Sin embargo, el libro no deja de tener su interés
porque Tedesco es un científico dotado de gran sensibilidad y porque, además,
no se limita a lo que he dicho sino que también nos ilustra sobre otra serie de
aspectos como, por ejemplo: varias referencias etnográficas a los habitantes de
esas zonas, los inuit; la narración a veces bastante detallada sobre el
funcionamiento de la expedición; la descripción de elementos de la vida
cotidiana que resultan curiosos como pueden ser el vestirse y alimentarse; o la
historia que cuenta de algún explorador y exploradora.
La expedición se realiza en el norte de Groenlandia,
en la zona de los mayores glaciares, no en vano Tedesco es de profesión
glaciólogo, una profesión que yo desconocía. Se trata de encontrar registros de
diversos tipos que confirmen la incidencia que está teniendo el cambio
climático que es la base de los estudios del centro de la NASA en el que
trabaja el autor.
Por cierto, algo sorprendente en este libro es que,
como se ve, hasta ahora solo he hablado del autor y lo he nombrado como
Tedesco. Sin embargo, en la portada aparece un segundo autor aunque lo ponen
con letra más pequeña. Pues bien, en ningún momento hay referencia alguna a su
participación en la elaboración del libro. Quiero creer que habrá colaborado,
como periodista que es, en la mejora del texto para hacerlo más asequible, pero
es solo una suposición porque como tal no he visto nada en el libro. Es la
primera vez que me sucede algo así.
Como decía antes, hay bastantes cosas que no he
entendido, pero también he descubierto algunas interesantes. Así, la existencia
de un ser vivo, el tardígrado (también llamado water bear), al que “se lo puede congelar, se lo puede hervir, se
lo puede aplastar, se lo puede privar durante años de agua y comida, y siempre
volverá a la vida” (p. 88) y, desde otro punto de vista, la existencia de una “nueva
arma” como la geoingeniería “es decir, la capacidad de modificar o generar
sucesos meteorológicos (o incluso transformar el clima) mediante la introducción
de sustancias en la atmósfera que favorezcan o reduzcan la formación de nubes,
manteniendo o desplazando de este modo el hielo”. (p. 127)
En fin, un librito, apenas llega a las 140 páginas,
que merece le pena leer aunque no se pueda sacar todo el jugo que contiene.
Hay una interesante entrevista de Juan Bordera con
el autor, centrada sobre todo en el cambio climático, en ctxt.es.
Marco Tedesco y Alberto Flores D’Arcais, Hielo. Viaje por el continente que
desaparece. Traducción Teresa Clavel.
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