lunes, 15 de octubre de 2018

Historia, biografía, vida..


Nada mejor para empezar este comentario que hacerlo con unas palabras del autor escritas en el capítulo final de Agradecimientos:

“Y me puse a trabajar. Quería escribir La casa de los veinte mil libros utilizando la narración, las técnicas descriptivas que yo había desarrollado durante más de veinte años como periodista, pero también quería contarla como hechos históricos, utilizar archivos y bibliotecas de una manera que Chimen, un consumado historiador, hubiera aprobado. Finalmente me decidí por una solución intermedia: haría una profunda investigación en archivos y mediante entrevistas, pero no pondría notas a mi texto. Contaría una historia y confiaría en que mis lectores confiaran en mí. Espero haberme ganado, con la narración, esa confianza.” (p. 347-348)

Mi confianza la ha ganado a lo largo de esta magnífica historia en la que hace algo más que la  biografía de su abuelo Chimen, un judío de apenas 1,55 metros de altura, pero con una capacidad intelectual portentosa que le llevó a ser profesor de la University College London en 1974 sin tener ninguna titulación académica.
Nacido cerca de Minsk en 1916, pero muy pronto exiliado en Londres a causa de la situación de su padre, un rabino de los más importantes de la época. Aquí formó su familia con Miriam y regentó una librería, aunque lo más relevante fue su dedicación a la compra y venta de ejemplares de libros relacionados primero con el marxismo y luego con el judaísmo.
En su casa, llena de libros por los cuatro costados, se reunía una parte importante de la intelectualidad de izquierdas primero hasta 1958, cuando el matrimonio era miembro del Partido Comunista,  y judía más tarde tras el abandono de la actividad política.
En esas reuniones vemos desfilar por la casa a gente como: E.Hobsbwam, E.P.Thompson, J.Joll o Ch. Hill que para quienes hayan estudiado historia, como es mi caso, resulta realmente apasionante. El autor dice que a lo largo de los años pasaron por la casa miles de personas. Allí comían, porque Miriam estaba permanentemente elaborando platos, y muchas veces dormían, pero, sobre todo, debatían horas y horas sobre marxismo y socialismo los primeros años y sobre judaísmo más adelante.
Abramsky, gracias a su detallismo y sensibilidad, nos muestra muy bien cómo era la vida cotidiana de esas gentes en el Londres de la posguerra y épocas posteriores. Gentes que pertenecían en su mayor parte al mundo judío aunque fuesen en su inmensa mayoría ateos convencidos. Su forma de narrar hace que el lector se implique mucho en la narración y hasta en alguno de los debates (en los religiosos reconozco que me he perdido en más de una ocasión); es como si de alguna manera fuéramos un invitado más.
Hay informaciones muy interesantes sobre, por ejemplo, cómo pudieron sus abuelos ser estalinistas y el tiempo que les costó dejar de serlo o, algo muy diferente, cómo siendo ateos mantenían las principales fiestas judías e incluso la tradición para las bodas de su familia.
Estamos ante un libro diferente, muy bien escrito y con una narración que no decae salvo en algún momento muy concreto; un texto que derrocha amor por los libros y un respeto profundo por la familia. Un libro en el que se pueden aprender bastantes cosas, pero del que sobre todo se disfruta la mera lectura.
Hay una reseña de José María Guelbenzu, en elpais.com, en la que cuenta más del contenido y una interesante entrevista de Antonio Fontana en abc.es.


Sasha Abramsky, La casa de los veinte mil libros. Traducción Ángeles de los Santos.

martes, 9 de octubre de 2018

Desigual aunque corta



Me gusta siempre que encuentro libros de autores de países cuya literatura suele ser poco conocida aunque, como es el caso, muchos de ellos viven ahora en occidente y se suele notar en sus escritos. Kim Thúy abandonó su Vietnam natal a la edad de diez años y actualmente vive en Canadá.
En este libro cuenta la historia de Vi desde sus orígenes familiares. En gran parte coincide con la historia de la propia escritora aunque no sé cuánto tiene el libro de autobiográfico. Lo interesante es que se cuentan fragmentos o episodios de esa vida sin hacer un relato pormenorizado. Como se afirma en la contraportada: “Hay novelas que suelen ser llamadas “perfectas” en cuanto parecen mecanismos de relojería suiza; en otras, sin embargo, la vida se cuela por todas partes y la realidad, que es imperfecta, se impone sobre el artificio.”
Así sucede en este libro en el que se van relatando diferentes acontecimientos en diferentes lugares del mundo sin que se explique a veces el porqué la protagonista está allí.
La novela comienza en Vietnam y para mí son las páginas mejores de un libro que, a medida que he ido avanzando en su lectura, me ha ido interesando cada vez menos. Creo que le falta algo más de fuerza narrativa quizá por lo que se dice en la crítica de La Figaro recogida en la contraportada: “La autora tiene el arte de la moderación para evocar la gravedad de la existencia sin aburrir, celebrando la belleza de las cosas sencillas.”
Aburrir desde luego no aburre teniendo en cuenta también que se trata de un libro de 150 páginas muchas de ellas incompletas, pero tampoco hace que su lectura sea algo para recordar.
Me han gustado dos informaciones que da sobre la mentalidad de los vietnamitas. Las reproduzco a continuación:

“A diferencia de la cultura occidental, que alienta la expresión de los sentimientos y las opiniones, los vietnamitas se los guardan celosamente para ellos o los verbalizan  sólo con mucho comedimiento porque ese espacio interior constituye el único lugar inaccesible a los demás.” (p. 61)

“El éxito de un niño pertenece a los padres y a sus ancestros. Cada uno de los miembros de la familia es solidariamente responsable de todos los demás. Los más fuertes llevan a los más débiles. De otro modo, sus éxitos se verían empañados por su falta de sentido del deber y del reconocimiento hacia su clan.” (p. 62)

En fin, un libro que se puede leer pero que no es de los que dejan huella a pesar de lo interesante del tema y de la variada vida de la protagonista.

Kim Thúy, Vi. Una mujer minúscula. Traducción Laura Salas Rodríguez.

lunes, 8 de octubre de 2018

Sobre los refugiados en Alemania




Este libro, aunque traducido ahora, fue publicado en Alemania en 2015, es decir, en plena crisis del fenómeno de los refugiados lo que constituye su principal virtud y, seguramente, le proporciona su principal defecto.
Estamos ante un libro valiente que afronta el tema de la llegada de los refugiados desde un punto de vista moral, y que plantea un apoyo total a estas personas que llegan en su mayoría huyendo de diferentes persecuciones. Sus protagonistas proceden del África subsahariana, en concreto de Niger, Ghana, Nigeria o Chad, pero muchos han pasado por Libia en los peores momentos del conflicto de ese país. De ahí se desplazaron a Italia para terminar recalando en Alemania.
El problema del libro es que resulta muy difícil tratar este tema de forma novelada en los momentos de mayor tensión y confusión y que, al mismo tiempo,  la historia resulte literariamente aceptable.
El punto de partida de la historia es que el protagonista, Richard, un profesor universitario jubilado decide hacer un estudio sobre los que llegan como una forma de acercarse a ellos. A partir de ahí tendrá entrevistas con varios en diferentes lugares de acogida. Aunque hay momentos bastante conseguidos, imágenes potentes (esa policía controlando la manifestación) e informaciones muy útiles e interesantes sobre la legislación alemana, el resultado no deja de parecer la suma de un conjunto de pequeños reportajes realizados, además, por alguien que no es experto en ello.
Siento decir estas cosas porque de alguna manera me he sentido  bastante identificado con ese profesor jubilado que apostató de su religión, que de niño cogía los escarabajos de la patata a mano y que hace las listas de la compra siguiendo el orden de colocación de los productos en el supermercado, es decir, tres cosas que comparto plenamente además, sobre todo, claro,  de su posición ante la situación de los refugiados.
Un tema un tanto marginal en el libro, pero que aparece en varios momentos y que me ha llamado la atención es la presencia de la diferencia entre el este y el oeste en Berlín y en Alemania en general a pesar de los años que han pasado ya desde la reunificación. Se nota que quedan asuntos pendientes. La autora nació en 1968 en Berlín este y Richard vivió en la RDA donde ejerció su profesión.
“Un libro  necesario.” (Der Spiegel)
“Una prosa medida, líricamente austera, cuyos movimientos acompasados apenas delatan la considerable pasión que la empuja.” (James Wood, The New Yorker)
Destaco estos dos comentarios puestos por la editorial porque comparto plenamente el primero y, sobre el segundo, creo que si algo le falta al libro es un poco de pasión y me atrevería a decir que de emoción.

Jenny Erpenbeck, Yo voy, tú vas, él va. Traducción Francesc Rovira

miércoles, 3 de octubre de 2018

“Gracias a todos”: Nuevas citas II



Hace más de seis años que autoedité Gracias a todos en el que recogía la mayoría de las citas que había ido recopilando hasta entonces. En este tiempo he seguido con mi vieja costumbre y he pensado que sería una buena idea publicarlas en el blog organizadas por temas, con algún comentario si se tercia, tal y como hice en el libro.


Angustia

“… la peor angustia del mundo estriba en tener conciencia de muchas cosas pero no poder controlar ninguna.”
Herodoto citado en
Lucien Jerphagnon, Elogio del pesimismo. Cualquier tiempo pasado fue mejor


Bandera

Sin embargo, pensó con amargura, ¿qué es una bandera, más que un pedazo de madera y algunos trapos de colores, y cuántos hombres dan su vida por ella?
János Székely, Los infortunios de Svoboda


Beso

Primero  junta los labios con los suyos y los retira. Un simple intercambio de alientos. Pero un instante después, que parece pender de la luz,  Carla se le acerca otra vez y lo besa de verdad, con lengua y saliva, única pluma y única tinta capaces de escribir el perfecto mensaje de amor entre un hombre y una mujer.
Giorgio Faletti, Apuntes de un vendedor de mujeres


Cambio, compromiso

“¿Por qué continúas predicando, si sabes que no puedes cambiar a los malvados?, le preguntaron a un rabino. “Para no cambiar yo”, fue su respuesta.
Anécdota que cuenta Norman Manea citado en
Aurelio Arteta, Tantos tontos tópicos


Cambio

“Así, habría que comprender que las cosas no tienen remedio y sin embargo estar decidido a cambiarlas.”
Scott Fitzgerald citado en
Jorge Semprún, Vivir es resistir


Capitalismo

Si, como proclamó en cierta ocasión Marx, nuestra tarea no consiste tanto en entender el mundo como en cambiarlo, hay que reconocer que el capitalismo ha seguido bastante bien su consejo.
David Harvey, El enigma del capital y las crisis del capitalismo



La abundancia puede ser el sustituto estadounidense del socialismo, pero, como objetivo social compartido, ir de compras no parece que sea suficiente.
Tony Judt, Cuando los hechos cambian



En las discusiones habituales sobre el capitalismo, declaró Z., le molestaba el singular. El capitalismo era uno de esos conceptos comodín que andaban faltos de claridad. “¿Alguien cree que las circunstancias que se consideran normales en Suecia y en el Congo, en Groenlandia y en Irán, pueden meterse en el mismo saco? A la vista está que el sistema económico que se designa con esta palabra puede convivir casi con cualquier régimen político: la dictadura militar, el nacionalsocialismo, el imperio de la mafia, el partido único comunista, el apartheid, el Estado judío o el Estado islámico, así como la democracia parlamentaria. Lo que pasa por alto este singular es la proteica capacidad de transformación de esta forma de economía, capacidad a la que debe su supervivencia.”
H.M. Enzensberger, Reflexiones del señor K. o migajas que dejaba caer, recogidas por sus oyentes



Civilización
 
Y nuestra llamada “civilización” no es otra cosa que el aislamiento de lo natural, puesto que todo aquello que denominamos “nuestra civilización” es mera consecuencia del hecho de que ciertos cuadrúpedos, de una manera totalmente antinatural, ¡se hayan erguido sobre sus patas traseras! Y solo es antinatural porque es el único caso conocido hasta ahora en la naturaleza, pero en ningún caso se trata de algo sobrenatural. Yo al menos no veo en ello ningún elemento que no sea físico.
Miroslav Krleza, El retorno de Filip Latinovitz


Clases

Ésa es la verdadera división de clases, la más terrible división en clases: los que nos preocupamos por qué vamos a hacer mañana, los que se preocupan por cómo van a comer mañana. Y eso es lo cruel del África: que te lo muestra demasiado.
(…)
Lo cruel, tremendamente cruel del África es que te dice fuerte lo que sabés bajito: que el mundo es una mierda. Y que aceptarlo nos cuesta tan  poco.
Martín Caparrós, Una luna


Cobardía

“(…) debido a la inmortal cobardía del género humano, aquel que eleve la voz contra quienes detentan el poder en cada momento, contará siempre con pocos adeptos.”
Stefan Zweig citado en
Aurelio Arteta, Tantos tontos tópicos


La magnífica frase de Zweig me trae a la memoria la canción de Sabina: “que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena.” Pero sigue saliendo muy caro.
Harvey y Caparrós dan en el clavo, y de qué manera,  con apenas unas pocas palabras.
Me parece una buena imagen lo de la lengua y la saliva como pluma y tinta.
La respuesta del rabino me parece un buen consejo a seguir; más que bueno, ineludible.

lunes, 1 de octubre de 2018

¿El último Kerr?



He titulado así la entrada porque hasta ahora creía que este era el último libro que se publicaría de Kerr, de hecho creo que ya es una publicación póstuma, y, sin embargo, por alguna cosa que he leído, puede que quede aún otro que dejó escrito antes de su fallecimiento. Ojalá sea así.
Si en el comentario de la anterior novela decía que parece que Kerr había vuelto a coger impulso con esta serie, esta de ahora me reafirma en la idea. Creo que el descanso que supuso la dedicación a la miniserie sobre fútbol, bastante floja en mi opinión, le debió de motivar para volver con más ganas a contar historias de su gran personaje Bernie Gunther.
La historia se desarrolla en dos momentos temporales distintos. En octubre de 1956, en el que nos cuenta la huida de Bernie a través de Francia perseguido por la Stasi y en abril de 1939, cuando a punto de celebrarse el 50 aniversario de Hitler se produce un asesinato donde va a ir a descansar y hay que resolverlo con rapidez. Realmente lo de 1956 no es más que un pretexto para meterse en lo importante: el mundo nazi con sus intrigas y sus luchas internas, un mundo en el que el gran personaje que es Gunther da lo mejor de sí mismo y es capaz de afirmar cosas como:

“Lo que más me irrita de los nazis no es que se supone que debo odiar a los judíos, Friedrich. Y no lo hago. No los odio. No más de lo que odio a todo el mundo hoy en día. Lo que me resulta mucho más difícil de sobrellevar es que se supone que debo adorar a los alemanes y todo lo alemán. Eso es mucho pedirle a un berlinés. Sobre todo, ahora que Hitler está al mando.” (p. 321)

En todo caso, el Bernie Gunther de esta novela está algo más contenido que en otras anteriores y saca menos a relucir su ironía y sarcasmo. Tampoco tiene relaciones con mujeres ni amorosas ni meramente de juego sexual. Eso sí, no ha perdido su instinto ni su capacidad investigadora.
Como casi siempre en la obra de Kerr, por cierto que esta es la novela número 12 de la serie, aparecen e intervienen en la historia personajes reales. Aquí los más importantes son Heydrich y Martin Bormann.
También, como pasaba en la anterior, hay referencias negativas sobre los franceses del tipo de: malos conductores, delatores natos, camisas mugrientas en la Francia de provincias, sensación de que hay más policías que nobles y títulos hereditarios y solo van caminado a la panadería y al estanco (por contraste con los paseos por el campo de loa alemanes), entre otras lindezas.
Un libro, como todos los de la serie, muy entretenido y que demuestra una vez más la enorme capacidad de este escritor escocés para meterse, y meter al lector, en esa época y ese mundo.

Philip Kerr, Azul de Prusia. Traducción Eduardo Irirarte.

domingo, 30 de septiembre de 2018

ANDAMIO


Una vez más las series superan en cantidad y calidad a las películas, claro que esta entrada corresponde en gran parte al verano, mala época para el cine.


Películas


El viaje de Nisha. Producción Noruega pero con guion y dirección de la noruego-pakistaní Iram Haq, Crítica feroz de las actitudes hacia la mujer  de la sociedad más tradicional pakistaní emigrada en Noruega, pero también de la que sigue en Pakistán. Dura de ver porque produce bastante angustia la situación de la protagonista. Hay quien habla de un cierto maniqueísmo, pero me da la impresión de que, desgraciadamente, todo puede ser bastante real.

Alpha. En teoría una película para niños pero que no creo que les guste mucho, a mi hijo tengo la impresión de que no le gustó demasiado. Dejo a un lado el tema de si refleja más o menos cómo era la vida hace 20.000 años, lo importante es que es bastante aburrida y reiterativa. Mucho efecto digital, pero poco interés.

Yucatán. Un buen director, como ha acreditado en sus anteriores películas, que demuestra lo difícil que es el género de la comedia. Una primera parte en la que te dan ganas de salirte del cine y una segunda que está un poco mejor.  

Beirut (El rehén). Una entretenida película de espías en el Oriente Medio de principios de los ochenta. Mejor de lo que esperaba encontrar y, como suele ser habitual en una parte del cine estadounidense, bastante crítica con la actuación de su país o, al menos, de ciertas organizaciones del mismo.

Todos lo saben. Resulta bastante sorprendente que un director iraní haga una película en España y con actores españoles, pero Farhadi (El viajante, Nadar y Simin,…) es lo suficientemente bueno como para hacerlo y que el resultado merezca la pena. Un buen guion y una magnífica dirección de actores hacen que la película, salvo para mi gusto el tramo final, se vea con interés y tenga escenas y momentos intensos muy logrados.



Series


A Very English Scandal. Magnífica miniserie de apenas tres episodios pero en los que se cuenta de forma clara el escándalo sucedido en los setenta con el diputado liberal Jeremy Thorpe. Unas interpretaciones de nivel británico, esto es, espléndidas y una dirección de Stephen Frears muy típica de él. Una serie muy recomendable.

Deep State. Serie estadounidense de espías con el tema de la posible guerra con Irán de fondo. Estuve a punto de dejarla en el segundo episodio, pero le di una oportunidad y ha resultado ser más o menos entretenida dentro de su flojedad. Eso sí, nunca he visto que los malos, bueno los “más malos”, fueran dirigentes del M.I-5 y la CÍA. Prescindible.

Sharp objetcs (Heridas abiertas). Magnífica serie estadounidense en ocho capítulos. Basada en una novela, no es exactamente ni un thriller ni una película policíaca, es mucho más: un buen reflejo de la sociedad rural de ese país y de las relaciones que se establecen dentro de una familia peculiar. Interpretaciones espectaculares de Amy Adams y Patricia Clarkson. Una serie tremendamente adictiva.

 Paradise Lost. Tres documentales sobre un mismo tema pero realizados a los largo de 18 años. Tres niños de 8 años fueron asesinados en un pueblo de Arkansas en 1993; se detuvo y acusó a tres jóvenes de entre 16 y 18 años. Los documentales recogen todas las vicisitudes de los sucesivos procesos y están fechados en 1996, 2000 y 2011. Los tres son magníficos y dejan al descubierto una vez más los fallos del sistema judicial y policial  estadounidense. Recuerda en algunas cosas la también magnífica serie documental Making a murderer.
  
The Five. Serie británica del mismo creador que Safe, comentada en el anterior Andamio. Al igual que aquella, el punto de partida es una misteriosa desaparición. Los dos o tres primeros capítulos son un tanto complicados y estuve a punto de dejar la serie, pero a partir de ahí empiezan a entenderse algo mejor las cosas y resulta entretenida sin llegar al nivel habitual de las series de esa procedencia.

The Affair. Cuarta y última temporada de una serie que empezó muy bien, bajó un tanto y, al menos para mí, ha remontado en esta temporada final. Siguen con el perspectivismo en varios capítulos, pero sobre todo se van centrando en aspectos parciales de los diferentes protagonistas que siempre resultan interesantes y sugerentes. Además, las interpretaciones son magníficas.

viernes, 28 de septiembre de 2018

Un tanto defraudado




Vaya por delante el agradecimiento a la editorial Errata Naturae que está poniendo a nuestro alcance autores tan interesantes como Edna O’Brien, Luciano Bianciardi o Brigitte Reimann. Sin embargo, en el caso de Frank tengo alguna duda. No he leído el anterior libro que publicó la editorial, Karl y Anna, pero reconozco que este me ha defraudado un tanto.
Se trata, en palabras de la traductora en una nota a pie de página, de una “biografía ficcionalizada”. Además, de la biografía de un hombre que tuvo según escribe Armin Strohmeyr en el Epílogo:

“Una vida “novelística” de punta a cabo, pues, una vida que supo igualar lustre y miseria, gloria y persecución, dudas sobre uno mismo e inflada vanidad. Desde esa perspectiva, el término “novela” resulta realmente lógico para A la izquierda, donde el corazón.” (p. 308)

Efectivamente, partiendo de su ciudad natal y de su situación de extrema pobreza, comenzará un periplo que le llevará primero a Múnich, más tarde a Berlín y luego tras la llegada de los nazis al poder, al exilio durante diecisiete años en Suiza, París y Estados Unidos desde donde regresará en 1951. Durante ese tiempo tuvo tres relaciones amorosas y se convirtió en un  escritor relativamente famoso y con buenos ingresos.
Todo esto lo cuenta Frank creando un alter ego, Michael Vierkant,  que le permite por un lado, utilizar algunos personajes no reales, y por otro, algún título de libro que tampoco existió. De ahí ese carácter de novela y no de mera autobiografía.
Una vida tan intensa y en una época tan conflictiva y dramática tendría que ser apasionante y, sin embargo, ahí está lo que a mí me ha defraudado del libro, su falta de emoción y de tensión. Puede que tenga que ver con la siguiente declaración de principios que hace al referirse a su protagonista:

 “Se esforzó (…) por construir cada frase del modo más claro y sencillo posible, de manera que el lector pudiese comprender sin esfuerzo lo que leía. Siguió una norma fundamental: el trabajo ha de hacerlo el escritor, no el lector.” (p. 285)

Claridad que siempre se agradece, pero que no es óbice para que, al mismo tiempo, la historia se cuente con más intensidad y pasión.
Aunque se lo compara en la contraportada con Stefan Zweig en lo que a sensibilidad se refiere, creo que hay bastante diferencia entre ambos.
Este libro de Frank se lee con facilidad y resulta entretenido, pero no aporta nada al conocimiento de la época ni, me atrevería a decir, al del propio autor.

Leonhard Frank, A la izquierda, donde el corazón. Traducción Esther Cruz Santaella.

jueves, 27 de septiembre de 2018

"Gracias a todos": Nuevas citas I


Hace más de seis años que autoedité Gracias a todos en el que recogía la mayoría de las citas que había ido recopilando hasta entonces. En este tiempo he seguido con mi vieja costumbre y he pensado que sería una buena idea publicarlas en el blog organizadas por temas, con algún comentario si se tercia, tal y como hice en el libro.




Abstención

“El mayor castigo por no querer participar en política es acabar gobernado por personas peores que uno”.
Platón, La República citado en
 Guy Standing,  La corrupción del capitalismo


Amistad

¿Cuál es la medida real de la amistad?
Voy a decírselo a ustedes. Es la cantidad de tiempo que uno desperdicia con las desgracias y calamidades del otro.
Richard Ford, El periodista deportivo


Amor

No sentía con bastante profundidad lo que hacía con aquellas pobres muchachas. Su cuerpo le había hecho el amor a mujeres, pero él no.
Sherwood Anderson, Muchos matrimonios



Aún le quiero, si amar es sentirse derretir de placer al solo gesto de una mano, admirar sin reserva, compartir en secreto unos gustos comunes de los que uno no se atreve a hablar a fin de no delatarse.
Marie Vieux-Chauvet, Amor, ira y locura



El amor que nace del miedo a la soledad es tan triste y poderoso como la muerte.
Irene Némirovsky, El malentendido



¿Existe algún amor que no sea egoísta, que no busque someter al hombre o la mujer a la propia conveniencia?
Cesare Pavese, Antes de que cante el gallo



El amor, siempre lo he comprobado, es más intenso cuando su objeto es indigno de él.
John Banville, El intocable



Sabía el significado del amor. El amor era no crear problemas, no ponerse en situación de crearlos. Era no dejar a una mujer porque se ha puesto el pensamiento en otra. Era no llegar nunca a estar donde se juró que nunca se estaría. Y no era vivir aislado, estar solo. Eso nunca. Nunca.
Richard Ford, Rock Springs



-Estar enamorado es como ir en un crucero, creo yo. No está mal si se navega por mares tranquilos. Pero cuando las aguas se agitan, es fácil empezar a sentirse muy mal. De hecho, es asombroso lo rápido que puede ocurrir.
Philip Kerr, La dama de Zagreb



“A veces parece que solo las personas inteligentes son lo suficientemente estúpidas para enamorarse y que solo las estúpidas son lo suficientemente inteligentes para dejarse amar.”
Élizabeth Bishop citada en
Marta Rebón, En la ciudad líquida



Así es como, por azar, Shúrik describió la ley del amor más grande y más secreta: en la elección del corazón los defectos poseen una fuerza de atracción mayor que las cualidades, porque son las manifestaciones más brillantes de la individualidad. .
Liudmila Ulítskaya, Sinceramente suyo, Shúrik


La recomendación de Platón es muy útil y real.
Casi todo, si no todo, lo que se suele decir sobre el amor tiene algo de verdad. Aquí hay buenos ejemplos. En particular me gusta la primera idea de Némirovsky.

lunes, 24 de septiembre de 2018

Sobre el auge de la extrema derecha



Estos dos reputados periodistas hacen un buen repaso de la situación política en prácticamente todos los países de la UE, atendiendo fundamentalmente al auge que están experimentando lo que llaman populismos. Para quienes, como es mi caso, no seguimos el día a día de estos temas, el libro es especialmente útil e interesante porque da mucha información de la situación en cada país, incluidas bastantes cifras sobre resultados electorales.
Dentro de ese análisis general destaca el espacio que dedican a países como Grecia, Italia, Francia, Reino Unido, Alemania y España aunque no sea lo único interesante y, en algunos casos, ni siquiera lo más interesante ni lo mejor tratado.
Previamente se dedican en un extensísimo Prólogo de más de 50 páginas a intentar explicar qué es el populismo. Esta parte es con mucha diferencia lo peor del libro. Utilizan multitud de citas de dos o tres escritores franceses sin dar  la referencia y sin que quede demasiado claro por qué la cita en ese momento. El tema es de los más controvertidos hoy en día y hay multitud de libros y artículos sobre él escritos por teóricos de muchos países y varias tendencias políticas, sin embargo, como decía, solo citan a franceses y en un caso al catalán Joan Subirats que resulta ser, precisamente, quizá la cita más clarificadora de todo el Prólogo.
Además, dan la impresión de que en unos momentos tienen en cuenta a todos los grupos y en otros solo a algunos. Por ejemplo, en el siguiente fragmento no creo que estén pensando ni en Syriza ni, desde luego, en Podemos:

“La extrema izquierda, abjurando del internacionalismo y la alianza planetaria de los proletarios para volverse discretamente xenófoba, se junta con la extrema derecha. La denuncia de Europa ya no es entonces sino un segmento común, el campo de batalla, y no la fortaleza que se espera tomar.” (p. 52)

Siguiendo con estos aspectos criticables, hablando de España y de Podemos afirman:

“(…) “los cinco de Podemos” (se refieren a los fundadores) empezaron a ocupar los medios de comunicación, especialmente la cadena privada La Sexta”.” (p. 111)

“Ocupar” parece una expresión poco afortunada y algo alejada de la realidad. Participar frecuentemente sí, pero ocupar es muy difícil porque ya estaba ocupado, y por cierto sigue estándolo, por otro tipo de opciones políticas.
Por otro lado se puede leer también algo tan peregrino como:

“Si algo confirma lo que ha sucedido en España en los últimos años es que es la derecha la que realmente ha entendido cómo funcionan los medios de comunicación y las redes sociales, la que sabe cómo tocar la fibra visceral, lo emocional, mientras que la izquierda acaba perdida en el laberinto de las pasiones y no sabe cómo explicarse a sí misma.” (p. 125)

“Realmente entendido” dicen, y la pregunta sería, ¿de quién es la propiedad de la inmensa mayoría de los medios? No sé si lo han entendido o no, ni creo que haya que plantearse esa cuestión porque simplemente los medios son “suyos”.
Más allá de estas críticas puntuales y de otras que se podrían hacer, el libro, como decía al principio, resulta útil para ver cómo está la situación en la UE y cómo y por qué, aunque este es otro tema que queda muy abierto al debate, se está produciendo un auge de la extrema derecha e incluso de movimientos que se reconocen a sí mismos como neonazis. Hablo de extrema derecha y no de populismos porque creo que a lo largo de las páginas del libro se habla casi exclusivamente de este tipo de grupos y porque, además, creo que se entiende mejor el término.
Un libro para repensar y debatir muchas cosas.

J.M. Martí Font y Christophe Barbier, La fortaleza asediada. Los populismos contra Europa. Traducción textos en francés María Méndez.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

El Enquist más complejo




Al plantearme el comentario de este libro siento la misma perplejidad e indecisión que sintió izas hace años al reseñarlo en unlibroaldia.blogspot.com, porque no se trata de una lectura a la que uno esté habituado. Dicen los traductores en la Nota biográfica que publican al final del libro: “Enquist es uno de los escritores contemporáneos suecos más conscientes de la forma y de técnica narrativa más depurada; su prosa es analítica, intelectual y experimental.” (P.114) Precisamente en este libro se aprecian bastante bien esas características.
Puedo decir que conozco algo al autor porque en los últimos tres años he leído cinco libros con muy diferente resultado como se puede comprobar por los comentarios que puse en el blog. No es un autor fácil; sin embargo, da la casualidad de que el libro que leí hace apenas dos meses, La visita del médico de cámara, debe de ser el que ha escrito a la manera más “tradicional” por lo que había perdido la costumbre de enfrentarme a un texto con dificultades.
Al comenzar a leer este que ahora comento me sentí perdido, no sabía muy bien qué estaba pasando ni por dónde podría continuar, pero a medida que avanzaba iba poco a poco viendo el sentido y entendiendo al menos una parte de la historia o historias que no son, desde luego, muy habituales. Como dice Nils Schwatz en un extracto de su crítica reproducido en la contraportada: “es un retrato grotesco, raro, pero que demuestra el triunfo del amor entre seres humanos imperfectos”.
Raro, efectivamente, muy raro, pero en el que al mismo tiempo, gracias a la magnífica escritura de Enquist, terminas entrando y disfrutando.
Desde luego estamos ante un libro que hay que leer más de una vez. Creo que la segunda lectura, al conocer ya por dónde va la historia, debe de ser mucho más interesante.
No sé si lo recomendaría a quien no haya leído nada de este autor.
Quizá convenga advertir que el libro se tradujo y publicó en 1985 por lo que tampoco será fácil de conseguir. Me escribe la editorial en Facebook que sigue en catálogo y que puede adquirir.

Per Olov Enquist, El ángel caído. Traducción Martin Lexell y Cristina Cerezo Silva

martes, 18 de septiembre de 2018

Buen descubrimiento




Se trata de una autora de la que he visto muchos libros en las librerías a lo largo de los años, pero a la que nunca he hecho demasiado caso. Craso error. Algo parecido me pasó con la argentina Marcela Piñeiro y no solo me he arrepentido, sino que le estoy poniendo remedio leyendo lo principal de su producción.
De Restrepo se han dicho cosas muy relevantes que la editorial reproduce en la solapa de este libro, cosas como: “Una prosa que por momentos nos quita el aire.” (Elena Poniatowska) o “Cuando la escritura llega hasta donde la llevó Laura Restrepo, hay que quitarse el sombrero.” (José Saramago). Y tienen toda la razón porque quizá lo que más llama la atención de esta novela es su escritura y su lenguaje.
Restrepo toma unos hechos reales, la violación y asesinato de una niña de siete años producidos en 2016, que tuvieron una repercusión extraordinaria en la sociedad colombiana a pesar de que, como se dice en el libro: “En este país nuestro ha sido tanta la guerra, tanta, soportada por demasiado tiempo, que los vivos ya estamos acostumbrados y los muertos olvidados y no hay quien registre el catálogo. La violencia pesa y pasa, así sin más, pasa y arrasa, y la muerte se ha ido volviendo vida cotidiana.” (p. 246) Toma esos hechos, decía, y construye una posible historia sobre su autor o autores.
El libro se divide en seis capítulos en los que uno de los protagonistas, Hobbit, va presentando en primera persona a los otros cuatro: Muñeco, El Duque, Tarabeo y El Píldora, todos pertenecientes a la clase alta de Bogotá excepto el narrador que es de una clase inferior. Solo en el capítulo cuatro se narra de forma bastante indirecta y nada morbosa los hechos reales.
Antes hablaba de la importancia de la escritura en la novela y para comentarla nada mejor que reproducir un fragmento de la reseña hecha en el blog laslecturasdeguillermo.wordpress.com

“Laura Restrepo consigue describir la monstruosidad sin enunciarla; solo la muestra, deja que hable por sí misma. Y lo hace a través de un profundo y espléndido trabajo con el lenguaje. La oralidad del discurso y el fraseo de los personajes retratan prodigiosamente un grupo social y una actitud. De eso se vale Restrepo para desplegar ante el lector la foto de grupo donde esta terrible historia se fraguó. Los jóvenes formados en el Liceo Quevedo, semillero de los hombres más poderosos de Colombia, acaban siendo eso: cómplices. Gente atrapada en su universo narcisista e infantil.”

Algunas de las caracterizaciones son: tenebroso, matón pero amoroso; sibilino y lleno de aristas; evita el contacto físico y miedoso; busca el orden y la perfección; servicial, amable. Personajes inmaduros a pesar de que han sobrepasado los treinta; miembros de una generación que se niega a crecer.
Una novela que engancha desde las primeras líneas y que mantiene la tensión y la atención del lector haciendo uso de un lenguaje muy llamativo que, imagino, se corresponde bastante con el de esos grupos sociales y en el que se pueden encontrar términos como: teiboleras (las bailarinas de table dance); edificio clasemedioso o apto (por apartamento), entre otros muchos.
En resumen, una magnífica novela absolutamente recomendable. Pronto me pondré con algún otro título de la autora.

Laura Restrepo, Los divinos