lunes, 30 de enero de 2017

Otro buen descubrimiento




Aunque no es habitual en mis comentarios, en este caso me parece más apropieado reproducir el hecho por Sergio Sancor en librosyliteratura.com:

“No he leído con anterioridad a Natalia Ginzburg. Sus textos, sus obras, no se han cruzado en mi camino en ninguna ocasión. No es que no conociera su existencia, sino que simplemente la casualidad o la causalidad no han hecho que ella y yo tengamos un momento común para conocernos. Por lo tanto, mi primer acercamiento a su obra, de la mano de Y eso fue lo que pasó llega con la sensación de haber recibido un puñetazo en plena cara. La dureza, la poca compasión, las obsesiones y deseos, la brutalidad, la violencia, la falta de respiración frente a una relación, el no existir cuando se está existiendo, los significados, significantes y errores del amor, la vida que se cuela por el desagüe o la muerte que llega de improviso. Todos elementos que, en esta historia de ciento diez páginas se entremezclan creando una lectura que duele, pero imprescindible.”

Es curioso este comentario de un texto, breve por otra parte, del que la propia autora dice en la Nota previa:

“Escribí esta historia para sentirme un poco menos infeliz. Me equivoqué. No debemos buscar nunca un consuelo en la escritura. No debemos perseguir un objetivo. Si hay algo seguro es que es necesario escribir sin perseguir un objetivo.” (p. 11)

Da la sensación de que necesitaba desahogarse y utilizó la escritura.
Yo he leído el texto tan de corrido como dice Italo Calvino en el Prólogo. Es una historia muy potente y tremendamente bien contada tras un inicio de esos que llaman la atención.
Lo cierto es que ahora hay que ponerse a buscar más libros de esta escritora porque tengo la impresión de que me ofrecerá buenos momentos.
Hay una reseña muy completa en devoradoradelibros.com




Natalia Ginzburg, Y eso fue lo que pasó. Traducción de Andrés Barba. Prólogo de Italo Calvino.

domingo, 29 de enero de 2017

Artículos interesantes

Qué gusto poder recomendar temas tan variados y poco habituales, eso sí, todos sacados del mismo medio.

Pascual Serrano, al que sigo en prácticamente todo lo que publica, escribe sobre el gran Kapuscinski. Da gusto poder encontrar este tipo de escritos. (eldiario.es)

Iker Armentia se mete con mucha gracia con dos "monstruos sagrados" de la escritura en España: Marías y Pérez Reverte. Lo malo del artículo es que yo también me veo bastante reflejado: gajes de la edad. Por cierto, a Marías sí suelo leerlo, a Reverte solo algo en sus inicios,  ahora no lo soporto. (eldiario.es)

Ignacio Escolar, como director, responde a preguntas de los lectores sobre diferentes temas. Interesantes las preguntas y las respuestas. Buen ejemplo para ver cómo funciona el medio. (eldiario.es)

jueves, 26 de enero de 2017

La Suecia profunda hace un siglo




En su obra autobiográfica Otra vida Enquist dice lo siguiente de este libro:

“Domina el tema (Enquist habla de sí mismo en tercera persona). Son sus paisajes, su tierra, su familia. No tiene por qué sentir ese terror paralizante de escribir sobre lo que es privado. Escribe una novela que se titula La partida de los músicos, sobre esos mismos personajes antes de emigrar. Elimina la emigración, pero no a las personas. Se lo pasa en grande aunque es una historia terrible. (….) Sin la menor consideración, da a su familia una biografía diferente, o suma dos de ellas; se trata de ficción, pero aun así se trata de la verdad, casi.” (p. 396)

Con ello ya queda de manifiesto que la tremenda y muy interesante historia que cuenta tiene que ver con sucesos reales, tanto de su familia como del lugar donde se desarrollan los hechos.
El libro cuenta los primeros intentos de crear sindicatos ligados al partido socialista en la zona norte de Suecia en la primera década del siglo XX en el mundo laboral de los aserraderos. Para ello se envía desde Estocolmo a Elmblad, uno de los grandes protagonistas de la novela,  un agitador que tendrá que pasar muy malos momentos en ese mundo hostil ya que:

“En otros sitios eran los esbirros de las compañías o la policía o el mismo diablo los que lo perseguían y lo jodían. Pero aquí eran los propios obreros. Eso era lo más amargo de todo. Esas piadosas ovejas de los cojones que no sabían lo que más les convenía, eso era lo más amargo. Eran los suyos, y se rieron de él y encima le sacudieron de cojones.” (p. 41)

Enquist ha tenido una vida muy intensa y complicada a veces. Escribe de forma magistral y tiene una magnífica técnica para construir la novela. De tal manera que sabemos cosas que suceden pero cuya causa entenderemos más adelante. Refleja de maravilla el ambiente laboral y social del lugar y la época y, sobre todo, hace una acerada crítica de las mentalidades sobre todo de la religiosa, como consta en este fragmento:

“(…) esta singular mezcla de piedad y sentimentalismo, rigor y vulgaridad, calidez y frialdad, vigor y muerte, propia de Västerbotten.
El puritanismo y la frivolidad.
Las costumbres del país oscuro no eran fáciles de comprender.” (p. 111)

Sobre su escritura José María Guelbenzu en elpaís.com hace esta espléndida valoración que expresa perfectamente lo que significa esta gran novela: “La suya es una escritura tallada a presión, pero con una soberbia delicadeza. La dureza del mundo que narra se adecua a ella. (…)
Este es un tipo de narrativa de fuerza que parecía perdida. No hay concesiones, no hay miedo a contar aun lo más repulsivo y doloroso; hay belleza: la tremenda belleza de la humanidad."

Es una novela con muy buenos personajes tanto protagonistas como secundarios y a cada uno sabe muy bien Enquist darle el espacio adecuado.
Hay una particularidad de la traducción que me ha llamado la atención y me ha gustado. En la zona de Suecia donde se desarrolla la novela se habla un particular dialecto que no siempre entiende el resto de la población. Los traductores, como explican en el Prólogo,  han utilizado para traducirlo una variante popular del aragonés pirenaico castellanizándola. El método creo que es bastante bueno y el  resultado original.
Un libro muy recomendable de un escritor que hasta ahora me ha dado las suficientes satisfacciones para seguir atento a cualquier nueva traducción de su obra.



Per Olov Enquist, La partida de los músicos. Traducción de Marina Torres y Francisco L. Uriz

miércoles, 25 de enero de 2017

Curiosa historia de voyeurismo




La editorial reproduce esta frase en la solapa:

”Es, a pesar o debido a su ambigüedad, la obra maestra de Talese.” Yves Harté, Sud Ouest

Desde luego creo que hay que estimar bastante poco a tan gran escritor y periodista para hacer semejante afirmación. Es más, me atrevería a decir que casi no es un libro suyo porque la mayor parte del texto se dedica a la reproducción, sin que se diga en ningún momento que corregida o editada, del diario que el protagonista, el voyeur Gerald Foos, llevó a lo largo de un extenso de tiempo y en el que iba reflejando a veces con gran detalle sus observaciones. En un momento determinado, en 1980,  se pone en contacto con Talese y le ofrece el material. Se lo irá remitiendo durante muchos años y solo hace poco se decidió la publicación.

También se reproduce en la solapa este otro comentario que sí se ajusta más a lo que ofrece este libro:

“Instructivo e intrigante. Iluminador y entretenido.” The Washington Post

Al menos esa es la impresión que yo he sacado tras su rápida lectura pues se lee con gran facilidad ya que tanto Talese como el propio Foos escriben de manera muy ágil y yendo al grano en todo momento.
Aunque creo que tiene que haber también otro tipo de observaciones, en el texto la inmensa mayoría de las que se reproducen se refieren a los comportamientos sexuales, y vemos pasar por las habitaciones del motel previamente habilitadas para poder observar lo que allí sucedía todo tipo de situaciones y comportamientos como, por ejemplo:: relaciones heterosexuales dentro y fuera del matrimonio, homosexuales con masturbaciones y/o penetraciones, relaciones interraciales (estas no desde el principio), intercambios de pareja, incestos, o, lo que me ha parecido de lo más interesante, soldados heridos en Vietnam con pérdidas por amputación de miembros.
De estas observaciones con las que rellenó una gran cantidad de cuadernos saca Foos entre otras la siguiente conclusión:

Mi voyeurismo ha contribuido enormemente a convertirme en un pesimista, y detesto este condicionamiento de mi alma. Lo que resulta tan desagradable es que la mayoría de los sujetos están en sintonía con esos individuos en sus planteamientos. (Se está refiriendo  a los que no tienen ni idea de sexo y solo saben penetrar y empujar, en sus propias palabras). Si nuestra sociedad tuviera la oportunidad de ser voyeur por un día, abordaría la vida de manera muy distinta a como lo hace ahora.” (p. 67)

Sobre el personaje del voyeur dice Talese ya al final del libro en un intento de caracterizarlo:

“Era un hombre de muchos estados de ánimo y actitudes, y a veces se presentaba como historiador social, un pionero de la investigación sexual, alguien que denunciaba la corrupción de la sociedad, un solitario, alguien con doble personalidad, y un crítico resuelto a sacar a la luz las hipocresías y apetitos ocultos de sus contemporáneos.” (p. 218)

Ha sido un libro cargado de polémica ya incluso antes de su publicación como cuenta muy bien Cristina F. Pereda en elpais.com. También es interesante la información de David Suárez en lavanguardia.com. Ambos artículos son anteriores a la publicación del libro en España.

Con polémica o sin ella, el libro se lee con cierto interés, con gran facilidad y resulta entretenido aunque un tanto reiterativo en algunos momentos. Eso sí, nos descubre a un personaje realmente de película (de hecho parece ser que Spielberg ya ha comprado los derechos). En todo caso nada que ver, por supuesto, con el que Talese escribió sobre el comportamiento sexual de los estadounidenses, La mujer de tu prójimo.



Gay Talese, El motel del voyeur. Traducción de Damià Alou

lunes, 23 de enero de 2017

Para ampliar horizontes musicales



En este libro se pueden encontrar fragmentos como los dos que siguen:

“Un suave acorde en Sol mayor conduce por medio de un rápido crescendo a un lacerante Sol menor, que a su vez cede ante un tranquilizador Re mayor, el acorde que forma pareja con Sol. Ese  acorde se ensombrece a continuación en forma de Re menor antes de dar paso a La mayor, seguido de una séptima disminuida y una séptima dominante sobre Re.” (p. 229)

“(…) el oído espera que Re sea la tónica de una tríada en Re menor, y cuando resulta ser la nota intermedia de una tríada de Si bemol mayor, el efecto es discordante, desorientador, vertiginoso.” (p. 514)

Y sin embargo para un aficionado a la música como es mi caso, pero desconocedor en todo de sus más elementales técnicas e incluso terminología, no logra echarme para atrás aunque haya muchos momentos en que la lectura se convierta en realmente complicada por no decir imposible.
¿A qué se debe esta aparente contradicción? Creo que, como bien dice  Jesús Ruiz Mantilla en el comentario hecho en  Babelia (6.10.2012):

“(…) contar la música. Algo en lo que Alex Ross viene a ser de los pocos que consiguen la excepción de una comunicación sugerente, visceral, fascinante, divertida, jugosa. (…)
Sin límites, sin exclusividades, derribando la premisa de que existen músicas superiores o más complejas que otras. No hay clases. Históricamente. Entre el barroco y el rock, entre el Renacimiento y el pop, entre los alardes románticos de Schubert y Beethoven, y el jazz o el blues, todos somos más o menos iguales.”

Se salta por encima de cualquier dificultad por la gran capacidad de comunicar que tiene Ross, porque aunque no se entienda todo lo que dice sí que queda el mensaje final de amor por esa música y también informaciones suficientes para hacer un esfuerzo de comprensión e incluso para mostrarse más abierto a algunas músicas que yo desconocía. El libro engancha, te abre a otros mundos y perspectivas musicales y, desde luego, lo más importante, se lee con gusto.
En el libro se recogen a lo largo de sus más de 600 páginas un conjunto de 20 artículos publicados por el autor en The New Yorker, donde ejerce la labor de crítico musical, entre 1998 y 2009. Algunos adaptados y modificados para esta edición. Mayoritariamente hablan de música clásica (Mozart, Shubert o Verdi sobre todo), pero también de clásica contemporánea como John Cage o directamente moderna desde Radiohead a Björk pasando por Bob Dylan, sin olvidar alguna breve incursión en el jazz algo a lo que a mí me habría gustado que dedicase más espacio.
Como se ve, toca un poco de todo y de todo saca provecho y elementos para el disfrute musical. No obstante deja también esta cita que parece un tanto contradictoria teniendo en cuenta que no le desagrada el que lo dice:

“(…) hizo suyo (se refiere a John Cage) el principio de Shoenberg de que la música debía ejercer una función crítica, perturbando al oyente más que confortándolo.” (p. 442)

Yo desde luego soy más de confortarme con las audiciones que de buscar ningún tipo de perturbación. De hecho, tras la lectura del libro, he intentado ya en dos ocasiones escuchar cosas de Cage y por el momento he sido incapaz de hacerlo porque me desasosiega.
En fin, en un texto tan extenso hay momentos para todo tipo de sentimientos, emociones e informaciones aunque unas gusten e interesen más y otras menos, pero en su conjunto es un libro enormemente recomendable para cualquier aficionado a la música.
Finalizo este comentario con un fragmento que me ha llamado poderosamente la atención pues no había caído en ello a pesar de lo obvio que resulta.A propósito de los libretos de alguna ópera, en este caso Il trovatore, Ross afirma lo siguiente:

“Lo cierto que es la mayoría de los espectáculos de entretenimiento parecen una tontería cuando se contemplan desde la distancia. No hay nada en Verdi que resulte más inverosímil que los hechos que articulan la trama de una obra de Shakespeare o, puestos a ello, que una típica película de Hollywood. La diferencia es que las convenciones de esta última son ampliamente aceptadas en este momento de modo que si, por ejemplo, Matt Damon va montado en un monociclo en sentido contrario por la autopista y mata a un grupo de delincuentes uzbecos con un paquete de caramelos, los espectadores aplauden con entusiasmo en vez de partirse de risa.” (p. 328)

Hay una buena reseña de Stefano Russomanno en abc.es.


Alex Ross, Escucha esto. Traducción de Luis Gago

domingo, 22 de enero de 2017

Artículos interesantes

Después de bastante tiempo sin hacer esta sección la recupero porque empieza a haber artículos que, en mi opinión, merece la pena leer.

El de Carlos Elordi contrasta con lo que viene siendo una opinión bastante extendida sobre el gobierno de Rajoy. Creo que acierta en su planteamiento. (eldiario.es)

Elisa Beni hace una defensa muy militante sobre la libertad en un momento como el actual. Me gusta incluso su tono. (eldiaro.es)

Hay un buen ataque de Luis García Montero a los neoliberales y al uso y abuso que hacen  del estado cuando les vienen mal dadas. (infolibre.es)

Marcos Reguera,  investigador de la Universidad del País Vasco,  ha hecho una serie de tres artículos sobre Trump que merecen mucho la pena. Aquí dejo el enlace del último. (ctxt.es)

sábado, 21 de enero de 2017

"Faction" en euskera en el original



Hace justo un mes que leía el último libro de este escritor hasta entonces desconocido para mí. Me gustó bastante aunque tenía algunos defectos. En la solapa vi la referencia a este de hoy que, además, había recibido el Premio Nacional de Narrativa 2009.
No sé, porque no sigo muy de cerca la literatura española, si  fue merecido el premio porque el libro, teniendo cosas de interés, tampoco es algo demasiado brillante.
¿Novela? Dado que ya llamamos así a obras como pueden ser las del gran escritor francés Emmanuel Carrére, sí se puede catalogar como tal a pesar de que es más una biografía familiar plagada de anécdotas personales del autor o que le han contado o ha extraído de alguna lectura.
Sobre el contenido diré poco y me remito a la buena reseña hecha en el blog confiesoqueheleido.blogspot.com.
El libro es bastante entretenido y novedoso en su construcción, aunque como me pasó con el primero que leí, tengo la impresión de que a veces introduce las informaciones un poco al tuntún o simplemente porque le apetece.
Me han gustado muy especialmente algunas referencias que hace a su propio proceso creador en el que incluso explica cómo quería que empezase la novela y cómo finalmente se decidió por el inicio que ha puesto.
Citando a Foster Wallace que, aunque amaba la experimentación, afirmó en una de sus últimas entrevistas:

“Lo esencial es la emoción. La escritura tiene que estar viva, y aunque no sé cómo explicarlo, se trata de algo muy sencillo: desde los griegos, la buena literatura te hace sentir un nudo en la boca del estómago. Lo demás no sirve para nada.” (p. 146)

Estoy bastante de acuerdo en Wallace y creo que Uribe hay momentos en que intenta trasmitir esas emociones y, al menos en mi caso, lo logra en alguno.
Un libro diferente, interesante por momentos, muy bien traducido del original que está escrito en euskera y que muestra a un escritor dispuesto a hacerse un hueco en nuestra literatura a partir de la originalidad de su estilo y sus historias.




Kirmen Uribe, Bilbao-New York-Bilbao. Traducción de Ana Arregui.

miércoles, 18 de enero de 2017

Buen inicio de una trilogía



Con esta autora me ha sucedido algo que suele ser bastante habitual en mi caso: descubro a un autor por su última obra y luego voy leyendo con un cierto orden sus anteriores escritos. El año pasado fue el caso de Patrick Deville y este año va a ser el de O’Brien, de la que en diciembre leí Las sillitas rojas y ahora su primera novela publicada en 1960, es decir, cincuenta años antes que la mencionada.
O`Brien escribió esta novela con veintitantos años, pero tiene una escritura bastante hecha, bastante consistente. Transcurre en los años cincuenta del siglo pasado y cuenta la historia de dos chicas de un pueblo de Irlanda que pasarán por un internado en una ciudad pequeña, para terminar viviendo, una estudiando y otra trabajando, en Dublín. Nos muestra así la vida en diferentes ambientes aunque en todos ellos hay algunos elementos comunes que la autora critica de una forma más o menos abierta o explícita como puedan ser: la dureza de las condiciones de vida, el papel de la religión, el sometimiento de la mujer, el maltrato en el mundo de la familia o la bebida de los jóvenes entre otros.
Si todo esto puede resultar interesante e incluso para un español de la época, como es mi caso, más por las comparaciones que se pueden hacer con la situación de un país también muy atrasado en cuestiones de mentalidades y de moral, lo mejor de la novela, lo verdaderamente relevante es la magnífica escritura de que hace gala O`Brien con la que logra algo que me parece lo más difícil de conseguir, que el lector vaya entrando en la historia casi sin darse cuenta porque esta le va como envolviendo. Todo lo que les sucede a las protagonistas, y a unos espléndidos personajes secundarios, lo hace de una forma pausada, sin grandes alteraciones, de una forma yo me atrevería a calificar de natural.
Como se afirma en el blog lalibreriadejavier.com:  

“Lo primero que salta a la vista de esta deliciosa novela Las chicas de campo es la frescura de su escritura. Una obra luminosa escrita con una sencillez apabullante y que cautiva al lector al primer momento.”

En fin, un libro absolutamente recomendable porque se disfruta mucho leyéndolo y, además, da origen a una trilogía que promete seguir los pasos de este primer volumen.
En algunos momentos me ha recordado, por sus temas y estilo,  a Carmen Martín Gaite,  otra gran escritora 
Hay una completa reseña en devoradoradelibros.com y una interesante entrevista de Lola Galán con la autora en elpais.com.



Edna O’Brien, Las chicas del campo. Traducción de Regina López Muñoz

lunes, 16 de enero de 2017

Vivir en Nigeria





Este joven autor, desconocido para mí hasta ahora, que nació en Estados Unidos y creció en Nigeria, nos ofrece en apenas 140 páginas un excelente resumen de cómo es la vida en el país africano. Partiendo de la visita familiar que un médico psiquiatra en prácticas hace a su país de origen (realmente se trata por la edad y los años que menciona de un verdadero trasunto del autor), Cole nos va contando de manera bastante crítica algunas de las características de la vida en él.
Destaca por encima de todos el tema de la corrupción por lo extendida que está, ya que afecta a casi todas las facetas de la vida, y la naturalidad con que la gente la vive. Así, enseguida aparecerá este resumen:

“La exigencia del oficial de migraciones, la historia del peaje, los policías de Ikeja: a los cuarenta y cinco minutos de dejar el aeropuerto ya me he encontrado con tres ejemplos claros de corrupción.” (p. 20)

Las dificultades de la vida en general también están muy bien resumidas en el siguiente fragmento:

“Dada la combinación de atascos de tráfico –un problema muy grave en Lagos- y las mil conmociones  naturales a que está sometido el nigeriano medio- policía, atracos, funcionarios públicos, Gobierno, ausencia absoluta de servicios sociales,  escasas comodidades-, el ambiente está lejos de ser tranquilo.” (p. 63-64)

Evidentemente las críticas las está haciendo alguien que vive en un país desarrollado, pero no por ello dejan de ser significativas.
Además de lo mencionado, Cole escribe también sobre los fraudes a través de internet, las tiendas de música que se dedican a hacer copias piratas de discos también piratas, del caso de un niño de 11 años linchado y quemado vivo por ladrón o de la cantidad de pandilleros que existen.
Incluso se atreve con aspectos religiosos como en el siguiente fragmento:

“La Iglesia se ha convertido en uno de los mayores negocios; ramas y “ministerios” brotan como hongos en cada calle y esquina. Sus militantes predican una combinación potente de miedo al infierno y amor a la prosperidad financiera.” (p. 123)

En general, pues, da una visión bastante negativa del país. Solamente la visita a una entidad privada que ha creado un conservatorio y un centro para la música le parecen algo para resaltar en forma positiva.

El libro está escrito con mucha agilidad, en forma muy concisa y se lee de un tirón porque, además, es muy poco lo que se sabe de los aspectos más cotidianos de este tipo de países.
Este fue el primer libro que escribió Cole. Con posterioridad ha publicado una novela, ya traducida en la misma editorial, que ha obtenido varios premios y que habrá que leer.
Hay una buena reseña de José María Guelbenzu en elpais.com.


Teju Cole, Cada día es del ladrón. Traducción de Marcelo Cohen

viernes, 13 de enero de 2017

Gran decepción



La guerra de Vietnam debió de dar lugar a bastante literatura en su momento y también con posterioridad. En concreto yo he leído los dos libros de Tim O’Brien que Anagrama publicó en los noventa (aunque yo los he conocido no hace mucho), y muy recientemente el de Newton Thornburg publicado por Sajalin. Todos me gustaron bastante. Precisamente tras la lectura de este último me enteré de la existencia del de Stone que he conseguido aunque la editorial haya desaparecido.
De las críticas que aparecen en la solapa del libro se deduce que fue un texto que produjo un impacto considerable en el momento de su publicación, 1973, hasta el punto de obtener varios premios y ser finalista  en el Pulitzer. Seguramente se trató de un libro rompedor y original en su día, pero desde luego a mí no me ha gustado. Es muy extenso y muy reiterativo en lo que cuenta. Sus personajes están poco desarrollados. Los aspectos de crítica política y social apenas están esbozados. Eso sí, está bien contada, con enorme agilidad narrativa y con unos diálogos realmente buenos (algo bastante habitual por otra parte en la narrativa estadounidense). El problema es que cansa, que aburre, que parece que estás viendo una película y no leyendo una novela. Curiosamente, en 1978 se hizo la adaptación cinematográfica bajo la dirección de Karel Reisz y la participación en el guion del propio Stone con el título Nieve que quema en su versión española. Acabo de verla y ha resistido algo mejor que la novela el paso del tiempo aunque también lo ha notado.
No suelo reproducir fragmentos de críticas (normalmente me limito a dar el enlace), pero sí lo voy a hacer en esta ocasión quizá porque son enormemente dispares en sus valoraciones.
Empiezo por aquella con la que estoy más de acuerdo:

“Huidas, tiros, persecuciones y un encadenamiento de tópicos que hacen que leída hoy en día —no olvidemos este matiz en ningún momento— resulte una novela sosa y previsible. Y es que este es el gran problema de la obra: lo que en su día pudo parecer genial o innovador no ha resistido el paso del tiempo.” Sergi Torres en jotdown.es

Por el contrario un crítico con el que suelo estar muy de acuerdo dice que: “Hay excelentes razones para recomendar Dog soldiers…” y sobre la abundante violencia existente en el libro comenta lo siguiente: “Las páginas de Dog soldiers están atravesadas por una precisa puesta en escena de la violencia, mejor cuando es seca y contundente (el interrogatorio en la cocina) que cuando es más aparatosa (algún tiroteo).” Nadal Suau en elcultural.com
Por cierto que sobre su empleo de la violencia Rodrigo Fresán, autor del Prólogo, reproduce el siguiente  fragmento de una entrevista con Stone hecha en 1985: “Una catarsis. Para mí es un método para tratar con mi violencia interior. Y, supongo, lo mismo pueden llegar a sentir mis lectores. La violencia es una de mis preocupaciones. Y por eso hay mucha violencia en mis libros, tal vez una violencia desproporcionada. He visto mucha violencia en mi vida y he vivido para contarlo, y lidio con mis temores poniendo todo por escrito. De algún modo, uso a mis personajes como chivos expiatorios de mis pecados, para que su carne sirve de escudo a la mía.” (p. 19)

Finalmente, otro prestigioso escritor valora muy positivamente el libro:

“(…) su itinerario va más pegado a lo que de humano hay en cada abismo personal y colectivo: la codicia, la traición, el absurdo, la locura, la guerra, el crimen y la corrupción no son más que marcadores de nuestro perfil común. La fauna de California que desfila bajo la piel de cada uno de los personajes del libro (Hitch, Marge y un hatillo de crápulas y granujas en una suerte de Otelo alucinógeno) certifica que, más allá de la guerra como oscura matriz lírica y de la droga como metáfora del ocaso de una sociedad, Dog Soldiers muestra, sobre todo, la liquidación de una utopía.” Sergi Bellver, latormentaenunvaso.blogspot.com

Diferentes visiones que  también deben de responder a diferentes intereses literarios. En mi caso, que no soy un estudioso de la literatura sino un simple lector actual, los valores que tuvo y su buena escritura no han sido suficientes para que me haya interesado y/o gustado. Esperaba mucho de esta novela y me ha decepcionado.



Robert Stone, Dog soldiers. Prólogo de Rodrigo Fresán. Traducción de Mariano Antolín e Inga Pellisa. 

miércoles, 11 de enero de 2017

La inmigración como protagonista



Hace apenas unos días publicaba la entrada de otro libro del autor, Lacrónica, en el que precisamente encontré la referencia a Una luna. Me interesó el planteamiento del tema y lo busqué rápidamente, pues si había terminado el año con un buen libro, quería empezarlo de la misma forma. No me ha defraudado.
El libro surge de un encargo que le hace al autor una agencia de la ONU en 2008 para que durante veintiocho  días, en la próxima luna, viaje por ocho o diez países para escribir historias de inmigrantes con la condición de que cada una tenga un máximo de dos mil palabras.
Ahora bien, Caparrós no se ha limitado a reproducir las historias, lo que ya hubiera sido muy interesante,  sino que en cada una de ellas hace una especie de introducción y tras reproducirla sigue con  algunas reflexiones.
Las historias son realmente duras y en algunos casos bastante dramáticas como, por ejemplo, la de la mujer moldava con una vida terrible, o la del joven liberiano que cuenta los múltiples desastres por los que pasa su vida que no deja de ser un muestrario de los conflictos que sacuden África, o la que se refiere a la situación del sida en Zambia. No es que las otras sean muy reconfortantes, pero es que estas son realmente dramáticas.
Lógicamente, las reflexiones que va haciendo Caparrós a lo largo del texto no son tampoco especialmente gratificantes ya que hablan de cosas como: el papel de las mujeres, las grandes diferencias entre el primer y el tercer mundo, y un largo etcétera.
Valgan las siguientes frases como ejemplo:

“Lo cruel, tremendamente cruel del África es que te dice fuerte lo que sabés bajito: que el mundo es una mierda. Y aceptarlo nos cuesta tan tan poco.” (p. 55)

“Pocas cosas me resultan más pobres que un señor con traje: un negro con traje sería una. El traje suele ser una agachada: una forma de pertenecer al peor de los mundos actuales: el “mundo corporativo”. El traje les evita vestirse, elegir, hablar sobre  sí mismos: se ponen el uniforme empresarial y forman parte. Pero al menos los blancos siguen una tradición que inventaron los blancos. Los negros también –y eso lo hace más triste todavía.” (p. 141)


“Se ve que a los españoles de hoy les parece impropio salir a la calle sin un bmw, un mercedes, un audi. Compran coches lujosos como una marca de distinción –en infinitas cuotas. Pero, como hay tantos, esos autos ya no distinguen a nadie; los confunden más bien, los marcan como español contemporáneo de clase media módicamente satisfecho.” (p. 124)

(Esta última refleja muy bien lo que pasaba hace unos años y seguramente se podría aplicar a muchos lugares del mundo.)

Un libro lleno de sugerencias, de elementos para la reflexión, de momentos intensos y emocionantes, y, como es habitual en el autor, magníficamente escrito, con una prosa certera y muy pensada que dice lo que tiene que decir sin que nada sobre ni falte.
Un libro tan recomendable como todos los de Caparrós. (Bueno, quizás tendría que retirar su premiada novela Los living).
Hay una magnífica reseña de Gastón García en letraslibres.com.



Martín Caparrós, Una luna

lunes, 9 de enero de 2017

Sobre la guerra en Siria



Creo que lo primero que debo hacer es agradecer una vez más a la editorial Los Libros de la Catarata su permanente esfuerzo por poner a nuestro alcance buenos  análisis de los principales acontecimientos que suceden en el mundo.
En este caso se trata de una de esas guerras en las que la información es una de sus víctimas. Esta guerra es como el Guadiana pues tan pronto abre todos los telediarios, como pasa un tiempo sin que se sepa nada de ella. En los últimos tiempos, a raíz de los enfrentamientos en la ciudad de Alepo, hemos estado varios días con la presencia constante del conflicto.
El autor de este libro, el profesor de Estudios Árabes e Islámicos Álvarez-Ossorio, ha tenido la buena idea de ser sobre todo descriptivo y analítico sin entrar demasiado en valoraciones.
Yo dividiría los diez capítulos del libro en cuatro partes. Por un lado, explica breve pero muy claramente cómo era la Siria de los Asad. A continuación se centra en los primeros momentos de la revolución, esto es, cuando era obra principalmente de grupos laicos de ciudadanos sirios reclamando democracia y libertades. Luego, en la parte más complicada de entender por la enorme complejidad del tema, explica la militarización del conflicto y, a partir de ahí, la participación de multitud de grupos armados de variada ideología y procedencia, En esta parte estaría también el análisis de los intereses de las diferentes países en la región y su apoyo a los diversos grupos. Finalmente, describe las consecuencias desastrosas que está teniendo la guerra sobre la población siria y los millones de desplazados en el interior del país o hacia otros países.
Como se ve, se trata de un análisis bastante completo hecho de una forma breve, sin perder por ello aspectos esenciales, y sencilla, sin que resulte superficial.
Hace solo unos días hice una entrada en el blog comentando el libro Cuando la revolución termine de la periodista Leila Nachawati en la que novela los inicios de la revolución, es decir, que se correspondería más o menos con la primera parte de este libro que ahora comento. Quedé impresionado por la violencia del régimen. Además, al relatar solo los inicios, resulta fácil de seguir y entender ya que el conflicto ha ido ganando en complejidad a medida que transcurría. Ahora también me impresiona la violencia de la mayoría de los grupos que combaten en esa (in)civil guerra. Generalmente, la información que nos está llegando por los medios tradicionales es muy desfavorable para el régimen de al-Asad y sus apoyos, Rusia principalmente; la verdad creo que debe de estar, si no en un término medio, sí al menos en unas tonalidades más grises. El extraño papel de los Estados Unidos tal y como se plantea en el libro, el juego de las potencias regionales como Turquía o Arabia Saudí sin olvidar Qatar y, desde luego, el pobre y triste papel de la “comunidad internacional”, son elementos que demuestran la existencia de esas tonalidades grises.
De la complejidad de la situación actual puede ser un buen ejemplo el siguiente fragmento:

“En el campo de batalla de Alepo se enfrentaban las fuerzas del régimen y sus aliados (la aviación rusa, las tropas de Hezbollah, La Guardia Republicana iraní y el Haraka al-Nujaba iraquí) contra una heterogénea coalición de rebeldes integrada por algunas brigadas del ELS (Ejército Libre Sirio), Ahrar al-Sham, el Frente al-Nusra y el Frente de Levante, una coalición de grupos islamistas creada a finales de 2014 entre los que se encontraban los remanentes de la Brigada Tawhid, el Movimiento Nur al-Din Zenki, el Ejército de los Muyaidin y otros grupos menores. En el combate también tomaron parte las YPG (milicias kurdas)…” (p. 145)

Y todo esto ¡solo en la ciudad de Alepo!
En estas condiciones se entiende perfectamente lo difícil que es intentar aclararse en ese maremágnum de grupos de ideología opuesta y financiaciones no siempre claras en su procedencia y sus fines.
Por todo ello, se agradecen especialmente intentos como el de Álvarez-Ossorio por poner un poco de orden y facilitar información lo menos sesgada posible para, si no llegar a entender todo lo que pasa, sí al menos no tragarse todo lo que nos cuentan.



Ignacio Álvarez-Ossorio, Siria. Revolución, sectarismo y yihad

viernes, 6 de enero de 2017

Una visión del final de la Segunda Guerra Mundial




Una novela sobre la Segunda Guerra Mundial no es desde luego algo ni novedoso ni sorprendente; sí lo es, sin embargo, ser capaz de hacerlo como lo hace Rothmann.
Dos jóvenes de diecisiete años que trabajan en una granja como aprendices de ordeñador son llamados a filas en los momentos finales de la guerra. Tras un brevísimo periodo de instrucción marcharán hacia el frente donde uno de ellos, Walter, el principal protagonista de la novela, estará destinado en un batallón dedicado a los aspectos logísticos en Hungría. El otro protagonista, Fiete, también estará en la misma zona, pero intentará desertar con las correspondientes consecuencias tras ser detenido.
Estos serían los componentes anecdóticos que no ofrecen especiales novedades. Lo realmente importante en esta magnífica novela es el tratamiento que el autor hace de las diferentes peripecias de ambos protagonistas y de los personajes secundarios.
La novela no está dividida en capítulos, pero realiza muy bien las transiciones con un simple punto y aparte que señala de una forma siempre muy clara un momento diferente en el tiempo y el espacio. Las peripecias de los personajes están relatadas con gran realismo, no exento de dureza en unas ocasiones, pero tampoco de lirismo en otras.
Con este realismo hecho además con un esmerado lenguaje (en el que se aprecia la mano de un buen traductor), el autor logra unas escenas realmente especiales en las que la guerra se nos muestra no tanto en las batallas sino en la retaguardia y en las repercusiones sobre las personas. Así, por ejemplo, los deseos de Fiete de desertar y ser capturado por los americanos, las escenas con los desertores ahorcados, la búsqueda que hace Walter de la tumba de su padre durante tres días recorriendo el frente húngaro, etc.
También están muy bien resueltos los momentos finales de la novela con la vuelta a casa de Walter y el panorama que esperaba a los excombatientes. Aquí la escena del reencuentro con su madre me parece una escena de las más emocionantes que he leído últimamente.
Una novela realmente espléndida, que engancha y que, no ofreciendo nada especialmente nuevo, lo trata con gran sensibilidad y un cuidadísimo lenguaje.
Ha sido un buen comienzo de año lector y espero que la editorial nos dé a conocer más textos de este escritor que promete  tener otras cosas interesantes.
Hay una buena reseña de Cecilia Dreymüller en elpais.com.



Ralf Rothmann, Morir en primavera. Traducción de Carles Andreu

lunes, 2 de enero de 2017

La revolución siria novelada




“En este momento me gustaría poder añadir que todo lo que han leído es ficción y que cualquier parecido con la realidad es coincidencia, o fruto de la imaginación. Pero no lo es, ni siquiera de la mía. Lo cierto es que la mayoría de los personajes que habitan esta novela están inspirados en experiencias vividas por personas que he conocido, o de las que he leído o he oído hablar. La realidad de la región en general, y de la siria en particular, es tan dura, emocionante y extrema que apenas ha habido que inventar nada, y mi trabajo ha consistido en hilar unas pocas de los cientos, miles de historias…” (p. 412)

Estas palabras con las que la autora abre la Nota final. Aclaración, resumen muy bien en qué consiste este libro de alguien que, siendo hija de sirio y española y a pesar de haber vivido solo cuatro años de su vida en Siria, siente profundamente ese país.
Nachawati ha escrito un libro combativo y testimonial de lo que estaba pasando en Siria entre 2011 y 2014. Creo que merecería la pena una continuación con lo que sucede desde entonces ya que parece que hay bastantes cosas que han cambiado.
El texto está dividido en dos partes. En la primera muestra a los diferentes personajes que formarán la historia en su vida, ocupaciones y preocupaciones habituales. En la segunda estos personajes participarán, de un modo u otro, en la revolución que estalla en Siria contra el gobierno de Al Asad.
Los protagonistas pertenecen en su mayoría a la burguesía o pequeña burguesía y en varios casos, además, son hijos de partidarios del régimen. Hay un violinista, una cantante, un experto en medios audiovisuales, un refugiado palestino, etc. Todos se ven lanzados por uno u otro camino a participar en el movimiento antirégimen sin que tengan una ideología muy concreta más allá de las normales peticiones de mayores libertades políticas y de defensa de los derechos humanos. Hay también otra protagonista, Sarah –verdadero trasunto de la autora-, que desde España,  a través de la escritura de un diario, va contando muchas de las cosas que pasan y de sus repercusiones fuera de Siria.
Como decía al principio se trata de un libro militante y combativo a favor del cambio político en Siria pero que, al mismo tiempo, no toma partido pues en esos momentos la oposición que se muestra está bastante unida en la persecución de unos objeticos comunes. Desde luego esa no es la situación que parece que exista hoy en día.
Un ejemplo de la crítica al régimen puede ser el siguiente fragmento:


“Como todos los habitantes del país del Baaz, en los que se imbuía desde la tierna infancia el mecanismo que permitía neutralizar los pensamientos propios y transformarlos en frases hechas, se volvió un hipócrita. Un pequeño hipócrita en una gigantesca fábrica de hipócritas.” (p 168)

Nachawati tiene una escritura muy fluida, no en vano es periodista,  y por momentos brillante. Cuenta muy bien la historia, demuestra conocer el país y su gente, y logra transmitir al lector esa necesidad de cambio.
Hay una buena reseña de Jorge Tamames en politicaexterior.com y una interesante entrevista de Alba Aragón a la autora en eldiario.es (en este caso es interesante leer los comentarios de los lectores a la entrevista pues dan una visión muy diferente aunque, creo, que tan sesgada como pueda ser la que critican).
Un libro muy recomendable aunque, lógicamente, da una versión que tengo la impresión de que se ajusta bastante a los inicios del proceso. Otra cosa es lo que haya venido detrás.




Leila Nachawati Rego, Cuando la revolución termine