Dice la traductora, Simona
Skrabec, en el Prólogo: “Los saltos bruscos, las interrupciones, la extrañeza
general de esta novela es parte de una ágil estrategia de concienciación: la
historia no se puede reconstruir y aún menos comprender sin que uno esté
dispuesto a descifrarla. El pasado es una colección de vestigios y testimonios
que no pocas veces se guardan ordenados de una manera obsesiva en archivos
fuertemente custodiados.” (p. 12)
Y efectivamente esta digamos
por ahora novela consiste en eso, en fragmentos de una historia que se centra
principalmente en el domino nazi y la persecución de los judíos en una zona del
norte de Italia (Gorizia y Trieste) durante la Segunda Guerra Mundial. Para
ello, la autora recrea la biografía de un personaje ficticio, Haya Tedeschi,
que se basa en uno real y que a modo de narradora nos va llevando a los
distintos acontecimientos que son el motivo principal de esta obra que se puede
considerar una novela-documento en la línea de lo que últimamente se denomina faction.
Usa Drndic documentos reales
(incluso reproduce a lo largo de más de 70 páginas la lista de los judíos
italianos deportados y asesinados) y, sobre todo, “crea” lo que parecen
documentos reales, pero también utiliza fotografías, textos de otros autores
(no siempre de forma claramente distinguible) y hasta partituras musicales. Es
decir, utiliza la realidad y una ficción
que parece tan real como la realidad misma sin que sepamos distinguir muchas
veces entre ambas.
Hay en el libro cosas muy
interesantes como pueden ser: la recreación de la visita que Hitler hizo a
Italia en 1938; varios diálogos con nazis entre los que destacaría el que tuvo
Lanzman con quien organizaba los trenes que llevaban a los judíos; la crítica
del papel que tuvo Suiza dejando pasar
por su territorio los trenes con los detenidos italianos; el espacio que dedica
al Lebensborn y a los niños robados, así como a la actitud de la Iglesia
católica en la devolución de aquellos que ya habían sido bautizados; los
testimonios que ofrece de supervivientes de los campos; las biografías de
varios responsables nazis, alguno bastante conocido, de la represión en Trieste
y en el campo de San Sabba; en fin, como se puede apreciar, se trata de una
obra que trata el tema desde diversas vertientes que, aunque ninguna es
especialmente novedosa, sí que al hacerlo de forma unitaria ofrece una visión
algo diferente de la habitual al combinar elementos de tan variada procedencia
sin olvidar, claro está, lo que pueda tener de auténtica ficción.
Un libro que merece la pena
leer. A mí reconozco que me costó entrar pues comienza con la narración de la
infancia y juventud de la protagonista que no me parecía demasiado interesante,
pero poco a poco se va metiendo en los aspectos más históricos y con ello se va
haciendo más y más interesante.
Dejo el enlace a dos
comentarios muy buenos y además complementarios entre sí que darán una mejor
idea de este peculiar libro: Laura Fernández en elmundo.es y Anna Abella en elperiodico.com.
Dasa Drndic, Trieste
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