viernes, 30 de octubre de 2020

Un buen tema desaprovechado


Desde siempre ha habido en Argentina cierta fascinación e interés por la presencia de los nazis que, una vez terminada la guerra, se refugiaron en ese país. No es extraño, lo verdaderamente raro es lo que pasa en España donde, lógicamente, se refugiaron también muchos dada la proximidad geográfica y en ese momento ideológica, y sin embargo es muy poco lo que se ha escrito sobre el particular.

Desde la ficción recuerdo el magnífico libro Wakolda  de Lucía Puenzo con el personaje de Joseph Mengele como protagonista. Magnus ha elegido a otro protagonista del régimen nazi, Adolf Eichmann, que además es uno de los pocos que fue descubierto, y en su caso secuestrado por el Mossad, llevado a Israel, juzgado y condenado a la pena de muerte. Existe mucha y muy conocida bibliografía sobre el personaje que también se hizo famoso gracias al libro que al juicio dedicó Hannah Arendt.

Magnus cuenta algunos momentos de los años que Eichmann pasó en Argentina. Al final del libro muestra las fuentes en las que se ha basado que son bastante numerosas. Se trata por tanto de un libro de ficción, pero en el que se pretende que lo contado recoja al menos una parte de lo que realmente sucedió.

Para ello se ha dividido el libro en siete capítulos: los cinco primeros recogen desde la llegada a Argentina hasta su detención y traslado a Jerusalén; en el sexto el teórico escritor de la novela recorre algunos de los lugares en los que vivió Eichmann y tiene un interesante diálogo con una señora mayor que habita en una de esas casas; en el último, de apenas dos páginas, se ofrece la información de lo que paso después con muchos de los personajes que aparecen en el libro, fundamentalmente su familia y algunos señalados nazis como, por ejemplo, Mengele.

Del diálogo que acabo de mencionar reproduzco un fragmento en el que se describe lo que piensa el novelista sobre cómo es su protagonista:

 

“- ¿Y cómo lo describe entonces. (Pregunta la señora mayor refiriéndose a Eichmann.)

 -No sé. Como un mediocre que llegó lejos. Un tarado bastante vivo. Un acomplejado con sed de venganza. Un antisemita de manual, aunque sin instrucciones de uso. Un sorete que aprendió a disimular su olor. Un fanático vencido por el egoísmo. Un cínico sentimental. Un valiente de la cobardía. Un pobre tipo rico en malevolencia. Un asesino tímido. Un desafortunado al que la suerte acompañó demasiado tiempo”. (p.252)

 

He reproducido el fragmento porque en él está la clave de lo que me ha pasado a mí con la lectura de este libro.

Por un lado, me ha interesado mucho el primer capítulo con ese Ricardo Klement -nombre que adoptó Eichmann al llegar a Argentina- recién llegado que tiene que tratar a sus hijos como si fueran sus sobrinos y también el capítulo, que bien podría haber sido el que cerrase el libro, en el que es secuestrado y mantenido en el país hasta que pudieron llevárselo a Israel. Sin embargo, en todo el núcleo central del libro me parece que Magnus va dando palos de ciego y no he terminado de entender muy bien qué es lo que me ha querido transmitir. Si su intención era mostrar esas características del personaje tal y como se las resume a la señora en la conversación reproducida, tengo que decir que desde luego yo no las he sabido ver. Puede ser un problema mío, algo que me ha pasado ya más de una vez con otros libros, pero me resulta extraño que se vea en la obligación de hacer esa especie de resumen final.

Por todo ello, el libro no me ha gustado; es más me ha defraudado porque el tema y el personaje dan para mucho y tengo la sensación de que Magnus lo ha desperdiciado.

No obstante dejo constancia de dos reseñas bastante favorables a la obra: la de Adrián Sanmartín en elimparcial.es y la deI.Letrado en distritojazz.com.

 

Ariel Magnus, El afortunado.

 


 

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