Este libro se publicó
por primera vez en inglés en 1990 y se tradujo en 2012, pero a pesar de mi
afición tanto por el periodismo como por la no ficción lo desconocía totalmente
hasta que, de una forma bastante casual, me topé con una entrevista a Emmanuel Carrère
en la revista digital cultura.nexos.com en la que este gran escritor francés,
especialista en el periodismo y la no ficción, mencionaba el libro en un
fragmento que no me resisto a reproducir íntegro a pesar de su extensión:
Nexos: ¿Hay alguna obra o algún otro
escritor, además de Truman Capote, que lo haya llevado por la senda de los
personajes criminales?
EC: Para empezar, creo que el modelo de
Capote es algo con lo que tiene que enfrentarse, en algún punto, cualquier
escritor que trabaje sobre nota roja (fait divers). Es el
gran libro en ese ámbito. Hay otro libro que me encanta que se llama El periodista y el asesino de Janet Malcolm; no sé si
está traducido al español. Malcolm es una periodista estadounidense, ya mayor,
de The New Yorker. Ese libro
es estupendo. Es verdaderamente interesante: ¿quieren que les cuente la
historia? Es un tipo acusado de haber asesinado a su esposa y se sospecha que a
sus hijos también. Se espera su juicio y en el sumario parece ser que sí es
culpable. Un periodista, un escritor especialista de esas historias criminales,
decide entonces hacer un libro sobre el caso y firma un contrato de
publicación. Se pone en contacto con el presunto asesino. Empiezan a trabajar
juntos y, mientras el acusado está en libertad condicional, no deja de
repetirle a la prensa cómo se va a escribir un libro para defender su
inocencia. Luego condenan al tipo, sale el libro, y el presunto asesino
descubre horrorizado que el libro lo describe como un psicópata perverso y que
el escritor está absolutamente convencido de que es culpable. El asesino, desde
los bajos fondos de la cárcel, demanda al escritor; no por difamación sino
acusándolo de haberlo engañado, de haber traicionado su confianza. Entonces, la
periodista de The New Yorker sigue muy de cerca el caso y escribe El periodista y el asesino, un libro corto de unas
cincuenta páginas, de una inteligencia extraordinaria y brillante. Se los
recomiendo.
Un gran resumen de en qué consiste
este libro que es uno de los más interesantes que he leído sobre el periodismo
y que tiene, además, interesantes reflexiones sobre la no ficción de lo que
puede ser un buen ejemplo el siguiente fragmento:
“Los personajes de las
obras no ficticias, en no menor medida que los personajes de las obras de
ficción, se deben a los más personales deseos y a las ansiedades más profundas
del autor; esos personajes son los que el autor desea que sean y se preocupa de
que así ocurra.” (p. 217)
Y ya puestos a hacer un comentario basado en
opiniones ajenas, Ian Jack en su Prólogo deja claro el método y el objetivo de
la autora:
“Como toda su obra, El periodista y el asesino
se atiene maravillosamente a lo concreto: personas, lugares, cartas,
conversaciones. No se presenta como una narradora fidedigna, sino como guía por
los vericuetos de la conducta humana y su relación con uno de los aspectos más
importante de la vida moderna el espejo deformante de los medios de
comunicación.” Ian Jack en el Prólogo (p.19)
Después de todo lo
dicho hay poco que añadir y por mi parte solo lo haría con dos aspectos que me
han resultado novedosos. Por una parte, el hecho de que se pueda entrevistar a
los jurados de un juicio al acabar el mismo y que se pueda hablar de las deliberaciones
que han tenido lugar. Por otra parte, también me ha interesado lo que comenta
sobre si se debe hacer una transcripción literal o no de las conversaciones con
los entrevistados.
Evidentemente estos son
dos temas colaterales en un libro -por cierto de 236 páginas en la edición
española y no de 50 como en la edición que menciona Carrère-, cuyo interés
empieza con una memorable primera frase: “Todo periodista que no sea estúpido o
engreído como para no ver la realidad sabe que
lo que hace es moralmente indefendible.” Y a partir de ahí no decae
aunque lógicamente no se exprese siempre con esa rotundidad.
Un libro absolutamente
recomendable para cualquiera, pero sobre todo para quienes estén interesados
por el periodismo y la novela de no ficción.
Hay una reseña muy
completa y muy interesante de Bárbara Ayuso en Jotdown.es.
Janet Malcolm, El periodista y el asesino. Traducción
Alfredo Báez.
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