín Prado en la radio en el que decía de qué trataba, del
Holocausto, y lo recomendaba. Como desde
hace bastante tiempo estoy alejado de la literatura anglosajona, algo que estoy
empezando a corregir, desconocía la existencia de este autor que parece gozar
de bastante prestigio por los premios que ha obtenido y los elogiosos
comentarios a su libro. Un autor reconocido y un tema que está entre mis
lecturas habituales prometían buenos momentos.
La decepción ha sido de las mayores que recuerdo. Se
trata de un libro póstumo y no sé si el autor tuvo tiempo para las revisiones
habituales, aunque por los agradecimientos finales parece que sí lo tuvo.
Verdaderamente, se trata de un texto no solo bastante
irregular, pues junto a momentos que tienen un cierto interés y alguna
reflexión atinada por parte de los personajes, hay otros que son bastante
absurdos por las reacciones incomprensibles que tienen esos personajes, sino
que da toda la sensación de no estar del todo terminado.
Resumiendo mucho. El tema central del libro es, como
ya he dicho, el Holocausto. Un numeroso grupo de personas se reúne en Auschwitz
en 1996 para asistir a unas jornadas de meditación (no queda claro sobre qué).
Hay judíos, cristianos, ateos, alemanes,
polacos, estadounidenses, un palestino, sacerdotes, monjas, etc., sin ningún
especial nexo en común. El protagonista es un profesor estadounidense de origen
polaco que parece ser que se encuentra allí buscando información sobre un
escritor polaco, Tadeusz Borowski, que había escrito un libro sobre el
Holocausto (que por cierto yo he leído). La parte central del libro la dedica
Matthiessen a los debates que establecen los diferentes personajes sobre su
visión de lo que pasó, de las responsabilidades que hubo, del conocimiento que
se tuvo en su momento, de las causas del antisemitismo, en fin, de temas que
son los habituales en la literatura existente sobre el tema. No es una mala
idea, pero está todo muy dicho y el autor pone en boca de sus personajes
demasiados tópicos y los convierte casi en estereotipos.
Hasta aquí podría pasar, pero lo peor es que el
protagonista comienza a enamorarse de una de las dos monjas católicas, que
además resulta ser una rebelde dentro de su Iglesia; esta historia da lugar a
escenas un tanto patéticas y muy mal desarrolladas.
El capítulo final, En el paraíso, que es el que da título al libro, contiene en sus
poco más de veinte páginas las frases más cursis y anticuadas y las reacciones
más absurdas que he leído en mucho tiempo. Cuando las leía anoche no podía dar
crédito a lo que estaba leyendo, en algunos momentos me recordaban una mala
telenovela y no lograba entender los comentarios tan elogiosos que la editorial
ha puesto en la solapa y la contraportada del libro.
He buscado en internet comentarios sobre el libro y
solo he encontrado este que enlazo que también resulta bastante crítico. Me
sorprende ya que lo habitual es encontrar de los libros de autores conocidos
varias reseñas que, además, suelen ser bastante favorables.
No puedo recomendar su lectura aunque, como hay que
decir siempre, sobre gustos no hay disputa.
Peter Matthiessen, En el paraíso
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