Hace algo más de dos años decía en una
entrada del blog en la que comentaba Hanns
y Rudolf, el primer libro de Harding que se publicaba en España: “Un libro muy
entretenido pero mucho más que eso: original en su planteamiento, instructivo
sobre la vida en aquellos difíciles momentos y extraordinariamente bien
estructurado y narrado (se nota la profesión periodística de su autor).”
No es que me guste autocitarme, pero es
que tras la lectura de La casa del lago,
tengo que decir al menos lo mismo.
Harding no solo sabe elegir muy bien los
temas sino, sobre todo, sabe tratarlos de forma magistral. En este caso nos
cuenta la historia de una casa (que, además, en algún momento tuvo que ver con
miembros de su familia) en las afueras de Berlín, desde que fue adquirida la
propiedad y construida a principios del siglo XX, hasta que en la actualidad se
está convirtiendo en una especie de museo.
Por ella pasarán varias familias, cinco
en concreto, de diferente extracción y procedencia: desde los judíos del principio,
a algún nazi a continuación para terminar, cuando tras la separación en dos de
Alemania queda perteneciendo a la RDA, en manos de quien durante un corto
periodo de tiempo colaboró con la Stasi (la temida y omnipresente policía
política de ese país). Asistimos así como trasfondo a la historia de Alemania a
lo largo de todo el siglo pasado con la peculiaridad de que la vemos a través
de lo que les va sucediendo a los miembros de estas familias y también a la
pequeña comunidad en la que está enclavada la casa.
Si por un lado vemos de qué manera
afectan a la familia las leyes antijudías o la llamada “Noche de los cuchillos
largos”; por otro, se explican las
protestas que se produjeron en la RDA en 1953 con más de 50 muertos; no podía
faltar, claro, la construcción del muro en torno a la ciudad de Berlín que,
además, pasaba a apenas 30 metros de la casa y hacía que sus habitantes no
tuviesen acceso al lago; y, obviamente, tampoco su derribo y la conversión de
Berlín en una ciudad sin divisiones.
Extraordinariamente bien narrada y con
una gran agilidad narrativa, vamos conociendo a un montón de propietarios o
inquilinos, sus problemas y su forma de solucionarlos, sus amores y sus
decepciones.
Libro difícil de catalogar pues tiene
elementos de reportaje periodístico, de investigación histórica, de documental
y, desde luego, todo ello recreado literariamente. El autor ha utilizado todo
tipo de fuentes y lo que quizá resulte más sorprendente de su obra es lo bien
que las integra todas (incluyendo las fotografías con las que de vez en cuando
acompaña el texto).
Un libro muy recomendable porque tiene
un poco de todo y, sobre todo, porque es muy original.
Thomas Harding, La casa del lago. Berlín. Una casa. Cinco familias. Cien años de
historia. Traducción Alejandro Pradera.
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