miércoles, 29 de enero de 2020

Palma protagonista




Conozco al autor por sus críticas literarias en elcultural.com. En varias ocasiones las he enlazado en alguno de los comentarios de libros que hago en el blog. Más allá de que esté o no de acuerdo con lo que dice, e incluso que sus gustos literarios, siempre me parece interesante su opinión.
En este libro Nadal habla de su ciudad, de Palma. Se da la coincidencia de que llevo viviendo en la misma ciudad desde 1984, lo que significa que dentro de poco habré pasado en ella la mitad de mi vida. Sin embargo, es una ciudad que apenas conozco, que no he tenido especial interés en conocer y, apurando un poco, puedo llegar a decir que no me gusta especialmente. En esto puede que tengan que ver dos cosas muy diferentes. Por un lado, creo que la ciudad se empieza a disfrutar, y me atrevería a decir que a amar, en la infancia y juventud que es cuando más se patean sus calles y cuando menos se fija uno en sus defectos; como se deduce de lo dicho antes esa época yo no la pasé en Palma. Por otro lado, creo que si reproduzco un fragmento del libro puede hallarse otro factor para mi desapego:

“Más allá de las fronteras de un centro acaparador, nos espera la catástrofe urbana de los barrios y edificios que hemos levantado las generaciones que la habitamos, una fealdad democrática cuya cronología arranca en el boom de los sesenta y setenta, la juventud de mis padres, esos años imposibles gestionados con urgencia sin imaginación que legaron como único patrimonio calles sin ningún lugar, fachadas de alturas arrítmicas, una prematura artritis estructural.” (p. 33)

Pues bien, a pesar de lo dicho hasta ahora me ha encantado la lectura de este libro dedicado a Palma. Tengo que reconocer que no siempre he logrado captar la idea que quiere transmitir Nadal, que se me ha escapado el sentido de algunas de sus afirmaciones y que, obviamente, no he vivido las mismas experiencias, sin embargo, su escritura me ha atrapado y me ha ido llevando por los distintos territorios físicos y mentales por los que discurre el libro, un libro, por cierto, difícil de clasificar (claro que ni falta que hace).
Vuelvo a las palabras de Nadal ahora en su entrevista con Laeticia Rovecchio en pliegosuelto.com:

“De modo que Temporada Alta se plantea como todo lo contrario: no hay espacio prescindible, no hay vecino que no cuente, no hay un mapa definitivo… Esa misma lógica indica que no puedes agotar Palma (o Barcelona), no puedes reducirla a una guía. Yo trato de provocar esta sensación mediante estrategias estructurales y estilísticas, cambios bruscos en el punto de vista, en la escala de lo narrado, en la adscripción genérica (literaria o personal), etc.”

Estos cambios me parecen uno de los grandes aciertos del libro. Así, puede dedicar 4 ó 5 páginas a relatar un chiste que le contó un profesor en su día;  montar un capítulo como el 6 con unas historias que podrían formar parte de una serie de televisión como Black Mirror; hablar de Can Vinagre, uno de los pocos bares que quedan de una época, del que incluso se permite poner la fotografía de su camarero más emblemático (por cierto, no hace ni una semana que me tomé un cortado servido por él); o, finalmente para no resultar pesado, explicar en detalle el Being landscape que hizo el fotógrafo Joan Massanet que consistió en poner anuncios buscando fotografías hechas por turistas en las que él apareciese como fondo.
No obstante, la protagonista siempre es Palma aunque en los ejemplos vistos no lo parezca, pues como dice Gonzalo Torné en su reseña en elcultural.com:
“Temporada alta invita a decir unas cuantas cosas más pero no quiero dejarme la más importante: Nadal Suau se toma completamente en serio que el ensayo es una forma abierta, tan susceptible a la inventiva en todas sus dimensiones (estructura, estilo, personajes, tono) como una novela. Y si pese a los numerosísimos desvíos, audacias y volteretas a los que se entrega la argumentación, el lector tiene la sensación de que raras veces pierde el hilo es porque dicho argumentario está tensado por una fuerza muy rigurosa: la de una imaginación resuelta a pensarlo casi todo por sí misma.” (destacado en el original)

Me está quedando un comentario muy lleno de citas, y aún me quedan dos. La primera me viene al pelo:

“¿cuándo es la cita honradez, cuándo prótesis? ¿cuándo revela imaginación y cuándo pereza?” (p.30)

 No sé cuál adjudicarme. Podría estar entre la inseguridad, el respeto a quienes saben decir mejor que yo lo que pìenso, y hasta algo de pereza. No importa, lo que sí importa es que el que lea el comentario obtenga algo de información sobre lo que se va a encontrar en el libro y, si es posible, la huella que ha dejado en el comentarista. En este sentido tengo que reiterar que el libro me parece interesante, muy bien escrito y con algunas ideas que van más allá de lo local. Un ejemplo sería el siguiente fragmento:

“Nos creemos protagonistas y solo somos mercancía: puede que el producto más mainstream del momento sea un señor disparando tuits como eccemas de proboscídeo desde su casa, convencido de que él es la cólera de Dios cuando la puesta en escena de su resentimiento sin efectos perdurables no es más que una gotita ínfima del lubricante en los pistones de una corporación mastodóntica. ¡Buen trabajo, muchacho! (p. 69)

La verdad es que duele verse retratado de una forma tan precisa quitando quizá lo de dios pues soy un ateo y anticlerical convencido.
Algo que he echado en falta es que Nadal no haya utilizado más el sentido del humor que demuestra tener sobre todo cuando relata temas más personales.

Y volviendo sobre las citas, hace unos años autoedité para regalar a los amigos un libro en el que recogía las citas que había ido recopilando a lo largo de más de cuarenta años de lecturas. De nuevo la duda. ¿prótesis?. ¿pereza?, ¿honradez? … creo que en este caso, sobre todo, admiración.

Nadal Suau, Temporada alta.

martes, 28 de enero de 2020

Para conocer el Asia Central exsoviética



Desgraciadamente no es muy habitual encontrarse en nuestras librerías con libros que nos pongan en contacto con realidades y países de los que apenas sabemos el nombre, pero de vez en cuando aparece alguna sorpresa como la de este libro.
Esta escritora, periodista y antropóloga social noruega recorrió a lo largo de distintos momentos del año 2013 los cinco países que forman el Asia Central exsoviética. Además, no se contentó con visitar las capitales, sino que recorrió buena parte de cada país como consta en los mapas que se reproducen al inicio del espacio dedicado a cada país.
Estamos ante una buena combinación de libro de viajes, con elementos del reportaje, algún aspecto de antropología, de información de la situación política y con algunas anotaciones también de su historia principalmente de la más reciente. Así pues, se trata de un texto que nos ayuda a conocer y entender las realidades de esos países tan diferentes entre sí en tantas cosas, aunque vistos desde aquí tengamos la tendencia a pensar que son prácticamente lo mismo. Sin embargo, como resume muy bien la autora en la parte final del libro, apenas tienen en común el haber sido parte de la antigua URSS y estar hoy gobernados, salvo en parte  en el caso de Kirguistán, por sistema autoritarios. También hay varios casos de conflictos étnicos latentes. Lo demás es muy diferente, desde su tamaño, geografía (llanuras desérticas o grandes montañas), población, riquezas naturales (petróleo o gas en unos frente a otros que no tienen ninguna), origen étnico, lenguas, etc.
Para recabar muchas de las informaciones que suministra en el libro se ha valido en gran parte de entrevistas con gente de la calle y en sus propias observaciones. Además, ha utilizado la bibliografía que cita al final.
Algunas cosas que se pueden destacar de cada país:

Turkmenistán. Una dictadura muy similar a la de Corea del Norte llevada al absurdo de llegar a prohibir a los hombres llevar el pelo largo y barba o prohibir también la ópera y el circo. Algunos lo llaman “Absurdistán”.

Kazajistán. El desastre del mar de Aral que luego veremos también en otros países. Su zona oriental fue utilizada para hacer pruebas de bombas atómicas. La presencia de Dostoievski enamorado y su boda.

Tayikistán. Ostenta el récord del mástil más alto para una bandera. Tienen limitado el tiempo de duración de una boda para evitar que se arruinen las familias con esas celebraciones. Hay un buen resumen del “gran juego” a lo largo de la historia entre Gran Bretaña y Rusia para tomar posiciones  en esa zona.

Kirguistán. Un tercio de los matrimonios se celebran previo el rapto de la novia. El que tiene el sistema político más “democrático” y libre, pero también con problemas de enfrentamientos entre kirguises y uzbekos en la parte oriental.

Uzbekistán. Gran desarrollo de la seda (aquí Fatland explica muy bien el proceso). Muy interesante el museo creado por Ígor Savitsky en pleno desierto.

En fin, solo alguna de las innumerables cosas que se pueden encontrar en un libro que tiene 468 páginas y en las que ninguna tiene desperdicio.
Hay también unas cuantas fotos a todo color de cada país. Me hubiera gustado que fueran bastantes más porque son muy significativas y explicativas.
Un libro absolutamente recomendable tanto si lo que se quiere es conocer esas realidades tan diferentes a la nuestra como si simplemente se quiere pasar un buen rato ya que la autora une a su condición de antropóloga, y por tanto persona curiosa, el buen hacer de la escritura periodística que dota de mucha agilidad a lo narrado.
Un libro espléndido.
Hay una buena reseña Daniel Arjona en elconfidencial.com.

Erika Fatland, Sovietistán. Un viaje por las repúblicas de Asia Central. Traducción Carmen Freixanet.

viernes, 24 de enero de 2020

Contra Imperiofobia



Hace unos años Pío Moa, un periodista converso tras abandonar su militancia en los GRAPO, inició una cruzada revisionista sobre los años de la II República, la Guerra Civil y el Franquismo con gran éxito de ventas. Leí un par de sus libros y, posteriormente, los dos que el historiador Alberto Reig Tapia escribió sobre lo publicado por Moa con el fin de demostrar las falsedades, en unos casos; las torcidas interpretaciones, en otros y la pobre documentación utilizada, siempre. Más allá de que a veces discrepase del estilo utilizado por Reig, lo cierto es que fui capaz de enterarme por lo general del objeto de la polémica y de los términos de la misma ya que versaba sobre temas de los que tenía cierto conocimiento en unos casos y bastante en otros.
Esta larga introducción la hago con un doble objetivo. Por un lado, para decir que el libro de Elvira Roca se podría entender como una continuación de la obra de Moa, eso sí, tratando un tema muy diferente, el que podríamos resumir diciendo que es la Leyenda Negra, pero con un objetivo bastante similar. (Más adelante dejaré algunos fragmentos de Villacañas que lo expresan muy bien). Por otro lado, a diferencia de lo que me pasó con los de Reig, aquí mi desconocimiento del período es realmente enciclopédico y, por lo tanto, no he sido capaz de seguir ni de entender la inmensa mayoría de los temas de debate. Además, el profesor Villacañas, aunque es muy claro en sus exposiciones, derrocha una gran erudición nombrando y citando a autores de los que no conozco ni siquiera el nombre.
Resumiendo, creo que es un libro para trabajar y estudiar en profundidad y no un texto para simplemente leer, que es lo que yo he hecho. Desde luego es tremendamente interesante e imagino que muy jugoso para quien conozca los temas que en él se tratan que, simplificando mucho, serían: la teoría que está detrás de la obra de Roca; las víctimas de los imperios y los victimarios; los componentes de la Leyenda Negra, esto es, la Inquisición y el Imperio de América o la visión de la Ilustración y el liberalismo que da Roca. Como se ve todos enormemente interesantes.
A continuación reproduzco varios fragmentos en los que Villacañas, después de haber ido analizando cada uno de los temas y desmontando lo dicho o interpretado por Roca, hace valoraciones de lo que significa -yo diría que desde el punto de vista político e ideológico porque en el fondo es de lo que se trata-, su trabajo e incluso su forma de trabajar como muestra en el primer fragmento:

“La forma en que Roca Barea se documenta es a veces específicamente populista. Recoge información de páginas web más que dudosas, en muchas ocasiones claramente vinculadas a su misma línea ideológica y, por lo general, autorreferenciales, esto es, que recogen informaciones unas de otras y las repiten. Estas páginas son, por lo general, anónimas.” (p 125)

“Cuando tenemos esto en cuenta percibimos que Roca Barea, con su ataque al Humanismo, a la Reforma, a la Ilustración y al liberalismo, no hace sino una defensa del último Índice de libros prohibidos que editó la Iglesia romana. ¿Cómo podemos llamar a esto: integrismo, nacionalcatolicismo o sencillamente estupidez?” (p. 205)
(En ese Índice de 299 páginas publicado por Leon XIII en 1922 estaban incluidos autores como: Erasmo, Kant, Descartes, Bergsson, Constant, ¡Bossuet!, etc. De ahí viene el "esto" del inicio de la frase y la conclusión de Villacañas)

“Es entonces cuando comprendemos que este libro es un producto de la factoría de Steve Bannon mezclada con el corazón castizo de la melancolía imperial de Gustavo Bueno, utilizado por los padres fundadores de la Asociación de Defensa de la Nación Española en su proclama inaugural y hoy inspiradores del partido político VOX.” (p 228)

“En este contexto podemos ver la funcionalidad sintomática de Imperiofobia. Escandalizada porque no hubiera respuesta nacionalista española a los excesos del nacionalismo catalán, ha compensado esa ausencia con una obra que clama muchas inseguridades, genera fidelidades absolutas y atiende a la conciencia desdichada de muchos de los que se veían peligrar como pueblo. De ahí su apelación a los estratos acomodados de la sociedad española, que han respondido con fervor” (p. 257)

De lo dicho hasta aquí no debe deducirse que sea un libro de difícil lectura, pero sí que requiere unos ciertos conocimientos previos que, desgraciadamente, yo no tengo. Por ello, he podido sacar mucho menos fruto de la lectura aunque hay algunos aspectos en los que sí he logrado sacar algo de provecho (por ejemplo, en la diferente colonización hecha por los colonos norteamericanos de la hecha por los españoles).
Hay una buena reseña de Ferran Bono en elpais.com y otra muy extensa y documentada de Edgar Straehle en ctxt.com.

José Luis Villacañas, Imperiofilia y el populismo nacional-católico.


miércoles, 22 de enero de 2020

Sobre el mundo editorial



La autora escribió y publicó este libro en 2005 a instancias de gente amiga que le había oído contar multitud de anécdotas y le recomendaron que dejase constancia por escrito. Ahora la editorial que creó a finales de los 50, Lumen, lo reedita no sé si a rebufo del recientemente publicado por el también editor Jorge Herralde, por cierto gran amigo de Esther Tusquets.
El libro de Herralde, que he comentado hace apenas dos semanas, es diferente de este en su concepción pues está hecho con artículos, conferencias, etc., mientras que el de Tusquets fue escrito específicamente para su edición.
A lo largo de los 27 cortos capítulos en los que lo ha dividido, la autora va entremezclando anécdotas, que tienen relación en su inmensa mayoría con su trato con escritores, con algunas informaciones sobre la profesión de editor. Todo ello escrito de una forma muy ágil y con un estilo bastante desenfadado y muy cercano a lo coloquial que hacen su lectura  no solo fácil sino enormemente entretenida y, desde luego, un placer para quienes somos aficionados a la lectura y conocemos a prácticamente todos los personajes que se mencionan en el libro.
De lo que cuenta sobre la edición me han gustado sobre todo las referencias a las traducciones y al papel de los agentes literarios (aquí aparece muy destacada la figura de Carmen Balcells). Además, me ha sorprendido la idea de que una editorial puede consistir, ni más ni menos, que en un editor con una carpeta bajo el brazo en la que guarda los contratos con los escritores.
Sobre lo que cuenta de los escritores tengo que decir que incluso cuando a alguno lo pone mal –el caso de Cela es un buen ejemplo-, termina salvándolo a partir de la idea de que también tuvo alguna forma de amistad con él o ella. Habla magníficamente, entre otros, de Miguel Delibes, Álvaro Pombo, Umberto Eco o Ana María Matute (esta fue realmente una de sus grandes amigas). Mientras que Cela recibe un palo bastante fuerte sobre todo por su egocentrismo y su afán por el dinero. De Vargas Llosa destaca su perfeccionismo que le llevó a hacer múltiples correcciones de Los cachorros hasta el punto de que quería hacerlas incluso después de publicado.
En fin, habla de muchos escritores en unos casos por su relación profesional y en otros por la personal, pero siempre resulta interesante lo que cuenta. Acompaña la edición un conjunto de fotos con varios de los protagonistas.
Un libro se lee con gusto y apetece que hubiera sido más extenso porque seguro que material tenía para ello.


Esther Tusquets, Confesiones de una editora poco mentirosa.


martes, 21 de enero de 2020

Primer contacto con la reciente premio Nobel



La verdad es que la concesión del Premio Nobel de Literatura siempre llama la atención y otorga a quien lo obtiene un plus de interés. De esta escritora polaca creo que solo se habían publicado en España dos novelas antes de la concesión del premio. A partir de ahora seguro que veremos más en los estantes de las librerías.
De ese plus de interés soy yo un buen ejemplo. No conocía de su existencia y, además, al no haber tenido en general buenas experiencias con la literatura polaca, a pesar de que me suelen gustar los libros que se hacen en Europa central y oriental, no le he debido de hacer mucho caso si es que alguna vez he visto un libro suyo.
Entrando en materia sobre el libro, tengo que decir que me gustó mucho al principio, que desconecté bastante en la parte intermedia y que volví a retomar algo de interés al final porque, aunque me parece una resolución facilona y previsible, vuelve a retomar algunos temas y personajes que me parecen lo más conseguido del texto.
El libro tiene una gran protagonista, Janina, que ofrece lo mejor pero también lo peor. Es una ingeniera que se dedicó a la construcción de puentes tanto en Polonia como en el extranjero, pero ahora vive en un pequeño pueblo junto a la frontera con Chequia, una zona casi despoblada,  dedicada al cuidado de unas pocas casas que dejan desocupadas sus propietarios fuera de la temporada de vacaciones, y también a dar clases de inglés en el colegio de una localidad cercana.
Junto a ella aparecen algunos secundarios: un joven estudiante exalumno suyo que va de vez en cuando para compartir con Janina otra de sus ocupaciones: la traducción de poemas de William  Blake: un entomólogo, que aparece unos días y luego se va; un vecino que es su casi único amigo o una humilde dependienta. Todos bastante peculiares aunque no tanto como la protagonista. Esta es una gran amante de los animales, pone a las personas el nombre que le parece (Pandedios, Pie Grande, Abrigo Negro o Buena Mujer entre otros), pero su principal característica es que usa la astrología para interpretar prácticamente todo, tanto en lo que se refiere a ella como al resto del mundo.
En ese pequeño mundo rural y en unos pocos días aparecen varios muertos: el otro vecino, el comandante del puesto de policía y el presidente de una agrupación de cazadores. Este suceso altera en cierta forma la vida de la localidad y se pone en marcha la investigación sobre lo ocurrido.
No se trata, aunque pudiera parecerlo, de un thriller o de una novela policiaca, si bien algo de ambos tiene, sino de mostrar aspectos de la vida en esa pequeña comunidad y, sobre todo, de mostrarnos las vivencias de un personaje como el de la protagonista ya que la novela está escrita en primera persona por Janina.
La autora aprovecha para hacer breves reflexiones sobre temas como: la ira, el cuerpo, los animales o la astrología. En este último caso, además de las reflexiones llena bastantes páginas con estudios de cartas astrales -y los correspondientes pronósticos- que a quien no le interese ni domine el tema, como es mi caso, se le harán realmente insufribles y que llevan la novela a unos momentos en los que el lector puede dudar sobre si continuar o no con la lectura.
Yo he seguido, pero también he visto comentarios de gente que la ha abandonado.
Estamos ante un libro muy peculiar porque la protagonista lo es y la autora lo centra todo en ella, en su forma de ver la vida y en su forma de actuar.
Habrá que dar otra oportunidad a Tokarczuk si bien me temo que no va a ser una de esas escritoras que tanto me gustan últimamente.
Para terminar, dos fragmentos que son significativos para el desarrollo de la historia:

 “- De un país dan fe sus animales. Nuestra actitud hacia ellos. Si la gente se comporta brutalmente con los animales, no hay democracia que pueda ayudarlos, ni nada en absoluto.” (p. 96)

“A veces cuando alguien experimenta la ira, todo parece evidente y sencillo. La ira implanta orden, nos muestra el mundo de una forma claramente resumida; con la ira recuperamos también el don de la clarividencia, tan difícil de alcanzar en otros estados." (p. 37)

Una reseña mucho más detallada y favorable en devoradoradelibros.com


Olga Tokarczuk, Sobre los huesos de los muertos. Traducción Abel Murcia.





viernes, 17 de enero de 2020

Un buen comienzo



Esta es una entrada muy especial. Es la primera vez que leo una novela escrita no solo por alguien que conozco sino, además, por quien fue alumno mío durante dos cursos hace ya casi treinta años. Después le perdí la pista hasta que un día dio la enorme casualidad de que leyendo una columna escrita por su padre en un periódico local, lo que hago muy pocas veces, me encontré con la referencia de que estaba de embajador de la UE en El Salvador. Logré contactar con él y luego nos hemos visto de vez en cuando en alguna de sus visitas veraniega a Mallorca.
Hace unos años me envió unos cuantos ejemplos de cuentos y artículos que había escrito en los que ya se veía a un escritor en ciernes. Con esta novela se podría decir que ya es algo más.
La novela cuenta dos historias en paralelo y en capítulos alternos. Como ya se imagina el lector, en algún momento ambas historias tendrán algo en común.
La primera historia narra, utilizando la primera persona, la llegada a la isla de Cuba en la actualidad de un diplomático para trabajar en la embajada. Es hijo de una cubana y de un diplomático ya retirado. A través de este personaje, que no es un trasunto de Segura aunque coincida el oficio, el autor nos muestra La Habana en su realidad actual y muchos lugares de la isla a los que acude, entre otras cosas, por su relación con una artista cubana. En este sentido se podría decir que Cuba es también una protagonista de la novela. (Aquí se nota la pasión del autor que, además, está casado con una cubana.)
La segunda historia, narrada en tercera persona, es para mi gusto la que recoge los mejores momentos del libro y sus dos grandes protagonistas, se desarrolla en 1958 y los inicios de 1959, cuenta la relación de Octavio, profesor en un colegio militar tras ser expulsado del ejército como sospechoso de participar en movimientos contra el régimen de Batista, y Adriana, la esposa del embajador de México en Cuba. Una relación que Segura centra mucho en sus relaciones eróticas, bastante bien relatadas, y en la que, cuando reproduce la correspondencia entre ambos, ha sido capaz de expresar muy bien cómo se dirían las cosas en esa época.
En ambas partes hay que destacar la presencia constante de la música y la también muy abundante de las referencias literarias (Camus sobre todo, pero también Neuman, Franzen, etc) y cinematográficas.
Por lo que he dicho hasta ahora se trata de una novela que fundamentalmente cuenta una historia y lo hace magníficamente ya que va avanzando paso a paso manteniendo en todo momento la atención del lector. (De hecho yo la he leído en muy pocas “sentadas” a pesar de que tiene 350 páginas en formato grande). Sin embargo, también hay algunos momentos en los que aparecen otros aspectos que, aunque sea de forma un tanto marginal, enriquecen el texto. Me refiero a las críticas que se hacen al funcionamiento de algunas cosas del mundo de la diplomacia; a las referencias, que no podían faltar tratándose de Cuba, a la situación tanto en 1958 como en la actualidad, referencias en las que, eso sí, Segura pasa un poco de puntillas porque, como él mismo ha afirmado en algunas entrevistas, ese no era el tema de la novela; y, finalmente, hay también algunos sugerentes fragmentos sobre el tema del matrimonio.
Otro aspecto que me ha llamado la atención, y que valoro positivamente, es el uso en las partes correspondientes a 1958 de palabras del castellano de uso habitual en la isla como, por ejemplo, agarrar en vez de coger, carro, saco o carpetero.
Hablaba antes del despliegue del erotismo en la relación de Octavio y Adriana, y es que la historia se desarrolla en un lugar que ha dado libros como La trilogía sucia de La Habana de Pedro Juan Gutiérrez que he releído recientemente y al lado del cual Segura parece un monje benedictino.
En fin, bromas aparte, esta novela ha sido una grata sorpresa y un auténtico placer leerla. Tiene personajes muy conseguidos y una historia muy bien contada. Ahora solo falta que el autor se anime a continuar escribiendo.
Para conocer algo más al autor hay una entrevista con Clara Ferrer en ultimahora.com.

Jaume Segura Socías, Tal vez, un día.

miércoles, 15 de enero de 2020

Autobiografía colectiva (y personal)




El año pasado fue el de mi descubrimiento de esta gran escritora francesa. Leí los cuatro que se habían publicado ya en Cabaret Voltaire. Salvo uno, los otros tres me dejaron honda huella por la capacidad de Ernaux de contar las cosas de su vida con gran sinceridad no exenta de dureza en ocasiones.
Con el que hoy comento tengo que dar un paso más; es el libro, o al menos un libro, que me habría gustado escribir.
Dice la autora en una de las páginas finales del libro refiriéndose a ella misma en tercera persona:

“La forma de su libro no puede surgir pues más que de una inmersión en las imágenes de su memoria para detallar los signos específicos de su época, del año, más o menos seguro, en el que se sitúan, relacionarlos con otros en función de su mayor o menor cercanía, esforzarse por volver a oír las palabras de la gente, los comentarios sobre los acontecimientos y los objetos, (…) De lo que este mundo ha imprimido en ella y en sus contemporáneos, se servirá para reconstruir un tiempo común, el que ha ido fluyendo desde hace tanto tiempo hasta hoy, para, al recuperar la memoria de la memoria colectiva en una memoria individual, reflejar la dimensión vivida de la Historia.” (p. 317-318)

En esta frase que cierra el fragmento se resume muy bien el contenido y la intención del libro: insertar la memoria individual en la memoria colectiva, mostrar cómo se ha vivido un periodo histórico, la segunda mitad del siglo pasado, desde la subjetividad, pero sin evitar las valoraciones de algunos acontecimientos y de los cambios que se fueron produciendo.
Valgan los dos fragmentos que reproduzco a continuación para ver el enfoque que se hace de dos momentos históricos bien diferentes:

“Vivíamos en la escasez de todo. De objetos, imágenes, distracciones, de explicaciones de uno mismo y del mundo, limitadas al catecismo  y a los sermones de Cuaresma…” (p. 49)

Avanzado el tiempo se produce esta otra situación: 

“La llegada cada vez más rápida de los objetos hacía retroceder el pasado. La gente ya no se preguntaba sobre su utilidad, simplemente quería poseerlos y sufría por no ganar el suficiente dinero para poder conseguirlos inmediatamente:
(…)
La profusión de cosas escondía la escasez de ideas y el desgaste de las creencias.” (p. 117 y 119)

Este es el tono general de un libro escrito, además, con el característico estilo de Ernaux: frases en general cortas, pero muy expresivas y con gran capacidad evocadora. Es una de las personas con mayor capacidad de decir muchas cosas con muy pocas palabras.
En el libro repasa el periodo que va de su nacimiento en 1940 hasta 2005 en que lo escribe. Algo realmente sorprendente es que en ningún momento, al menos que yo recuerde, hace alusión a los libros que va publicando, e incluso da la sensación de que el que el lector tiene entre sus manos es el primero que publica una vez jubilada.
Reproduzco ahora un fragmento de la magnífica y muy completa reseña de Marc Peig en unlibroaldia.blogspot.com para explicar algo que he dicho al principio del comentario:

“Menos contundente que en otras novelas, menos crítica hacia su vida o hacia la sociedad, el retrato que hace Ernaux tiene la belleza de la nostalgia del que ve su pasado como parte de uno mismo, como una época donde uno aguardaba con ilusión lo que el futuro cambiaría de sus vidas. Pero también la reflexión de quien, al ver el mundo que tenemos, siente cierta desolación por no estar a la altura de aquello que cobijábamos cuando soñábamos con él.”

Nostalgia, ilusión y cierta desolación. Aunque soy nueve años menor que la autora creo que formo parte de la misma generación; aunque ella tuvo sus inicios en el mundo rural y yo en el urbano, conocí lo suficiente en los veranos del mundo rural español  para entender muy bien lo que dice; finalmente, aunque Francia iba muchos años por delante de España en todo, el hecho de mi menor edad hace que, a pesar del retraso, pudiera vivir sensaciones y experiencias semejantes si bien con cierto desfase temporal. Por eso no solo entiendo, sino que comparto esa nostalgia, esa ilusión sobre el futuro y, por qué no decirlo, también esa desolación por no estar a la altura en muchos momentos. Por todo eso, me hubiera encantado ser capaz de escribir un libro así.
Volviendo al texto de Ernaux tengo que resaltar lo bien que imbrica lo personal con lo colectivo. En la primera parte, y sobre todo en la época correspondiente a los 60 y 70, refleja muy bien el ambiente social y las mentalidades. También me parece muy acertada la forma de contar su integración en el mundo “normal” a través de su marido, hijos y familia. Especial mención merece el espacio que dedica a lo sucedido en 1968 y las repercusiones posteriores tanto a nivel social como personal. En los ochenta, sin embargo, con una sociedad ya muy establecida y de alguna manera estancada, se centra más en los aspectos más políticos. Así, llega a decir:

“La reelección de Mitterand nos devolvía la tranquilidad, Más valía vivir con la izquierda sin esperar nada que ponerse nerviosos todo el tiempo con la derecha.” (p 220)

A lo largo de sus páginas vemos desfilar también multitud de ejemplos de sus lecturas, la música que escuchaba y los programas de radio o de televisión que le gustaban. Evidentemente, desconozco gran parte de lo que menciona, pero puede resultar interesante hacer la traslación a España que, en los casos en los que la he hecho, muestra la gran pobreza cultural de nuestro país hasta no hace mucho.
Para terminar quiero destacar el acierto de iniciar con la descripción de una foto los diferentes momentos. Eso sí, me hubiera encantado que las hubiera reproducido en el libro.
Recomendable para todo buen lector y desde luego aún más para los que hayan vivido esos años.


Annie Ernaux, Los años. Traducción Lydia Vázquez Jiménez

lunes, 13 de enero de 2020

Citas últimas lecturas



Literatura

La literatura, escribió Platón, es un engaño en el que quien engaña es más honesto que quien no engaña, y quien se deja engañar es más inteligente que quien no se deja engañar.
Eduardo Halfon, El boxeador polaco


Religión
 
Me recuerda aquella discusión del filósofo y el religioso en la cual el sacerdote dice que un filósofo le recuerda a un ciego en un cuarto oscuro buscando un gato negro que no está. Y el filósofo le replica: “Sí, pero usted lo habría encontrado.”
Homero Alsina en
Leila Guerriero, Plano americano


Eutanasia

“Yo soy un supercampeón de la eutanasia, porque vivir no es respirar.”
Claudio Bertoni en
 Leila Guerriero, Plano americano


Guerra
 
Los soldados comprenderán  muy pronto que los han mandado hasta allí para algo que no tiene nada que ver con lo que les han dicho, muy pronto sabrán que el deber, la patria, Alemania y Francia, ¡en fin!, son un decir, historias que les cuentan para arrastrarlos fuera de sus casas. Lo entenderán muy pronto, pero demasiado tarde. Verán que su vida, ahora, no importa nada, que han prevalecido otros intereses muy distintos, que su vida entera ha sido requisada, vendida, arrojada a un gran sacrificio que no tiene la menor utilidad para ellos.
Éric Vuillard, La batalla de Occidente

Y después vendrá la batalla del Somme (…) Durante los seis primeros minutos, los combates causarán treinta mil víctimas, superando en mucho la jornada del 22 de agosto de 1914. Transcurridos cuatro meses, se habrán ganado doce kilómetros. Casi medio millón de muertos para ir de Maricourt a Sailly-Saillisel.
Éric Vuillard, La batalla de Occidente


Tabaco

Si fumas, dominas el tiempo. El fumador nunca espera, el fumador fuma.
Herman Koch, Sospechas

viernes, 10 de enero de 2020

Crítica y humor




Hace apenas un mes hacía en el blog la entrada del primer libro que leía del autor. Me remito a ella para varias informaciones interesantes sobre este gran escritor ruso y para una valoración general de su obra. También puede ser de utilidad la reseña de Marta Rebón en elpais.com.
En este libro vuelve a ser protagonista el autor; de hecho aparece siempre con su propio nombre porque la mayor parte de su obra tiene un carácter marcadamente autobiográfico.
Aquí el inicio es el contenido de la maleta que le dejaron sacar de la Unión Soviética cuando se marchó del país en 1978. Cada objeto que va sacando le da pie a explicar cómo lo obtuvo y así el libro se compone de un conjunto de relatos en los que hay dos aspectos que casi siempre aparecen: una crítica de su país de origen y un gran sentido del humor. Así, entre otras cosas, critica la industria soviética y su incapacidad de atender a las necesidades de la población, el periodismo que se practica o la política de hacer grandes esculturas y espectaculares inauguraciones.
Todos los relatos son muy buenos, pero hay uno en el que contrasta su vida de pobre con la de un amigo rico que me parece especialmente logrado.
Su estilo, por lo que he leído hasta ahora, es bastante característico. Utiliza principalmente frases cortas, pero con las que es capaz de expresar mucho; también hace uso permanentemente del diálogo. Ambos elementos hacen que la escritura resulte muy ágil y la lectura tenga que ser muy atenta para no perderse detalles. A todo ello se une ese gran sentido del humor que antes mencionaba en el que combina muy bien la ironía y, a veces, el sarcasmo. Tengo que decir que me he reído con ganas en algunos momentos y en otros al menos he sonreído.
Un libro muy recomendable.

Serguéi Dovlátov, La maleta. Traducción Justo E. Vasco.


miércoles, 8 de enero de 2020

Sobre la edición de libros




Para quien tiene en la lectura su mayor afición y en los libros su mayor tesoro, leer las experiencias, las vivencias y las reflexiones de un editor es necesariamente algo muy valioso. Además, en este caso se trata del creador e impulsor de la editorial de la que hay más libros en casa.
Tengo un agradecimiento infinito a quien me dio a conocer en su día a escritores anglosajones como Auster, Amis y Barnes de los que leía todo lo que publicaba Anagrama hasta que, como pasa con muchas cosas en la vida, me cansaron y desde entonces solo he leído alguno suelto. No es el caso del gran periodista polaco Kapuscinski del que, desde que se publicó la primera traducción, he leído todo y con todo he disfrutado. También más recientemente le debo el descubrimiento de un grupo de escritores franceses que están entre mis favoritos últimamente, gente como: Carrère, Echenoz, Deville o Mauvignier. Finalmente, aunque no menos importante, agradecimiento eterno por la publicación de toda la obra del que es para mí unos de los mejores escritores en castellano de los últimos cincuenta años, Rafael Chirbes. Bastaría solo con estos nombres, pero es que además en casa hay gran cantidad de otros autores, principalmente anglosajones, que son seguidos por mi mujer como: Coe, Kureishi, Hornby, Ishiguro, Shriver o Sarah Waters, entre otros.
Todo ello hace que el característico color vainilla de la editorial destaque de manera muy visual en nuestra biblioteca. Por eso, el agradecimiento a este gran editor que en un momento determinado del libro afirma:

“(…) las características de una forma de entender la edición que, tanto en Anagrama como en otros sellos en parecida sintonía, podría resumirse así:  no vendemos libros (o no solo eso) sino que publicamos autores,.” (p. 117)

Queda así explicada perfectamente su labor y el hecho de tener tantos libros de un mismo autor.
En el libro que ahora comento lo que se ha hecho es recoger una serie de conferencias, discursos de agradecimiento por distintos galardones, entrevistas, artículos aparecidos en alguna revista  o en algún libro y bastantes textos inéditos, para con todo ello dar una visión de la labor de este editor a lo largo de los últimos cincuenta años. El libro se divide en cuatro partes: Trayectorias editoriales (1969-2000), Entrevistas y Discursos, Teoría y Práctica y Trayectorias editoriales (2000-2019).
Hay mucha información sobre autores, sobre las vicisitudes de algunas ediciones, sobre el funcionamiento de la censura en los primeros momentos de la editorial (en esa época editaba sobre todo textos de fuerte contenido político); hay interesantes reflexiones sobre temas como, por ejemplo, el precio libre del libro que se ha intentado implantar en España en un par de ocasiones o sobre la obra de algunos autores y, también, muy de vez en cuando, alguna pincelada sobre la vida del editor.
En definitiva, hay un poco de todo y todo interesante para quien tenga la lectura como algo importante para su vida.
Quizá le pondría el pero de que hay reiteraciones, lo que es lógico al componer un libro de esta manera, pero que resultan a veces un tanto excesivas. Creo que al libro le falta, valga la broma,  algo de edición.
En un libro así no faltan referencias al libro como objeto (no sé si de culto). Destaco las dos siguientes por compartirlas en un 101%:

“Como tantísimos lectores, como casi todos diría yo, excepto las jovencísimas generaciones, soy adicto al libro como objeto, a la composición bien hecha, al papel, a todos los tópicos reales que se han dicho. Soy un adicto al libro tradicional.” (p. 212)

“A mí me gusta oler los libros, tenerlos en casa. Es como si tuvieras tu vida, tu memoria reunida. No sé tener esos sentimientos en un aparato electrónico.” (Ramón Lobo en una entrevista con Herralde) (p. 231)

Esta frase de Ramón Lobo me ha gustado muy especialmente porque hace muy poco he tenido que desprenderme de una parte importante de mi biblioteca lo que he dejado un fuerte agujero en mi memoria y también, por qué no reconocerlo, en mi vida.
Ni que decir tiene que es un libro absolutamente recomendable.
Hay una buena reseña de Bernabé Sarabia en elcultural.com

Jorge Herralde, Un día en la vida de un editor y otras informaciones fundamentales

martes, 7 de enero de 2020

ANDAMIO

En un día como hoy propongo una variedad interesante de procedencias y géneros.


Películas




La odisea de los giles. Comedia negra argentina con el tema del corralito de 2001 como fondo. Me ha traído a la memoria en algún detalle El quinteto de los cinco, la magnífica película británica que, creo recordar, tuvo luego un remake,  aunque queda lejos del nivel de esta. Tiene algunos buenos momentos, pero algo falla. No sé si es un guion en el que las “gracias” no siempre estén conseguidas o la parte de thriller resulte un tanto anodina y pesada, el caso es que no termina de funcionar. Además, desde otro punto de vista, el tratamiento del tema del corralito es demasiado superficial.




Historia de un matrimonio. Una buena película sobre la ruptura de una pareja, pero que no me ha gustado tanto como a la crítica. Tiene momentos muy conseguidos (por ejemplo, toda la puesta en marcha de la película), sin embargo hay algunas escenas y, sobre todo, el personaje de la abogada que me han rechinado un tanto. He leído en una crítica que no hay que confundir los gritos con el drama y me parece que ahí está el principal problema de alguna escena. Eso sí,  cuenta con dos grandes interpretaciones.




La vérité. Película francesa del director japonés que hizo una de las mejores películas del año pasado, Asuntos de familia. No me ha parecido tan buena como dice la crítica aunque desde luego es una buena película hecha, eso sí,  para el lucimiento de dos divas francesas como Deneuve y Binoche, sobre todo de la primera. Desde luego es enormemente diferente de la mencionada antes que era muy japonesa mientras que esta parece muy europea (si es que se puede hablar en estos términos).


Richard Jewell. Otro peliculón de ese gran maestro que es Clint Easwood. El guion, como es habitual, no es suyo, pero la puesta en escena, el tono, la narración, la dirección de actores, etc. sí, y ahí demuestra su maestría. Viendo algunas escenas me he acordado de más de uno de los documentales también estadounidenses en los que sale el “trabajo” policial bastante mal parado. Aquí tampoco se libra cierta prensa. Muy buenas interpretaciones. Muy buena película.



Series


Rita. Serie danesa de ocho capítulos de apenas 40 minutos de duración. Su protagonista es una profesora separada y con tres hijos. Tiene algunos buenos momentos y esboza varios temas interesantes, pero en general me ha decepcionado. Además, hay un personaje –una maestra friki- que cada vez que aparece me pone de los nervios. Esta primera temporada de las tres que tiene es de 2012. El resto no las veré.


Arenas movedizas. Miniserie sueca de seis episodios. Tiene un punto de contacto con Rita ya que los protagonistas son estudiantes de secundaria, pero es lo único en común. Hay aquí un asesinato múltiple dentro del instituto y una chica es acusada de participar. Está bastante bien construido el guion porque nos vamos enterando poco a poco de lo que pasó y de las relaciones entre los personajes a través de bien conseguidos flahbacks. Muy buenas interpretaciones de los principales protagonistas. Entretenida e interesante.




Baptiste. Entretenida producción británica aunque la acción se desarrolla en Ámsterdam y tiene actores de variada procedencia. Consta de seis capítulos con un guion bastante bien construido. El origen es la desaparición de una joven y la petición a Baptiste, policía retirado, por parte de la policía holandesa de que colabore en su búsqueda. (El mismo personaje ya ha protagonizado al menos otra serie con el mismo objetivo de encontrar a un desaparecido).




Creedme (Unbelievable). Miniserie estadounidense en ocho capítulos. Basada en hechos reales, cuenta el caso de un violador en serie a partir, sobre todo, de su primera víctima. Un gran guion y unas magníficas interpretaciones hacen de esta serie algo especialmente recomendable teniendo en cuenta, además, que trata un tema muy actual en nuestro país y que lo hace de una manera muy pedagógica principalmente sobre cómo tienen que tratarse estos casos por parte de la policía. 




Leaving Neverland. Documental en dos partes de dos horas cada una sobre los abusos de Michel Jackson. La base es la entrevista con dos de los abusados, sus madres y hermanos. Sorprende cómo se pudieron producir en los noventa sin que las madres, que vivían también muchas veces en Neverland, lo supiesen o se diesen cuenta de que algo raro pasaba. No obstante, por lo que cuentan y cómo lo cuentan no parecen quedar dudas de que efectivamente se produjeron los abusos. Como es habitual en los documentales hechos en USA, la información está muy bien graduada.




The Widow. Miniserie británica de ocho capítulos. Trata de la búsqueda de una mujer, la viuda, de su marido desaparecido en un accidente en la República Democrática del Congo. Tiene algo bastante peculiar que es la filmación de gran parte de la serie en escenarios naturales y en exteriores lo que se agradece; quizá le falte algo de fuerza en algunos momentos, pero el guion está bien construido y la trama resulta bastante verosímil. Entretenida.