Hace apenas tres meses que gracias al boca a boca me
enteré de la existencia de La vegetariana,
la primera novela que se ha traducido de Kang. Su lectura me impactó y me
mostró a una escritora distinta y original por sus temas y su escritura. Una
escritora, además, preocupada por la violencia, una violencia que muestra en
toda su crudeza. En este caso, el tema de la novela es, precisamente, la
matanza provocada en 1980 por el ejército de Corea del Sur en una ciudad al
reprimir a la población civil.
La obra se divide en siete capítulos que van desde
los momentos de la masacre hasta los recuerdos bastantes años después,
culminando en un epílogo en el que la autora cuenta cómo conoció y vivió unos
hechos sucedidos cuando tenía apenas ocho años.
Sobre el contenido de los capítulos prefiero dejar
la cita de la reseña de Francesc Miró en eldiario.es:
“Kang opta por acercarse desde la ficción, y desde
unas voces narrativas que abrazan la fantasía, la introspección y la
individualidad del dolor. La mirada de un adolescente que limpiaba los
cadáveres de los fusilados, los dolorosos recuerdos de una madre que perdió a
su hijo, la incapacidad de superar el trauma de una mujer violada durante las
protestas, e incluso la de un alma incapaz de separarse del cuerpo al que
pertenecía antes de que una bala se lo arrebatase.”
Estilísticamente, la autora utiliza a menudo la
segunda persona cuando se refiere al principal protagonista, pero también la
primera y la tercera de una forma que resulta muy efectiva e interesante para
la narración.
Sobre este aspecto dice Marc Peig en su magnífica
reseña en unlibroaldia.blogspot.com:
“De esta manera, uno de los logros de la autora es
la facilidad que tiene en hilvanar una historia narrada, pensada y sentida a
través de distintas voces; y no hablo únicamente de un cambio en el
protagonista narrador, sino incluso del estilo, del tono, de la voz
utilizada; la amplitud de registros de la autora la ubica ante un complejo reto
narrativo del que sale profusamente victoriosa.”
Sobre el tema de la violencia reproduzco dos textos: uno de la
propia novela y otro de uno de los dos paratextos que se incluyen al final, en
concreto el de Mar Abad, La violencia
vista desde las profundidades.
“¿Es el hombre un ser cruel por naturaleza? ¿Lo
nuestro no fue más que una experiencia normal y corriente? ¿Lo de la dignidad
humana es un engaño y en cualquier momento podemos transformarnos en insectos,
bestias o masas de pus y secreciones? El que no dejemos de humillarnos,
destruirnos y masacrarnos, ¿es la prueba que ofrece la historia acerca de la
naturaleza humana? (p. 159)
“A Han Kang le asombra tanto la crueldad que se
arroja en picado hasta sus viscosas entrañas. Encara la violencia mirándola a
los ojos, aunque derramen sangre, y agarrándole las manos, a pesar de las
heridas donde se relamen las moscas. A la coreana no le tiembla el pulso cuando
describe lo cruel y el dolor. Pero lo hace con tal delicadeza y exquisitez que
sus historias, en vez de acabar boleadas por la ventana, atrapan sin remedio”.
(p.259)
Estamos ante otra buena novela de una autora
realmente singular en los temas que elige y en el tratamiento que les da. Tengo
que reconocer que es la primera vez que soy capaz de leer en una novela con el
máximo interés un capítulo en el que es un alma desprendida de su cuerpo quien
me narra las cosas en primera persona. Solo por esto ya me hubiese merecido la pena
leer el libro, pero lógicamente hay mucho más.
También es un acierto la inclusión por parte de la
editorial de los dos paratextos que ayudan a conocer mejor a la autora y los
hechos que tuvieron lugar en 1980.
Un libro tan recomendable como el anterior. Ahora a
esperar que la editorial se anime a traducir alguno más. Por cierto, este fue
escrito en 2016 y La vegetariana en
2007.
Han Kang, Actos
humanos. Traducción Sunme Yoon
Muy buena reseña, Carlos, y gracias por la mención ;-)
ResponderEliminarMe alegra ver que, por encima del conjunto de la obra, destacas en particular el capítulo donde habla el "alma desprendida". Para mí es el mejor de todos, y coincido en que solo por ese capítulo ya vale la pena el libro.
Saludos
Marc