La autora ha escogido a
seis personas de distintos países, origen social y proceso de radicalización.
Son: Yolanda Martínez, una española casada con un yihadista; Tarik, un belga
que termina condenado a pena de muerte en Irak; Bilal, otro belga que en este
caso es entregado por los Estados Unidos para ser juzgado en Irak; Léonard
Lopez un francés de padre con origen español; Romina Martín, hija de alemana y
español, único de los casos investigados en los que se alteran los nombres
porque se reproducen conversaciones hechas a través de WhatsApp y Fadel B., un
británico que parece ser que actúa como infiltrado de los servicios de ese
país.
En cada uno de los casos
Cebrián analiza tres aspectos: el porqué y el cómo una serie de jóvenes se
marcha a Siria e Irak para convertirse en combatientes, o esposas de
combatientes del Estado Islámico; las
actividades que desarrollaron en la zona y las luchas tantos internas como
externas, en este caso atendiendo a los diferentes intereses geopolíticos en la
zona y en cómo influyen en la evolución de los acontecimientos.
Evidentemente, lo más
novedoso es el análisis de la radicalización de esos jóvenes, y no tan jóvenes
ya que uno pasa de los cuarenta años, europeos. Una radicalización que les
lleva a una vida difícil, de grandes privaciones y riesgos para su vida y en
una zona del mundo que todos desconocen. Ese proceso lo estudia muy bien la
autora en cada caso porque cada uno tiene matices que lo hacen diferente del
resto. Para una mentalidad occidental como la mía se hace muy difícil entender
sobre todo el caso de las mujeres porque van allí a convertirse en esposas cuya
función primordial es “producir” hijos que se convertirán en soldados para la
causa. Como dice la autora:
“El fenómeno de las novias
yihadistas ha supuesto un hecho sin precedentes en el yihadismo. La emigración
voluntaria de mujeres occidentales a un escenario bélico para someterse a una
ideología misógina y violenta ha marcado un nuevo capítulo en la historia de la
yihad. Desde entonces, la guerra se erige como un designio también apto para
ellas, que contribuyen con su vientre a poblar el futuro Estado del islam. El
protagonismo que la mujer yihadista, siempre bajo la sombra de un tupido niqab y rodeada de criaturas, ha
adquirido en el escenario sirio-iraquí está vinculado a la formación de una
nueva sociedad, un nivel que Al Qaeda u otros grupos yihadistas del pasado no
habían alcanzado”.(p. 328)
Precisamente esta
dificultad para entenderlo es lo que hace más interesante la investigación de
Cebrián en los casos de estas mujeres.
Como decía antes, también
se muestran aspectos de la vida dentro del territorio controlado por el EI en
el que viven los protagonistas. Una vida llena de privaciones, malos momentos
(sobre todo cuando poco a poco van siendo expulsados por las tropas de los
diferentes ejércitos a los que se enfrentan) y un final en el que lo que les
gustaría a la mayoría es ser repatriados a sus países de origen. Pero, como
dice Al Hashimi, uno de los principales expertos mundiales en Dáesh:
“Los países occidentales no
están dispuestos a preparar la llegada de estos prisioneros, no quieren
repatriarlos y no los repatriarán. Y si los sentencian a la pena de muerte,
estarán agradecidos”. (p. 211)
Duras palabras pero que,
seguramente, reflejan bien lo que sucede en nuestros países.
El tercer aspecto que
también he mencionado que se trata en el libro es el de las tensiones
internacionales en la zona con la intervención de Rusia, de la Coalición
Internacional, de los kurdos, del ejército sirio y de diferentes milicias que
serán apoyadas por unos u otros según los momentos. Este aspecto que aparece en
casi todos los capítulos es en el tercero en el que se cuenta con más detalle y
en el que queda mejor reflejado y explicado. Capítulo, por cierto, en el que
también se analizan las detenciones y el sistema judicial iraquí en el que son
juzgados varios de los yihadistas que protagonizan el libro, alguno pendiente
de resolución cuando se escribe.
Al iniciar el comentario
hacía alusión a cierto lastre del libro por ser el resultado de un trabajo de
investigación. Creo que esto se produce en cosas como: falta de cierta
sistematización que organice las historias de una forma algo más homogénea; más agilidad narrativa o mayor y mejor información sobre las fechas. Evidentemente,
esto no desmerece el gran trabajo hecho por Cebrián, solamente hace que le
lectura sea algo más costosa y en algún caso difícil de entender.
El libro está basado
principalmente en las entrevistas hechas por la autora a algunos de los
protagonistas, en unos casos, y a familiares y amigos. También hay aportaciones
de expertos.
Un libro muy interesante
sobre todo por ser una visión diferente de la que se ofrece en los libros que
se han venido publicando sobre el EI,
alguno de los cuales he tenido ocasión de comentar en el blog en su
momento.
Sobre la edición me
gustaría decir que hubiera resultado muy útil para el lector un mapa en el que
quedasen señaladas las localidades que se mencionan, un listado de las siglas utilizadas
y, sobre todo, una buena cronología de esos años con las diferentes etapas por
las que ha pasado el EI, ya que cada historia transcurre en un momento del
tiempo distinto y no siempre se conoce el contexto.
Hay una buena entrevista
con Lucas Proto en elconfidencial.com.
Pilar Cebrián, El infiel que habita en mí. Los europeos que
viajaron al Estado Islámico.
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