Este es el segundo volumen de la serie de cinco que
escribió Tisma para el ciclo titulado Ramas
entrelazadas. Es el tercero que leo ya que, como suele ser habitual en mi
caso, empecé el ciclo por la lectura del último, El Kapo. Es el que más me ha gustado y el que me parece el más
completo.
El libro tiene dos partes bien diferenciadas aunque
el autor no lo marca con ninguna señal especial. En la primera, que se
desarrolla como es lo habitual en Tisma en Novi Sad, nos va mostrando
diferentes personajes, tanto serbios, como húngaros, alemanes o judíos, que
habitan pacíficamente en la ciudad, paz que se verá alterada tras la invasión
por las tropas alemanas. De entre ellos destacan Vera Kroner, hija de un judío
casado con una alemana, y Sredoje Lazukic, hijo de un abogado serbio muy
nacionalista. Ambos serán los protagonistas de la segunda parte que se centra
casi exclusivamente en los diferentes avatares por los que atraviesan. Vera
será deportada a un campo de concentración del que logrará regresar y Sredoje marchará a Belgrado con su padre y,
aunque negociará con soldados alemanes la venta de objetos, terminará de
partisano.
La historia de Vera está contada yendo de adelante
hacia atrás y así vemos primero su regreso del campo y los problemas de
adaptación con comportamientos que solo se entenderán cuando sepamos su vida en
el campo. Este apartado, además de ser el más largo del libro, es para mí lo
mejor del libro y constituye en sí mismo
un relato completo. También es bastante
novedoso ver los problemas de esa adaptación. No ocurre lo mismo, sin embargo,
con el viaje y estancia en el campo que, aunque narrada en primera persona y
sin ahorrar ninguna escena de gran dureza, no hace sino reflejar algo que ya se
ha leído en muchos relatos de supervivientes.
Tisma es un gran narrador y relata las cosas con la
mayor naturalidad, parece que las cosas suceden de esa forma porque no podrían
suceder de otra. En algún momento he tenido dificultad para seguir la trama,
sobre todo en la primera parte, por la alternancia de los tiempos, pero he
podido seguir bien el relato.
En varios momentos del libro hay tres capítulos que
recogen escenas y momentos de diversos personajes de forma correlativa. Tisma
los inicia con las frases siguientes: “Escenas callejeras”, “Muertes naturales
y violentas” y “Otras partidas de casa”.
Un libro muy recomendable porque aunque trata temas
bastante conocidos, lo hace de una manera magnífica tanto por la forma como por
el fondo, dando a sus personajes una
impronta que deja huella en el lector. Lo bueno es que aún me quedan por leer
dos libros del ciclo.
Hay dos buenas reseñas: la de Rafael Narbona en
elcultural.com y la de Francisco Martínez en brujulasyespirales.blogspot.com.
Aleksandar Tisma, El uso del hombre. Traducción Luisa Fernanda Garrido y Thiomir
Pistelek.
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