lunes, 10 de julio de 2023

Una pandilla en los noventa


Hace muy poco tiempo, apenas cuatro meses, que leí Vengo de ese miedo, el último libro de Oeste, un libro duro y potente en el que cuenta con enorme sinceridad cosas que le han marcado en su infancia y juventud.

Por eso me esperaba un libro también duro y este de alguna manera lo es. Cuenta la pequeña historia de una pandilla de jóvenes en la Málaga de 1992. Bruno, el protagonista y narrador, además de las vicisitudes de esos días se remonta de vez en cuando a algunos sucesos de su familia sin llegar a hacerlos muy explícitos aunque, quien haya leído el libro que mencionaba al principio sabe perfectamente a qué se está refiriendo. La pandilla se dedica la mayor parte del tiempo a beber y dejar pasar el tiempo, mientras que Bruno mantendrá relaciones con las “novias” de dos de sus compañeros. Hay que destacar la presencia de un personaje, “el Pérez”, que aparece pocas apariciones pero siempre resulta relevante. Se trata de un indigente al que acude Bruno de vez en cuando en busca de consejo.

Hay mucha presencia de calor, humedad, sudor, malos olores, alcohol y, lógicamente, playa. También de porros y, en el caso de la madre de Bruno, cocaína.

Oeste encabeza la novela con un fragmento sacado de Menos que cero de Easton Ellis y es que, al menos en lo que recuerdo de esa novela, tiene más de un punto en común con ella. También la lectura me ha traído el recuerdo de más de uno de los libros de un autor bastante olvidado como es Juan García Hortelano, tanto por los temas, aunque en Hortelano eran protagonistas de más edad, como en la forma de narrar, esa que en su momento se calificó como behaviorismo.

Además del interés que pueda despertar la historia de los diferentes personajes, la novela resulta interesante también por el estilo de la narración a base de frases bastante cortas que a veces se convierten en frases de una sola palabra. Esto da mucha agilidad al relato en el que también hay que destacar lo bien que están incluidos los momentos en los que Bruno se centra en los recuerdos de su infancia.

Como resume muy bien Pilar Castro en su reseña en elespanol.com:

“El lector debe ser paciente: lo que lee le interesa, el estilo le atrapa, lo que cuenta le perturba. Ha de buscarle sentido, porque ahí está, no en lo que se aprecia a simple vista (jóvenes sin horizonte, verano, aburrimiento, colegas…), sino entre los recuerdos que respaldan su voluntad de convertir en escrito lo vivido”.

Un libro recomendable que apunta temas y formas que luego desarrollará ampliamente en su última novela, esta sí que absolutamente recomendable.

Miguel Ángel Oeste, Arena.

 

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