Desde que supe de la existencia de este
libro en su original francés, esperaba la traducción y la edición por esta, por
tantos conceptos, gran editorial que es
Anagrama. Ha llegado el momento y todas las expectativas han sido satisfechas.
Se recogen en el libro treinta y tres
escritos de Carrère que abarcan un extenso período de tiempo, pues van desde
1990 a 2015. Hay crónicas periodísticas, crítica literaria, prólogos de libros, alguna conferencia y hasta un texto inédito.
Los temas son muy variados y cubren desde la crónica negra, a una serie escrita
para una revista italiana sobre sexo, pasando por textos sobre Daniel Defoe o
Leo Perutz y, sobre todo, muchos escritos en los que ya aparecen las ideas que
plasmará en muchos de sus libros.
A lo largo de sus más de 400 páginas vemos
al mejor Carrère, a ese escritor capaz de contar historias de una forma
original y en la que a la precisión se une una gran implicación personal que
contagia al lector. En este aspecto el artículo La vida de Julie, publicado en 2011 y en el que incluye fotografías
de la protagonista, me ha parecido realmente emocionante tanto por la tremenda
historia que cuenta de la vida de esta politoxicómana, como por la forma en que
lo hace.
Cualquier lector puede disfrutar con este
libro, pero desde luego es imprescindible para los seguidores del autor porque
podemos ver los antecedentes de varios de sus libros. Así hay más de un
artículo sobre Romand, el protagonista de El
adversario; también más de uno sobre Limónov,
el protagonista del libro homónimo; referencias al cáncer que le llevó a
escribir Vidas ajenas, su libro que
más me ha emocionado; por supuesto, se habla en varios artículos de los viajes
que terminaron en Una novela rusa; y
hasta aparece algo de su última historia y, dicho sea de paso, la única que no
me ha gustado, El Reino.
Pero por si esto no es bastante, también he
logrado entender algo de la política actual en Rusia gracias al artículo Generación Bolotnaya; me he interesado
por un par de libros de Orlando Figes sobre la revolución rusa; he tenido una
visión más completa de la que se daba en la película Enigma sobre Alan Turing; y finalmente, en el capítulo con el que
termina el libro, El hombre del dado,
me he enterado de una curiosa historia de un libro y su autor, un británico que
vive en Mallorca.
Todo ello, además, contado con el estilo
característico de Carrère en el que se
aúnan la fluidez con la precisión y la profundidad y que le hacen ser, hoy por
hoy, el mejor exponente de la literatura de non
fiction, como el propio autor la define en una par de ocasiones, también
llamada faction o ficción documental.
De la interesante reseña de Rafael Narbona
en elcultural.com, destaco el siguiente fragmento que es una buena síntesis:
“Carrère no prolonga la tradición francesa
de la prosa altamente elaborada y con resonancias filosóficas. Está más cerca
del periodismo y lo estrictamente narrativo. Sus textos fluyen con enorme
naturalidad, con una mezcla de sinceridad, ironía y compasión. Conviene tener un sitio adonde ir
puede leerse como la crónica de una época dominada por el desengaño y la
incertidumbre, pero que aún cree en las palabras como lugar de encuentro.”
También puede resultar útil leer la
entrevista de Alex Vicente con el autor en elpais.com.
Aunque ya lo he dicho antes, quiero
insistir en la recomendación de este magnífico libro para cualquier aficionado
a la literatura.
Emmanuel Carrère, Conviene tener un sitio adonde ir. Traducción Jaime Zulaika.
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