miércoles, 23 de marzo de 2016

La última de Mankell sobre África




Es uno de los últimos libros de Mankell y se incluye en su serie dedicada a temas africanos. Dentro de los de esta serie es quizá el que más me ha gustado y el que me parece más conseguido.
Cuenta la historia de una joven sueca de diecisiete años que, ante la pobreza en la que vive su familia, se embarca como cocinera en un carguero que transporta madera sueca hasta Australia. Por un determinado suceso abandona el barco en Lourenço Marques, la actual Maputo,  donde terminará llevando un burdel de mujeres negras para clientes blancos. Este es el núcleo de la historia, pero lo importante es cómo la desarrolla y la cuenta Mankell.
En el primer capítulo, quizá el que me ha resultado más interesante, describe la situación de la protagonista y su familia en Suecia con unas deplorables condiciones de vida en un clima, además,  tan riguroso. De ahí, como decía antes, la necesidad de huir. El resto del libro se desarrolla en Mozambique lo que le da pie al autor para hacer multitud de críticas al racismo y al comportamiento de los colonizadores portugueses y de sus vecinos sudafricanos (estos son una parte importante de la clientela del burdel).
Como ejemplo, estas palabras que Mankell pone en la boca de una enfermera blanca: “Los negros sólo son sombras nuestras. No tienen color. Dios los hizo negros para que no tuviéramos que verlos en la oscuridad. Y para que tampoco olvidáramos de dónde vienen.” (p.101) O también la existencia de un personaje que cría y entrena pastores alemanes albinos para atacar a los negros.
Uno de los grandes hallazgos de la novela es el de su protagonista, Hanna o Ana Branca como también se llamará; el personaje está muy cuidado y vamos asistiendo a su evolución desde la pobreza en su lugar de origen hasta convertirse en una rica propietaria por herencia matrimonial sin que eso le cambie lo esencial de su forma de ser y pensar; todo un carácter en un mundo tan de hombres y tan duro.
También aparecen algunos interesantes personajes secundarios que sirven para hacer de contrapunto o complemento de Hanna.
En fin, una buena historia, emotiva a veces, en la que están todas las virtudes de este gran escritor: agilidad narrativa, sensibilidad, compromiso con algunas causas, trama bien construida con alguna que otra sorpresa y, por supuesto, muy entretenida. Solo una pega: aparece muy a menudo  un chimpancé, de nombre Carlos, con comportamientos muy humanizados  y que no me parece que aporte nada a la novela.
Recomendable como todas las del autor. Bueno, salvo Profundidades que en su día no me gustó absolutamente nada.


Henning Mankell, Un ángel impuro

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