Soy un gran aficionado
a la lectura de libros sobre el tema del Holocausto y, en general, sobre lo
sucedido en la primera mitad del siglo XX. De hecho le he dedicado una entrada
de la serie “Mis temas recurrentes” en la que dejo constancia de esas lecturas.
Digo esto porque no creía que después de leer tanto pudiera dar con un texto
que tratase el tema de una forma original y buscando otra perspectiva.
Ese texto es este de un
profesor de Derecho Internacional en Londres que, además, ha participado en
importantes procesos de justicia internacional en el Tribunal de La Haya y en
de la Unión Europea.
Dice Juan Manuel Mannarino en su magnífica reseña del libro en pagina12.com.ar:
“Calle
Este-Oeste se lee apasionadamente como una especie de relatos
bajo la estructura de una caja china, donde se despliega una literatura del yo
que nunca resulta forzada. A la vez, los géneros –el ensayo histórico, el
thriller judicial, la crónica en primera persona–, se amalgaman y conviven a la
luz de las historias que van apareciendo y las percepciones-sensaciones-reflexiones
de Sands, quien conduce el hilo de la narración y se involucra sin ser
autocomplaciente, funcionan como un paseo autobiográfico que despiertan
identificación, asombro y tensión entre los grandes temas del “largo siglo XX””
Con ello ya tenemos un buen resumen de en qué
consiste este libro admirable por tantos conceptos: está magníficamente
documentado, hay búsquedas casi detectivescas, se hace un tratamiento
preciso y respetuoso de la información, hay una gran sinceridad tanto por parte
del autor como de alguno de los personajes con los que se entrevista (valga el
ejemplo del hijo de Hans Frank), los aspectos jurídicos se expresan con
precisión pero también de forma clara y entendible, y todo ello narrado con una
agilidad y una fluidez realmente sorprendente viniendo de un abogado.
El libro tiene varios
protagonistas. Voy a referirme a dos de ellos que son los que forman el núcleo
principal; ambos abogados, judíos y de
origen polaco. Por un lado, Hersch Lauterpacht creador de la idea de “crímenes
contra la humanidad” e impulsor de la Declaración Universal de Derechos que
participó en el juicio de Núremberg apoyando al fiscal británico. Por otro
lado, Rafael Lemkim también participante en el juicio pero en apoyo del fiscal
estadounidense y creador a su vez del concepto de “genocidio”.
De ambos conoceremos
desde la infancia a sus estudios universitarios hasta llegar a su participación
de una forma u otra en el juicio de Núremberg. La investigación de sus vidas le
permite a Sands mostrar cómo era la situación en los años veinte y treinta.
No quedaría completa la
visión del contenido del libro sin mencionar a otros dos protagonistas: Leon,
el abuelo materno, polaco y judío, de Sands, y Hans Frank, el nazi que fuera
“rey de la Polonia ocupada”.
Con estos mimbres el
autor teje una historia que, a lo largo de sus más de 500 páginas con una letra
de reducido tamaño, resulta verdaderamente apasionante y en la que, como se
dice en la cita vista, hay de todo.
Por cierto, y esto
reconozco que es una manía personal, un libro en el que se cita a Stefan Zweig,
a Joseph Roth y la Shoah de Claude Lanzman, tiene que ser por fuerza un buen
libro.
Es muy difícil destacar
algún aspecto del libro que resalte sobre otro porque otra característica importante
es el equilibrio logrado entre las diferentes historias. Quizá, en mi caso,
todo lo relativo a la preparación y los entresijos del juicio de Núremberg sea
lo que me ha resultado más novedoso por desconocerlo a ese nivel de
profundidad.
Me resulta muy difícil
escribir sobre un texto tan logrado. Solo me queda recomendarlo muy
efusivamente y recomendar también, para quien quiera más y mejor información,
la reseña antes citada y las entrevistas con el autor de Guillermo Altares en
elpais.com o la de Andrés Seoane en elcutural.com.
Philippe Sands, Calle Este-Oeste. Traducción Francisco
J. Ramos Mena.
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