Cuando ya no esperaba ninguna novedad sobre la obra del
gran periodista polaco, aparece la traducción de esta reedición de un libro
publicado en Polonia en 1962.
África una vez más como protagonista o, más en
concreto, Ghana, el Congo y los políticos que estaban luchando por conseguir la
independencia desde Krumah a Lumumba o Kasavubu.
El libro se abre con dos espléndidos capítulos en
los que se reconoce al clásico Kapuscinski con sus descripciones de personajes
peculiares y, sobre todo, marcado por la pesadez inhumana del calor y la
humedad típicos del clima tropical. Además, ataca con fina ironía y sarcasmo la
figura del colono en uno de sus textos más comprometidos. Así, aunque la cita
sea de un capítulo posterior, escribe:
“Hay quien pregunta por qué en el Congo pegan a los
blancos. ¿Cómo que por qué? Porque los blancos han pegado a los negros. He aquí
el círculo cerrado del desquite. No hay más que explicar.” (p.154)
Las otras dos partes del libro, que son las más
extensas, están dedicadas a los dos personajes principales en las
independencias mencionadas y que, además, tanto impresionaron al joven
reportero polaco: Kwane Krumah y Patrice Lumumba. Parece ser que su idea era
escribir un libro sobre cada uno de ellos, pero no pasó de ser un proyecto y lo
que aquí se publica son los reportajes que envió a la revista polaca para la
que trabajaba.
A mí, como me pasa con cada libro de este escritor,
me han entusiasmado los retratos que hace y las cosas que cuenta, pero es que,
además, yo viví con una cierta intensidad la independencia del Congo -tenía
13años-, y me ha encantado reconocer a todos los protagonistas y también darme
cuenta de qué tipo de información era la que yo manejaba, de hecho el diario
ABC, pues me hice firme partidario de
Moise Thsombe al que Kapuscinski destroza en lo político y en lo humano.
En fin, una suerte poder contar con un nuevo texto
de uno de mis escritores favoritos, alguien que es capaz de sintetizar y
describir así:
“Nasser habla con firmeza y énfasis, siempre
dinámico él, impulsivo y autoritario. Touré juega con la multitud, se la gana
con su talante, su eterna sonrisa y su sutil desenfado. Nkrumah, grandioso y
concentrado, muestra las maneras del predicador que conserva desde los tiempos
en que pronunciaba sermones en las iglesias estadounidenses de los negros. Y
luego, embriagada por las palabras del líder, esa multitud se arroja en éxtasis
bajo las ruedas del coche de Gamal, levanta en volandas el de Sékou y se
descoyunta para poder tocar el de Kwane.” (p.135-6)
Recomendable para todo el mundo e imprescindible
para seguidores del autor. Tiene también esta edición el atractivo de las
fotos, varias muy ilustrativas de lo que se lee en el texto; en alguna aparece
un joven periodista polaco que con los años llegaría a ser tan conocido en
España como para que se le otorgase el premio Príncipe de Asturias.
Ryszard Kapuscinski, Estrellas negras
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