El autor es un rapero y comentarista social escocés
que ha nacido y vivido parte de su vida en la pobreza y la desestructuración
familiar y por eso gran parte de lo que escribe en el libro lo hace en
primera persona.
El libro está dividido en 32 capítulos con títulos
tan sugerentes como: 1984, Historia de
dos ciudades, Grandes esperanza o El
ruido y la furia. En ellos va describiendo varios momentos de su vida que
aprovecha para hacer diferentes reflexiones sobre la situación de los pobres,
el origen de la pobreza, sus consecuencias, sus responsables, etc. Cada
capítulo es, de alguna manera, casi
independiente del resto lo que hace pensar en que algunos hayan sido pensados
para publicar en algún otro medio.
Es muy interesante la perspectiva pues como dice
Pedro Batalla en su magnífica reseña para elcuaderno digital.com:
“No hay romanticismo pauperista en Safari en la pobreza, sino una pobreza fea, anodina;
pero tampoco hay lo contrario: el regodeo en la sordidez propio de cierto
naturalismo. McGarvey nos enseña, en suma, la realidad; y lo hace intercalando
con maestría una tercera y una primera personas que se deslíen y se confunden.”
Y tampoco se libra nadie ni nada de sus críticas
porque no achaca la pobreza solo al sistema sino que denuncia a lo que él
denomina “la industria de la pobreza” en la que incluye a las onegés y también
a la izquierda que no ha sabido analizar el fenómeno, sobre todo la “izquierda
cultural”.
Dos fragmentos que ejemplifican muy bien ambas
críticas:
“Tal vez debido a mis orígenes radicales en las
comunidades de extrema izquierda y a mi ingenuidad juvenil, siempre habría
creído que el objetivo era erradicar la pobreza. Sin embargo, al ver de cerca
la industria de la pobreza, comprendí que se encontraba en un estado de
crecimiento permanente y que sus enormes instituciones no podían desempeñar
ningún papel sin individuos, familias y comunidades en crisis” (p. 147)
“En su forma actual, la teoría de la
interseccionalidad, en vez de irritar a los privilegiados, atomiza la sociedad
hasta convertirla en facciones políticas enfrentadas y debilita lo que
realmente atemoriza a los poderosos: una clase trabajadora organizada, educada
y unida. (…) Si bien la vida y el discurso públicos parecen ser más inclusivos
y diversos que nunca (…), quienes ascienden en la escala tienden a ser mujeres
de clase media, miembros de la comunidad LGTB de clase media y gente de color
de clase media.” (p. 211)
Esta idea de la interseccionalidad es lo que en
España ha descrito muy bien Daniel Bernabé en su libro La trampa de la diversidad y que se ha convertido en uno de los
temas más debatidos, al menos dentro de cierta izquierda.
Otro aspecto muy relevante del libro, al que dedica
muchas páginas sobre todo en los últimos capítulos, es la denuncia de la falta
de autocrítica por parte de la izquierda y, sobre todo, la ausencia de la
perspectiva individual en el sentido de la responsabilidad que también tienen
muchas veces las personas en su propia situación y en la lucha por salir de
ella.
Los siguientes fragmentos son una buena muestra de
estas ideas:
“No conseguí estar sobrio, al menos un tiempo
razonable, hasta que no admití que muchas dificultades de mi vida adulta era
obra mía. Desde luego, ese es otro tabú de la izquierda.” (p. 229)
“(…) Hemos permitido que los movimientos de derechas
monopolizaran el concepto de voluntad individual y la noción de asunción de
responsabilidades (…) ¿Cuándo fue la última vez que oyeron ustedes a una
personalidad destacada de la izquierda hablar de la capacidad inherente en cada
uno de nosotros para superar la adversidad y transformar las condiciones de
nuestras vidas?” (p.153)
“No hay virtud en disparar contra las malas ideas de
los demás si de vez en cuando no volvemos las ramas contra las nuestras, como
individuos y como movimientos. Hagamos examen de nuestras creencias, motivos y
acciones.” (p. 236)
Como se ve, incluye también su propia autocrítica.
Esta parte del texto es quizá una de las más novedosas por venir de un hombre
que se define de izquierdas y que dice que pasó su infancia y juventud en
comunidades de extrema izquierda. Digo que es novedosa porque no es fácil
encontrar textos dentro de la izquierda en los que se hable de la necesidad de
producir cambios individuales para que los cambios sociales sean efectivos.
Hubo una época en la que esto no era así, la época de un cierto anarquismo,
pero esto queda ya muy lejos y no solo en el tiempo.
El libro recuerda mucho al cine de Ken Loach y el
libro Chavs de Owen Jones aunque este
último sea más en plan académico. En este sentido hay que reconocer que los
británicos son capaces de mostrar su realidad social como nadie en Europa, una
realidad que manifiesta grandes diferencias de clase y no solo en el aspecto económico. Diferencias que
según plantea McGarvey no serán fáciles de cambiar por la actitud que adoptan
los que tendrían que participar en esos cambios pues como afirma en los dos
fragmentos siguientes:
“(…) Comunidades llamadas “desfavorecidas”; (…) en
las que arraiga profundamente la creencia de que no tiene sentido participar en
el proceso democrático, porque las personas que ocupan el poder no velan por
las preocupaciones de los “marginados””. (p.19)
“La gente se cría en hogares donde nadie cree
posible cambiar nada e internaliza esas creencias al crecer. La apatía de los
pobres en términos políticos es tan obvia que hasta se tiene en cuenta en los
cálculos electorales: los líderes ofrecen medidas políticas a quienes tiene más
probabilidades de votarlos. Eso, a su vez, crea un ciclo en el que no se
atienden los intereses de quienes no participan, lo que conduce a una mayor
apatía” (p- 185)
Como se puede apreciar por las citas reproducidas,
estamos ante un libro que merece mucho la pena leer y que ofrece multitud de
aspectos interesantes y relevantes que, obviamente, no se pueden tratar todos
en una reseña como esta. En la ya citada de Batalla se puede encontrar el
análisis de más con la reproducción también de varios fragmentos.
Para terminar, otra cita que me parece que refleja
muy bien cuál es la situación en determinados ambientes y, al mismo tiempo, las
dificultades que deben de existir para salir de ella:
“La verdad, queramos aceptarla o no, es que los
niños abandonados y sometidos a abuso, los jóvenes indisciplinados, los
borrachos, los yonkis y los padres atroces, irresponsables y violentos a menudo
son las mismas personas en distintos momentos de sus vidas” (p.136)
Otro texto importante publicado por la editorial
Capitán Swing, una editorial que está haciendo una labor fundamental y
tremendamente útil para darnos a conocer textos con perspectivas muy
interesantes sobre diferentes problemas.
Darren McGarvey, Safari en la pobreza. Entender la ira de los
marginados en Gran Bretaña. Traducción Martin Schifino
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