A lo largo de los años he recopilado muchas frases sobre este tema que siempre me ha preocupado. Soy profundamente antinacionalista tanto racional como visceral, pero seguramente por ello, aunque esto tendría que matizarlo mucho y no es el momento, estoy a favor de que un territorio pueda independizarse de otro si la mayoría de sus habitantes lo desean. Creo que un estado es un conjunto de ciudadanos que se someten a unas leyes comunes y, por lo tanto, pueden dejar de hacerlo si así lo desean.
Sea como sea, el nacionalismo me parece una de las ideologías que más daño ha producido a la humanidad en los últimos ciento cincuenta años.
Pero vamos con las citas.
La patria, dirá mucho después *, sólo puede ser
un ideal para aquellos que no la tienen, como los fedayín palestinos.
- ¿Y el día que la tengan?- le pregunto.
Él guarda silencio durante unos momentos.
- Entonces habrán conquistado el derecho de
arrojarla a la taza del retrete y tirar, como yo, de la cadena.
* Jean Genet
Juan Goitysolo, En los reinos de taifas
¿Hay algún
lugar en el mundo alejado de la “búsqueda de la identidad nacional” y de los ”sentimientos
nacionales”? Simplemente, amo a mis amigos y a mis dos ciudades: Sarajevo y
París. Ésta es mi identidad nacional.
Jasna Samic, Escarcha de primaveras
En este
marco de reducción del hombre a agente económico, los nacionalismos y las
religiones buscan una nueva oportunidad. Siempre que se producen vacíos en la
construcción del sentido aparecen los profesionales del nosotros dispuestos a
ocuparlos. Lo orgánico se ofrece para contrarrestar el carácter disolutivo
-desamparador- de lo inorgánico, el sentimiento se propone como alternativo o
complemento al interés.
Josep Ramoneda, Después de la pasión política
Pero ¿a
quién le hace falta que haya Francia? A Francia, indudablemente: no a la gente
que rebulla por la orilla izquierda del Rin o por la cara Norte de los
Pirineos; en todo caso, al Individuo ante su televisor o a la Masa en su
estadio, que, al batir la marca el atleta revestido de la tricolor (importado
acaso de Zanzíbar), gritan emocionados “¡Hemos batido la marca!¡Hemos
triunfado!” Pero esos no son gente, sino Francia.
Agustín García Calvo, Análisis de la Sociedad del Bienestar
Pero todo
imbécil execrable, que no tiene en el mundo nada de que pueda enorgullecerse,
se refugia en este último recurso, de vanagloriarse de la nación a que pertenece por casualidad; en eso se
ceba y, en su gratitud, está dispuesto a defender con manos y pie todos los defectos
y todas las tonterías de esta nación.
Arthur Schopenhauer, Arte del buen
vivir
Honradamente
nunca se podrá decir gran bien de un carácter nacional, ya que “nacional”
quiere decir que pertenece a la multitud. Es más bien la mezquindad de
espíritu, la sinrazón y la perversidad de la especie humana, las únicas que
resaltan en cada país, bajo una forma distinta, y a esta se llama carácter
nacional.
Arthur Schopenhauer, Arte del buen
vivir
¿Acaso no
es la principal virtud del nacionalismo hallar para cada problema un culpable
antes que una solución?
Amin Maalouf, Identidades
asesinas
No tengo patria y, como
es natural, no sufro por ello, sino que me alegro de mi condición de apátrida,
pues me libera de sentimentalismos innecesarios.
Odon von Horváth, Juventud sin Dios
Cuando me
preguntan qué soy “en lo más hondo de mí mismo”, están suponiendo que “en el
fondo” de cada persona hay sólo una pertenencia que importe, su “verdad
profunda” de alguna manera, su “esencia”, que está determinada para siempre
desde el nacimiento y que no se va a modificar nunca; como si lo demás, todo lo
demás -su trayectoria de hombre libre, las convicciones que ha ido adquiriendo,
sus preferencias, su sensibilidad personal, sus afinidades, su vida en suma-,
no contara para nada.
Amin Maalouf, Identidades
asesinas
En sus
canciones, que entonan en las noches, siempre se repite el mismo estribillo:
“¿Mi patria? Mi patria está allí donde llueve.”
Ryszard Kapuscinski, Ébano
No hay nada
más absurdo que una frontera, ni nadie más idiota que el tipo uniformado que se
siente importante porque cree que divide el mundo al exigir un papel.
Maruja Torres, Amor América
El
nacionalismo, es decir, la autocontemplación y egolatría nacionales, es en
todas partes una enfermedad mental peligrosa, capaz de desfigurar y afear los
rasgos de una nación, igual que la vanidad y el egoísmo desfiguran y afean los
rasgos de una persona.
Sebastián Haffner, Historia de un alemán. Memorias 1914-1933
¿Qué clase
de ignominia es no pertenecer a ninguna nación?¿En qué consiste la deshonra? Un
nacido extramatrimonial ya no se avergüenza de reconocer que no sabe a qué
familia pertenece. ¿Por qué se avergüenza alguien cuando le reprochan que no
tiene patria?¿No es más honroso ser una persona (o un cristiano) que un alemán,
francés o inglés? Me parece más agradable estar entre las razas que arraigar en
una de ellas -aunque sólo fuera por el motivo de que es más fácil sentirse por
encima de las razas-.
Joseph Roth, El juicio de la historia. Escritos 1920-1939
Más de una
vez he expresado mi escepticismo hacia las selecciones nacionales, sea la española,
sea la que sea y mi total condena al intento de crear una selección nacional
catalana o vasca de fútbol. Prefiero los clubes de fútbol porque son, a pesar
de los pesares, más laicos que las selecciones nacionales. En torno a ellas
siempre se crea un no sé qué de verdad revelada y de pueblo escogido, como si
reclamara a la Providencia que jugara a favor de una u otra selección.
Manuel Vázquez
Montalbán, La aznaridad
“Considero que la tarea política del judío
consiste en erradicar el nacionalismo en todos los países para así procurar la
unión en el puro espíritu. Por eso rechazo también el nacionalismo judío,
porque es arrogancia y aislamiento: después de haber regado el mundo con
nuestra sangre y con nuestras ideas durante dos mil años ahora no podemos
limitarnos a ser de nuevo una nacioncita en un rincón árabe. Nuestro espíritu
es un espíritu universal: por eso nos hemos convertido en lo que somos y si
tenemos que sufrir por ello, ese es nuestro destino.”
Palabras de
Zweig en una carta a Marek Scherlag citado en
Oliver Matuschek, Las tres vidas de
Stefan Zweig
¿Debo yo
sentirme más unido a un basurero alemán que a aquel historiador francés con el
que me carteo desde hace décadas..., he de dejar pasar sin replicar que el
nacionalismo, que se presenta como protector nato de todas las joyas nacionales
de la corona, las trate precisamente con tanto cinismo, tanta brutalidad, tanto
salvajismo primitivo como a ninguna otra cosa?
Friedrich Reck, Diario de un desesperado
No obstante, nada garantiza que los
nacionalistas, una vez en el poder, establecerán una sociedad justa. La
opresión nacional puede quedar sustituida por opresión religiosa o política, de
clase o de clan, peor que la anterior. Y en nombre de ese principio que afirman
explícitamente -la preferencia por los propios en detrimento de los otros-
puede instaurarse una nueva injusticia.
Tzvetan Todorov, El miedo a los bárbaros
¡Escucha lo que te digo Salomón! Ese asqueroso
Darwin que dice que el hombre procede del mono va a resultar que tiene razón. A
los hombre ya no les basta con estar divididos en pueblos, ¡no!, quieren
pertenecer a distintas naciones. Nacional... ¿me oyes, Salomón? Ni a los monos
se les ocurriría semejante idea. Con todo, la teoría de Darwin me sigue
pareciendo incompleta. A lo mejor son los monos los que proceden de los
nacionalistas, pues los monos suponen un progreso.
Joseph Roth, El busto del emperador
Los medios de
comunicación de masas permiten recrear a veces la ilusión de una vida
colectiva, durante una copa de fútbol europea o mundial, por ejemplo, siempre y
cuando el equipo nacional no resulte eliminado demasiado pronto. Una suerte de
ritual de expiación lleva incluso a las categorías superiores a una pasión
inédita por el fútbol, un deporte originariamente popular.
Emmanuel Todd, Después de la
democracia
Detesto toda forma de
nacionalismo, ideología -o, más bien, religión- provinciana de corto vuelo,
excluyente, que recorta el horizonte intelectual y disimula en su seno
prejuicios étnicos y racistas, pues convierte en valor supremo, en privilegio
moral y ontológico, la circunstancia fortuita del lugar de nacimiento.
Mario Vargas Llosa,
Discurso de aceptación del Premio Nobel (El
País 8/12/2010)
Espero a que todas las capitales
Se conviertan en ciudades de provincias
A que muera en el mundo el eco
Del último himno nacional
(De un poema de un relato hecho por uno de sus protagonistas)
Romain Gary, El bosque del odio
La
bomba atómica, que volvía imposible otra guerra mundial, y la creación de las
Naciones Unidas, tímido primer esbozo de un gobierno mundial, vaciaban de
sentido la división del mundo en naciones soberanas y solo cabía ir hacia una
mancomunidad universal de pueblos que convivieran en paz.
Duró
poco, pero lo bastante como para conformar en mí la convicción de que, de todos
los males de este siglo -el nazismo, el bolchevismo, el colonialismo, y todas
las demás ideologías inhumanas concebidas por el hombre-, esa, el nacionalismo,
era no solo la más nefasta sino la más estúpìda.
Mario
Muchnik, Oficio editor
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