Lo primero que tengo que hacer es agradecer una vez más a la
editorial Capitán Swing por poner a
nuestra disposición libros tan originales, curiosos e interesantes como este.
Son ya bastantes los textos de esta editorial que están comentados en el blog,
porque son también bastantes los que esta editorial ha publicado con las
características mencionadas.
En este caso, el título deja muy claro el contenido: se
trata de conocer lugares en los que, por unas u otras razones, ha desaparecido
total o parcialmente la presencia humana.
Para ello, la escritora y periodista de investigación
escocesa Cal Flyn se ha desplazado a un conjunto de lugares en los que se ha
producido esa circunstancia. Lugares de Chipre, Estonia, Escocia, Ucrania,
Estados Unidos (cuatro en este caso), Francia o Tanzania.
Una vez en ellos, Flyn nos describe lo que ve y nos cuenta
cómo ha evolucionado ese territorio, qué aspectos positivos, la mayoría, y
negativos ha tenido esa ausencia de la acción humana.
Estamos por tanto ante un libro que va mucho más allá de un
libro de viajes ya que se convierte por momentos en reportaje y, sobre todo,
en ensayo para lo que utiliza, además de
sus propios conocimientos, el apoyo de muchas fuentes y trabajos científicos.
Por si esto no fuera suficiente, Flyn realiza también un notable trabajo
literario que hace que la lectura resulte también muy gratificante por la
forma.
En la mayor parte de los casos la visión de la autora se centra más, como advertía antes, en los aspectos positivos, tanto que, como ella misma es consciente, nos deja el siguiente aviso muy cerca del final:
“Este libro se ha centrado en líneas generales en lo
positivo: en la hierba que crece en las grietas de la acera: Pero sería
negligente por mi parte no mirar de frente lo que es un secreto a voces: los
cambios irreversibles y catastróficos a nivel global como resultado de la
acción humana”. (p. 267-268)
Esto lo hace después de referirse al cambio climático, con
varios ejemplos, y a la participación
humana en él.
De un libro como este se pueden sacar multitud de cosas que
resultan enormemente curiosas e interesantes. Solo dejaré constancia de algunas
que me han llamado especialmente la atención: la existencia de “demarcaciones
territoriales invisibles” (esto es, zonas no pobladas) entre las diferentes
tribus de los indios americanos, pero también en el Amazonas, en Papúa e
incluso la “zona colchón” en la isla de Chipre, lugares en los que se
desarrollaba la vegetación y aumentaba la presencia de animales; el gran
incremento de los bosques en Estados Unidos, China o España como consecuencia
del abandono de la agricultura en algunas zonas; la existencia de
“hiperacumuladores de metales” que plantea “otra fascinante posibilidad: las
propias plantas podrían considerarse una especie de mineral orgánico; se las
podría secar, quemar y extraer de sus cenizas los metales para su
reutilización. De esta forma, un granjero podría cultivar y recoger una
“cosecha de níquel”…” (p. 187); finalmente, el interesante debate sobre los
“ecosistemas emergentes” debidos a la introducción de plantas exóticas.
En fin, un libro tremendamente original en su contenido y en
su planteamiento, que descubre al lector -al menos a mí-, un conjunto de lugares de los que en su
inmensa mayoría no tendría seguramente noticia, y que está magníficamente
escrito. Un libro además que deja con las ganas de conocer más a fondo algunos
de los temas que aborda.
Se acompaña con una serie de fotos muy ilustrativas.
Existe una buena reseña de Koldo en
unlibroaldia.blogspot.com.
Cal Flyn, Islas del
abandono. La vida en los paisajes posthumanos. Traducción María Barahona.
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