He comprado y leído
este libro fundamentalmente por su autora. Es cierto que el tema me interesa
por la polémica que se desató en su día y también por alguna cuestión personal,
pero el hecho de que la autora sea una historiadora de prestigio es lo que me decidió.
A lo largo de los 11
capítulos en los que ha dividido el libro, Cabrera hace un recorrido minucioso
por lo que pasó ese día y los inmediatamente siguientes en los cuatro primeros
capítulos, dedicando uno al posible “vuelco electoral”. Los tres siguientes los
centra en los trabajos de la comisión parlamentaria que se formó para analizar
lo sucedido buscando, sobre todo, encontrar medidas para evitar su repetición y
en la “legislatura de la crispación”. Otros tres están dedicados al juicio y la
sentencia, para finalizar con “las herencias del 11M”.
Como se ve un
panorama muy completo de lo sucedido para lo que ha utilizado, además de la
prensa del momento y una bibliografía no muy extensa, los documentos de la
Comisión de Investigación del Congreso y la Sentencia de la Audiencia Nacional.
El libro comienza de
una forma magnífica al relatar en los dos primeros capítulos el drama de ese
día. Están escritos en la línea de las mejores series documentales
norteamericanas. Sin embargo, a partir de ahí hay muchos momentos en los que
“los árboles no dejan ver el bosque” por la profusión de nombres difíciles de
retener. Es cierto que hay al principio un apartado, Dramatis personae, en el que están relacionados todos los que
aparecerán en las páginas del libro, pero es que tiene 11 páginas para un libro
de 224.
Este es el principal
problema de un texto que es interesante y que recoge lo fundamental de lo
sucedido, pero que de haber sido escrito por un periodista creo que habría sido
narrado con una mayor agilidad. Digo esto porque no habiendo en el libro
aspectos especialmente novedosos, de hecho la mayoría de lo que se cuenta que
fue relevante se conoce, no creo que sea necesario que se investigue por parte
de un historiador. En nuestro país hay periodistas que lo pueden hacer al menos
igual de bien y, eso sí, con una presentación más ajustada a los lectores dado
que, además, forma parte de una colección que “está sobre todo pensada para ser
leída y disfrutada” en palabras de Jordi Canal, coordinador de la colección.
En cualquier caso,
tiene los suficientes alicientes como para pasar por alto esas pegas y
constituye un buen resumen de lo que pasó. Evidentemente, entra de lleno en la
polémica y deja de lado todas las teorías conspiranoicas que se crearon en su
día y que algunas aún continúan.
Hay varios momentos en
que lo escrito sobre los conflictos políticos que surgieron tras las elecciones parece que se hace pensando en lo que
pasa hoy. Así sucede, por ejemplo, cuando se habla de Miguel Ángel Rodríguez,
hoy consejero áulico de la presidenta de
la Comunidad de Madrid, elaborando un vídeo para la FAES mezclando a ETA en el
atentado y, desde luego, con el papel jugado por la prensa prácticamente igual
al de ahora. Y por encima de todo, la deslegitimación del gobierno que salió de
las urnas es la misma que se hace hoy e incluso se emplean a veces los mismos argumentos.
En fin, aunque creo
que es un texto mejorable, tiene lo suficiente para que su lectura merezca la
pena.
Mercedes Cabrera, 11 marzo 2004. El día del mayor atentado de
la historia de España
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