jueves, 31 de mayo de 2018

Interesante pero desigual.



Este es el tercer libro que leo de Weil en apenas medio año aunque es el primero que se tradujo de este autor (en concreto en 2006). También es bastante anterior en su publicación original, 1937, prácticamente al mismo tiempo que se estaban produciendo los hechos que narra porque, efectivamente, se podría decir que estamos ante un documento político en forma de novela como dijeron muchos críticos en su día tal y como apunta el traductor en su nota Preliminar.
El libro está dividido en tres partes bien diferentes. En la primera, el personaje central es una mujer, Ri, judía nacida en Checoslovaquia que emigra a Palestina y termina en Moscú adonde se traslada siguiendo a Robert con el que mantiene una relación amorosa. En las otras dos, el protagonista principal es Jan Fischer, un ingeniero checo que también se ha ido a Moscú y que parece ser que es el personaje del libro que tiene muchos elementos autobiográficos del autor, sin embargo,  ambas partes son muy diferentes; en la segunda, muy narrativa, se nos cuentan los avatares de Fischer en su trabajo y en su  actividad política para llegar así a la tercera de la que reproduzco lo que dice José MaríaGuelbenzu en elpais.com:

“La última parte alcanza una temperatura dramática extraordinaria. Lo que era una narración semidocumental se eleva a categoría literaria. El final es un lamento estremecedor por las ilusiones perdidas, no ya de un hombre sino de todo un proyecto social. Jiri Weil no es un gran novelista, pero es un narrador de una fuerza y una eficacia impresionantes.”

Efectivamente, esta parte final es con mucha diferencia lo mejor de esta, por otra parte, muy desigual novela. Si la primera resulta interesante es porque predominan los aspectos más relacionados con la vida cotidiana en la URSS de los años treinta, así: los economatos (y la escasez), los medios de transporte (y las apreturas en los tranvías), el trabajo en las fábricas, la burocracia, etc. Sin embargo en la segunda desaparecen bastante estos aspectos y, al menos a mí me ha pasado, la lectura se convierte en algo un tanto tedioso con demasiadas reiteraciones de la misma idea.
Creo que el principal problema de esta novela es la poca caracterización de los personajes aunque algunos estén presentes en tantas páginas y tantas historias. Por ejemplo, resultan difíciles de entender los cambios de alguien tan importante en el libro como Ri y lo mismo pasa con Fischer si además,  como decía antes, es casi un trasunto del autor.
Un tema muy interesante, pero una realización muy vacilante y errática. Desde luego me ha gustado mucho menos que los otros dos textos de Weil aunque le reconozco el mérito de haberse anticipado en sus críticas a lo que luego será todo un género: la denuncia del estalinismo.
Hay un interesante perfil de Weil hecho por EvaManethová en radio.cz.

Jirí Weil, Moscú: Frontera. Traducción Eduardo Fernández Couceiro.

viernes, 25 de mayo de 2018

Otro buen descubrimiento francés



De un tiempo a esta parte no paro de descubrir autores franceses que me encantan. Tienen además en común que suelen utilizar elementos de la historia para montar sus obras. Así, Jean Echenoz, Patrick Deville y, de alguna manera también, mi gran favorito que es Emmanuel Carrère. Todos tienen algo de no ficción aunque la usen de distinta forma y con distinta intensidad.
Con esta novela, ganadora del Premio Goncourt de 2017, vuelvo a otro autor en la misma línea y del que creo que solo se ha traducido un libro sobre Buffalo Bill que leí hace tres años (el comentario aparece también en el blog), lo que es una lástima porque se trata de otro grande con muchas cosas que decir y contar.
De este libro dice Rafael Narbona en su completa reseña en el cultural.com:

“El orden del día es una magnífica novela, con una prosa limpia y cartesiana, y un trasfondo muy alemán, muy filosófico, muy hegeliano. Su enfoque -original, provocador- extiende una sombra inquietante sobre nuestras sociedades democráticas. El poder económico se adapta a cualquier ideología para no perder su influencia.”

Cuenta Vuillard a través de diferentes escenas y momentos algunos entresijos de la llegada de los nazis al poder. Así, desde una reunión en febrero de 1933 con los grandes empresarios de la industria alemana hasta los momentos de la anexión de Austria y todas las maniobras que se hicieron para lograrla. Todas las escenas resultan perfectamente creíbles y están narradas a veces con un gran sentido del humor y de la ironía como, por ejemplo, esa entrada de los tanques en Austria estropeándose a cada momento y bloqueando las carreteras (teniendo en cuenta la fama que ya entonces temía la tecnología alemana) o, también, el almuerzo entre Chamberlain y Von Ribbentrop hablando de tenis mientras se estaba produciendo la mencionada invasión.
Además del interés de lo narrado hay que destacar la magnífica escritura del autor que lo sitúa por lo menos al nivel de los mencionados al principio.
Un libro absolutamente recomendable que por el éxito que está teniendo creo que hará que se traduzcan más textos de Vuillard.
Älex Vicente hace una buena reseña, incluyendo partes de una entrevista con el autor, en elpais.com.

Éric Vuillard, El orden del día. Traducción Javier Albiñana.

jueves, 24 de mayo de 2018

La complejidad de Oriente Medio



Un libro que recoge muchísimo más de lo que anuncia con título y subtítulo. Realmente se trata de un estudio sobre la situación actual en Oriente Próximo y/o Medio, dando también en varios casos un repaso a la historia para situar mejor el tema.
El libro se divide en nueve capítulos. En los tres primeros se explica en qué consisten el chiismo y el sunismo, cuáles son sus diferencias tanto históricas como actuales y se dedica un capítulo a tratar específicamente  la yihad y el martirio. A mí me ha parecido lo más flojo del libro porque es demasiado extenso (80 páginas),  bastante farragoso y muy prolijo en aspectos que para un lector medio carecen de interés sobre todo porque, además, el libro defiende la tesis de que la religión no explica lo fundamental de los conflictos de la zona. En el resto de los capítulos se van tratando los diferentes conflictos separados por zonas, así: Irán y Arabia Saudí, Palestina, Líbano, Baréin, Yemen y, finalmente,  Siria y Turquía.
Como se ve, el texto ofrece una panorámica muy completa de toda la zona con muchísima información tanto actual como histórica, con interesantísimos listados de los diferentes intereses presentes en cada uno de los conflictos, intereses que se centran principalmente en los estatales tanto de los estados de la zona, como de aquellos que como Estados Unidos, Rusia, China, Francia o Gran Bretaña tienen también gran presencia.
De lo mucho que aporta el libro, a mí particularmente me han interesado por el gran desconocimiento que tenía los casos de Baréin y Yemen. Además, hay algunos temas muy singulares que también me han sorprendido como, por ejemplo, el hecho de que se están gastando miles de millones de dólares para lograr quitar el término “Pérsico” al hablar del Golfo (con todo lo que eso significa) o, también, la interpretación que dan las autoras sobre los rehenes de la embajada USA en Teherán.
Evidentemente, todo el libro tiene un enorme interés aunque no carece tampoco de algunos problemas. Por un lado, resulta bastantes veces difícil de seguir sin un conocimiento previo y, desde luego, sin una lectura muy atenta y concentrada; es un libro más para especialistas que para un lector medio aunque esté interesado en el tema. Por otra parte, algunas apreciaciones -por ejemplo las que se hacen sobre el origen del EI o del papel de los refugiados sirios-, pueden ser  correctas, pero da la sensación de que son más suposiciones que otra cosa al hacer uso de expresiones como: “seguramente” o “al parecer”. Finalmente, se echa de menos una bibliografía más extensa.
En cualquier caso, se trata de un libro muy interesante y completo al que se puede acudir para informarse a medida que se sigan sucediendo, como así será, conflictos en una zona que es hoy por hoy y desde hace mucho tiempo la más caliente del planeta.
Hay una larga reseña de Rafael Fraguas en asturbulla.org.


Nazanín Armanian / Martha Zein, No es la religión, estúpido. Chiíes y suníes, la utilidad de un conflicto.

miércoles, 23 de mayo de 2018

Los inicios de la autora en el policial



En esta recuperación que estoy haciendo de la obra de la autora desde mi reciente descubrimiento, llego al  que se considera su primer acercamiento al género de la novela policiaca que luego ha cultivado en varias ocasiones. Una novela bastante corta en su extensión, pero no por ello corta en su intención.
Tengo que advertir que me considero un zote en lo que se refiere a adivinar los asesinos y, en general, las tramas de las novelas policiacas. He leído muchísimas y en muy pocas ocasiones he acertado. Sin embargo, en esta casi desde el principio he sospechado algo y el nivel de acierto ha sido bastante alto. ¿Ha perdido entonces interés la lectura? En absoluto, incluso diría que lo ha ganado porque me ha permitido centrarme más en los pasos dados por la protagonista y en sus reflexiones, en lugar de estar elucubrando posibles culpables.
Dice Ernesto Calabuig, en su breve reseña en elcultural.com:

 “A la buena y cuidada escritura se le suma la agilidad en la alternancia de escenas, el inteligente manejo del humor negro, la ironía, el misterio... y, como en sus otras obras, el hallazgo de una historia que, sabiendo mostrar y hasta desenmascarar, añade a los méritos literarios un alto valor sociológico.”

Comparto plenamente estas ideas y añadiría que a mí me ha resultado especialmente interesante el lenguaje tanto el de la protagonista (la historia está fundamentalmente contada por ella en primera persona) como en esos magníficos diálogos telefónicos de la hija. Quizá matizaría lo del alto valor sociológico que sí he apreciado en posteriores novelas, pero que aquí resulta algo demasiado anecdótico, aunque de alguna manera sí anuncia lo que será una constante en sus novelas policiacas: la crítica a esa clase media superficial y despreocupada.
Una novela muy entretenida, que se lee de un tirón y que ya muestra a la buena escritora que es Piñeiro como ha seguido demostrando en el resto de su obra.
Aún me queda pendiente su gran éxito Las viudas de los jueves escrita inmediatamente después de Tuya. Por cierto, ambas han sido llevadas al cine. En el caso de Tuya sin demasiado éxito de público y es que, siendo generoso,  es una película no muy conseguida.

Claudia Piñeiro, Tuya.

martes, 22 de mayo de 2018

Gran escritora coreana



Hace apenas tres meses que gracias al boca a boca me enteré de la existencia de La vegetariana, la primera novela que se ha traducido de Kang. Su lectura me impactó y me mostró a una escritora distinta y original por sus temas y su escritura. Una escritora, además, preocupada por la violencia, una violencia que muestra en toda su crudeza. En este caso, el tema de la novela es, precisamente, la matanza provocada en 1980 por el ejército de Corea del Sur en una ciudad al reprimir a la población civil.
La obra se divide en siete capítulos que van desde los momentos de la masacre hasta los recuerdos bastantes años después, culminando en un epílogo en el que la autora cuenta cómo conoció y vivió unos hechos sucedidos cuando tenía apenas ocho años.
Sobre el contenido de los capítulos prefiero dejar la cita de la reseña de Francesc Miró en eldiario.es:

“Kang opta por acercarse desde la ficción, y desde unas voces narrativas que abrazan la fantasía, la introspección y la individualidad del dolor. La mirada de un adolescente que limpiaba los cadáveres de los fusilados, los dolorosos recuerdos de una madre que perdió a su hijo, la incapacidad de superar el trauma de una mujer violada durante las protestas, e incluso la de un alma incapaz de separarse del cuerpo al que pertenecía antes de que una bala se lo arrebatase.”

Estilísticamente, la autora utiliza a menudo la segunda persona cuando se refiere al principal protagonista, pero también la primera y la tercera de una forma que resulta muy efectiva e interesante para la narración.
Sobre este aspecto dice Marc Peig en su magnífica reseña en unlibroaldia.blogspot.com:

“De esta manera, uno de los logros de la autora es la facilidad que tiene en hilvanar una historia narrada, pensada y sentida a través de distintas voces; y no hablo únicamente de un cambio en el protagonista narrador, sino incluso del estilo, del tono, de la voz utilizada; la amplitud de registros de la autora la ubica ante un complejo reto narrativo del que sale profusamente victoriosa.”

Sobre el tema de la  violencia reproduzco dos textos: uno de la propia novela y otro de uno de los dos paratextos que se incluyen al final, en concreto el de Mar Abad, La violencia vista desde las profundidades.

“¿Es el hombre un ser cruel por naturaleza? ¿Lo nuestro no fue más que una experiencia normal y corriente? ¿Lo de la dignidad humana es un engaño y en cualquier momento podemos transformarnos en insectos, bestias o masas de pus y secreciones? El que no dejemos de humillarnos, destruirnos y masacrarnos, ¿es la prueba que ofrece la historia acerca de la naturaleza humana? (p. 159)

“A Han Kang le asombra tanto la crueldad que se arroja en picado hasta sus viscosas entrañas. Encara la violencia mirándola a los ojos, aunque derramen sangre, y agarrándole las manos, a pesar de las heridas donde se relamen las moscas. A la coreana no le tiembla el pulso cuando describe lo cruel y el dolor. Pero lo hace con tal delicadeza y exquisitez que sus historias, en vez de acabar boleadas por la ventana, atrapan sin remedio”. (p.259)

Estamos ante otra buena novela de una autora realmente singular en los temas que elige y en el tratamiento que les da. Tengo que reconocer que es la primera vez que soy capaz de leer en una novela con el máximo interés un capítulo en el que es un alma desprendida de su cuerpo quien me narra las cosas en primera persona. Solo por esto ya me hubiese merecido la pena leer el libro, pero lógicamente hay mucho más.
También es un acierto la inclusión por parte de la editorial de los dos paratextos que ayudan a conocer mejor a la autora y los hechos que tuvieron lugar en 1980.
Un libro tan recomendable como el anterior. Ahora a esperar que la editorial se anime a traducir alguno más. Por cierto, este fue escrito en 2016 y La vegetariana en 2007.


Han Kang, Actos humanos. Traducción Sunme Yoon

viernes, 18 de mayo de 2018

Citas últimas lecturas



Suicidio

“Los suicidios son homicidios tímidos. Masoquismo en vez de sadismo”, registró Pavese en su diario; me tomo la libertad de corregirle: el suicida busca la muerte, actúa con premeditación y alevosía y es por tanto un asesino, un asesino medroso quizá, un asesino tímido.
Clara Usón, El asesino tímido


 Fotografía

La fotografía es la reducción del mundo infinito e insuperable a un rectangulito. La fotografía es nuestra medida del mundo. La fotografía también es el recuerdo. La memoria es la reducción del mundo a rectangulitos. La inclusión de los rectangulitos en un álbum es una autobiografía.
Dubravka Ugresic, El Museo de la Rendición Incondicional


Fotografía

Nunca me había gustado la fotografía. Loa turistas armados con las cámaras, me repelían; hojear los álbumes ajenos me aburría; y mirar las diapositivas ajenas me disgustaba.
(…)
Me estuve preguntando qué y cuánto habría recordado de no haber hecho fotos.
Dubravka Ugresic, El Museo de la Rendición Incondicional


Libros

Había leído libros toda su vida, y si de algo sabía, sabía de libros. Dividía los libros en calientes y fríos. Le gustaban los libros calientes. Los libros calientes eran raros hoy en día. A ella no le importaba mucho la terminología. Seguro que yo sabía a qué se refería cuando decía calientes.
Dubravka Ugresic, El Museo de la Rendición Incondicional


Periodismo

Todo periodista que no sea tan estúpido o engreído como para no ver la realidad sabe que lo que hace es moralmente indefendible. El periodista es una especie de hombre de confianza, que explota la vanidad, la ignorancia o la soledad de las personas, que se gana la confianza de éstas para luego traicionarlas sin remordimiento alguno.
Janet Malcolm, El periodista y el asesino


Revolución

Todo revolucionario se ha preguntado al menos una vez si, finalmente, ese porvenir radiante por el que combate no lo llevará detrás de las alambradas de un campo de concentración al día siguiente de la victoria, y los poetas rusos no tuvieron que preguntárselo durante demasiado tiempo.
Patrick Deville, Pura vida. Vida  & muerte de William Walker

jueves, 17 de mayo de 2018

El inicio de un gran proyecto


Esta novela, aunque es la cuarta que publica Anagrama, es con la que Deville inició en 2004 una serie de 12 como se explica muy bien en el artículo y la entrevista con el autor de Berna González Harbour en elpais.com.
He leído y comentado en este blog las tres ya publicadas que, como sucede con la actual, me han parecido grandes novelas, tremendamente originales y magníficamente escritas y traducidas. (Por cierto, el traductor, que es amigo de Deville, aparece mencionado en la página 236).
En esta novela está ya todo lo que será característico de las que vengan a continuación: presencia de multitud de personajes en su gran mayoría reales (en este caso Sandino, Che Guevara, W.Walker, Ernesto Cardenal, Tony de la Guardia, Fidel Castro y un largo etcétera) además, claro, del propio autor; constantes desplazamientos en el espacio (aquí principalmente por toda Centroamérica) y en el tiempo (en este caso desde 1997, año en que el autor está in situ, hacia atrás sobre todo en el siglo XIX, pero en algún momento en el XVI y más en el XX); utilización, aunque no se haga explícita, de muy buena documentación; muy trabajada y pensada la estructura de la obra; una originalidad y creatividad realmente sorprendentes y, algo que a mí particularmente me encanta, una gran capacidad de síntesis, esto es, con muy pocas frases lograr expresar muchas cosas.
Tomo del comentario aparecido en el digital costarricense nación.com la siguiente cita que resume muy bien la obra desde otra perspectiva:

“(…) destila mordaz desesperanza y maestría estilística y logra una composición electrizante y laberíntica, en que el lector nunca se pierde y resurge constantemente azuzado por la repetición de imágenes y frases hipnóticas, como en una procesión fantasmal, más que un mural, que lleva a los personajes hacia el encuentro definitivo con el heroísmo, el escarnio o la muerte, nunca con la victoria."
Quisiera terminar el comentario con dos breves citas que obedecen a muy diferentes razones:
“A veces se hace justicia. El general Álvarez Martínez fue ejecutado el 25 de enero de 1989 por miembros del Movimiento Popular de Liberación Cinchonero” (p. 199)

“Porque finalmente esta segunda mitad del siglo XX no es en absoluto el periodo que me resulta más familiar. Con la salvedad, no obstante, de que es en este periodo en el que yo vivo.” (p. 207)

La primera me ha sorprendido por esa defensa del asesinato político aunque se trata de un torturador. La segunda me gusta porque recoge una   sensación que he tenido muchas veces quizá por el hecho de haber leído muchos libros de historia.
En fin, ahora queda esperar que se edite pronto el libro que falta de los ya publicados en Francia y que trata nada menos que de Kampuchea y los jemeres rojos. Y mientras tanto, recomendar la lectura de cualquiera de los cuatro ya publicados porque son una experiencia muy gratificante y enriquecedora.

Patrick Deville, Pura vida. Vida & muerte de William Walker. Traducción Losé Manuel Fajardo.

martes, 15 de mayo de 2018

Decepcionante



Este es un libro que trata dos temas realmente duros y difíciles. Por un lado, la muerte de su marido y, por otro, la enfermedad de su hija que se produce por las mismas fechas y que terminará con su fallecimiento muy poco después de publicarse este libro. Es decir, se trata de un texto dedicado a dos hechos dramáticos y, sin embargo, siento tener que decir que a mí me ha dejado bastante frío.
Dice Bernabé Sarabia en su amplia reseña en elcultural.com: 

“El gran mérito de Didion es hacer literatura, sujetar al lector a partir de detalles menores pero significativos de la vida cotidiana. Es capaz de establecer y presentar al lector la gama de sentimientos y la degradación de la felicidad que le supuso la muerte de sus padres a una edad normal, la de su marido, prematura, y la grave enfermedad de su hija. Y todo ello mientras el trabajo y los amigos siguen estando en su horizonte. Así consigue que el lector no salga de sus líneas en cuanto traspasa la primera página.”

Lo reproduzco porque creo que en él está una de las posibles explicaciones de lo que me ha sucedido; me refiero a esos “detalles menores” que menciona y que llenan muchas páginas del libro de tal manera que hacen su lectura un tanto tediosa por momentos y alejan de lo fundamental, o al menos de lo que a mí más me interesaba de lo que cuenta: su vivencia. He tenido que esperar hasta el capítulo 17, en un libro que tiene 22, para encontrar algo parecido a lo que esperaba.
Me resulta duro tener que dar esta opinión sobre el libro de una escritora que ya conocía y que me había gustado, pero es lo que he sentido leyéndolo. Le falta emoción, le falta profundidad y le sobra cotidianidad, aunque seguramente es lo que buscaba Didion que escribió el libro a lo largo del año siguiente al fallecimiento del marido.

Por cierto que se trata de un libro muy premiado y que tuvo gran éxito de crítica y ventas.
Máximo respeto a su dolor, pero reconozco que no he podido compartirlo, sobre todo en lo que se refiere a su hija, a pesar de que estoy especialmente sensible desde mi paternidad.
Hay una entrevista de EduardoLago con la autora en elpais.com.

Joan Didion, El año del pensamiento mágico. Traducción Javier Calvo.

viernes, 11 de mayo de 2018

Primer contacto con un renombrado escritor




Es el primer acercamiento que hago a la literatura del autor y lo hago, precisamente, con el último libro que publicó (aunque no con el último que escribió). A lo largo de los años he visto muchas veces libros de Cheever, sobre todo el enorme volumen con sus cuentos. A mi alejamiento de la literatura anglosajona se ha unido en este caso que no soy lector de cuentos y que me asustan los libros cuando son tan voluminosos. En resumidas cuentas, a pesar de la fama del autor he tardado mucho en tomar contacto con su obra. 
Esta novela corta, apenas pasa de las 100 páginas, dicen los entendidos en su obra que es una especie de testamento literario. No seré yo quien lo niegue pues de hecho he visto que trata varios temas que debieron ser importantes en su vida y, desde luego, en sus últimos tiempos como la homosexualidad o, mejor, la bisexualidad,; el psicoanálisis; la ecología; el avance tecnológico; o, algo que aparece varias veces en el libro, la Europa oriental.
Dice Rodrigo Fresán en el Epílogo que Cheever “prefiere definir a ¡Oh, esto parece el paraíso! como el primer “romance ecológico”. Y, claro, la apreciación de Cheever es la mejor y más justa de todas. Porque la columna vertebral del libro es la de un tal Lemuel Sears –un hombre viejo pero todavía firme en su cuerpo y convicciones- empeñado en salvar a la laguna de su pasado y conquistar a la mujer de su futuro.” (p. 118)
Efectivamente, esa es la columna vertebral, pero el texto tiene varias subtramas que, al menos en mi caso, despistan bastante y alejan de la historia principal aunque al final todo termine de alguna manera confluyendo.
Hay un aspecto de la novela que me ha sorprendido y es su sentido del humor en varios momentos. Así, hay una divertida pelea entre dos protagonistas en un supermercado, una profetisa atropellada por un tren y alguien que se deja olvidado un bebé en el arcén de una autopista.
¿Qué sensaciones me deja este primer acercamiento? Un tanto ambivalentes. Al principio me quedé impresionado por la escritura de Cheever, las primeras páginas me encantaron, pero luego, quizás por las subtramas de las que hablaba antes, me fue decepcionando. No obstante, creo que habría que darle una oportunidad con su verdadera especialidad, o al menos con la que más ensalza la crítica, que son sus cuentos.
Hay una buena reseña de Rafael Lemus en letraslibres.com.


John Cheever, ¡Oh, esto parece el paraíso! Traducción Maribel de Juan.

miércoles, 9 de mayo de 2018

Núremberg y el Holocausto: una perspectiva original.



Soy un gran aficionado a la lectura de libros sobre el tema del Holocausto y, en general, sobre lo sucedido en la primera mitad del siglo XX. De hecho le he dedicado una entrada de la serie “Mis temas recurrentes” en la que dejo constancia de esas lecturas. Digo esto porque no creía que después de leer tanto pudiera dar con un texto que tratase el tema de una forma original y buscando otra perspectiva.
Ese texto es este de un profesor de Derecho Internacional en Londres que, además, ha participado en importantes procesos de justicia internacional en el Tribunal de La Haya y en de la Unión Europea.
Dice Juan Manuel Mannarino en su magnífica reseña del libro en pagina12.com.ar:

“Calle Este-Oeste se lee apasionadamente como una especie de relatos bajo la estructura de una caja china, donde se despliega una literatura del yo que nunca resulta forzada. A la vez, los géneros –el ensayo histórico, el thriller judicial, la crónica en primera persona–, se amalgaman y conviven a la luz de las historias que van apareciendo y  las percepciones-sensaciones-reflexiones de Sands, quien conduce el hilo de la narración y se involucra sin ser autocomplaciente, funcionan como un paseo autobiográfico que despiertan identificación, asombro y tensión entre los grandes temas del “largo siglo XX””

Con ello ya tenemos un buen resumen de en qué consiste este libro admirable por tantos conceptos: está magníficamente documentado, hay búsquedas casi detectivescas, se hace un tratamiento preciso y respetuoso de la información, hay una gran sinceridad tanto por parte del autor como de alguno de los personajes con los que se entrevista (valga el ejemplo del hijo de Hans Frank), los aspectos jurídicos se expresan con precisión pero también de forma clara y entendible, y todo ello narrado con una agilidad y una fluidez realmente sorprendente viniendo de un abogado.
El libro tiene varios protagonistas. Voy a referirme a dos de ellos que son los que forman el núcleo principal; ambos abogados, judíos  y de origen polaco. Por un lado, Hersch Lauterpacht creador de la idea de “crímenes contra la humanidad” e impulsor de la Declaración Universal de Derechos que participó en el juicio de Núremberg apoyando al fiscal británico. Por otro lado, Rafael Lemkim también participante en el juicio pero en apoyo del fiscal estadounidense y creador a su vez del concepto de “genocidio”.
De ambos conoceremos desde la infancia a sus estudios universitarios hasta llegar a su participación de una forma u otra en el juicio de Núremberg. La investigación de sus vidas le permite a Sands mostrar cómo era la situación en los años veinte y treinta.
No quedaría completa la visión del contenido del libro sin mencionar a otros dos protagonistas: Leon, el abuelo materno, polaco y judío, de Sands, y Hans Frank, el nazi que fuera “rey de la Polonia ocupada”.
Con estos mimbres el autor teje una historia que, a lo largo de sus más de 500 páginas con una letra de reducido tamaño, resulta verdaderamente apasionante y en la que, como se dice en la cita vista, hay de todo.
Por cierto, y esto reconozco que es una manía personal, un libro en el que se cita a Stefan Zweig, a Joseph Roth y la Shoah de Claude Lanzman, tiene que ser por fuerza un buen libro.
Es muy difícil destacar algún aspecto del libro que resalte sobre otro porque otra característica importante es el equilibrio logrado entre las diferentes historias. Quizá, en mi caso, todo lo relativo a la preparación y los entresijos del juicio de Núremberg sea lo que me ha resultado más novedoso por desconocerlo a ese nivel de profundidad.
Me resulta muy difícil escribir sobre un texto tan logrado. Solo me queda recomendarlo muy efusivamente y recomendar también, para quien quiera más y mejor información, la reseña antes citada y las entrevistas con el autor de Guillermo Altares en elpais.com o la de Andrés Seoane en elcutural.com.

Philippe Sands, Calle Este-Oeste. Traducción Francisco J. Ramos Mena.

lunes, 7 de mayo de 2018

Gran descubrimiento



Este libro se publicó por primera vez en inglés en 1990 y se tradujo en 2012, pero a pesar de mi afición tanto por el periodismo como por la no ficción lo desconocía totalmente hasta que, de una forma bastante casual, me topé con una entrevista a Emmanuel Carrère en la revista digital cultura.nexos.com en la que este gran escritor francés, especialista en el periodismo y la no ficción, mencionaba el libro en un fragmento que no me resisto a reproducir íntegro a pesar de su extensión:

Nexos: ¿Hay alguna obra o algún otro escritor, además de Truman Capote, que lo haya llevado por la senda de los personajes criminales?

EC: Para empezar, creo que el modelo de Capote es algo con lo que tiene que enfrentarse, en algún punto, cualquier escritor que trabaje sobre nota roja (fait divers). Es el gran libro en ese ámbito. Hay otro libro que me encanta que se llama El periodista y el asesino de Janet Malcolm; no sé si está traducido al español. Malcolm es una periodista estadounidense, ya mayor, de The New Yorker. Ese libro es estupendo. Es verdaderamente interesante: ¿quieren que les cuente la historia? Es un tipo acusado de haber asesinado a su esposa y se sospecha que a sus hijos también. Se espera su juicio y en el sumario parece ser que sí es culpable. Un periodista, un escritor especialista de esas historias criminales, decide entonces hacer un libro sobre el caso y firma un contrato de publicación. Se pone en contacto con el presunto asesino. Empiezan a trabajar juntos y, mientras el acusado está en libertad condicional, no deja de repetirle a la prensa cómo se va a escribir un libro para defender su inocencia. Luego condenan al tipo, sale el libro, y el presunto asesino descubre horrorizado que el libro lo describe como un psicópata perverso y que el escritor está absolutamente convencido de que es culpable. El asesino, desde los bajos fondos de la cárcel, demanda al escritor; no por difamación sino acusándolo de haberlo engañado, de haber traicionado su confianza. Entonces, la periodista de The New Yorker sigue muy de cerca el caso y escribe El periodista y el asesino, un libro corto de unas cincuenta páginas, de una inteligencia extraordinaria y brillante. Se los recomiendo.

Un gran resumen de en qué consiste este libro que es uno de los más interesantes que he leído sobre el periodismo y que tiene, además, interesantes reflexiones sobre la no ficción de lo que puede ser un buen ejemplo el siguiente fragmento:

“Los personajes de las obras no ficticias, en no menor medida que los personajes de las obras de ficción, se deben a los más personales deseos y a las ansiedades más profundas del autor; esos personajes son los que el autor desea que sean y se preocupa de que así ocurra.” (p. 217)

Y ya puestos a hacer un comentario basado en opiniones ajenas, Ian Jack en su Prólogo deja claro el método y el objetivo de la autora:

 “Como toda su obra, El periodista y el asesino se atiene maravillosamente a lo concreto: personas, lugares, cartas, conversaciones. No se presenta como una narradora fidedigna, sino como guía por los vericuetos de la conducta humana y su relación con uno de los aspectos más importante de la vida moderna el espejo deformante de los medios de comunicación.” Ian Jack en el Prólogo (p.19)

Después de todo lo dicho hay poco que añadir y por mi parte solo lo haría con dos aspectos que me han resultado novedosos. Por una parte, el hecho de que se pueda entrevistar a los jurados de un juicio al acabar el mismo y que se pueda hablar de las deliberaciones que han tenido lugar. Por otra parte, también me ha interesado lo que comenta sobre si se debe hacer una transcripción literal o no de las conversaciones con los entrevistados.
Evidentemente estos son dos temas colaterales en un libro -por cierto de 236 páginas en la edición española y no de 50 como en la edición que menciona Carrère-, cuyo interés empieza con una memorable primera frase: “Todo periodista que no sea estúpido o engreído como para no ver la realidad sabe que  lo que hace es moralmente indefendible.” Y a partir de ahí no decae aunque lógicamente no se exprese siempre con esa rotundidad.
Un libro absolutamente recomendable para cualquiera, pero sobre todo para quienes estén interesados por el periodismo y la novela de no ficción.
Hay una reseña muy completa y muy interesante de Bárbara Ayuso en Jotdown.es.

Janet Malcolm, El periodista y el asesino. Traducción Alfredo Báez.

jueves, 3 de mayo de 2018

Recuperación decepcionante



Conocía a la autora por haber leído hace muchos años El ministerio del dolor que es posterior a esta que hoy comento. Me gustó mucho en su día como me gustaron otras de autores de la exYugoslvia que escribían sobre lo sucedido en su país. 
Ugresic se exilió en 1993 por no estar de acuerdo con el nacionalismo de su Croacia natal y con el conflicto que se estaba produciendo en la zona. Vivió en Berlín y luego en Amsterdam. Este libro lo escribió entre 1991 y 1996, es decir, una parte antes y otra después de su exilio.
Advierte la autora en una especie de nota introductoria: 

“Si le parece que entre los capítulos no existe una relación sensata y firme, que tenga paciencia; las relaciones se irán estableciendo gradualmente.” (p. 12)

En la reseña de Jesús Ruiz Mantilla en elpais.com se reproduce la siguiente cita de Ugresic:

"Es una obra construida en fragmentos para dar la impresión de gran división, como en los cuadros de El Bosco, que te dan pistas en pequeñas partes sobre un todo.”

En ambas, como no podía ser de otra forma,  se da la misma idea de lo que es  esta novela y tengo que decir que yo no he sido capaz de establecer las relaciones que menciona la autora en el primer fragmento reproducido. He estado bastante perdido a lo largo de toda la lectura. Hay partes que me han resultado interesantes, algunas reflexiones que me han gustado (sobre la fotografía o la memoria, por ejemplo), varios de los relatos que me han parecido sugerentes, pero en general creo que la autora ha construido un texto con fragmentos bastante deslavazados y, sobre todo, lo que me ha resultado más sorprendente es la falta de emoción teniendo en cuenta de quién, en qué momento y desde dónde lo escribe. Yo esperaba algo más parecido a lo leído en autores como Slavenka Drakulic, también croata y nacida el mismo año que Ugresic, o Jasna Samic, pero no ha sido así. Por eso la decepción ha sido grande.

Dubravka Ugresic, El Museo de la Rendición Incondicional. Traducción Mª Ángeles Alonso y Dragana Bajic