Si titulo esta entrada así es porque al haber leído
todo lo publicado en castellano de Koch esperaba bastante más de este libro.
Sus libros anteriores me han parecido interesantes y, además, entretenidos. En
esta nueva entrega me han faltado ambas cosas.
El libro en su primera parte lo dedica a describir
los celos que tiene el alcalde de Ámsterdam de su mujer sin que quede claro si
están o no justificados lo que, por otra parte, da igual. A medida que van
pasando las páginas voy perdiendo el interés por la historia ante la
insistencia en el tema y el poco avance de lo que sucede. Sin embargo, hay un
par de aspectos que, aunque colaterales, me han gustado: por un lado, el
capítulo en el que aparece Hollande visitando la ciudad lo que le da pie a Koch
para criticar ligeramente lo francés y también, por otra parte, el hecho de que
los padres del alcalde quieran poner fin a sus vidas porque se encuentran bien,
tienen 94 y 95 años respectivamente, y no quieren que nadie vea su más que
probable deterioro. Sobre este tema volverá en las siguientes partes del libro.
En la segunda parte, olvidándose casi completamente
de los celos, se dedica a hablar de la edad, de la suciedad de la ciudad, de un
viaje a los Estados Unidos,…
En la tercera, se centra en el “nuevo fascismo”
ecologista y animalista. En una reunión con Bill Clinton, en conversaciones sobre
el universo con un amigo, el suicidio de los padres…
Y en la cuarta,… para qué seguir.
Como se ve por lo que he dicho hasta ahora, se trata
de una novela en la que el lector, o al menos a mí me ha pasado, no sabe muy
bien qué le quiere contar el autor; una novela en la que divaga sobre varios
temas pero sin dejar nada claro sobre ninguno; en la que la sensación que se
saca es que Koch se ha puesto a escribir a ver qué le salía y no se ha tomado
la molestia de repasar lo escrito.
Las otras tres novelas que se habían publicado de
este escritor tenían como característica esencial precisamente todo lo
contrario. Se salía con la impresión de que habías leído una historia pensada,
trabajada y con algunos aspectos especialmente interesantes, como sucede por ejemplo
en La cena, de ahí mi decepción con
estas “sospechas.”
Por cierto que, jugando con el título, me ha
parecido algo sospechoso no encontrar ninguna reseña de la novela.
Herman Koch, Sospechas.
Traducción Maria Rosich.
No hay comentarios:
Publicar un comentario