El periodista Pedro Vallín ya ha aparecido dos veces
en el blog al comentar dos de sus libros. Es alguien a quien sigo en las redes
con interés. A Javier Gomá, escritor y director de la Fundación Juan March, no
lo conocía más que por alguna referencia hecha precisamente por Vallín. Juntos
han dedicado varias horas a conversar sobre el momento que atraviesa la
democracia liberal y, sin que me haya quedado clara la forma de concreta de
hacerlo, dejan constancia de ello en este libro.
A lo largo de sus 170 páginas, que resumen cinco
citas en diferentes cafeterías de Madrid, ambos reflexionan más que debaten
sobre el tema mencionado. Sin entrar en el detalle puedo decir que salen a
colación subtemas como: Idealismo, progreso y reformismo; optimismo ante el
progreso a largo plazo; la crisis de las ideologías y las crisis de sentido
como una de las causas del malestar actual; el malhumor digital y la
ambivalencia de las máquinas; la importancia de la televisión en el malhumor; y
un largo etcétera.
Realmente es un libro para leer y, sobre todo,
releer algunos apartados. También para debatir con uno mismo, es decir, poner
en cuestión algunas ideas e incluso llegar a cambiarlas. Tienen ambos
contertulios (con perdón) una gran capacidad de dejar reflexiones interesantes
y de poner el dedo en la llaga de los principales problemas a los que se
enfrenta nuestra sociedad desde el punto de vista político y me atrevería a
decir que cultural.
Puedo decir que, siendo sincero, tras la lectura del
libro soy bastante más liberal que antes; estoy dispuesto a cuestionar más
cosas que antes y también a creerme algunas menos. Si esto es lo que pretendían
con el libro, tengo que decir que conmigo lo han conseguido.
Dejo a continuación algunos fragmentos que están entre los más relevantes del texto:
En una de sus intervenciones Gomá cita esta frase de Isaiah Berlin:
“Darse cuenta de la relativa validez de las
convicciones propias y, no obstante, defenderlas resueltamente es lo que
distingue a un hombre civilizado de un bárbaro”
Luego él continúa:
“La democracia deja insatisfechos a los absolutistas que anhelan de las instituciones públicas salvación, redención, felicidad. Estos anhelos son legítimos dentro del corazón, en la esfera privada, pero no en política”. (p. 76)
Otros dos que se complementan, también de Gomá, me
parecen fundamentales:
“Las doctrinas de salvación cambian la fraseología de la reforma por la de la revolución. Y en una democracia liberal, a diferencia de los demás regímenes políticos del pasado, la revolución es siempre, siempre, ilegítima”. (p. 89)
Desde otro punto de vista me ha gustado especialmente esta de Vallín:
“Ese amor a una imagen congelada y pretérita del mundo, que se ve mucho en gente inteligente al cumplir años, es una artrosis de tu articulación con el mundo, y solo genera frustración y malhumor, nostalgia e irritación. Madurar seguramente sea dejar de exigir verdades últimas”. (p. 148-149) (No creo que haga falta mucha imaginación para encontrar ejemplos)
En fin, un libro al que merece la pena dedicar un
tiempo. Hay mucho material para repensar aspectos importantes de nuestra
realidad y da gusto también leer cosas bien escritas y ver conversar a dos
personas inteligentes y con buen sentido del humor, claro que, aunque vivan en
ese Madrid cada día más encanallado, se trata de un asturiano y un bilbaíno.
Javier Gomá y Pedro Vallín, Verdades penúltimas.
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