Tengo a Caparrós, junto con su compatriota Leila
Guerriero, como uno de los grandes del periodismo actual en lengua castellana.
También es un buen novelista, aunque en esa faceta le conozco y me interesa
algo menos. En este librito se recogen un conjunto de artículos bastante cortos
–la mayoría tienen poco más de dos páginas-, que ha venido publicando en los
últimos cinco años en El País semanal
y en otros medios.
El conjunto de artículos aparece agrupado en cinco
grandes apartados: Aspectos de la vida cotidiana, Animales y alimentación, Máquinas
y tecnología, Palabras y Sexualidad y religión.
Obviamente, el interés depende mucho del propio interés del lector sobre los diferentes
temas, pero, en general, Caparrós es capaz de decir casi siempre algo
interesante, o algo curioso, o hacer una reflexión cargada de sentido y mala
leche; en definitiva, que se puede sacar algo de la mayoría de los textos.
Algunos ejemplos.
“Digo, creo: que los inventos solían buscar cómo
satisfacer nuestras demandas; ahora piensan cuál pueden imponernos. Ya no se
inventa un objeto o un método; se inventa una necesidad.” (p. 15)
“Ahora, gracias a eso (se refiere a la prohibición de fumar), los que se envenenan son
otros: ahora fuman los chinos y los pobres.” (p.23)
“Los obesos, en general, son los más pobres de las
sociedades ricas; los hambrientos lo son de las más pobres.” (p. 51)
Refiriéndose a lo que llama volunturismo, esto es, del turismo que incluye un voluntariado
humanitario:
“Como ya no hay grandes relatos, como no hay dónde
buscar revoluciones o vidas realmente diferentes, los inquietos disfrutan de
unos días con los pobres.” (p. 80)
Y hablando de los emojis:
“Sus defensores les atribuyen la vieja ventaja de
los pictogramas: que simplifican, que los entienden todos, que nos acercan a un
lenguaje universal. Quizá sea cierto que nos permiten incomprendernos un
poquito mejor: decir cine y pizza y deporte urbi
et orbe -y callar los demás.” (p. 90)
Como se puede apreciar no abandona Caparrós el
sentido crítico tan característico de todos sus escritos.
Evidentemente, el Caparrós que me ha hecho
integrarlo en la serie del blog que dedico a mis autores favoritos no es este,
sino el que hace grandes crónicas y grandes reportajes, además de alguna de las
novelas que he leído, pero, como ya he dicho, siempre se puede sacar algún
provecho incluyendo, cómo no, el placer de leer a alguien que escribe tan bien
en nuestra lengua.
Martín Caparrós, Ahorita.
Apuntes sobre el fin de la Era del Fuego
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