Andric, que obtuvo el Premio Nobel de Literatura en
1961, no tiene una obra demasiado extensa, pero sí escribió una de las grandes
novelas europeas del siglo pasado, Un
puente sobre el Drina. La mayor parte ha sido traducida al castellano hace
tiempo; yo leí hace años Crónica de
Travnik y La señorita, y lo hice
tras la impresión que me quedó después de la lectura de su mejor novela.
Ahora se publican tres novelas cortas, o relatos
largos que nunca sé muy bien cómo catalogarlos, agrupadas bajo el título de la
primera.
El
elefante del visir, la primera novela de esta edición, es
una especie de fábula moral, además de un alegato contra el autoritarismo y una
defensa de la valentía frente al poder.
La segunda, Los
tiempos de Anika, es un relato
bastante peculiar pues aunque empieza con la locura de un pope, de repente
cambia de tema y, a partir de un desengaño amoroso la protagonista, Anika,
decide dedicarse a la conquista de hombres. Se desarrolla a mediados del siglo
XIX.
Conejo,
la que cierra el libro, es una interesante historia sobre la evolución de un
personaje que con un trabajo de funcionario rutinario y una familia que lo
rechaza lleva una vida bastante triste. Primero buscará en la orilla del río
Sava el contacto con un grupo de gentes muy diversas (aquí, en los personajes
que aparecen, está una de las mayores riquezas del relato), pero será
finalmente su participación en la resistencia a la ocupación alemana donde
encontrará su verdadero lugar.
Tres historias, pues, radicalmente diferentes y que
suceden en épocas también muy distintas, pero que tienen algo importante en
común: el estilo. Dice José María Guelbenzu en su reseña para elpais.com.
“Andric
es uno de esos autores de estructura lineal y prosa clara que, sin embargo,
poseen la característica astucia del buen contador de historias, el que maneja
el tiempo y el ritmo del relato y seduce al lector u oyente con la grata
cadencia de la vida, confiado en mantener en vilo con su palabra la curiosidad
de su auditorio.”
A
pesar del diferente interés que pueda despertar cada una de las historias, es
cierto, como apunta Guelbenzu, que el lector se va dejando llevar por la
historia que mantiene siempre la curiosidad por saber hacia dónde nos puede
conducir el autor.
Recomendable
como lo son todos los de este gran autor.
Ivo Andric, El
elefante del visir. Traducción Luisa Fernanda Garrido y Thiomir Pistelek.
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