domingo, 16 de julio de 2023

Novelón


Esta es la quinta novela que leo de esta gran escritora rusa que me descubrió Marta Rebón, la también gran traductora de esa lengua. Salvo el último que leí que me decepcionó, el resto son textos realmente magníficos tanto por sus temas como por la forma en que Ulítskaya los trata. Todos están comentados en entradas anteriores del blog.

Desde que la editorial Automática me avisó en el correo de la próxima publicación de este libro he estado expectante hasta que al fin, después de más tiempo del previsto, lo han publicado. Hay que decir que ha cumplido todas mis expectativas.

El libro se cierra con el siguiente fragmento correspondiente al capítulo de Agradecimientos:

 

“Y, en fin, toda mi gratitud hacia aquellas personas reales que ya se han ido y que han estado detrás de mis personajes literarios, los irreductibles y los que sucumbieron a los despiadados embates del tiempo, los que aguantaron y los que flaquearon, los testigos, los héroes, las víctimas, todos siempre en mi memoria”. (p. 746)

 

Magnífico resumen del contenido de esta grandísima novela que está en la línea de la gran literatura rusa de todos los tiempos. Grande también en el tamaño ya que se trata de un texto de 744 páginas.

Partiendo de tres personajes masculinos, Iliá, Sania y Misha, la autora nos presenta a través de su evolución y los avatares de sus vidas todo un panorama de la Rusia soviética desde la muerte de Stalin hasta los años noventa, centrándose sobre todo en los sesenta y setenta. Ese panorama describe principalmente a personas del mundo de la disidencia y, por ello, adquiere especial relevancia la crítica del régimen tanto en sus aspectos más básicos de la vida cotidiana, por ejemplo esa carencia de productos en los grandes almacenes GUM, como sobre todo la represión de todo aquello que supusiese salirse del carril por el que circulaba la “cultura” favorita del sistema.

Como dice la autora en el fragmento citado, se ha basado en personas conocidas suyas para construir sus personajes, unos personajes que, como también advierte, tuvieron todo tipo de posturas y actitudes ante lo que iba sucediendo, desde la heroicidad hasta la sumisión.

A lo largo de todo el libro se muestra el gran amor que existe en ese país hacia la literatura y especialmente hacia la poesía. Ulítskaya reproduce muchos poemas de los mejores autores rusos de todos los tiempos y menciona multitud de obras literarias. También es importante el papel de la música, uno de los protagonistas, Sania,  toca el piano a pesar de sus problemas físicos,

Además, bastantes personajes son judíos y varios terminarán emigrando a Israel. Es interesante destacar el antisemitismo que existía sobre todo en la época de Stalin y cómo siguió tras su muerte.

La autora describe muy bien todo el mundo de relaciones familiares, amorosas y de amistad entre el gran número de personajes que aparecen en la novela. Estos aparecen en unos capítulos y no vuelven a aparecer hasta bastante después y la mayor parte de las veces para contar momentos anteriores de su vida. De hecho es bastante habitual descubrir cosas de ellos después de haberse producido su muerte.

Aunque quizá cueste algo entrar en el libro, muy pronto se convierte en adictivo. La capacidad narrativa de la autora es muy notable, como lo es el interés que despierta en el lector por saber más de los personajes. Es cierto que al principio asusta un poco el tamaño del libro, pero una vez que se entra en las diferentes historias eso deja de importar; al revés, hasta se agradece.

Estamos pues ante una gran novela de la que, por ejemplo, Javier G. Recio ha escrito en La Opinión de Málaga:

 

“En resumen, Una carpa bajo el cielo es un digno continuador de esa larga tradición de grandes novelas rusas. La mejor novela rusa de este siglo XXI y la demostración de que Liudmila Ulítskaya es, como señalamos al principio, la Tolstoi de nuestro tiempo”. 

 

Y la mencionada Marta Rebón en La Lectura:


“La obra llena un vacío para los lectores de habla hispana respecto a las décadas mencionadas, abordando la evolución de la disidencia, no como un movimiento, sino como islas o como pequeños rebaños (...)

(...) El resultado es un retrato perspicaz de la segunda mitad del siglo XX soviético, y de la historia de la literatura en ruso, casi enciclopédica, sin romantizar la disidencia de su generación, pero valorando su papel”. 


Ambas citas están sacadas de los extractos que la editorial ha reproducido en su página web.

En definitiva, un libro algo más que recomendable.

Liudmila Ulítskaya, Una carpa bajo el cielo. Traducción Yulia Dobrovólskaya y José María Muñoz Rovira.

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario