Zgustova ha novelado una parte de la vida de
Svetlana Stalin, la hija del dictador soviético, que se hizo bastante famosa en
los sesenta por exiliarse en los Estados Unidos en plena Guerra Fría.
En la primera parte cuenta desde 1963 a 1967. En
esos años,, viviendo en Rusia, se
enamoró de un intelectual de izquierdas indio, pero las autoridades no dejaron
que se casase con él por lo que se trasladaron a la India donde murió, por lo
que Svetlana decidió marcharse a los Estados Unidos.
En la segunda parte se cuentan sus años en ese país
con una pequeña estancia intermedia, de1984 a 1986, en Moscú y Tiblisi.
Resulta muy interesante conocer la vida de un personaje
con ese origen y primeras vivencias que luego termina en las antípodas
políticas y vitales. Sin embargo, la
novela adolece de algunos problemas que han hecho que no haya sido capaz de
atraparme a pesar del interés mencionado.
Por una parte, me parece que está escrita con
excesiva frialdad. Evidentemente, la protagonista con cuatro matrimonios a sus
espaldas, una madre que se había suicidado, hijos abandonados en Rusia cuando
huyó, otra hija de su último matrimonio con la que tampoco tenía gran relación
y, además, odiada por mucha gente simplemente por ser hija de quien era, es una protagonista que daba para hacer un
obra donde quedasen mejor reflejadas sus pasiones, sus deseos, sus carencias,
sus afectos y desafectos, etc. Es decir, en algunos momentos parece más una
biografía casi académica que una novela.
Por otro lado, puestos a informar de una vida he
echado en falta dos cosas: de los trabajos que se mencionan que hizo en
distintas universidades estadounidenses apenas se cuenta nada, simplemente se
enuncian y habría sido interesante saber cómo se ganaba la vida y de qué eran
las clases que daba; también, aunque la novela arranca en 1963 y el padre había
muerto en 1953, hubiese sido muy útil para conocer mejor al personaje haber
hecho más referencias al pasado y no solo a la infancia, pues Svetlana tenía
unos 27 años cuando murió Stalin y, por lo tanto, debía de ser ya bastante
consciente de quién y cómo era su padre.
En definitiva, una obra que tiene algunos buenos momentos
(la relación con el indio, por ejemplo,
es de lo mejor de la novela) y que en general resulta interesante, pero
a la que le falta alma. Algo parecido me pasó con la otra novela que he leído
de la autora.
Hay una buena entrevista en elcultural.com y Clara
Felis tiene en elmundo.com un interesante
artículo sobre algo más que el libro con alguna foto curiosa.
Monika Zgustova, Las
rosas de Stalin
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