Esta novela, aunque es
la cuarta que publica Anagrama, es con la que Deville inició en 2004 una serie
de 12 como se explica muy bien en el artículo y la entrevista con el autor de
Berna González Harbour en elpais.com.
He leído y comentado en
este blog las tres ya publicadas que, como sucede con la actual, me han
parecido grandes novelas, tremendamente originales y magníficamente escritas y
traducidas. (Por cierto, el traductor, que es amigo de Deville, aparece mencionado en la página 236).
En esta novela está ya
todo lo que será característico de las que vengan a continuación: presencia de
multitud de personajes en su gran mayoría reales (en este caso Sandino, Che
Guevara, W.Walker, Ernesto Cardenal, Tony de la Guardia, Fidel Castro y un
largo etcétera) además, claro, del propio autor; constantes desplazamientos en
el espacio (aquí principalmente por toda Centroamérica) y en el tiempo (en este
caso desde 1997, año en que el autor está in
situ, hacia atrás sobre todo en el siglo XIX, pero en algún momento en el
XVI y más en el XX); utilización, aunque no se haga explícita, de muy buena
documentación; muy trabajada y pensada la estructura de la obra; una
originalidad y creatividad realmente sorprendentes y, algo que a mí
particularmente me encanta, una gran capacidad de síntesis, esto es, con muy
pocas frases lograr expresar muchas cosas.
Tomo del comentario
aparecido en el digital costarricense nación.com la siguiente cita que resume
muy bien la obra desde otra perspectiva:
“(…) destila mordaz desesperanza y
maestría estilística y logra una composición electrizante y laberíntica, en que
el lector nunca se pierde y resurge constantemente azuzado por la repetición de
imágenes y frases hipnóticas, como en una procesión fantasmal, más que un
mural, que lleva a los personajes hacia el encuentro definitivo con el
heroísmo, el escarnio o la muerte, nunca con la victoria."
Quisiera terminar el comentario con dos breves citas que obedecen
a muy diferentes razones:
“A veces se hace
justicia. El general Álvarez Martínez fue ejecutado el 25 de enero de 1989 por
miembros del Movimiento Popular de Liberación Cinchonero” (p. 199)
“Porque finalmente esta
segunda mitad del siglo XX no es en absoluto el periodo que me resulta más
familiar. Con la salvedad, no obstante, de que es en este periodo en el que yo
vivo.” (p. 207)
La primera me ha sorprendido por esa defensa del
asesinato político aunque se trata de un torturador. La segunda me gusta porque
recoge una sensación que he tenido
muchas veces quizá por el hecho de haber leído muchos libros de historia.
En fin, ahora queda esperar que se edite pronto el
libro que falta de los ya publicados en Francia y que trata nada menos que de
Kampuchea y los jemeres rojos. Y mientras tanto, recomendar la lectura de
cualquiera de los cuatro ya publicados porque son una experiencia muy
gratificante y enriquecedora.
Patrick Deville, Pura vida. Vida & muerte de William
Walker. Traducción Losé Manuel Fajardo.
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