Este libro es la visión
personal del recorrido que esta abogada argentina hizo en Podemos desde al año
2015 hasta hace poco. Casi desde el principio la “ficharon” para ocupar el
puesto, ¿cuota?, de mujer abogada en la Comisión de Garantías Autonómicas,
puesto que ocupó durante gran parte de su militancia en la organización hasta
que la desplazaron del mismo.
¿Qué la motivó a entrar en
la organización? Recogiendo sus propias palabras:
“En aquellos tiempos, el denominador común en Podemos era la esperanza. La vitalidad era su consecuencia, y esas circunstancias hicieron que me involucrara, física y emocionalmente, en el proyecto”. (p. 40)
Ahora no me queda más
remedio que contar algo de mi experiencia personal en esa época. Si existiera
una Asociación de exmilitantes anónimos, yo acudiría y diría: “Me llamo Carlos
y yo también milité. Ahora hace ya un tiempo que no lo hago”. Efectivamente, me
inscribí en Podemos y fui apoderado en las dos primeras elecciones, en las
autonómicas y municipales y en las generales. Colaboré con varios microcréditos
y durante un par de años con una aportación económica mensual. Sin embargo,
nunca se me ocurrió acudir a ninguna reunión del círculo de mi barrio -mi mujer
sí lo hizo a varias-, porque no quería que me pasase lo que me sucedió cuando
milité en el PSOE entre 1975y 1983 que resume muy bien Nauda en la siguiente
frase: “(…) hoy ya no me extraña escuchar que, en política, el enemigo a batir se encuentra dentro del
propio partido”. (p. 64) Aquí está el meollo del tema y el contenido
fundamental del libro.
Algunos nos creímos que
Podemos venía a regenerar la vida política partiendo de la regeneración de la
vida interna de los partidos. Así: debate permanente, primarias para elegir
todos los cargos, retribuciones limitadas para evitar la acomodación de la
gente en los cargos, cambiar el eje izquierda-derecha, y un largo etcétera. Si
algo queda claro tras la lectura de este libro es que nada de eso ha sucedido
y, lo que es peor, que ya desde el principio no era así, pues como dice Nauda: “Ya
existía en ese entonces (está hablando de
2015) un grupo de personas que llevaban las riendas del partido, aunque yo
no lo supiera, y pienso que la mayoría de la militancia tampoco”. (p 46)
“Llevar las riendas del partido” significaba entre otras cosas organizar las
listas para las distintas elecciones tantos internas como externas que luego se
votaban dando esa apariencia de democracia interna que pensábamos que había.
Siguiendo con este tema
porque creo que es muy importante al ser el primer fiasco y, además, porque
este sí que no dependía de ningún tipo de coyuntura, cuenta la autora dos casos
muy significativos: ante las primeras elecciones internas, un grupo de un
círculo se plantó en la Plaza de España para recabar firmas con DNI que luego
inscribieron con tarjetas prepago para votar sin que el firmante lo supiera o
el caso descubierto por la empresa Agora Voting que controla las votaciones
telemáticas del envío de 350 votos desde una misma dirección IP.
Nauda se muestra muy
crítica con algunos personajes del partido a los que achaca gran parte de los
comportamientos no democráticos y en algún caso algo más pues reproduzco algo
bastante sorprendente puesto en la boca de una de las personas más influyentes
en el partido en Mallorca: “–Qué apoyo va a tener –intervino bruscamente
Pascual Ribot-, la lista de Laura (Camargo)
está llena de sudacas y maricones.” (p. 152)
Evidentemente, todo lo que
se cuenta es la versión de una parte aunque hay muchas informaciones que da
que, según me han informado, también se pudieron conocer por los medios de
comunicación locales, medios que yo no sigo. De todas formas, algunos de los
que salen peor tratados seguro que tienen otra versión, pero eso es algo
inevitable.
Hay dos cosas en el libro
que me gustaría comentar desde otro punto de vista. Por un lado, la ausencia de
cualquier tipo de debate político o ideológico en los diferentes conflictos que
se relatan. Todo aparece como una lucha por el poder sin más aunque,
seguramente, también debe de tener su componente alimenticio en la medida en
que estamos hablando de puestos de trabajo bastante bien remunerados. Por otro
lado, me ha sorprendido bastante el hecho de que Nauda aceptase ir en la
candidatura a las generales de Más País cuando se declara pablista en más de
una ocasión y cuando afirma que la dirección en Baleares es errejonista. Creo
que es algo ciertamente contradictorio y que no me ha quedado del todo claro
leyendo el libro, un libro en el que, por cierto, la autora no se limita a
criticar comportamientos ajenos sino que también hace más de una autocrítica.
Otro tema en el que me
hubiera gustado que la autora profundizase más son los problemas en el círculo
de Calvià porque en él creo recordar que tuvieron cierto protagonismo algunos
exalumnos del instituto en el que estuve dando clase muchos años.
El libro me parece
interesante porque no es habitual que alguien sin una relevancia política
especial se lance a explicar su paso por un partido y su trayectoria desde la
ilusión y la esperanza hasta la frustración.
El hecho de que pudiera ser utilizado por los adversarios del partido es irrelevante por varias razones, pero principalmente porque todo lo que cuenta sucede y muy amplificado en el resto de los partidos; no hay más que recordar lo que pasó en el PSOE con Sánchez en el famoso Comité Federal o lo que está pasando estos días en Ciudadanos. Hoy los partidos se han convertido sobre todo en agencias de colocación y por eso son fundamentalmente partidos de cuadros. La propia autora escribe sobre la práctica desaparición de los círculos, un instrumento que no les sirve para nada a los que dirigen el cotarro.
De todo lo visto sale una
visión muy pesimista, pero creo que es lo que hay y lo peor es que dependemos
de lo que hagan los políticos para muchas cosas. No bastante, al menos en lo
que pretenden hacer sigo pensando que no todos son iguales.
Un libro de recomendable
lectura que, además, se lee con facilidad porque está escrito con una agilidad
impropia de una abogada.
Victoria Nauda, ¿Qué hemos hecho?
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