lunes, 21 de enero de 2019

Algo muy diferente (y radical).




Es raro que lea un libro escrito por algún autor español sobre todo desde que desapareció Rafael Chirbes; no me suelen interesar sus historias y algunos, muy celebrados por la crítica, y no daré nombres, me parecen extraordinariamente pedantes y aburridos. Sin embargo, no sé si por la significativa portada elegida para este libro, o por el hecho de haber ganado un premio con bastante prestigio, me he animado con este.
Dice la editorial en la contraportada (por cierto una de las contraportadas mejores que he leído de una editorial que suele hacerlas bastante bien): “Esta es una novela radical en sus ideas, en su forma y en su lenguaje.”
Valgan los dos fragmentos siguientes como muestra de esa radicalidad:
“(…) respeto a quien hace ruta de contenedor en contenedor buscando sustento, respeto que merece no por ser un desfavorecido (cosa que diría un alma caritativa), ni por ser víctima del capitalismo salvaje (cosa que diría un oenegeísta), ni por ser un ciudadano igual a todos en derechos y obligaciones (cosa que diría la Consejería de Familia y Bienestar Social). La razón por la que el contenedero, al igual que el hurtador y el ido del bar sin pagar, merecen respeto y admiración y deben ser modelos a seguir, es por no ser cómplices del sostenimiento de las lacras de esta ciudad que son las puñeteras tiendas y los puñeteros bares.” (p. 73)
“Como yo no solo no creo ni en el progreso ni en el esfuerzo, sino que además los combato de día y de noche; como yo en lo que creo es en la atenta escucha de las pulsiones y en su alianza con las pulsiones de los otros como motores de la vida.” (p. 181)
(Ambos corresponden a dos monólogos de Nati, una de las cuatro protagonistas del libro.)
Y sobre el lenguaje reproduzco lo que dice NadalSuau en su magnífica crítica en elcultural.com;
La escritura de Morales es demoledora, desbordante, rotando de la intimidad pringosa al estallido de furia, de allí a lo paródico cotidiano pasando por lo sarcástico institucional, para volver siempre a un lenguaje de nuevo cuño, intransferible e indomable: el de sus cuatro protagonistas que, conociendo las reglas, se las saltan en piruetas que a los demás nos dejan en ridículo.”
Hasta ahora me he limitado a reproducir porque me parecen textos muy significativos de lo que es esta original novela que si algo tiene es que, desde luego, no deja indiferente al lector; puede atraparle o desesperarle, atraerle o hacer que muestre un total rechazo hasta el punto de abandonar su lectura (algún caso he conocido).
Mi caso es de los primeros. A pesar de que me costó unas páginas ver de qué iba y conocer a las protagonistas, una vez puesto en situación tengo que decir que me parece una novela que merece mucho la pena leer por varias razones.:
Tiene cuatro originales protagonistas con grados de discapacidad intelectual que van del 40 al 70%, con edades de los 32 a los 43 años y con diverso grado de parentesco entre las cuatro (medio hermanas, primas hermanas o primas segundas), pero al mismo tiempo totalmente diferentes en sus actitudes, deseos, y hasta lenguaje (uno de los grandes aciertos de la novela es, precisamente, cómo trata esos diferentes lenguajes).
 Además, cada una de ellas participa en la novela de una forma distinta: Nati, la de más alta discapacidad pero sobrevenida cuando estaba a punto de doctorarse, lo hace a través principalmente de monólogos en los que, como en los ejemplos que he puesto antes, arremete contra todo y contra todos y hace que el lector tenga que estar permanentemente criticando o autocriticándose; Àngels, participa escribiendo su historia a través del método de lectura fácil que da título al libro lo que le sirve a Morales para contarnos de dónde vienen las cuatro; de Primi, que padece logorrea, curiosamente se recogen sus declaraciones ante la jueza que tiene que decidir sobre la posible esterilización de Marga, la cuarta protagonista que apenas tiene alguna intervención personal en algún diálogo con Nati.
 Otro recurso que utiliza la autora son las actas de las asambleas del grupo de okupación del Ateneo de Sants que me han parecido de lo mejor del libro por el humor con el que está reflejada la forma de actuar de la gente de la que, creo, está más próxima la autora. (Reconozco que me he reído con sonoras carcajadas en algunos momentos.)
Estamos ante un novela muy potente y magníficamente construida y escrita por una escritora que, a pesar de su juventud, cuenta ya con varias novelas publicadas.
Si tuviera que criticar algo del libro sería, por un lado, las excesivas páginas que dedica a describir prácticas de danza en las que me he perdido en más de una ocasión (claro, Morales es miembro de una compañía de danza contemporánea y se nota) y, por otro lado, la presencia y, sobre todo, la extensión del fancín que se intercala hacia la mitad de la novela que, aunque sé que la autora lo considera importante en la medida en que explica sus tomas de posición, creo que no aporta gran cosa y por momentos resulta difícil de entender (o al menos a mí me ha costado hacerlo).
Si tuviera que resaltar algo que a mí me haya llamado especialmente la atención, lo haría con la descripción de las relaciones sexuales que están hechas como yo nunca había leído y que me parecen realmente magníficas.
Un libro muy pero que muy recomendable  por lo novedoso y por su enorme radicalidad (se esté o no de acuerdo con sus críticas).
Además de la reseña ya mencionada hay otra bastante buena y original de Juan G.B. en unlibroaldia.blogspot.com y una interesante entrevista de Clara Morales con la autora en infolibre.com.
También hay una larga entrevista y diálogo con el público en YouTube.
Cristina Morales, Lectura fácil,


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