Es raro que lea un libro escrito por algún autor
español sobre todo desde que desapareció Rafael Chirbes; no me suelen interesar
sus historias y algunos, muy celebrados por la crítica, y no daré nombres, me
parecen extraordinariamente pedantes y aburridos. Sin embargo, no sé si por la
significativa portada elegida para este libro, o por el hecho de haber ganado
un premio con bastante prestigio, me he animado con este.
Dice la editorial en la contraportada (por cierto
una de las contraportadas mejores que he leído de una editorial que suele
hacerlas bastante bien): “Esta es una novela radical en sus ideas, en su forma
y en su lenguaje.”
Valgan los dos fragmentos siguientes como muestra de
esa radicalidad:
“(…) respeto a quien hace ruta de
contenedor en contenedor buscando sustento, respeto que merece no por ser un
desfavorecido (cosa que diría un alma caritativa), ni por ser víctima del
capitalismo salvaje (cosa que diría un oenegeísta), ni por ser un ciudadano
igual a todos en derechos y obligaciones (cosa que diría la Consejería de
Familia y Bienestar Social). La razón por la que el contenedero, al igual que
el hurtador y el ido del bar sin pagar, merecen respeto y admiración y deben
ser modelos a seguir, es por no ser cómplices del sostenimiento de las lacras
de esta ciudad que son las puñeteras tiendas y los puñeteros bares.” (p. 73)
“Como yo no solo no creo ni en el progreso
ni en el esfuerzo, sino que además los combato de día y de noche; como yo en lo
que creo es en la atenta escucha de las pulsiones y en su alianza con las
pulsiones de los otros como motores de la vida.” (p. 181)
(Ambos
corresponden a dos monólogos de Nati, una de las cuatro protagonistas del libro.)
Y sobre el lenguaje reproduzco lo que dice NadalSuau en su magnífica crítica en elcultural.com;
“La escritura de Morales
es demoledora, desbordante, rotando de la intimidad pringosa al estallido de
furia, de allí a lo paródico cotidiano pasando por lo sarcástico institucional,
para volver siempre a un lenguaje de nuevo cuño, intransferible e indomable: el
de sus cuatro protagonistas que, conociendo las reglas, se las saltan en
piruetas que a los demás nos dejan en ridículo.”
Hasta ahora me he limitado a
reproducir porque me parecen textos muy significativos de lo que es esta
original novela que si algo tiene es que, desde luego, no deja indiferente al
lector; puede atraparle o desesperarle, atraerle o hacer que muestre un total
rechazo hasta el punto de abandonar su lectura (algún caso he conocido).
Mi caso es de los primeros. A pesar de
que me costó unas páginas ver de qué iba y conocer a las protagonistas, una vez
puesto en situación tengo que decir que me parece una novela que merece mucho
la pena leer por varias razones.:
Tiene cuatro originales protagonistas con
grados de discapacidad intelectual que van del 40 al 70%, con edades de los 32
a los 43 años y con diverso grado de parentesco entre las cuatro (medio
hermanas, primas hermanas o primas segundas), pero al mismo tiempo totalmente
diferentes en sus actitudes, deseos, y hasta lenguaje (uno de los grandes
aciertos de la novela es, precisamente, cómo trata esos diferentes lenguajes).
Además, cada una de ellas participa en la novela de una forma distinta: Nati,
la de más alta discapacidad pero sobrevenida cuando estaba a punto de
doctorarse, lo hace a través principalmente de monólogos en los que, como en
los ejemplos que he puesto antes, arremete contra todo y contra todos y hace
que el lector tenga que estar permanentemente criticando o autocriticándose;
Àngels, participa escribiendo su historia a través del método de lectura fácil
que da título al libro lo que le sirve a Morales para contarnos de dónde vienen
las cuatro; de Primi, que padece logorrea, curiosamente se recogen sus
declaraciones ante la jueza que tiene que decidir sobre la posible
esterilización de Marga, la cuarta protagonista que apenas tiene alguna
intervención personal en algún diálogo con Nati.
Otro recurso que utiliza la
autora son las actas de las asambleas del grupo de okupación del Ateneo de Sants
que me han parecido de lo mejor del libro por el humor con el que está
reflejada la forma de actuar de la gente de la que, creo, está más próxima la
autora. (Reconozco que me he reído con sonoras carcajadas en algunos momentos.)
Estamos ante un novela muy potente y
magníficamente construida y escrita por una escritora que, a pesar de su
juventud, cuenta ya con varias novelas publicadas.
Si tuviera que criticar algo del libro
sería, por un lado, las excesivas páginas que dedica a describir prácticas de
danza en las que me he perdido en más de una ocasión (claro, Morales es miembro
de una compañía de danza contemporánea y se nota) y, por otro lado, la
presencia y, sobre todo, la extensión del fancín que se intercala hacia la
mitad de la novela que, aunque sé que la autora lo considera importante en la
medida en que explica sus tomas de posición, creo que no aporta gran cosa y por
momentos resulta difícil de entender (o al menos a mí me ha costado hacerlo).
Si tuviera que resaltar algo que a mí
me haya llamado especialmente la atención, lo haría con la descripción de las
relaciones sexuales que están hechas como yo nunca había leído y que me parecen
realmente magníficas.
Un libro muy pero que muy
recomendable por lo novedoso y por su
enorme radicalidad (se esté o no de acuerdo con sus críticas).
Además de la reseña ya mencionada hay
otra bastante buena y original de Juan G.B. en unlibroaldia.blogspot.com y una
interesante entrevista de Clara Morales con la autora en infolibre.com.
También hay una larga
entrevista y diálogo con el público en YouTube.
Cristina Morales, Lectura fácil,
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