Por mi edad,
74, no soy obviamente un nativo digital. A lo más que he llegado es a saber
utilizar lo básico de un ordenador, a gestionar este blog y a moverme en alguna
red social. Claro que cuento con la colaboración de mi compañera que, aunque
tampoco es nativa digital, sí que ha sabido adaptarse a la nueva realidad.
Digo esto
porque cualquier libro sobre el tema me interesa, pero también me produce mucho
respeto porque no sé si lograré entenderlo. Por ejemplo, he leído dos libros de
otra periodista, Marta Peirano, y me han resultado bastante complicados en
muchas de sus páginas.
Sin embargo, el
que ahora comento, a pesar de que toca temas a veces complejos, creo que he
sido capaz de entenderlo en lo fundamental. Solo ha habido algunos aspectos de
la Inteligencia Artificial en los que me he perdido un poco y, desde luego, el
capítulo dedicado a las criptomonedas me ha resultado imposible de superar.
El libro está
dividido en 12 capítulos cuyo enunciado es muy claro con respecto a su
contenido. Así, todos se inician con la frase “Qué temer de”, que se continúa con: los gigantes digitales,
las redes sociales, la tecnovigilancia, la IA, la robotización, la criptomanía,
la soledad, el apocalipsis digital, el transhumanismo, la tecnofobia, y otros
“Qué temer por”: la cultura, el periodismo.
Es, como se
puede apreciar, un trabajo muy completo sobre la mayoría de los cambios
tecnológicos que se están produciendo en la actualidad, cambios que llevan a
muchos autores a decir que es la revolución más importante que se ha producido
en la historia, lo que seguramente sea cierto. Desde luego yo no conozco ningún
otro momento en la historia, ,y me he ganado la vida dando clase de esa
materia-, donde la aceleración de los cambios sea ni mínimamente parecida
porque, además, como se ve claramente en el libro, unos cambios llevan a otros
y así de forma prácticamente indefinida.
El libro se
basa, tal y como advierte el autor, en una serie de artículos que publicó en la
revista Retina y en El País, pero adaptados y agrupados para
esta publicación. Tienen la ventaja de que, a pesar de lo que he dicho más
arriba sobre dos temas en particular, al estar escritos por un buen periodista
los temas resultan bastante comprensibles para un lector con pocos
conocimientos previos y, desde luego, tremendamente interesantes.
Obviamente, y
por lo dicho hasta ahora, todo el libro me ha aportado informaciones relevantes
sobre temas que apenas conocía. Si tuviera que destacar algún tema que me haya
impactado más lo haría con las cifras y
los casos que comenta sobre el arte digital, con el capítulo dedicado a la
soledad que antes de leerlo me parecía un tanto raro y luego me ha resultado
muy interesante y, finalmente, con el vértigo que produce la lectura del
capítulo dedicado al transhumanismo.
Hay muchas
reflexiones importantes en el texto. Reproduciré solo un fragmento:
“Lo inteligente
es dudar de las propias convicciones. “Cuando las circunstancias cambian, yo
cambio de opinión. ¿Usted qué hace?”, preguntaba Keynes. Pero el mundo digital
nos vuelve inflexibles, tozudos, sectarios, porque los algoritmos detectan
nuestros prejuicios y los alimentan todo el tiempo. ¿Es posible resistirse? (p.
49)
Ni que decir
tiene que me veo reflejado como en un buen espejo.
Un libro muy
recomendable, al menos para quienes no tengan un gran conocimiento de los temas
que trata.
Hay que
agradecer a la editorial Arpa la labor que está haciendo publicando libros de
periodistas que ofrecen interesantes visiones sobre distintos aspectos de la
realidad como Pedro Vallín, Jorge Dioni López
y el autor de este libro, entre otros.
Ricardo de
Querol, La gran fragmentación.
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