viernes, 10 de febrero de 2017

Un clásico peruano



  
Creía que no había leído esta famosa novela de los años sesenta por eso al verla el otro día la compré y leí. Luego me ha dado cuenta de que tenía la primera edición en España subrayada y anotada. Claro, es de 1973 y eso me deja más tranquilo.
Reproduzco a continuación dos fragmentos de los prólogos de ambas ediciones:

“Aunque Arguedas le expuso a Murra que “el tema de la novela es la lucha entre los apristas y los comunistas”, el gran conflicto ideológico que aprecio en El Sexto no es otro que la discrepancia de Arguedas contra los prejuicios marxistas hacia todo lo que consideraban superestructura, alienaciones y trampantojos fetichistas como el folklore, la cultura popular y las tradiciones andinas.
(…)
Por otro lado, Arguedas también reivindicó en El Sexto la importancia de la ternura, los sentimientos y las emociones, precisamente porque Arguedas no se avergonzaba de ser él mismo un “indio emotivo” con “más hondura de sentimientos”, a diferencia de aquellos comunistas que presumían de tener un corazón “todo de acero”” (p. 10)
Fernando Iwasaki en el Prólogo a esta edición de 2016.

“También en El Sexto el eje del relato es un solitario aturdido por la violencia de un mundo en el que o puede integrarse. (…)
Lo que da significación histórica a su caso es que los antagonismos que lo atormentan (costa-sierra, apra-comunismo, cultura quechua-cultura castellana) son también, en ese momento, los del Perú, víctima de los mismos conflictos que padece el joven Gabriel.” (p 8)
Mario Vargas Llosa en el Prólogo a la edición  de 1973.

Seguramente si hubiera leído el texto de Vargas Llosa antes de la novela hubiera podido sacar más partido de la lectura, porque mi problema con esta obra ha sido no terminar de llegar a entender del todo lo que sucede ni el porqué suceden algunas cosas. No quiero decir con ello que se trate de una novela difícil, pero sí que estando construida a base de diálogos, hay momentos en los que no resulta fácil seguirlos porque, y esta es otra parte del problema, tampoco resulta fácil identificar a los protagonistas.
No obstante, me ha parecido una obra tremendamente interesante en la que se plantean temas muy variados y respuestas personales muy diferentes. Todo, desde luego, desde una gran dureza por las condiciones de vida en una cárcel de aquel país y en aquella época que hacen que su lectura resulte a ratos bastante agobiante. (Arguedas estuvo en ella a finales de los años treinta y hasta 1957 no pudo empezar a escribir el libro.)
Un ejemplo de entre los muchos que se podrían poner sobre este aspecto:

“Tragaban la ración en plena carrera. Se metían los frijoles a la boca con cartón o papel y todo; o se mordían sus propias manos. No tenían casi tiempo de masticar. Los fuertes los seguían; les abrían las manos para capturar los restos; los lamían; y lamían entre los dos el piso, si en la huida el vago perseguido dejaba caer parte o toda la ración al suelo.” (p. 111)

Sea cual sea la opinión que tuviera Arguedas sobre el comunismo, lo cierto es que en la novela deja fragmentos tan significativos como este:

“- Gabriel, dirige esa indignación contra los legítimos padres de Puñalada, (este personaje es uno de los peores habitantes del penal) con los feudatarios y los capitalistas sin alma. Puñalada es hijo de la miseria, de los barrios de Lima que apestan como El Sexto. (…) El Perú está, pues, en manos de unos millonarios, que amontonan su plata hundiendo en la miseria, en la perversidad, en un excusado, a más de la mitad de los peruanos.” (p. 166)

Me parece que tendré que volver a leerla más adelante y así sacar un mayor partido. En todo caso es un libro recomendable pues como se ha dicho:  puede que sea “la mejor novela sobre la cárcel en lengua española” (Gonzalo Torrente Malvido en la faja puesta por la editorial).



José María Arguedas, El Sexto

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