Como decía en la entrada comentando el último libro leído de la autora, una vez que la conocí, gracias a la traductora y escritora Marta Rebón, busqué todo lo que se había traducido y disfruté mucho con su lectura. Recientemente la editorial Automática ha anunciado la publicación inminente de otro texto de Ulítskaya que espero con ganas. Mientras tanto, encontré en la librería el que hoy comento que es, precisamente, el primero que se tradujo, en 2003, y que ahora se reedita aprovechando la concesión a la autora del premio Formentor.
Pues bien tanta ilusión como puse al encontrarlo ha sido
decepción al leerlo. De hecho, si no lo he abandonado ha sido por dos razones:
un cierto respeto por la autora y, por qué no decirlo, porque no llega a las
200 páginas y pensaba que merecía una oportunidad. No obstante, me he dado
cuenta de que había momentos en que estaba leyendo sin prestar apenas atención
a lo que leía y tenía que volver a leer algunos fragmentos.
En definitiva, no he entrado en la historia. Una historia
que, por otra parte, toca temas tan interesantes como la situación y la vida de
los emigrados rusos en Estados Unidos o algunos apuntes sobre la evolución de
la situación política en la Rusia de Gorbachov.
¿Cuál creo que es el problema? Hay demasiados personajes, la
mayoría entran y salen sin que se sepa muy bien por qué, los capítulos en los
que pretende explicar la historia de algunos entran de golpe y porrazo y hasta
el protagonista, Alik, agonizante en la cama no despierta mi interés.
Desde luego, no puedo compartir los comentarios que se
reproducen de algunas de las críticas que recibió el libro y que la editorial
reproduce en la solapa excepto uno, el que dice que se trata de una novela
extravagante y que tiene un ritmo rápido (frenético a veces diría yo).
En fin, espero que en la próxima vuelva a disfrutar como
hice con las anteriores.
Liudmila Ulítskaya, Los alegres funerales de Alik.
Traducción Víctor Gallego Ballesteros.
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