miércoles, 25 de enero de 2017

Curiosa historia de voyeurismo




La editorial reproduce esta frase en la solapa:

”Es, a pesar o debido a su ambigüedad, la obra maestra de Talese.” Yves Harté, Sud Ouest

Desde luego creo que hay que estimar bastante poco a tan gran escritor y periodista para hacer semejante afirmación. Es más, me atrevería a decir que casi no es un libro suyo porque la mayor parte del texto se dedica a la reproducción, sin que se diga en ningún momento que corregida o editada, del diario que el protagonista, el voyeur Gerald Foos, llevó a lo largo de un extenso de tiempo y en el que iba reflejando a veces con gran detalle sus observaciones. En un momento determinado, en 1980,  se pone en contacto con Talese y le ofrece el material. Se lo irá remitiendo durante muchos años y solo hace poco se decidió la publicación.

También se reproduce en la solapa este otro comentario que sí se ajusta más a lo que ofrece este libro:

“Instructivo e intrigante. Iluminador y entretenido.” The Washington Post

Al menos esa es la impresión que yo he sacado tras su rápida lectura pues se lee con gran facilidad ya que tanto Talese como el propio Foos escriben de manera muy ágil y yendo al grano en todo momento.
Aunque creo que tiene que haber también otro tipo de observaciones, en el texto la inmensa mayoría de las que se reproducen se refieren a los comportamientos sexuales, y vemos pasar por las habitaciones del motel previamente habilitadas para poder observar lo que allí sucedía todo tipo de situaciones y comportamientos como, por ejemplo:: relaciones heterosexuales dentro y fuera del matrimonio, homosexuales con masturbaciones y/o penetraciones, relaciones interraciales (estas no desde el principio), intercambios de pareja, incestos, o, lo que me ha parecido de lo más interesante, soldados heridos en Vietnam con pérdidas por amputación de miembros.
De estas observaciones con las que rellenó una gran cantidad de cuadernos saca Foos entre otras la siguiente conclusión:

Mi voyeurismo ha contribuido enormemente a convertirme en un pesimista, y detesto este condicionamiento de mi alma. Lo que resulta tan desagradable es que la mayoría de los sujetos están en sintonía con esos individuos en sus planteamientos. (Se está refiriendo  a los que no tienen ni idea de sexo y solo saben penetrar y empujar, en sus propias palabras). Si nuestra sociedad tuviera la oportunidad de ser voyeur por un día, abordaría la vida de manera muy distinta a como lo hace ahora.” (p. 67)

Sobre el personaje del voyeur dice Talese ya al final del libro en un intento de caracterizarlo:

“Era un hombre de muchos estados de ánimo y actitudes, y a veces se presentaba como historiador social, un pionero de la investigación sexual, alguien que denunciaba la corrupción de la sociedad, un solitario, alguien con doble personalidad, y un crítico resuelto a sacar a la luz las hipocresías y apetitos ocultos de sus contemporáneos.” (p. 218)

Ha sido un libro cargado de polémica ya incluso antes de su publicación como cuenta muy bien Cristina F. Pereda en elpais.com. También es interesante la información de David Suárez en lavanguardia.com. Ambos artículos son anteriores a la publicación del libro en España.

Con polémica o sin ella, el libro se lee con cierto interés, con gran facilidad y resulta entretenido aunque un tanto reiterativo en algunos momentos. Eso sí, nos descubre a un personaje realmente de película (de hecho parece ser que Spielberg ya ha comprado los derechos). En todo caso nada que ver, por supuesto, con el que Talese escribió sobre el comportamiento sexual de los estadounidenses, La mujer de tu prójimo.



Gay Talese, El motel del voyeur. Traducción de Damià Alou

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