Es uno de los primeros libros escritos por el autor
y el primero publicado en España. Lo componen diez relatos con bastantes cosas
en común: un espacio geográfico que es el estado de Montana, sus campos y sus pequeñas
localidades; unos personajes que huyen o fracasan o están buscando su sitio
aunque no parece que lo encuentren; parejas separadas incluso a veces de los
hijos; escenas muy cotidianas; narración en primera persona en la mayoría y con
un narrador joven en varios; en definitiva, son como fragmentos de un mismo ciclo
narrativo y de un mismo mundo de ideas, percepciones y hasta obsesiones.
Desde luego no es lo mejor que he leído de Ford,
pero su lectura no deja indiferente y resulta algo más que interesante. He
seguido el consejo que Mariano Antolín Rato da en la contraportada de no
leerlos todos seguidos porque serían demasiadas emociones. En mi caso, además,
haría que terminara haciéndome un lío con los personajes.
Hay muchos temas, muchos personajes, pero al mismo
tiempo una misma forma de narrar que creo que da cierta unidad al conjunto. A
mí en particular me ha gustado sobre todo el llamado Imperio que es además el más largo. En él ya se puede apreciar algo
que será un signo distintivo de los relatos posteriores como es el uso del flash-back que tan útil resulta para
conocer mejor a los personajes.
Seguramente si hubiera sido este libro el primero
que leía de Ford me hubiera entusiasmado, pero después de leer una parte de su
obra posterior me ha parecido menos impactante. En todo caso, un libro muy
recomendable de, para muchos entendidos, uno de los mejores escritores estadounidenses
actuales.
Richard Ford, Rock
Springs
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