En este caso la base de la historia, que se
desarrolla en los años cincuenta y sesenta del pasado siglo, es la relación
amorosa entre el narrador, el joven Ignacio y su hermano Antonio, seis años
mayor que él. Esta relación homosexual e incestuosa atraviesa toda la novela
aunque no se acaba en ella lo que el autor nos cuenta. Por otro lado, están los
padres: él, un abogado republicano que apenas tiene trabajo, y ella, una señora
de buena familia que tiene bienes aunque poco a poco se van agotando. Una madre que Ignacio afirma
en diferentes momentos que le odia y con la que no tiene buena relación. Otros
dos personajes importantes son: Clara, la criada republicana que perdió al
marido en la guerra, y don Pepe, un profesor particular que contratan para
Ignacio y que también es del mismo bando.
Con estos mimbres, a lo largo de las 373 páginas que
tiene la novela, Gómez Arcos con su habitual fuerza narrativa va contando la
historia de amor y arremetiendo contra muchos aspectos del régimen imperante en
el país. (La novela se publicó en francés en el original de 1975. Gómez Arcos se
había exiliado en Francia en 1968.)
En ese rechazo de componentes del régimen, es especialmente duro con la religión. Sirva este ejemplo entre las muchas alusiones al tema:
“ - ¡Increíble! Un niño español que no tiene ni
idea de lo que es un cura. Señora, es usted una heroína. ¡Ha conseguido
salvaguardar a este niño de la contaminación!
- - Lo sé.
- - Mira, guapo, un cura es como el peor
pecado de la humanidad. Todo lo que es blanco en un ser humano, se convierte en
negro como el carbón en un cura.” (p. 167)
(Es don Pepe el que interviene en el diálogo.)
Lógicamente también tiene palabras para la educación. Así:
“Don Pepe era muy competente para la enseñanza tal y como se concebía entonces en España: todo crío es un animal hasta que no se demuestre lo contrario. Y lo contrario, nunca se pudo demostrar… si nos atenemos a la ferocidad con que los maestros defendían su concepto de disciplina”. (p. 126)
E incluso alguna referencia a algún elemento de la ideología como en el siguiente fragmento:
“Aquella época se llama la Reconquista. Según don Pepe, fue cuando tiramos por la borda una de las más bellas culturas que haya existido: la cultura árabe”. (p .207)
Gómez Arcos escribe muy bien (como decía antes lo
hacía en francés y lo que leemos es una traducción). No ahorra escenas de sexo
explícito entre los hermanos que, por otra parte, narra con gran fuerza. Tiene
algunos momentos especialmente brillantes, al menos a mí me lo han parecido,
como un monólogo de la madre dirigiéndose a Clara sobre la imposibilidad de la
felicidad de la mujer.
La novela va de menos a más porque también crece la
intensidad de la relación entre los hermanos y el resto de los personajes van
adquiriendo su personalidad.
Es una buena novela y, desde luego, recomendable más
allá de que, como decía la principio, me impactaron más las otras dos que he
leído.
Agustín Gómez Arcos, El cordero carnívoro. Traducción Adoración Elvira Rodríguez.
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