Aunque seguramente tenga razón IgnacioSánchez-Cuenca, quien por otra parte ha escrito mucho y bien sobre el tema de
la izquierda, en su reseña de libro hecha en infolibre.es cuando entre otras
cosas afirma:
“Las consideraciones del autor se quedan todo el
tiempo en la espuma de la izquierda, no penetran en la sustancia. Con estilo
desenfadado, Gracia nos ofrece un catálogo de lo que le gusta y disgusta de la
izquierda (muy propio de los tiempos del Facebook) que a unos divertirá y a
otros irritará, pero me temo que no contribuirá demasiado a los grandes debates
planteados en el seno de la izquierda.”
Decía que aunque tenga razón en lo fundamental, a mí
me parece útil leer este tipo de consideraciones que unas veces comparto y con otras estoy en
completo desacuerdo.
En función de lo dicho en este comentario lo que
haré será dejar constancia de algunos acuerdos y desacuerdos.
Entre los primeros destaco:
- La crítica
que hace a lo que llama a lo largo del librito “nueva izquierda”, y que no es
otra cosa que Podemos aunque este nombre solo aparezca un par de veces. Dice
que: desiste de lo real, se autoengaña, tiene rigidez moral y puritanismo así
como un cierto complejo de superioridad. El primer Podemos tenía estas taras
que ha estado corrigiendo hasta llegar al momento actual que seguro que habrá
sorprendido al propio Gracia con el papel que está jugando.
- Una cierta visión de la Transición que sin matizar
demasiado ha tenido tendencia a no considerar entre otras cosas las que destaca
Gracia en el siguiente fragmento:
“Han olvidado la sórdida cultura política que
fuimos, han olvidado el tutelaje de un ejército pronto a tomarse la revancha
por la prematura muerte de Franco, han olvidado que la mayoría de la población
fue pasivamente franquista, han olvidado que la movilización política, laboral
y social nunca fue mayoritaria, han olvidado que la universidad y sus
agitaciones revolucionarias no representabas a las clases medias.” (p. 39)
-
También creo que acierta en las dos
consideraciones siguientes:
“A veces parece que la izquierda occidental no ha
entendido que es una izquierda burguesa que aspira antes que nada a preservar
su estatus.” (p. 31)
“(…) la urgencia de lo real le exige a la izquierda
prudencia y pragmatismo para reparar las averías de un sistema que ni puede ni
sabe cómo reemplazar.” (p. 27)
Hasta aquí las principales ideas que puedo compartir
con el autor.
Los desacuerdos serían entre otros:
-
La acusación a la nueva izquierda de
proindependentista cuando afirma que:
“(…) ha creído de forma
oportunista y táctica que sus banderas no podían faltar entre las banderas
callejeras del independentismo. Ha sido el síntoma más flagrante en Cataluña de
su debilidad argumental y de la pobreza de su idea de solidaridad y cohesión
social…” (p.18-19).
Creo que aquí le pierde
su rechazo frontal de la idea independentista y el considerar apoyo lo que no
sea ese rechazo frontal y militante.
-
El considerar un fracaso lo que él tiene
por bajos índices de participación en las consultas de la tantas veces citada
nueva izquierda sin tener en cuenta dos aspectos clave: por un lado, que el número
de inscritos no refleja ni siquiera el de simpatizantes ya que se puede
inscribir quien quiera y, por otro lado, no valorar lo que significa que la
gente pueda participar en las decisiones que toman los políticos sin limitarse
a votar cada cuatro años.
-
Por último, como suele suceder en este
tipo de texto (en más de una ocasión ya he dicho lo que viene a continuación
comentando otros libros) no hay sugerencias ni propuestas para ese “seguir
siendo de izquierdas en el siglo XXI”, más allá de proponer una izquierda
irónica, pesimista y recelosa.
Como se ve, como decía al principio, aunque solo sea
para compartir algunos puntos y debatir otros ya merece la pena dedicar un rato
a este librito que, además, apenas llega a las 80 páginas.
Jordi Gracia, Contra
la izquierda. Para seguir siendo de izquierdas en el siglo XXI.
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