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martes, 28 de mayo de 2024

Algo más que memorias



Talese ha aparecido ya bastantes veces en el blog y siempre con comentarios elogiosos. Es un gran periodista y alguien capaz de encontrar los recovecos ocultos de lugares y personajes.

Este libro de recuerdos está dividido en tres partes muy diferentes en contenido y, al menos para mi gusto, en interés. En la primera, Una historia de Wall Street, la más interesante, nos relata sus primeros pasos en el periodismo allá por los años cincuenta y parte de los sesenta. La segunda, A la sombra de Sinatra, la más extensa, la dedica a contar los intentos de lograr una entrevista con el cantante y actor. Son más de 130 páginas que resultan un tanto reiterativas y prolijas aunque tienen, lógicamente, algunos momentos interesantes y curiosos. En la tercera, El brownstone del doctor Bartha, cuenta una historia realmente peculiar. Ese doctor, dueño de un brownstone en un buen barrio de Nueva York, terminó incenciándolo con él dentro. Talese nos cuenta los distintos avatares de su vida con bastante detalle.

Como se puede apreciar son tres temas muy diferentes, pero que tienen en común la participación de Talese en ellos, bien como protagonista, bien como reportero.

Al margen del interés que puedan suscitar en cada lector, lo que sí queda claro es que Talese no ha perdido su capacidad narrativa y la fluidez en el relato. El libro se lee, como es habitual con los textos del autor, con enorme facilidad y disfrutando de una prosa rica en matices y siempre muy precisa. Es una pena, en mi opinión, que sea tan extenso en algunos aspectos porque, como decía antes, lo hace un tanto pesado, pero en cualquier caso es un libro que en su conjunto merece la pena leer.

Desde otro punto de vista me ha sorprendido el número de erratas tratándose de una editorial como Alfaguara. Así, por ejemplo, en la página 58 se habla de la firma del presidente Johnson en 1945, o en la 309 se dice que “muchas de ellas fueron levantadas en Nueva York entre finales de los años ochenta del siglo pasado y principios del siglo XIX, período que se considera “la edad dorada de la construcción de casas””. Hay al menos otras cinco.

 

Gay Talese, Bartleby y yo. Retratos de Nueva York. Traducción Antonio Lozano.

 

domingo, 4 de marzo de 2018

Periodismo de calidad



Se reedita, aprovechando el cincuenta aniversario de la inauguración del puente que unió Staten Island con Brooklyn, este libro que fue el segundo que publicó el autor con poco más de treinta años.
De Talese he leído prácticamente todo lo traducido (solo me falta esa monumental biografía familiar titulada Los hijos) y solo me ha defraudado un tanto precisamente el último, El motel del voyeur. Ha sido un grandísimo periodista, un enorme contador de historias, alguien capaz de “sacar petróleo” de cualquier acontecimiento como demuestra, y de qué manera, en este libro que ahora comento.
Entre 1959 y 1964 se construyó en Nueva York el puente llamado Verrazano-Narrows que unía las localidades antes citadas y, parafraseando un título de Chaves Nogales –otro grande del periodismo-, el maestro Gay Talese estaba allí y en poco más de 200 páginas nos cuenta los avatares que tuvieron lugar durante la construcción de esta magna obra.
A lo largo de los diez capítulos en los que se divide el libro, nos describe desde el rechazo que tuvo la obra entre los habitantes de los lugares que tenían que ser ocupados por las torres del puente y las carreteras de entrada y salida, hasta los aspectos puramente técnicos de su construcción, pasando desde luego y sobre todo por las historias de quienes participaron con su duro trabajo en la obra. 
Lo que hace grande este pequeño libro es la capacidad de Talese para poner al lector en la piel de ese colectivo de los “trabajadores del hierro” que son los protagonistas absolutos del libro. Algunos con su nombre, apellido, alias y hasta foto, y  la mayoría como parte de ese colectivo. Unos trabajadores  “a la antigua”, con una gran pasión por su trabajo y con un gran orgullo por la obra terminada; gente que vivía de la construcción de puentes y rascacielos; de colocación de grandes antenas en elevadas alturas; es decir, de hacer trabajos siempre peligrosos que en el libro aparecen bajo el nombre de los boomers porque iban allí donde el boom de la construcción de aquellos años los llevaba.
Cuando Talese individualiza a alguno de estos trabajadores es capaz con apenas cuatro rasgos de situarnos perfectamente al personaje. Cuando, como hace en el capítulo 6, relata un accidente que termina con la muerte de un trabajador, es capaz también de hacerlo de forma extraordinariamente breve pero con emoción y sin morbo alguno. Cuando habla de aspectos técnicos hace que a alguien, como es mi caso, al que eso no le llama la atención le termine interesando y resultando curioso. En fin, que estamos ante otro estupendo texto de uno de esos periodistas que no abundan.
El libro tiene, además, un conjunto de fotos realmente magníficas que ayudan a comprender muy bien los trabajos que se cuentan en el libro y también a conocer a algunos de sus personajes. Una gran edición.
De la entrevista de Jan Martínez Ahrens con el autor en elpais.com reproduzco el siguiente diálogo que da algunas de las claves del libro.

Pregunta. ¿Qué ha sentido al releerla?
Respuesta. Pues me he vuelto a ver a mí mismo, he vuelto a visitar mi juventud.
P. ¿Y le ha gustado?
R. Sí, claro. Mire, mi vida son los otros. Yo me he conocido conociendo a otros; me he descubierto descubriendo a los demás. Y en este libro los he vuelto a reencontrar.
¿Y pasado todo este tiempo, no cambiaría nada?
R. No. Soy un escritor lento, primero recojo mucha información, luego escribo y reescribo hasta que no puedo más. Pero no tomo atajos, doy lo mejor de mí mismo. No me arrepiento de lo que hice.
P. ¿Y cómo dosifica tanta información?
R. Busco una escena y luego desarrollo la película. Todo lo que escribo tiene una imagen. Pero lo más difícil no es eso, lo más difícil es hacer fácil la lectura.
P. Pues un puente no parece un tema fácil.
R. Me gusta escribir sobre gente real, haciendo cosas reales. Eso es El puente

Sé que hay otros, pero en mi caso Kapuscinski, Talese y, entre nosotros, Chaves Nogales, son mis periodistas favoritos. De los actuales acabo de descubrir a un magnífico Xavier Aldekoa. Todos sus libros son recomendables.

Gay Talese, El puente. Traducción Antonio Lozano

miércoles, 25 de enero de 2017

Curiosa historia de voyeurismo




La editorial reproduce esta frase en la solapa:

”Es, a pesar o debido a su ambigüedad, la obra maestra de Talese.” Yves Harté, Sud Ouest

Desde luego creo que hay que estimar bastante poco a tan gran escritor y periodista para hacer semejante afirmación. Es más, me atrevería a decir que casi no es un libro suyo porque la mayor parte del texto se dedica a la reproducción, sin que se diga en ningún momento que corregida o editada, del diario que el protagonista, el voyeur Gerald Foos, llevó a lo largo de un extenso de tiempo y en el que iba reflejando a veces con gran detalle sus observaciones. En un momento determinado, en 1980,  se pone en contacto con Talese y le ofrece el material. Se lo irá remitiendo durante muchos años y solo hace poco se decidió la publicación.

También se reproduce en la solapa este otro comentario que sí se ajusta más a lo que ofrece este libro:

“Instructivo e intrigante. Iluminador y entretenido.” The Washington Post

Al menos esa es la impresión que yo he sacado tras su rápida lectura pues se lee con gran facilidad ya que tanto Talese como el propio Foos escriben de manera muy ágil y yendo al grano en todo momento.
Aunque creo que tiene que haber también otro tipo de observaciones, en el texto la inmensa mayoría de las que se reproducen se refieren a los comportamientos sexuales, y vemos pasar por las habitaciones del motel previamente habilitadas para poder observar lo que allí sucedía todo tipo de situaciones y comportamientos como, por ejemplo:: relaciones heterosexuales dentro y fuera del matrimonio, homosexuales con masturbaciones y/o penetraciones, relaciones interraciales (estas no desde el principio), intercambios de pareja, incestos, o, lo que me ha parecido de lo más interesante, soldados heridos en Vietnam con pérdidas por amputación de miembros.
De estas observaciones con las que rellenó una gran cantidad de cuadernos saca Foos entre otras la siguiente conclusión:

Mi voyeurismo ha contribuido enormemente a convertirme en un pesimista, y detesto este condicionamiento de mi alma. Lo que resulta tan desagradable es que la mayoría de los sujetos están en sintonía con esos individuos en sus planteamientos. (Se está refiriendo  a los que no tienen ni idea de sexo y solo saben penetrar y empujar, en sus propias palabras). Si nuestra sociedad tuviera la oportunidad de ser voyeur por un día, abordaría la vida de manera muy distinta a como lo hace ahora.” (p. 67)

Sobre el personaje del voyeur dice Talese ya al final del libro en un intento de caracterizarlo:

“Era un hombre de muchos estados de ánimo y actitudes, y a veces se presentaba como historiador social, un pionero de la investigación sexual, alguien que denunciaba la corrupción de la sociedad, un solitario, alguien con doble personalidad, y un crítico resuelto a sacar a la luz las hipocresías y apetitos ocultos de sus contemporáneos.” (p. 218)

Ha sido un libro cargado de polémica ya incluso antes de su publicación como cuenta muy bien Cristina F. Pereda en elpais.com. También es interesante la información de David Suárez en lavanguardia.com. Ambos artículos son anteriores a la publicación del libro en España.

Con polémica o sin ella, el libro se lee con cierto interés, con gran facilidad y resulta entretenido aunque un tanto reiterativo en algunos momentos. Eso sí, nos descubre a un personaje realmente de película (de hecho parece ser que Spielberg ya ha comprado los derechos). En todo caso nada que ver, por supuesto, con el que Talese escribió sobre el comportamiento sexual de los estadounidenses, La mujer de tu prójimo.



Gay Talese, El motel del voyeur. Traducción de Damià Alou

jueves, 29 de septiembre de 2016

¡Qué gran periodista!




“En 1971, mientras consideraba posibles temáticas para su próximo libro, decidió que lo que más le intrigaba era la nueva apertura estadounidense, su creciente consumo erótico y la serena revolución que él percibía en la clase media contra los censores y los clérigos que habían sido la fuerza inhibidora desde la fundación de la república puritana.” (p. 474)

Con estas palabras, escritas en tercera persona aunque se refiera a él mismo, explica Talese en el magnífico capítulo final del libro qué es lo que le motivó para escribirlo, dedicándole nada menos que nueve años de su vida. Como buen creador, junto con otros, del llamado “nuevo periodismo”, el autor acudió como cliente a salas de masaje erótico e incluso estuvo varios meses de gerente en una de ellas para ver qué tipo de clientes acudían; también estuvo varias veces en Sandstone, la especie de comuna nudista creada por John Williamson donde se practicaba el amor libre, y mantuvo horas de conversaciones con multitud de protagonistas del cambio en los comportamientos sexuales de los estadounidenses, desde creadores de revistas como Playboy (Hugh Hefner es uno de los principales protagonistas del libro) o Screw, pasando por modelos que posaron para ellas hasta abogados que defendieron a estas personas de las acusaciones de obscenidad de las que fueron objeto en muchas ocasiones.
Con todos estos materiales va construyendo un extensísimo texto de más de 500 páginas (en una edición más habitual serían  700 u 800) que se lee con muchísimo interés sin que este apenas desfallezca salvo cuando expone, de manera demasiado prolija, los casos en los que hubo juicios o problemas con la ley, pues  creo que rompen un poco la dinámica del libro.
Publicado en 1980 recibió fuertes críticas negativas y también alguna positiva como la que reproduzco porque resulta útil para ver cómo es el libro:

“Este libro hará al señor Talese mucho más rico de lo que ya es, pero sospecho que un número considerable de sus lectores le encontrarán sorprendentemente comedido. Tiene un interés serio en observar a los demás seres humanos, por escucharles y por presentar con sinceridad lo que ha visto y oído. Escribe una prosa limpia y sin pretensiones. Mediante una frase aquí y una oración allá, posee el don de establecer importantes vínculos narrativos e históricos. Lo cierto es que se nos ofrecen historias bien contadas con un mensaje social acumulativo: la sexualidad en Estados Unidos se ha transformado drásticamente en las dos últimas décadas.” (p.498) (The New York Times Book Review)

También me parece un buen resumen este fragmento del Prólogo escrito  por Katie Rophe para la edición de 2009:

“Talese tenía un inigualable afán de historias, de contemplar la variedad de la experiencia humana en todo su esplendor y perversidad. Dedica una atención a los pormenores de las vidas de extraños que la mayoría de las personas apenas pueden reunir para sus amigos más íntimos y su familia. Lo que le distingue del periodista común y corriente es su interés inagotable por otras personas, famosas o no, su cariñosa inmersión en el pasado de estas, en lo que su madre les decía cuando eran niños y en el aspecto que tenía su dormitorio de la infancia.(…)
Sin excepción, los personajes de este libro autorizaron a Talese para que utilizase sus verdaderas nombres, lo cual resulta extraordinario dado que hablaban de infidelidades, de fantasías sexuales, de experiencias eróticas inusitadas. Pero Talese se ganó ese grado de confianza con la profundidad e intensidad de su compromiso, con la naturaleza humana y precisa de sus preguntas, con el encanto de la clase de atención que ofrecía, con su auténtica camaradería.” (p.13)

Poco queda por decir tras estos dos fragmentos. Desde luego yo lo he leído con gran interés y me ha hecho disfrutar y situarme en los años sesenta de Estados Unidos con unos problemas que desde luego en España estábamos desgraciadamente lejos de tener (obviamente no me refiero al puritanismo que aquí era dominante, sino a los intentos de acabar con él). Talese escribe con una claridad y una agilidad que han hecho de él uno de los grandes de todos los tiempos. Además, la sensación de verdad que tiene sus libros es una de sus características principales; el lector tiene siempre la impresión de que las cosas sucedieron tal y como nos las está contando.
Es el cuarto libro que leo y tendré que seguir al tanto de alguna nueva publicación pues es un autor que no defrauda.
Hay buena reseña de Marcelo Covián en latormentaenunvaso.blogspot.com




Gay Talese, La mujer de tu prójimo

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Mis temas recurrentes VI: el reportaje periodístico



 
Vuelvo al tema del periodismo que ya traté en la tercera entrega de esta serie, pero lo hago desde otra perspectiva; si la vez anterior me centraba en los libros que hablaban de la profesión, de sus problemas, de la crisis actual, de la manipulación de la información, etc., ahora todos los textos que pongo son trabajos, en su inmensa mayoría reportajes,  hechos por periodistas sobre diferentes realidades.
Todos los que aparecen son no solo grandes periodistas, sino también grandes escritores. En este sentido, faltan dos fundamentales como son Ryszard Kapuscinski y Manuel Chaves Nogales, porque ambos tienen precisamente  su lugar en la serie Mis autores favoritos.
Hay libros para todos los gustos y con unos temas enormemente variados pues desde los magníficos reportajes de Talese sobre Sinatra o el boxeo, hasta el trabajo impresionante de Walsh sobre un episodio terrible de la dictadura argentina, pasando por el espléndido libro de Olga Rodríguez dando voz a los que normalmente no la tienen y, desde luego, por los dos aterradores libros de Hatzfeld sobre el drama de Ruanda que, como dije en su momento en el blog, son dos libros que muchas veces hay que entrecerrar y respirar profundamente para poder seguir leyéndolos; todos juntos componen una visión bastante completa de lo que el periodismo puede aportar al conocimiento de la realidad.
Como es lógico no están todos los que son, pero creo que puedo asegurar que sí son –merecedores de atención y lectura-,  todos los que están.

sábado, 14 de junio de 2014

Entrevista a un periodista

Estupenda entrevista a Gay Talese a raíz de la publicación en España de su libro Los hijos.  Alguna de las cosas que comenta salen en su Vida de escritor que comenté hace muy poco en el blog. El libro, publicado en 1992, terminará apareciendo en el blog

viernes, 30 de mayo de 2014

Un engañoso título




Efectivamente, se trata de un título muy engañoso. Es cierto que aparecen sus padres, su mujer, sus hijos, algo de sus estudios y de sus años en The New York Times, pero en un libro de 600 páginas con pocos puntos y aparte y en una edición con letra muy condensada no creo que esos aspectos de su vida ocupen más de 20.
¿De qué va este libro entonces? De muchas cosas que, sin ser ninguna de ellas especialmente apasionante, en su conjunto y, sobre todo, por la forma en que las cuenta Talese, componen un libro que he leído con placer e interés.
Páginas y páginas al principio dedicadas a la final del mundial de fútbol femenino entre China y Estados Unidos, con la narración de la tanda de penaltis, ¡uno a uno!, hecha por alguien que no conoce mucho de ese deporte y leído por alguien que actualmente lo aborrece, y me ha gustado; capítulos y más capítulos sobre la creación de restaurantes en el 206 Este de la calle 63, negocios que fracasan uno tras otro sin que tenga mayor explicación; varios capítulos dedicados a tratar el tema del racismo en los sesenta y su evolución en los noventa en un pueblo, Selma, del estado de Alabama; un gran bloque de la parte central del libro en el que escribe sobre John y Lorena Bobbit (para quien no lo recuerde se trata de la mujer que cortó el pene de su marido)...
Variedad de temas con un tratamiento bastante común y típico de este gran periodsta: mucha información tanto sobre los hechos como sobre los personajes que participan en ellos, desde el alcalde de Selma al maître de los restaurantes, pasando por los abogados o fiscales del caso Bobbit, hasta llegar a sus traductores en China.
En definitiva, una Gay Talese en estado puro utilizando una serie de materiales que, no lo oculta, se le fueron quedando en el cajón y en las carpetas a lo largo de los años y en un momento determinado se le ocurrió retomarlos.
Quienes hayan leído alguno de los textos del autor ya traducidos creo que sacarán más jugo que quienes se enfrenten por primera vez a él. Es más recomendable empezar por algún otro de sus libros.
Dejo el enlace con un comentario que me ha parecido muy atinado y en el que se insiste en que la clave del éxito de este autor está en la verdad de lo que cuenta y en el cómo lo cuenta.
 
Gay Talese, Vida de un escritor

martes, 8 de junio de 2010

¡Qué gran periodista!

Este Este Retratos y encuentros recoge un conjunto de escritos de Gay Talese desde el año 1960 hasta el 2003 (por cierto que un fallo editorial omite la fecha y procedencia de cada uno). Los temas son muy variados pero todos son extraordinarios por su escritura y por el enfoque dado. Yo destacaría Frank Sinatra está resfriado y Alí en La Habana o la curiosa historia sobre la escritura de obituarios Don malas noticias (¡qué gran título!), pero la verdad es que prácticamente todos me parecen una obra maestra de una forma de hacer periodismo. Desconocía de la existencia de este gran periodista y espero que a partir de ahora se publique más parte de su obra.
En Babelia del 15.05.2010 se publica una interesante entrevista con Talese.