lunes, 31 de diciembre de 2012

Feliz año

Una buena forma de empezar un año que se presenta difícil.

domingo, 30 de diciembre de 2012

Artículos interesantes

Soledad Gallego nos lleva a considerar qué tipo de país tenemos comparando lo que se ha hecho con la sanidad en el Reino Unido con lo de aquí.

Ramoneda esta vez hace una reflexión más genérica.

Carlos Boyero lo enlazo porque me encanta el último párrafo.

Marías le da un buen repaso al gobierno y, sobre todo, a su presidente.

sábado, 29 de diciembre de 2012

Dos grandes para un libro menor


 
Resulta interesante que ambos personajes decidieran en 1947 hacer un viaje a Rusia para contar la forma de vida de sus habitantes. El resultado del mismo ya es otro cantar.
Aunque en su título aparezca Rusia, el viaje fue realmente a la Unión Soviética y, más en concreto, a Rusia, Ukrania y Georgia. Estuvieron dos meses que creo dan para más de lo que cuentan en el libro. Efectivamente se trata de reflejar la vida cotidiana de los distintos lugares entre los que incluyen unos días en una granja colectiva (un koljós), pero al menos en mi opinión tampoco queda muy claros algunos aspectos de esa cotidianidad. Si a ello le unimos que la escritura, seguramente a propósito como dice la traductora en una nota, es bastante simple, y que las fotos, a pesar de estar hechas por uno de los mejores fotógrafos de la historia, no están muy claras al menos en esta edición, el resultado final como decía antes es bastante flojo y poco atrayente. Una pena porque tanto Steinbeck como Capa creo que podían haber hecho otra cosas. No hace mucho leí unas crónicas del primero durante la Segunda Guerra Mundial que me parecieron muy buenas.
Leyendo este libro valoro aún más si cabe la obra de Chaves Nogales que también tocó el mismo tema en unos reportajes.

John Steinbeck, Diario de Rusia

jueves, 27 de diciembre de 2012

Interesante visión sobre la política del PSOE

Una visión no habitual de lo que pasa en el PSOE y escrita por un militante socialista.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

lunes, 24 de diciembre de 2012

Alguna de las últimas citas


Así que nos surge el interrogante de cuál es la mejor forma de morir Para los mayores. El suicidio no es nada infrecuente, pero la eutanasia sería mucho más preferible, y debe cambiar la ley que la impide; los mayores deberían tener el derecho de elegir cómo morir teniendo en cuenta, además, el sufrimiento de los seres queridos.

Lewis Wolpert, Por ti no pasan los años. La sorprendente naturaleza del envejecimiento

 

“Yo no me aburro: aún me quedan demasiados libros por leer y películas por ver.

Joan Bakewelll (persona mayor).

Lewis Wolpert, Por ti no pasan los años. La sorprendente naturaleza del envejecimiento

 

“ (…) no está mejor informado quien mira más fuentes sino quien las procesa mejor; y, además, puede ponerlas en la perspectiva de su experiencia”.

Ramiro Villapadierna en

VV.AA, Queremos saber. Cómo y por qué la crisis del periodismo nos afecta a todos

 
En la naturaleza de la política está el “estar en guerra con la verdad” (H.Arendt) en todas sus formas; la política como el espacio de las opiniones fluctuantes y las mentiras estratégicas. Recordemos la definición de política de Benjamin Disraeli como “el arte de gobernar a la humanidad mediante el engaño”.

Fernando Vallespín, La mentira os hará libres. Realidad y ficción en la democracia

 

domingo, 23 de diciembre de 2012

Una pesimista visión de la democracia actual


 
Profesor de universidad, columnista de El País y tertuliano en la cadena SER, el autor tiene una larga experiencia como comentarista de la actualidad política. Yo le sigo en la radio y sus opiniones siempre me parecen bien argumentadas, con tiempo de reflexión detrás y sin hacer seguidismo ni partidismo fácil.
Aparece ahora este libro en el que da muestras de las mismas características aplicadas esta vez a un tema más general: el uso, y abuso, de la mentira en la política y cómo se está deteriorando la democracia con esas prácticas. En no demasiadas páginas, 168 para ser preciso, pasa revista a temas como: política y mentira, objetividad y verdad, el intelectual y el experto, democracia y tecnocracia, político y/o gestor,…o, en un sentido más amplio: la democracia deliberativa y el narcisismo de la opinión propia o el narcisismo de la identidad, el papel de las redes sociales, o la comunicación entre gobierno y oposición no para convencer al otro sino para convencer al público.
En definitiva, un conjunto de temas relevantes y muy interesantes que, además, están tratados de forma bastante clara y que ayudan al lector a establecer su propia reflexión. Hay que advertir que, como digo en el encabezado de esta entrada, el autor se muestra claramente pesimista con el estado actual de la democracia, opinión que desde luego comparto.
Absolutamente recomendable en los tiempos que corren eso sí, no apto para dogmáticos o fanáticos.
 
Fernando Vallespín, La mentira os hará libres. Realidad y ficción de la democracia.

martes, 18 de diciembre de 2012

Desigual novela-documento sobre Chechenia


 
Me llamó la atención una novela sobre la guerra de Chechenia escrita, además, por un excombatiente en la misma con el grado de capitán. Al principio me metí de lleno en el texto y me sorprendió esa escritura tan contundente, rápida, a modo de un documental o de una crónica. También me interesaba la historia de los soldados a los que, por cierto, no he llegado a individualizar en ningún momento de la obra, y sus peripecias antes de entrar en combate. Eso sí, desde que se inician “los tiros” la novela se me empezó a caer de las manos y terminé leyéndola tan deprisa y corriendo como van sus protagonistas.
Pongo el enlace de la reseña hecha en Babelia (El País) porque me parece bastante distante de lo que a mí me ha parecido la obra y, desde luego, no creo que, como dice el crítico, marque una época en la literatura rusa de los 2000, pero….

Zajar Prilepin, Patologías

lunes, 17 de diciembre de 2012

Reflexión sobre Europa

 


El sociólogo alemán reflexiona en este librito sobre la situación en Europa a lo largo de tres capítulos, de los que solo el segundo me parece interesante pues es en el que habla de cómo Europa se hace alemana y trata de lo que él denomina “merkiavelismo”. En el tercero pretende aportar soluciones del tipo de la que cito a continuación:

" (...) todos ellos (se refiere a los afectados por la política de ahorro) deben colaborar más allá de las fronteras y luchar juntos desde abajo no por menos Europa sino por una unión comprometida con principios políticos y socialdemócratas, pues solo esta estaría en situación de salir al paso eficazmente contra las causas de la miseria.” (pág.100)
 
Bonita frase si no fuera por lo absolutamente vacua que parece a la vista de cómo se mueve hoy la política en la unión. En fin, un libro del que se puede uno ahorrar la lectura y que el autor podría perfectamente haber resumido en un artículo de periódico. Se demuestra una vez más las dificultades de hacer buenos análisis de lo que pasa y, sobre todo, de encontrar alternativas viables.

Ulrich Beck, Una Europa alemana

domingo, 16 de diciembre de 2012

Ramoneda y Marías

Javier Marías dando caña como siempre hace últimamentente´. Josep Ramoneda reflexivo y menos "agresivo".

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Prescindible



 
Libro desigual donde los haya. Al lado de partes con un gran interés y escritas de forma clara, aparecen otras en as que se repite machaconamente la misma idea, se aportan cifras que ya han salido en otro momento, se insiste en las mismas ideas, etc. Parece como si el autor hubiese hecho un refrito de sus artículos sin cuidarlo demasiado.
La gran mayoría del contenido libro está dedicada a analizar la actual crisis económica y, en parte, criticar al neoliberalismo que la ha traído. El capítulo dedicado a la socialdemocracia en España, donde analiza la evolución del PSOE desde finales de los setenta hasta hoy, es de una gran pobreza y no hace sino repetir los tópicos habituales sin profundizar nada a pesar del título del libro.
Lo mejor del libro resultan ser las citas de las que se sirve el autor para mostrar la mayoría de sus opiniones. Aparecen así políticos y expertos de distintas disciplinas citados con gran extensión lo que facilita una mejor comprensión del mensaje. Una gran parte de las citas corresponden a artículos publicados El País o en La Vanguardia.
En las últimas cien páginas Papell pretende hacer su aportación mediante diez propuestas para el futuro. En alguna de ellas basta leerse el enunciado porque lo que viene después es bastante prescindible y en otras, por ejemplo, la del internacionalismo le sirve exclusivamente para hacer una acerada crítica de la postura de los socialistas ante los nacionalismos periféricos sin explicitar nada de lo que pueda suponer hoy ese internacionalismo.
Por todo lo dicho, y dada la extensión del libro (378 páginas), resulta perfectamente prescindible su lectura.
 
Antonio Papell, El futuro de la socialdemocracia

Últimas adquisiciones de jazz



De mi reciente visita a Barcelona, además de la actuación en directo del pianista Jacobo de Miguel en el Jamboree, me he traído estos tres discos de buen jazz.
Getz y Gordon son dos de los mejores saxos tenor de la historia y en estas grabaciones de finales de los ciencuenta estaban en una de sus grandes èpocas.
El del pianista Ahmad Jamal se corresponde, sin embago, con la más rabiosa actualidad. Un CD grabado el año pasado en Nueva York y un DVD grabado en la sala Olympia de París este verano. Un Jamal mayor pero sin perder su gran capcidad de transmisión.
Muy buena música en los tres casos.

Grandísima serie de televisión


Solo he visto el primer episodio, pero al terminar me quedé sentado procesando lo que había visto durante la hora y cuarto anterior. Cine del bueno, diálogos con contenido, personajes con fuerza ( y con debilidades también), en fin, una serie que promete ser de esas que hacen época.


martes, 11 de diciembre de 2012

La crisis del periodismo vista por periodistas



Doce periodistas reflexionan sobre la crisis del periodismo de información internacional. Pertenecen a diversos medios, edades, zonas de especialización, etc, pero todos tienen en común la pasión por la información y la idea de que es importante para los ciudadanos tener una buena información de lo que sucede en el mundo. Reconozco que me encanta la profesión de periodista y que suelo leer todo lo que cae en mis manos sobre ella.
Este pequeño libro de apenas 200 páginas es un buen ejemplo de por qué me gusta tanto. Son historias muy diferentes con ese común denominador que mencionaba antes. Al tratarse de tantas voces a veces se repite alguna idea, pero no importa porque todos exponen muy bien lo que piensan de la crisis y de la profesión en general.
Algunas coincidencias: son críticos con el “periodismo ciudadano”, plantean que hay que diferenciar bien información de comunicación, lo importante no es el medio en el que se difunda sino el hecho de que se pueda difundir, los gestores de los medios son un freno más que un acicate,…
Alguna divergencia: unos critican a los periodistas multimedia, otros se definen como multimedia y multimedios.
Me ha encantado la expresión “recortaje” que se atribuye a Ramón Lobo que es, por cierto, el que cierra el libro.
Muy recomendable para todo el que se interese por la información.
 
VV.AA, Queremos saber. Cómo y por qué la crisis del periodismo nos afecta a todos

domingo, 9 de diciembre de 2012

Más sobre Wert y Cataluña

Buen artículo de Francesc Vallas sobre el tema. El nacionalismo siempre es nacionalismo.

En homenaje a otro grande que se va

sábado, 8 de diciembre de 2012

Dos artículos muy buenos

Ramoneda hace una buena crítica de Wert y su reforma educativa. Sale también Gallardón. Son los dos arietes ideológicos del gobierno. Fernando Vallespín escribe sobre el cinismo de muchos de los miembros del actual gobierno y lo hace partienjdo de las propias frases de algunos ministros.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Gran título solo para "mayores"



Curioso ensayo sobre el envejecimiento escrito por un científico de más de ochenta años. En los primeros capítulos, para mí los menos interesantes, trata algunas cuestiones puramente científicas como: por qué envejecemos, cómo lo hacemos, etc. contraponiendo diversas teorías. Luego se dedica a explicar los diferentes elementos sociales del envejecimiento y del trato que se da a los mayores: sanidad, pensiones, lugares dónde vivir e incluso morir,… Aporta multitud de datos referidos en su mayoría a la Gran Bretaña o a Estados Unidos.
Su lectura me ha resultado un tanto deprimente en muchos momentos sobre todo por las dificultades que plantea el autor que tienen muchas personas mayores en países como los citados. Desde luego, en España la situación es bastante parecida.
Me gusta su defensa de la eutanasia y del suicidio asistido. Sorprendente la siguiente afirmación al final del libro: “Por favor, no olviden que la investigación mundial ha demostrado que nuestro instante de mayor infelicidad se sitúa alrededor de los 45 años y el de mayor felicidad cae a finales de los setenta y hasta a edades posteriores”. Solo recomendable para gente con una cierta edad.
 
Lewis Wolpert, Por ti no pasan los años. La sorprendente naturaleza del envejecimiento

martes, 4 de diciembre de 2012

Mi afición a la novela negra o policiaca

Siempre he considerado la novela negra o policiaca (aquí no voy a distinguir entre ambas si es que acaso puede hacerse) e incluso alguna de espionaje como literatura y en muchos casos de muy buena calidad. Las tramas bien construidas y desarrolladas con atención en muchos autores al contexto económico y social, las narraciones por lo general muy fluidas,  con aportaciones de vocabulario en muchos casos tomado del lenguaje de la calle y, sobre todo, la gran riqueza de personajes de todo tipo, nivel social o cultural, psicología, etc, todo esto conforma un género de gran interés y calidad.

A lo largo de los años como lector he pasado por muy diferentes fases tanto en el interés que me despertaban este tipo de obras como en el tipo de ellas que elegía. Empecé, como por otra parte casi todos los españoles, con las novelas de Agatha Christie. Fueron las primeras que conocí y las que más se leían. Hoy no me queda ninguna en la biblioteca, pero tengo un buen recuerdo de los ratos que pasé leyéndolas. Su trama estaba construida al milímetro y te llevaba por donde quería. El mayor acicate era intentar averiguar el asesino, algo que no creo que lograse nunca. Diez negritos puede ser considerada una de sus mejores obras.
 
El paso siguiente lo di con la novela negra norteamericana a finales de los setenta y primeros ochenta gracias a las traducciones de Bruguera: Chandler, Hammett, Himes, Cain, etc. Otro estilo en el que, sin que desaparezca la importancia de la trama, priman más los ambientes en los que se desarrolla y los personajes tanto masculinos, fundamentalmente detectives privados, como femeninos, esas vampiresas que parecía que se iban a comer el mundo y luego eran unas pobres chicas de barrio. Se leían de un tirón y tenían unos diálogos enormemente ricos en frases rotundas de fácil recuerdo. (Muchas pasaron al cine que utilizó para muchos guiones tanto las obras como la colaboración de autores como los mencionados antes.) Adiós muñeca o El halcón maltés estarían entre las grandes de esta época.
 
Según terminaba mi época de estas lecturas, se iniciaba al mismo tiempo otra que ha llegado hasta hoy. Me refiero a la obra de John LeCarré, es decir, del escritor por antonomasia de las novelas de espionaje. Autor que desde finales de los setenta está siendo traducido sistemáticamente y también en buena medida llevado al cine. Aunque se le consideraba un autor de y para la guerra fría, ha sabido encontrar temas y tratamientos al finalizar ésta. Gran constructor de tramas complejas y atmósferas, ha creado también un gran personaje como George Smiley. El espía que surgió del frío sería uno de sus grandes títulos.
 
En los años ochenta ocupa lugar casi exclusivo Patricia Highsmith. He leído, creo, toda su obra traducida lo mismo que con LeCarré. También creadora de un gran personaje como Tom Ripley y de una novelas muy diferentes de lo acostumbrado en el género. No estrictamente policiaco o, para ser más exacto, en los que la trama policiaca no es muchas veces lo fundamental. El ambiente y, sobre todo, una cierta amoralidad en sus personajes hacen de ella una de las más grandes del género. De su lectura se saca la impresión de que cualquiera puede ser un asesino. Extraños en un tren o El diario de Edith se encuentran entre lo mejor de su producción.
 
Al llegar a los noventa aparece el primer español en mi lista: Manuel Vázquez Montalbán. Aunque su serie de Pepe Carvalho la he leído en su casi totalidad, no es ni mucho menos de los autores que más me han gustado en este género. Destacaría de su obra un cierto sentido del humor, las implicaciones sociales de alguna de sus tramas y el gran descubrimiento de detective amante de la buena cocina. Ninguna novela en particular me parece destacable.
 
Llego así al presente siglo. En él destaco tres autores absolutamente distintos entre sí, pero de los que no me pierdo un libro por diferentes razones. Se trata del sueco Henning Mankell, del italiano Andrea Camilleri y del escocés Philip Kerr. Los tres, a pesar de ser tan diferentes, tienen algo en común: la creación de un gran personaje como protagonista de toda su obra. Wallander, Montalbano o Gunther llevan el peso de prácticamente todas las tramas de los tres escritores.
Empiezo por Camilleri. Tiene la característica de que se trata de novelas bastante cortas, apenas pasan de 200 páginas, pero en las que le da tiempo para contar una trama generalmente no muy complicada, mostrar el apetito del protagonista y su gusto por los salmonetes, así como sus problemas amorosos, montar más de una escena graciosa con uno de los subordinados del comisario y, por supuesto, resolver todos los casos. Sus libros se leen prácticamente de un tirón y sin que sea necesaria mucha atención. En todo caso, suelen ser muy entretenidos. Este año, por cierto, se han traducido dos publicados en Italia en 2009.
 
Caso bien distinto es de Mankell. Sus obras suelen sobrepasar las 600 páginas y las tramas resultan por lo general bastante complejas. El inspector Kurt Wallander es un personaje solitario que apenas come, malvive en un apartamento bastante desastrado, tiene dificultades de relación con las mujeres incluida su hija. Destacan en sus novelas aspectos como el clima, esa Escania lluviosa, fría y desapacible, especie de trasunto de la vida del protagonista, el detallismo con el que se trata el trabajo policial, el hecho de que en varias haya un cierto perspectivismo asesino/policía. Si antes decía que a Camilleri se le puede leer de un tirón, a Mankell yo no he sido capaz de hacerlo pues por mucho que me interesara la trama siempre tenía que darme un cierto respiro. De la larga serie, si tuviera que destacar alguna lo haría con La quinta mujer. Por cierto, serie totalmente terminada pues en el último libro no deja ya ninguna salida.
 
En el caso de Kerr también hay diferencias sustanciales con respecto a los dos mencionados. Su gran aportación al género creo que está en el lugar, Berlín, y la época, básicamente el nazismo, en los que desarrolla sus historias. Su protagonista se parece mucho a los grandes detectives de la novela negra norteamericana con esa especie de chulería tan característica que le hace ir un tanto sobrado y le cuesta buenos disgustos y palizas. A medida que avanzan las obras Kerr va desarrollando más los aspectos del contexto hasta que en el último, Praga mortal, seguramente el más conseguido, aparecen personajes históricos en papeles protagonistas. Las novelas tanto de Camilleri como de Mankell han dado lugar a series de televisión que no están mal. En el caso del segundo nada menos que a tres series: dos de la televisión sueca y otra dirigida y protagonizada por Kenneth Branagh.
 
En medio de estas lecturas he tenido ocasión también de leer un par de libros de Andreu Martin y de Lorenzo Silva. Ambos me parecen dos buenos exponentes del género. Evidentemente, la novela negra o policiaca es un tema inagotable. En este momento se están publicando o reeditando cientos de libros con gran presencia de los autores nórdicos siguiendo la estela de los grandes éxitos del citado Mankell y, sobre todo, por el fenómeno de Stieg Larsson que con su trilogía Millenium batió récords de ventas en varios países incluida España. Aunque no lo he citado con anterioridad, puedo decir que han sido de esos libros que me han creado verdadera adicción y tan polémicos que el mismísimo Vargas Llosa publicó un artículo en El País defendiendo su calidad literaria.
 
Reconozco que he dejado fuera a escritoras que como P.D James, Ruth Rendell o Donna Leon tienen miles de seguidores, pero no es demasiado el tiempo que dedico a la lectura de este género y por unas razones u otras (entre las que tiene mucho que ver la casualidad) me he centrado en los autores que he mencionado.
 
Empezaba estas notas hablando de Agatha Christie y precisamente hoy, leyendo un libro sobre el envejecimiento, me he encontrado con una frase suya que me parece genial y que la define muy bien: “”Me casé con un arqueólogo porque, cuanto más envejezco, más me valora”.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Artículos interesantes

Elvira Lindo hace una apasionada declaración sobre la radio que comparto plenamente, así como comparto su visión de lo que ha pasado con Rne. Intento cada noche oír las tertulias de Radio 5 pero son exageradamente uniformes, y  en concreto la de economía es pensamiento único puro y duro.
Josep Ramoneda va, como siempre, un poco más allá.
El de Javier Marías no logro enlazarlo. Está en su blog y es una buena síntesis de lo que ha supuesto este año del nuevo gobierno.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Sobre Cataluña y su independencia

Un artículo que expresa perfectamente lo que pienso del tema de la independencia de Cataluña. Desconocía totalmente al autor, no así al medio.

viernes, 30 de noviembre de 2012

Espléndida reflexión sobre la situación actual

Adolfo García Posada ofrece un gran srtículo de reflexión sobre lo que está pasando y lo que puede pasar. La frase final me parece memorable.

Algunas citas recientes

Como muchos otros antes que él, Abbott descubre, después de casado, que el matrimonio es una lucha (clínicamente, una negociación) por ver cómo se reparte el Mal Humor. Un matrimonio, sobre todo un matrimonio con hijos, no puede funcionar bien si ambas partes andan de mal genio; por lo tanto, el Mal Humor es un privilegio del que no pueden gozar los dos cónyuges a la vez. ¿A quién se le permite estar de Mal Humor? Esto se convierte en una lucha cotidianaChris Bachelder, A propósito de Abbott

Hemos convertido los libros de Historia en una ficción, y ahora hemos de recurrir a la ficción para contar la historia. No deja de ser una paradoja. Al menos, nos quedan las novelas.
Andrés Trapiello, Ayer no más

“¿Dónde empieza y dónde acaba lo que se nos exige que amemos como se corresponde a la humanidad e incluyamos en nuestras ambiciones?¿Son miembros de esta humanidad el degenerado e infrahumano campesino ruso del Mir, el negro de África, el mestizo del suroeste alemán o el insoportable judío de Galitzia o Rumanía?”
Heinrich Clab citado en
Götz Aly, ¿Por qué los alemanes? ¿Por qué los judíos?

Tengo que reconocer que no da la impresión de odiar la religión como la odio yo, más aún, cuando habla de religión se muestra muy moderado y abierto. Pero, a pesar de todo, es una prueba viva más de que nadie que sea verdaderamente grande pude tener nada que ver con esa porquería.
Chistopher Isherwood, Desde lo más profundo

Cuando oigo la palabra “Dios” me dan ganas de vomitar; es la palabra más sucia de todo el idioma.

Chistopher Isherwood, Desde lo más profundo

Dos interesantes viñetas

jueves, 29 de noviembre de 2012

Una novela divertida con la que me he aburrido


 
Un conjunto de 31 capítulos en los que el autor habla un poco de todo lo que sucede en la vida cotidiana de una familia consistente en el matrimonio y una niña de dos años.
En la contraportada se puede leer la cita del libro. "Las dos proposiciones siguientes son ciertas: (a) Si tuviera la ocasión, Abbot no cambiaría ni uno de los elementos fundamentales de su vida, pero (b) Abbot no soporta su vida." Esto fue lo que me animó a comprar y leer el libro ya que en las últimas semanas he tenido a veces la misma sensación.
Pues bien, en contra de lo que esperaba, me ha resultado fundamentalmente aburrido. Solamente dos o tres de los capítulos, que coinciden con los problemas que tiene el protagonista con su hija, me han llamado la atención y hecho sonreír. Puede ser que mi sentido del humor no sea el mismo que el del autor o también que el libro carezca de él. Si alguien se anima a leerlo ya me lo dirá.
 
Chris Bachelder, A propósito de Abbott

miércoles, 28 de noviembre de 2012

La Memoria histórica como tema de una novela


 
No sabría decir de forma concluyente si se trata de una novela porque, aunque tiene muchos elementos para que así sea, algunas veces parece más un debate sobre el tema de la memoria histórica e incluso un artículo de opinión en un diario. Además, ha cargado las tintas contra alguno de sus personajes (esa odiosa profesora de universidad y militante en asociaciones de la memoria histórica) y alguna situación como la que constituye el verdadero leitmotiv de la novela no parezca muy verosímil.
A mí, a pesar de lo dicho y de alguna insuficiencia más, la obra me ha entretenido y, sobre todo, interesado porque el tema me parece importante y porque estoy muy de acuerdo con el tratamiento que de él hace Trapiello. De alguna manera me identifico bastante con ese Pepe Pestaña, verdadero trasunto del autor, en sus opiniones sobre la guerra civil y la memoria histórica. Obviamente el tema da para mucho y aquí simplemente apunto este acuerdo.
Quizás pueda aclarar algo el contenido de la novela lo que se dice en la página 278: "Hemos convertido los libros de Historia en una ficción, y ahora hemos de recurrir a la ficción para contar la historia. No deja de ser una paradoja. Al menos, nos quedan las novelas."
La verdad es que lo que he leído hasta ahora de Trapiello me ha gustado, sobre todo La malandanza. Dejo dos enlaces que me parecen sugerentes: el primero es una entrevista con el autor en el que habla sobre todo de su visión de la guerra civil, pero también de esta novela; el otro es una crítica con la que estoy de acuerdo, con algún matiz, hecha por un especialista.
 
Andrés Trapiello, Ayer no más

martes, 27 de noviembre de 2012

Artur Mas

Interesante artículo de Ramoneda sobre lo hecho por Mas y sus grandes errores. Al final del artículo se hace también una aguda reflexión sobre los errores de encuestas y comentaristas políticos.

Medidas sueltas, pero no una alternativa



Adolece este pequeño libro de apenas 60 páginas de lo habitual en estos casos: pretendiendo plantear una alternativa a la actual política económica, se limita a una serie de medidas sueltas en algunos temas, sobre todo en el fiscal, pero sin que estén articuladas ni, lo que es peor, mínimamente valoradas.
Creo que, efectivamente, tiene que haber un a alternativa a lo que se está haciendo, que seguramente debe incluir también algunas de las medidas ya puestas en marcha, pero lo más importante es que tiene que ser creíble y viable; no basta con enunciar impuestos si no aparece una valoración de la cantidad que pueden suponer y, sobre todo, no basta con criticar lo que hay.
Por último, ¿quién tiene que poner en marcha la alternativa? En fin, un intento más, en mi opinión fallido, de salir de este atolladero en el que estamos inmersos desde hace varios años.
 
Amparo Estrada (coord.), Qué hacemos para construir una alternativa con la que mostrar que es posible otra política económica

domingo, 25 de noviembre de 2012

Dos artículos muy buenos

Gran artículo de John Carlin sobre el nacionalismo en general y aplicado también a la actual situación en Cataluaña. Buenas citas de Orwell. Estoy plenamente de acuerdo tanto con lo que se dice en las citas como con lo que plantea Carlin.
 
Interesante visión de Soledad Gallego sobre lo que parece ser plantea el PP (a través de lo dicho por Gallardón). Desde luego los tiros deben de ir por ahí y me recuerda la famosa ingeniería social que le achacaban a Zapatero. Por mi parte me quedo preocupado con lo que se nos viene encima.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Buen título y mejor contenido


 
“Pero que los judíos fueran humillados, expropiados, tratados con dureza y deportados para realizar trabajos forzosos, eso lo aceptaron millones de alemanes atacados por la envidia callada, el rencor, la alegría contenida por mal ajeno y la codicia. Ellos fueron la base social del Holocausto.” (pág.266)

“Los alemanes que, desde 1880 y, sobre todo, a partir de la década de 1920, apretaban desde abajo para subir en la escala social declararon a los judíos, en promedio más prósperos, seres inferiores para convertirse a sí mismos en seres superiores.” (pág. 274)
 
Creo que ambos textos resumen muy bien las conclusiones a las que llega el autor tras hacer un repaso minucioso, exhaustivo a veces e interesante siempre, por los rasgos principales del antisemitismo alemán desde el siglo XIX. Basado en multitud de textos de la época, desde unos procedentes de historiadores de prestigio hasta otros de familiares del propio autor, va desgranando las bases de ese antisemitismo. Seguramente todo lo que dice ha sido dicho ya alguna vez, pero es la primera en la que lo encuentro todo tan bien hilvanado y expresado, desde el ascenso social de los judíos hasta las repercusiones en la sociedad alemana. Muy útil resulta también el breve estudio sobre el nazismo y su composición social, no por novedoso otra vez, sino por lo bien sintetizado que está.
 
Interesante libro de historia y de algo más, pues en el fondo de lo que se habla es de las características del ser humano o de cómo éste puede repetir esos comportamientos si se dan las adecuadas condiciones. De hecho el libro termina con la siguiente advertencia: “no creer que los antisemitas de ayer fueron personas completamente distintas de nosotros.”

 
Götz Aly, ¿Por qué los alemanes? ¿Por qué los judíos? Las causas del Holocausto

miércoles, 21 de noviembre de 2012

El Montalbano (Camilleri) de siempre



















 
Otra clásica historia del comisario Montalbano, con los mismos ingredientes de siempre y que se lee con gusto como es habitual. No es una gran aportación al género ni a la literatura, pero se trata de una buena lectura cuando se necesita desconectar. Diálogos ingeniosos, una trama bastante bien articulada, los correspondientes platos de buena comida con predominio de los salmonetes en cualquiera de sus versiones, y novela servida. No es para paladares exigentes, desde luego, ni el mejor exponente del género, pero sus algo más de 200 páginas, que suele ser la cifra que dedica Camilleri a cada entrega, ofrecen lo suficiente para que, al menos yo, vuelva una y otra vez sobre la serie.
Por cierto que existe la versión televisiva de la RAI para todos los episodios.
 
Andera Camilleri, La danza de la gaviota

lunes, 19 de noviembre de 2012

Tediosa autobiografía novelada



Desgraciadamente suele ser demasiado habitual no coincidir con los comentarios de la contraportada. En este caso de forma total. Tenía ilusión con este libro de Isherwood, que llevaba ya tiempo en el estante de lecturas pendientes, ya que disfruté mucho hace años de su Adiós a Berlín y luego con su realización cinematográfica con el título de Cabaret en cuyo guión, por cierto, participó.
En ésta que comento, y que viene a ser una autobiografía novelada o una novela totalmente autobiográfica, el interés por las historias que cuenta, cuatro en concreto que reflejan diferentes momentos de su vida, me ha resultado nulo. Ninguno de los personajes ni sus peculiares historias me ha llamado la atención y he de reconocer que he estado varias veces tentado de abandonar el libro. Aburrido, sin alma, sin carne, a pesar de desarrollarse en una época tan rica en acontecimientos como los momentos anteriores a la segunda guerra mundial y en el transcurso de ésta.
Una pena.
 
Christopher Isherwood, Desde lo más profundo

domingo, 18 de noviembre de 2012

Coincidiendo en sensaciones

Curiosa reflexión de Elvira Lindo con la que coincido en lo fundamental, sobre todo en esa especie de hartazgo de oír siempre a los mismos tetulianos.

El Roto como siempre

Equipo directivo antiplagas

viernes, 16 de noviembre de 2012

Gran artículo sobre cómo está el periodismo

Jordi Gracia escribe un gran artículo sobre el periodismo de Cataluña y cómo, al igual que en Madrid pero con otro sentido, se obliga a tomar partido.

martes, 13 de noviembre de 2012

Una reflexión sobre el estudio de la historia

“La Historia es el producto más peligroso que la química del intelecto haya elaborado jamás. Sus propiedades son harto conocidas. Hace soñar, enardece los pueblos, les engendra falsas esperanzas, exagera sus reflejos, mantiene sus antiguas heridas, les atormenta en su reposo, les conduce al delirio de grandezas o al de las persecuciones y hace que las naciones sean amargas, soberbias, insoportables y vanas. La Historia justifica todo lo que se quiere. No enseña rigurosamente nada ya que lo contiene todo y de todo da ejemplo."
Cita de Paul Valery en
Carles Trepat, Procedimientos en historia
 
Y más nos valdría aprender a hacer el amor correctamente que devanarnos los sesos delante de un libro de historia.
Boris Vian, La hierba roja
 
 “Sobre la experiencia humana: la historia enseña que el hombre no aprende nada de la historia.” “Pues ya enseña algo.” “Y ¿quiere que le diga lo que pienso yo? Que el hombre es el único animal capaz  de creer que está construyendo el paraíso aunque se esté destruyendo a sí mismo.
Juan Iturralde, Días de llamas
 
Con el tiempo, lo ocurrido entra en la categoría de lo inventado. La Historia es un género literario.
Adolfo Bioy Casares, De jardines ajenos.
 
 
 
Dos son los motivos que me llevan a hacer estas reflexiones sobre la historia y su enseñanza. Por un lado, la insistencia de las autoridades académicas, en este caso el actual ministro, en asignar a la escuela, y más en concreto a lo que en ella se enseñe de la historia, el papel de fomentadora de identidades nacionales. Por otro, la ley que se está preparando en esta comunidad autónoma que incluye la prohibición a los profesores de que expresen opiniones políticas.
Organizaré el texto en torno a una serie de observaciones.
 
Primera. El nacionalismo usa y abusa de la historia. Es evidente que todo nacionalismo tiene como punto de partida una visión de la historia de la nación que, además, suele consistir en recalcar aquello que la diferencia de otras, y en ensalzar los grandes momentos de esa historia ocultando en lo posible los peores. A partir de ahí, y como un buen método de buscar la cohesión nacional y la identificación de los ciudadanos con esa historia, se impone su estudio en la escuela durante varios cursos y de una forma acrítica. En este sentido, siempre me resultó sorprendente el caso de Argentina donde los dos siglos de existencia de la república se estudian con una prolijidad, en mi opinión, digna de mejor causa.
Así pues, el estudio de la historia del país se ha utilizado casi siempre con una finalidad “política” y no como mero conocimiento de hechos pasados.
 
Segunda. Lo sucedido en España en particular también ha tenido y tiene mucho que ver con ese tipo de objetivos. No conozco bien los contenidos de la asignatura en los territorios que han tenido grupos nacionalistas ejerciendo el poder, pero sí conozco lo que se ha pretendido hacer a nivel estatal. Hasta hace unos años en segundo de bachillerato se estudiaba en una asignatura la historia de España en los siglos XIX y XX. Era muy interesante porque permitía que los alumnos pudiesen empezar a entender cosas que pasaban en el país. El gobierno del PP decidió que así no se conseguía que tuviesen una idea adecuada de la historia total de la “nación” española, que para eso hacía falta un recorrido a través de toda la historia y la asignatura se convirtió en la tradicional historia de España que se estudiaba en 3º de BUP, abarcando desde Atapuerca hasta los momentos actuales. El objetivo perseguido no era, pues, otro que la asunción por parte de los alumnos de una visión de país conformado desde hace siglos y con una tradición común a todos sus habitantes.
Es seguro que algo parecido ha pasado en Euskadi y Cataluña.
 
Tercera. El problema surge cuando uno se enfrenta como profesor de historia a qué hacer, para qué enseñar historia, cómo enseñarla, en fin, cuando uno se plantea el objetivo de lo que hace con una materia tan sensible a diferentes manipulaciones.
En mi caso siempre tuve claro que no me importaban especialmente los conocimientos que mis alumnos extrajesen del estudio de esa asignatura. Ni  muchos menos pensar en ningún tipo de identificación nacional ni identitaria. Lo importante era que aprovechasen algunas de las virtualidades que tiene el estudio de una materia como ésta y que son, entre otras: desarrollar las capacidades de relación y comparación, aprender a analizar procesos complejos separando para ello los distintos elementos, iniciarse en la elaboración de síntesis tras el correspondiente análisis, practicar la lectura comprensiva de textos de cierta dificultad, iniciarse en la comprensión de estadísticas, gráficos, …  y así podría seguir poniendo una serie de capacidades que, como se puede apreciar, corresponden a lo que los pedagogos llaman procedimientos.
Como se puede apreciar, todo lleva a la consideración de asignatura instrumental.
 
Cuarta. He iniciado muchos cursos de historia haciendo copiar a los alumnos dos posibles definiciones de historia que son: “Historia es la sucesión de los sucesos sucesivamente sucedidos” e “Historia no es saber todo de todo sino aquello de lo que todo depende”. Efectivamente, parecen dos trabalenguas pero, claro está, distan mucho de serlo. Al mismo tiempo les advertía de que la primera no era la que me gustaba, que se olvidasen de esa forma de entender la materia, que se planteasen desde el principio que lo importante era ir descubriendo los entresijos que están tras los hechos.
Con dicho planteamiento no podían esperar que yo les “contase” la historia, que ésta no era un cuento, que eran ellos los que tenían que ir descubriendo cosas a través de los mecanismos que iríamos trabajando en clase.
He de reconocer antes de seguir que una cosa era mi planteamiento de lo que pretendía, y otra muy distinta lo que terminaba muchas veces haciendo y lo que conseguía de los objetivos propuestos, pero, en cualquier caso se ve de nuevo que se trataba de algo diferente a la mera acumulación de conocimientos e informaciones.
 
Quinta. No ha aparecido hasta ahora de forma explícita, aunque creo que fácilmente se puede deducir de lo dicho, que no creo demasiado en el carácter científico de los estudios de historia. Es una pretensión a la que se han dedicado muchas páginas, pero basta leer la mayor parte de los textos que se han escrito particularmente si hablan de un período conflictivo (revoluciones francesa o rusa, guerra civil española, etc) para darse cuenta de lo lejos que está de ello. A lo más que se puede aspirar es a intentar una mínima objetividad o, al menos, evitar lo máximo posible la tendenciosidad.
 
Sexta. En relación con lo que acabo de comentar, está claro que el máximo peligro es dedicarse al adoctrinamiento sea éste en la doctrina que sea. No hay adoctrinamiento bueno aunque sí haya doctrinas (o ideologías) mejores que otras. Los alumnos deben llegar por sí mismos a las conclusiones que les parezcan más adecuadas.
En este sentido, insisto en la perversión que supone el uso de los estudios de historia para lograr objetivos de tipo ideológico o político.
 
Séptima. Viene muy a cuento en este momento comentar lo que parece un intento de evitar que los profesores en general puedan opinar a través de una nueva ley autonómica sobre el papel del profesor y su autoridad. De todo lo dicho hasta ahora se puede concluir que no existe una única visión de la historia, que las diferentes versiones responden en la mayoría de los casos a la ideología de los autores, que incluso los que siguen teorías positivistas y, por lo tanto, aparentemente objetivas y distanciadas, eligen las cuestiones y soslayan las controvertidas, en definitiva, que quien estudia historia lo hace a través de unos textos que no son, en el mejor de los casos, del todo neutrales, objetivos o como se quiera decir. A partir de esa constatación, uno de los trabajos del alumno, con la ayuda del profesor, debería ser averiguar qué hay detrás de los distintos textos para así poder entender mejor lo leído. Evidentemente, esto requiere opinar y se opina siempre desde la perspectiva ideológica de cada cual. Un ejemplo creo que bastará para ilustrar tan largo párrafo: ¿será lo mismo leer la historia de la guerra civil española de Jackson, la de Bolloten, la de Tuñón de Lara o la de Pío Moa? Habrá que opinar sobre cuál refleja mejor los datos de lo sucedido, sobre cuál fuerza más las situaciones para acercarlas a sus posiciones de partida, Habrá, pues, que hacer una lectura que no tiene otro nombre que ideológica y en última instancia política.
En este sentido, bien al contrario de los que se pretende regular,  lo más adecuado sería que el profesor explicitase de alguna manera su ideología para que los alumnos tuvieran claro desde dónde se hacen determinadas afirmaciones.
 
Termino aquí estas incompletas, aunque excesivamente largas, observaciones con dos afirmaciones a modo de conclusión: por un lado, se debe estudiar historia, pero siempre lo que se llama historia universal, es decir, se debe conocer lo que los hombres han hecho para enfrentarse a la naturaleza, organizarse en comunidad, desarrollar sus facultades intelectuales y artísticas, etc, y, por otro lado, se debe aprovechar este estudio para desarrollar un conjunto de capacidades que sirvan para enfrentarse mejor a otros tipos de conocimiento y. de ser posible, entender un poco mejor el mundo actual que es, o al menos debería ser, la pretensión de la enseñanza de las llamadas Ciencias Sociales.
 

 

 

Comentarios malintencionados (o no)

Mi hijo David tiene como lengua materna el catalán. Hasta hace poco yo mismo le he hablado en mi particular versión de esa lengua. Es también el idioma de su abuela y su tío. Tanto la escoleta como la actual escola las elegimos teniendo en cuenta que era el catalán la lengua vehicular. Los padres hablamos entre nosotros en castellano.
Pues bien, el niño cuando juega suele hacerlo en castellano incluso cuando lo hace con niños también catalanoparlantes. La razón es, seguramente, que en el colegio hay también niños castellanoparlantes. Conclusión, ¿qué lengua está en trance de desaparición?¿cuál es el verdadero problema con la inmersión lingüística?
Una constatación después de la experiencia de vivir veintiocho años en Mallorca. En cualquiera de los pueblos es posible perfectamente vivir en castellano y solo en castellano sin que eso suponga ningún problema (he trabajado en Artà y Sa Pobla típicos representantes de los pueblos de la isla y así lo he vivido). No estoy tan seguro de que sea posible vivir en catalán también en todos los lugares siendo como es lengua oficial en la comunidad.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Buen descubrimiento chileno




Este éxito de ventas en Chile tiene todos los elementos para serlo, pero en mi opinión tiene también algo más a pesar de alguna crítica furibunda. Es una obra muy bien construida y narrada. Los dos planos en los que se desarrolla tienen interés en sí mismos y confluyen con naturalidad al final de la novela. Sí estoy de acuerdo con la crítica del enlace en que es un tanto lacrimógena ya que a mí, lo que no es cosa fácil, me ha emocionado en varios momentos seguramente porque trata un tema, el Chile de Allende, que siempre me ha producido las mismas sensaciones.
Contiene varios elementos históricos y ofrece una visión de Salvador Allende que debe de ser bastante ajustada a la realidad. En este sentido, uno de los personajes a propósito de la visión que da del presidente otro de los personajes dice: “Pensé también en el Doctor al que Rufino describe en un intento de proyectarlo a la posteridad como lo que fue: un ser de carne y hueso, de grandezas y mezquindades, hecho de la pasta del revolucionario irreductible y del burgués sibarita,…”
Seguramente es una novela un poco tramposa y demasiado cinematográfica, pero es de las que se leen de un tirón y dejan un buen regusto al terminarlas.
 
Roberto Ampuero, El último tango de Salvador Allende

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Buen libro sobre África


Anderson no es Kapuscinski ni lo pretende. El periodista polaco es alguien difícilmente imitable, además, como el propio Anderson dice en el prólogo, ambos escriben en y sobre dos momentos muy diferentes de la situación política del continente: uno durante la independencia principalmente y el otro sobre lo que está pasando en los últimos años. El libro recoge diez crónicas escritas entre 1998 y 2012 para The New Yorker que tratan sobre países tan diferentes como Santo Tomé y Príncipe o Libia pasando por Zimbabue. Muy bien escritas, con un estilo de narración muy ágil y, al mismo tiempo, dando las informaciones precisas para llegar a saber qué está pasando lo que no resulta siempre fácil por lo complejo de muchas de las situaciones que narra (un ejemplo de esto puede ser el reportaje dedicado a Sudán escrito en julio de 2012).
De todas las crónicas se puede sacar buen provecho, pero a mí me han resultado especialmente interesantes las dedicadas a Zimbabue y Robert Mugabe y la segunda de Libia centrada en la figura de Gadhafi. Eso sí, el terminar de leerlo queda un cierto regusto amargo por la cantidad de problemas existentes y la política y los políticos que tienen.
Del mismo autor ya había leído La caída de Bagdad, otro ejemplo de magnífico periodismo, algo que hoy, desgraciadamente, está en trance de desaparición.

Jon Lee Anderson, La herencia colonial y otras maldiciones

martes, 6 de noviembre de 2012

Un absurdo libro de Leguina





















Antes de comentar el libro tengo que hacer alguna precisión. A finales de los setenta y principios de los ochenta, tomé parte activa en grupos de apoyo a Joaquín Leguina para que fuera Secretario General de la FSM del PSOE, cargo que finalmente consiguió. Cuando se convirtió en presidente de la autonomía madrileña me gustó la labor que hizo en diferentes ámbitos. Siempre me ha parecido un político distinto, capaz de decir lo que pensaba aunque no le fuera muy favorable. Como novelista he leído prácticamente toda su producción desde Tu nombre envenena mis sueños pasando por La tierra más hermosa que es una de las novelas que más he recomendado y cuyo ejemplar he prestado en diversas ocasiones. Además, una de las pocas veces en que lo he visto en persona fue en el aeropuerto de Santiago de Chile, a principios de los noventa, y ambos íbamos con el mismo libro en las manos, una larga entrevista con Carlos Altamirano. He sido, pues, leguinista en política y literatura.
Dicho todo lo anterior y centrándome en el libro que tengo que comentar, éste me parece absurdo en su planteamiento, innecesario por sabido, aburrido en su desarrollo, no ofreciendo nada de lo que plantea en el prólogo, en fin, una auténtica pérdida de tiempo su lectura. Es una especie de historia del PSOE desde Suresnes, pero sin serlo; una especie de defensa de su generación, pero sin explicarlo; un ataque a Zapatero (en lo que coincido plenamente), pero despachado con dos frases; un empleo de multitud de páginas para copiar citas del libro de entrevistas que hizo María Antonia Iglesias a dirigentes del PSOE; un libro que, para colmo, y sin que venga necesariamente al caso, termina con un desaforado ataque al nacionalismo periférico. Por cierto, ni una palabra sobre la actual crisis del partido socialista lo que me lleva a preguntar por quién habrá hecho el subtítulo.
No puedo decir aquello de “este no es mi Leguina, que me lo han cambiado”, pero sí puedo afirmar que se podría haber ahorrado el esfuerzo de escribir todas esas páginas y haber dedicado el tiempo a una labor más creativa como ha demostrado que sabe hacer.
Una pena.
 
Joaquín Leguina, El camino de vuelta. Del triunfo de Felipe González a la crisis del PSOE

sábado, 3 de noviembre de 2012

Mis autores favoritos: XVI E.J.Hobsbawm

 
 

Ha tardado mucho tiempo en aparecer un historiador en esta serie. Hace ya tiempo que apenas leo libros de historia propiamente dicha. Me han interesado temas como el de los campos de concentración, pero no historia en plan general. Hay una excepción que es Tony Judt al que descubrí precisamente a raíz de su grave enfermedad, ahora bien, incluso de este autor aún no he sido capaz de enfrentarme a su Posguerra. En definitiva, con todo lo que leí en su día de historia se ve que me he dado por satisfecho. De los historiadores cuya obra he conocido en extensión hay dos que siempre me parecieron los mejores o, al menos, los que a mí más me han enseñado, se trata de José María Jover Zamora, del que tuve la fortuna de ser alumno en cuarto curso de carrera, y E. Hobsbawm que me mostró otra forma de hacer y contar la historia. Su libro Las revoluciones burguesas fue para mí un gran descubrimiento en muchos sentidos: su tratamiento de todos los temas de un período incluyendo la cultura y la tecnología, la imbricación que les daba, su escritura no siempre fácil pero sí comprensible, su visión marxista no dogmática, etc. Me parecía una verdadera historia total en una época en que primaba en este sentido la escuela francesa de los Annales.
En otro orden de cosas su Naciones y nacionalismo desde 1870 me ayudó a fundamentar históricamente mi visión negativa de esa ideología.
En fin, uno de los mejores historiadores que dio el siglo XX, curiosamente título del libro que me pareció más flojo de su amplia producción. Si alguien quiere acercarse en profundidad al siglo XIX no puede obviar los tres volúmenes que Hobsbwam le dedicó.

martes, 30 de octubre de 2012

Recuerdos de la guerra



¿Recuerdos “recordados” o recuerdos recreados? Parece que de todo hay en este original e interesante libro de un autor israelí de ochenta años ya pero muy poco conocido en España. Son sus recuerdos de la guerra de “Independencia” de Israel en 1948 cuando apenas contaba con diecisiete años y es tuvo voluntario en el Palmaj. Por momentos se convierte en un texto emotivo, para dar paso a otros de un cierto cinismo o escepticismo y, eso sí, como suele ser habitual, en los autores judíos, con bastantes referencias bíblicas.
Dos ejemplos de lo que he comentado:

“Había que ser un completo idiota, y más que eso, para caminar por campos minados y creer que lo hacía por la nación, a la que nunca conocí personalmente.” ( pág. 125)
“No recuerdo más de lo que estoy escribiendo aquí, y tal vez parte de los recuerdos los he ido inventando con los años.” (pág. 140)

No se trata pues del típico libro de memorias ordenado y claro, sino de un texto fragmentario en ocasiones y no siempre convencional, pero desde luego muy bien escrito y muy interesante.

Yoram Kaniuk, 1948