Este escritor peruano, limeño para más señas, tiene
la virtud de tocar generalmente temas complicados y de hacerlo de una manera
tan ágil narrativamente hablando que es difícil dejar el libro. De hecho, este
en concreto lo he leído prácticamente en dos sentadas.
Son 400 páginas en las que hay pocas que sobren.
Todas contribuyen a ese crescendo de la violencia y, al mismo tiempo, a ir
explicando y dando informaciones para que se puedan entender algunos de los
comportamientos de sus jóvenes protagonistas, si es que existe alguna explicación
para cosas como las que suceden en el libro.
Como hay una magnífica reseña de Luis Alemany en
elmundo.es a la que remito, solo comentaré un par de cosas que me han gustado
especialmente. Por un lado, los diálogos, en los que creo que está uno de los
puntos fuertes de este novelista. Muy creíbles y ajustados a la edad de los protagonistas.
Por otro lado, la gran creación de personajes tanto de los jóvenes estudiantes como
de sus padres. En este sentido, el padre de Manu, un militar que termina
totalmente destrozado, me parece que refleja muy bien lo que ha debido de pasar
en la realidad con bastante gente.
Una magnífica novela que me ha recordado en algunos
momentos ese Abril rojo que tanto me
gustó en su día. Muy recomendable.
Santiago Roncagliolo, La noche de los alfileres
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