lunes, 27 de febrero de 2017

Entrañables recuerdos



En la Nota con la que la autora inicia el libro se lee:

“He omitido muchas de las cosas que recordaba sobre todo las que me atañían directamente. No deseaba hablar de mí. Esta no es mi historia sino (incluso con vacíos y lagunas) la de mi familia. Debo añadir que ya en la infancia me propuse escribir un libro sobre las personas que entonces me rodeaban. En parte puedo decir que éste es el libro. Pero sólo en parte, porque la memoria es débil, y los libros que se basan en la realidad con frecuencia son sólo pequeños atisbos y fragmentos de cuanto vivimos y oímos.” (p. 14)

Y es que, efectivamente, son fragmentos de la vida de su familia y amigos en los que la propia Natalia Ginzburg apenas aparece hasta el punto de que, de repente, se casa con Leone Ginzburg sin que hayamos tenido la más mínima  referencia a una relación entre ambos.
Puede que la memoria sea débil como dice Ginzburg , pero en este libro hay mucho detalles que indican que la suya funcionaba bastante  bien. El libro está lleno de personajes interesantes. El del padre a mí me ha resultado realmente fascinante. Un científico perteneciente a la burguesía de Turín, de izquierdas, que llega a presentarse como candidato del Frente Popular de comunistas y socialistas y del que se puede leer lo siguiente:

“Efectivamente en la radiografía no apareció nada (se refiere a la hecha a una criada por un dolor que tenía). Era un rasguño en la garganta. Pero la mujer seguía llorando desesperada, y mi padre dijo: “¡Estos proletarios qué miedo le tienen a morirse!””

Es el verdadero protagonista del libro y autor de muchas de las frases del “léxico familiar”, aunque no hay que olvidar a una madre a la que dedica menos espacio, pero que también tiene su importancia e intervenciones como esta:

“Ten por seguro que si viene Stalin a quitarme a la criada lo mato –decía mi madre-. ¿Qué haría sin criada yo, que no sirvo para nada?” (p. 214)

Y un conjunto de hermanos con dedicaciones, ideas y recorridos muy diferentes y de los que habla extensamente. Además, entre los amigos, Cesare Pavese y Felice Balbo con un relevante papel, pero también: Carlo Levi, Olivetti, Einaudi o Giancarlo Pajetta. Es decir, gente muy conocida e intelectualmente importante. Además, está también el trasfondo del fascismo en gran parte del libro.
Ahora bien, con todo, lo mejor, lo que hace que este libro sea diferente, tan interesante y divertido en unos momentos como emocionante en otros, es por su magnífica escritura, por el estilo de la autora que no me atrevo a definir, pero que consigue que sigas toda la historia como si formases parte de la familia, como si estuvieses implicado en su historia.
En mi caso, además, está el hecho curioso de que tengo recogidas casi veinte frases de mi madre que formarían parte de mi “léxico familiar” porque a veces tanto mi mujer como yo las repetimos ya que, de alguna manera, las hemos hecho nuestras.
Hay una magnífica, como siempre,  reseña en devoradoradelibros.com.


Natalia Ginzburg, Léxico familiar. Traducción de Mercedes Corral.


sábado, 25 de febrero de 2017

Artículos interesantes

Da gusto poder recomendar sobre todo textos dedicados a los libros. Obviamente no es lo habitual; la prensa prefiere dedicarse casi en exclusiva a una información política generalmente poco informativa, menos aún interesante y casi siempre muy manipulada

Suso de Toro hace una magnífica y sugerente reflexión a propósito de la última novela de Cercas. (eldiario.es)

María Jesús Espinosa de los Monteros escribe sobre la librería y editorial Traficantes de Sueños. (elpais.com)


Juan Cruz entrevista a José Luis Pardo sobre su último libro Estudios del malestar, ganador del premio Anagrama de ensayo. (elpais.com)


Carlos Elordi hace una buena síntesis de los motivos,prácticamente todos de esta semana, para estar indignados.(eldiario.es)

viernes, 24 de febrero de 2017

En la Irlanda de los cincuenta





Séptima entrega de la serie que Black (Banville) dedica a la novela negra con su gran protagonista Quirke, el peculiar médico forense.
Tiene los mismos ingredientes que el resto de los títulos de la serie, esto es: la presencia constante y casi agobiante del clima, en este caso el calor en un duro verano dublinés; la también constante presencia del tabaco y del alcohol, si bien este menos que en otros episodios por la rehabilitación del protagonista; la crítica de la Iglesia católica algunos de cuyos miembros realizan actos cercanos a la delincuencia (vuelve al salir el recurrente tema de los niños robados); y, por encima de todo, sus personajes de los que muy acertadamente dice Laura Fernández en El Cultural de El Mundo: “Black, como Banville, como los maestros, crea personajes que no son solo personajes, que están vivos, en un mundo paralelo al nuestro, el mundo de la Literatura, con mayúsculas.”
Efectivamente, sus personajes son una de las grandes creaciones de Black. Aquí tenemos a los mismos de siempre (su hija Phoebe, su hermano Mal, su cuñada,…), a los que hay que añadir un gran Sam Corless, padre del asesinado, militante trotskista y que juega un interesante papel.
Ante ello, la trama, como por otra parte sucede prácticamente en el resto de las novelas de la serie, tiene poca importancia. Es bastante sencilla y se irá  resolviendo poco a poco hasta el algo sorprendente final.
Black consigue que estemos pendientes con interés a lo largo de las  más de 300 páginas del libro sin que nos preocupen especialmente los hechos delictivos y eso, en una novela de este género, tiene un gran mérito y es una de las particularidades de este escritor.
Esta séptima entrega es, para mí, una de las mejores de la serie y demuestra que aún le queda recorrido. Entretenimiento de calidad.




Benjamin Black, Las sombras de Quirke. Traducción de Nuria Barrios.

martes, 21 de febrero de 2017

Seguramente una gran novela




Estuve a punto de abandonar la lectura del libro apenas leídas las primeras cuarenta páginas. No lo hice porque leí la completísima reseña en el blog devoradoradelibros.com, un blog con el que suelo coincidir bastante y donde además de afirmar que era el mejor libro que había leído en 2016 dice también:

“El lector también debería afrontar su lectura con esta idea de acumulación: de entrada, limitarse a disfrutar de su excelente prosa, empaparse del universo reimanniano, entrar en el mundo de Franziska; las piezas de la «historia», si se puede considerar que narra una historia, ya empezarán a juntarse y a dotar de sentido al conjunto sin que se dé cuenta.”

Esa idea me animó porque en lo que había leído aún no había encontrado ningún sentido.
Por otra parte, releí el Prólogo de Ibon Zubiaur, el traductor, y me encontré con lo siguiente:

“El 4 de noviembre de 1967 apuntaba ya en su diario: “El argumento, opina A., aún no se entiende, no hay una intención reconocible. Sé bien que el libro consiste en un excurso tras otro, pero no puedo explicar por qué quiero escribirlo justo así: acumular vida, sin más, lo cotidiano y lo casual, no-necesario.”  Y reconocía en ello “una protesta contra la trama, contra la construcción novelística, que me parece demasiado cristalina, demasiado pura, demasiado artificial, demasiado clara en una sociedad bien poco clara.” “(p. 10)

Y más adelante hace la siguiente valoración:
 “Nos queda la práctica totalidad del borrador, un monumento de la literatura alemana de posguerra en su intensidad y su libertad, la obra maestra de una escritora dotada como muy pocas que aquí se suelta todas las riendas, se abandona, experimenta, se pierde (sí, también se pierde), sólo para reencontrarse enseguida y remontar el vuelo con ese estilo inimitable, pleno de vida y hallazgos, de incisividad y perspicacia, de deseo y de piedad.” (p. 10-11)

¿Por qué esta extensa introducción con citas tan favorables a la novela? Simplemente para justificar el título que he puesto  a esta entrada porque, sinceramente, a mí no me ha gustado absolutamente nada. He tenido la paciencia, o la desfachatez, de leerme sus casi setecientas páginas y solo ha habido algunos momentos en los que he podido meterme e interesarme por la historia o historias. Es cierto que se trata de un libro muy bien escrito (y desde luego muy bien traducido y anotado), pero también de un libro en el que no es fácil seguir los pasos de la autora.
Es el tercer libro que leo de Reimann y los otros dos me habían gustado bastante, por eso lo cogí con ilusión porque, además, me interesaba lo que se comenta en la contraportada sobre el mundo de la extinta República Democrática Alemana, pero incluso en este aspecto la novela me ha defraudado ya que no son muchas las referencias al contexto aunque, eso sí, está como trasfondo de algunas de las cosas que suceden.
Dejo dos de los fragmentos más explícitos sobre este tema:

“He aguantado quince años aquí (habla el padre que se fue a la RFA): quince años de más…. No puedo ocultar cierta simpatía por la doctrina de este estado, con sus grandes ideas de fraternité y humanidad liberada, pero una cosa es proclamar ideas y otra ponerlas en práctica. Propaganda pertinaz, una moral tosca y disciplinaria, escasez y el criminal desprecio por el individuo y por toda expresión individual, ésa es la parte que os ha tocado… “(p. 159)

“La revolución no es un paseo por un jardín botánico: Ha visto fotos retocadas, leído sobre los procesos de Moscú, Vorkutá no es para él sólo un punto geográfico junto al círculo polar de algún mapa, ha podido saber de los campos, de los reasentamientos forzosos, de los destinos de emigrantes, del poeta desaparecido Mandelstam (…)” (p. 613)

En fin, “seguramente una gran novela”; incluso puede que sea la mejor escrita en la RDA, como afirma el traductor en el Prólogo. Quizá no la he leído en las mejores condiciones físicas y anímicas, pero hacía tiempo que un libro me interesaba tan poco y me mantenía tan alejado de lo que me contaban.
No obstante, tanto lo que dice el traductor como el blog que mencionaba al principio, me llevan a pensar que posiblemente es más un problema mío que del libro.



Brigitte Reimann, Franziska Linkerhand. Traducción de Ibon Zubiaur

jueves, 16 de febrero de 2017

Otra novela de Zweig




Cuando parece que ya está toda la obra de Zweig traducida, surgen textos como esta novela corta que, aunque debe de tratarse de una obra inacabada, tiene, como siempre sucede con este autor, su interés.
Digo que inacabada porque, aunque la editorial no dice nada en este sentido ni en la contraportada ni en la solapa, si en la primera parte vemos la clásica escritura y ritmo de Zweig, a partir de un determinado momento se tiene la sensación de que la novela se acelera, de que el tiempo y los acontecimientos transcurren a gran velocidad hasta la única frase que compone el último capítulo.
Una historia totalmente reconocible del autor tanto en su escritura como en la composición de los personajes, al menos en esa primera parte.
También aparecen temas recurrentes en su obra como, por ejemplo, en estos dos fragmentos:

“Los ambiciosos de este mundo están unidos, se estimulan unos a otros. Los líderes socialistas se visitan entre ellos, pronto celebrarán un congreso en Viena. Los empresarios tienen sus preocupaciones; los profesores, sus congresos. Así es como todos creemos que somos los más poderosos. Sólo la gente pequeña, los silenciosos, los carentes de ambición no están unidos, y ésa es la desgracia del mundo en que vivimos.” (p. 75)


“El nacionalismo lo corrompe todo. Es el mal que coloca una única patria por encima de todas las demás. Nos involucramos de lleno en las necedades que cometen nuestras naciones. En el patriotismo. ¿De qué nos sirve ser honrados y bienintencionados si encima de nosotros hay un puñado de personas que no quieren serlo? Ellos miran las banderas extranjeras con la hostilidad del toro que se abalanza contra la tela roja. Tenemos que romper con el patriotismo. ¡Al diablo con las naciones! (p. 81)

Sin alcanzar el nivel de la mayor parte de sus libros, esta novela corta, 199 páginas, se lee con gusto y tiene momentos realmente logrados que harán disfrutar sobre todo a los incondicionales de este grande de la literatura.




Stefan Zweig, Clarissa. Traducción de Marina Bornas Montaña

miércoles, 15 de febrero de 2017

Mis temas recurrentes VIII: Oriente Medio



Desde la creación del Estado de Israel en 1948 esa zona del mundo se ha convertido en el foco de gran parte de los conflictos mundiales. Además de las numerosas guerras que allí se han librado, esos conflictos se han extendido a varios de los países limítrofes que rara vez han logrado la estabilidad política y, menos aún, el desarrollo económico.
La bibliografía sobre la región es inmensa y mi única pretensión en esta entrada es dejar constancia de alguno de los libros que me han aportado cosas interesantes. Aunque el conflicto entre Israel y Palestina sea el que más títulos abarque, lo he dejado de lado precisamente por ser el más conocido. He preferido reflejar otro tipo de textos. La mayoría están escritos por periodistas porque creo que son quienes mejor explican temas tan complejos.
Además de dos libros más generales sobre la región, me ha parecido interesante aportar uno que da la visión que se tiene desde el mundo árabe.
El de Lee Anderson está porque, aunque trata de un tema colateral y muy concreto, me parece uno de los periodistas que mejor conoce la zona. En el caso de Olga Rodríguez, alguien a quien procuro seguir en todo lo que escribe, las entrevistas me parecen muy buenas y el texto bastante emocionante.
Además, he añadido los libros salidos últimamente sobre el ISIS o DAESH o Estado islámico dada la relevancia que se le da en la prensa occidental.  En la misma línea también dejo constancia de un libro sobre Boko Haram que, obviamente, es un grupo que funciona en una zona bastante alejada.

martes, 14 de febrero de 2017

Para conocer mejor a Donald Trump



“Como demuestran los muchos episodios referidos en estas páginas, Trump es extraordinariamente ágil para hacer lo que se le antoja y librarse del castigo.” (p. 227)

Esta frase que aparece casi al final del libro, me ha surgido varias veces a medida que lo iba leyendo y es que, efectivamente, parece inexplicable cómo logra salir a flote de casi todos los charcos en los que se mete; y no son pocos precisamente.
Johnston conoce a Trump desde hace casi treinta años. Lo ha investigado y ha mantenido más de una conversación con él.  Aquí, a lo largo de los 24 capítulos en los que divide el texto, escribe, partiendo de sus antecedentes familiares que le dejaron suficiente dinero, sobre los diferentes negocios que llevó a cabo en los años ochenta y noventa principalmente. Desde el intento de creación de una liga que compitiese con la NFL, a la construcción de un casino en Atlantic City. El recorrido sobre esos negocios resulta a veces excesivamente prolijo lo que hace que no siempre se pueda seguir con facilidad. Además, tampoco la prosa de este periodista es comparable, por ejemplo, a la de un Gay Talese. No obstante, resulta interesante y, sobre todo, cuando hace caracterizaciones del personaje como estas porque ayuda a descubrir otras facetas:

 “Discrepar de Trump significa estar equivocado. Presentar a Trump de un modo que no se ajuste a la imagen que él tiene de sí mismo es ser un perdedor. Es un enfoque de la existencia que tal vez funcione en el mundo de los negocios (donde Trump puede darse media vuelta y no tratar con las personas que no gusta), pero los dirigentes gubernamentales no pueden permitirse ese lujo, menos aún el presidente de los Estados Unidos.” (p. 74)

“Vale la pena señalar que la memoria de Trump parecía bastante aguda tres años más tarde, en 2001, cuando insistió en que había visto en la televisión  que miles de musulmanes de Nueva Jersey jaleaban las llamas de las Torres Gemelas. Nunca se ha encontrado ninguna cinta de vídeo, ninguna fotografía, ni ningún informe policial que sustente este recuerdo. Pero Trump sostiene que su recuerdo era fiel. Después de todo, como dijo en Iowa en el año 2105 ante el público de su campaña, él había sido agraciado con “la mejor memoria del mundo”.” (p. 141)

Además, en el capítulo 3, Valores personales, añade los siguientes tomados de expresiones del propio Trump: No  confiar en nadie y menos en los buenos empleados. Usar la venganza como política empresarial. Engañar quince veces más a la gente que te engaña.
Como se ve toda una panoplia de “buenas prácticas”.
También me ha parecido realmente increíble la entrevista que reproduce en el capítulo 18, Amantes imaginarias, en la que un periodista aún más impresentable que el propio entrevistado le pregunta sobre su relación con Carla Bruni.
En fin, un libro que se lee con rapidez y que colabora a fomentar el desprecio que está provocando este personaje que resultaría cómico si no pudiera llegar a ser tan dramático tal y como está planteando su presidencia.
Otra buena aportación de esta peculiar editorial, Capitán Swing.
Hay una reseña bastante completa de Raúl Jiménez en indienauta.com.



David Cay Johnston, Cómo se hizo Donald Trump. Traducción de Ricardo García Pérez

lunes, 13 de febrero de 2017

Analizando la economía actual




Siempre es bienvenido un libro que intente explicar lo que está pasando con la economía y que incluso se plantee ofrecer algunas sugerencias para cambiar el modelo. Estos dos catedráticos de Política Económica, uno en Vigo y el otro en Barcelona, son capaces, además,  de explicar los temas con bastante claridad,  incluso en los dos capítulos que dedican a los aspectos más teóricos.
Evidentemente, en un texto de casi 350 páginas en el que se tratan muchos elementos  de la crisis  y de la economía actual, hay algunos temas que me llaman más la atención o simplemente que me interesan más porque me parece que sus opiniones se salen algo del pensamiento único. Así sucede con las páginas, bastantes, que dedican a contrastar desigualdad y eficiencia; con la discusión sobre el papel de Alemania en la UE; con las fuertes críticas al trato, que consideran erróneo, dado a Grecia; y, finalmente, las duras críticas que hacen de la “austeridad expansiva” tanto a nivel teórico como por sus consecuencias prácticas.
Quisiera ahora recoger algunos fragmentos en los que plantean también interesantes reflexiones sobre otros temas.
Así, dentro de la crítica de la “financiarización” del actual capitalismo:

“Hemos visto, por tanto, cómo la dimensión elefantiásica de las finanzas, el carácter hiperfinanciero del nuevo capitalismo, y su evolución en gran parte fuera de toda posibilidad de control efectivo, han estado en el centro de los problemas económicos contemporáneos. Mientras no se devuelva a los mercados financieros su condición instrumental a una escala humana, y mientras no quede embridado por estrictos controles, continuará siendo un obstáculo para una recuperación de la economía internacional que sea genuina y sostenible.” (p. 106)

El siguiente me parece especialmente importante porque desde luego en España está muy presente:

“En las actuales circunstancias, dado que los perdedores de la crisis son muchos más que los ganadores, el hecho de que la democracia otorgue a cada persona un voto debería hacer que las políticas se orientaran en el sentido que acabamos de señalar (se refieren a disminuir las desigualdades). Pero no es así. El motivo es doble. Por un lado, la concentración de la riqueza introduce sesgos en la formación de los gobiernos y en los procesos de decisión política. Los caminos de esa influencia son variados, desde la financiación a los partidos políticos a una mayor presencia de sus representantes entre los miembros de parlamentos y gobiernos. Por otro lado, el hecho de que los sectores sociales de baja renta se inhiban de participar en el proceso político ordinario hace que sus intereses y preferencias sean poco tenidos en cuenta.” (p. 152)

Para terminar resumo los cinco “desafíos” que plantean al final del libro bajo el epígrafe de  Un nuevo progresismo, y  que viene a ser su aportación a las posibles soluciones: 

 - Impulsar instituciones que favorezcan la estabilidad macroeconómica así como la preservación de los servicios públicos básicos.
- Defender el funcionamiento de la competencia en los mercados.
- Viraje de las políticas empresariales de su énfasis en  la rentabilidad hacia las ganancias de productividad.
- Estado menos intervencionista y más innovador y emprendedor.
- Revertir la fuerte tendencia hacia la desigualdad. (p. 313-317)

Como se ve representan más o menos las ideas de una socialdemocracia algo renovada que es por donde creo yo que van ambos catedráticos. En esto radica también su principal debilidad.
Un libro en cualquier caso muy interesante y sugerente aunque, como siempre pasa en estos casos, no hay más que leer a José Carlos Díez, a la hora de las soluciones es cuando se notan más las carencias.


Xosé Carlos Arias y Antón Costas, La nueva piel del capitalismo

sábado, 11 de febrero de 2017

Citas últimas lecturas

Lectura, escritura

Me sorprenden persona que quieren ser periodistas y no leer: como una aprendiz de pianista que se jactara de no escuchar música. No se puede escribir si haber leído demasiado; no se puede pensar –entender, organizar, hablar- sin haber leído demasiado.
Martín Caparrós, Lacrónica


Información

La información –tal como existe- consiste en decirle a muchísima gente3 qué le pasa a muy poca: la que tiene poder. Decirle, entonces, a muchísima gente que lo que debe importarle es lo que les pasa a esos. La información postula –impone- una idea del mundo: un modelo del mundo en el que importan esos pocos. Una política del mundo.
Martín Caparrós, Lacrónica


Religión

Siempre pensé que el objetivo básico de toda religión es atemperar el terror a la muerte y por eso, supongo, más que por ninguna otra cosa, lamento estar tan lejos de cualquier creencia.
Martín Caparrós, Lacrónica


Leer, lectura

Pero en este momento leer se relaciona cada vez más con una cultura en vías de disolución. No desaparición sino disolución: la manera en que un sólido se disuelve en un líquido, en que sigue estando ahí pero sin una presencia distintiva.
La letra escrita, está claro, no es la forma hegemónica de narrar en estos tiempos. Pero sigue siendo una forma que unos cuantos buscan.
Martín Caparrós, Lacrónica


Clases

Ésa es la verdadera división de clases, la más terrible división en clases: los que nos preocupamos por qué vamos a hacer mañana, los que se preocupan por cómo van a comer mañana. Y eso es lo cruel del África: que te lo muestra demasiado.
(…)
Lo cruel, tremendamente cruel del África es que te dice fuerte lo que sabés bajito: que el mundo es una mierda. Y que aceptarlo nos cuesta tan tan poco.
Martín Caparrós, Una luna


Humanidad

¿Por qué suponemos que alguien –un sueco, digamos, un japonés, un moldavo, un argentino- tendría que sentir algún dolor o si acaso preocupación o ligera molestia por el hecho de que –un suponer- algunos miles de liberianos se hayan matado con tanta tozudez,  sigan así, vivan con suerte treinta o cuarenta años? ¿Por esa palabra humanidad, tan poco clara?¿ A quién se le ocurrió que a los hombres les importa lo que les pasa a los miles de millones que no conocen, o a los miles que viven en su barrio? Mejor, distinto: ¿a quién se le ocurrió que tenía que importarles?
Martín Caparrós, Una luna



viernes, 10 de febrero de 2017

Un clásico peruano



  
Creía que no había leído esta famosa novela de los años sesenta por eso al verla el otro día la compré y leí. Luego me ha dado cuenta de que tenía la primera edición en España subrayada y anotada. Claro, es de 1973 y eso me deja más tranquilo.
Reproduzco a continuación dos fragmentos de los prólogos de ambas ediciones:

“Aunque Arguedas le expuso a Murra que “el tema de la novela es la lucha entre los apristas y los comunistas”, el gran conflicto ideológico que aprecio en El Sexto no es otro que la discrepancia de Arguedas contra los prejuicios marxistas hacia todo lo que consideraban superestructura, alienaciones y trampantojos fetichistas como el folklore, la cultura popular y las tradiciones andinas.
(…)
Por otro lado, Arguedas también reivindicó en El Sexto la importancia de la ternura, los sentimientos y las emociones, precisamente porque Arguedas no se avergonzaba de ser él mismo un “indio emotivo” con “más hondura de sentimientos”, a diferencia de aquellos comunistas que presumían de tener un corazón “todo de acero”” (p. 10)
Fernando Iwasaki en el Prólogo a esta edición de 2016.

“También en El Sexto el eje del relato es un solitario aturdido por la violencia de un mundo en el que o puede integrarse. (…)
Lo que da significación histórica a su caso es que los antagonismos que lo atormentan (costa-sierra, apra-comunismo, cultura quechua-cultura castellana) son también, en ese momento, los del Perú, víctima de los mismos conflictos que padece el joven Gabriel.” (p 8)
Mario Vargas Llosa en el Prólogo a la edición  de 1973.

Seguramente si hubiera leído el texto de Vargas Llosa antes de la novela hubiera podido sacar más partido de la lectura, porque mi problema con esta obra ha sido no terminar de llegar a entender del todo lo que sucede ni el porqué suceden algunas cosas. No quiero decir con ello que se trate de una novela difícil, pero sí que estando construida a base de diálogos, hay momentos en los que no resulta fácil seguirlos porque, y esta es otra parte del problema, tampoco resulta fácil identificar a los protagonistas.
No obstante, me ha parecido una obra tremendamente interesante en la que se plantean temas muy variados y respuestas personales muy diferentes. Todo, desde luego, desde una gran dureza por las condiciones de vida en una cárcel de aquel país y en aquella época que hacen que su lectura resulte a ratos bastante agobiante. (Arguedas estuvo en ella a finales de los años treinta y hasta 1957 no pudo empezar a escribir el libro.)
Un ejemplo de entre los muchos que se podrían poner sobre este aspecto:

“Tragaban la ración en plena carrera. Se metían los frijoles a la boca con cartón o papel y todo; o se mordían sus propias manos. No tenían casi tiempo de masticar. Los fuertes los seguían; les abrían las manos para capturar los restos; los lamían; y lamían entre los dos el piso, si en la huida el vago perseguido dejaba caer parte o toda la ración al suelo.” (p. 111)

Sea cual sea la opinión que tuviera Arguedas sobre el comunismo, lo cierto es que en la novela deja fragmentos tan significativos como este:

“- Gabriel, dirige esa indignación contra los legítimos padres de Puñalada, (este personaje es uno de los peores habitantes del penal) con los feudatarios y los capitalistas sin alma. Puñalada es hijo de la miseria, de los barrios de Lima que apestan como El Sexto. (…) El Perú está, pues, en manos de unos millonarios, que amontonan su plata hundiendo en la miseria, en la perversidad, en un excusado, a más de la mitad de los peruanos.” (p. 166)

Me parece que tendré que volver a leerla más adelante y así sacar un mayor partido. En todo caso es un libro recomendable pues como se ha dicho:  puede que sea “la mejor novela sobre la cárcel en lengua española” (Gonzalo Torrente Malvido en la faja puesta por la editorial).



José María Arguedas, El Sexto

jueves, 9 de febrero de 2017

El nazismo en el poder




Han pasado diez años desde que se publicó este segundo volumen de los tres que Evans ha dedicado a la Alemania nazi. El primero se tradujo  en 2003 y lo leí no mucho después, sin embargo, ahora ha pasado mucho más tiempo. La razón fundamental es lo poco de historia que he leído en los últimos años. Si no llega a ser por la “aparición” de Toni Judt, del que sí que he leído todo lo publicado, aún sería menos. Lo peculiar del caso es que, además de que me he dedicado durante veinticinco años a dar clases de esa materia, siempre he dicho que los libros de historia tenían la ventaja para su lectura de que en cada página pasaba algo y era difícil aburrirse con ellos.
Pero vamos a lo que estamos. La obra de Evans es un trabajo realmente monumental en su concepción y composición, y tremendamente interesante en su resultado.
Este volumen abarca el período que va de 1933 a 1939. Dedica a ello: 692 páginas de texto,  104 de notas y 70 de bibliografía. Estas cifras ya dan una primera aproximación al nivel de detalle  y de información que maneja el historiador británico.
El libro está organizado temáticamente lo que creo que facilita más la comprensión del fenómeno que si lo hubiera hecho de forma cronológica. Así, a lo largo de seis capítulos va desgranando los principales aspectos del régimen como: la construcción de un Estado policial, la movilización social y el fomento de una determinada mentalidad, la economía, o el establecimiento de una utopía racial. Concluye el libro con un capítulo muy interesante sobre el camino hacia la guerra.
El libro es fundamentalmente descriptivo y narrativo aunque también de vez en cuando hay análisis e interpretaciones, como por ejemplo en el siguiente fragmento:

“En 1939, no todos los alemanes eran nazis fanáticos, pero la gran mayoría deseaba orden, seguridad, trabajo, la posibilidad de contar con un mejor nivel de vida y de prosperar, cosas que parecían imposibles durante la República de Weimar. Ahora lo tenían a la mano, y eso suficiente para obtener su aquiescencia. Puede que la propaganda no tuviera tanto efecto si se considera la circunstancia real y evidente de la estabilidad social, económica y política.” (p. 489-490)

Creo que es suficiente con esa labor de narración porque el lector ya puede ir sacando sus propias conclusiones. Además, la inmensa mayoría de lo contado tiene un apoyo documental exhaustivo como pone de manifiesto el inmenso volumen de notas antes mencionado. En este sentido, me ha llamado poderosamente la atención las muchas veces que aparece en el texto la expresión: “un agente socialdemócrata informa”, lo que indica la existencia de gente dedicada a esa observación y a dejar constancia escrita.
En fin, un libro del que se pueden decir muchas cosas buenas y que es de lectura muy recomendable aunque, evidentemente, hay que dedicarle una buena cantidad de horas porque además del elevado número de páginas, el formato del libro y la composición tipográfica lo hacen aún más largo. Eso sí, al final el esfuerzo habrá merecido la pena.
Un ejemplo más de la calidad de la historiografía  británica.



Richard J. Evans, El III Reich en el poder. Traducción de Isabel Obiols Penelas

martes, 7 de febrero de 2017

Sigo intentándolo con Borges



Segundo intento de entrar en la obra de uno de los escritores en castellano del siglo pasado más alabados y leídos. Si el primero fue bastante frustrante, como ya dejé constancia hace poco en el blog, este lo ha sido algo menos sin llegar a a gustarme demasiado tampoco.
Se recogen en el libro un conjunto de relatos que Borges publicó en diversos medios en los años treinta. Posteriormente, en 1954, los reeditó con alguna incorporación. En el Prólogo escrito para esta reedición dice el autor:

“Son el  irresponsable juego de un tímido que no se animó a escribir cuentos y que se distrajo en falsear y tergiversar (sin justificación estética alguna vez) ajenas historias. (…)
El hombre que lo ejecutó era asaz desdichado, pero se entretuvo escribiéndolo,  ojalá algún reflejo de aquel placer alcance a los lectores.” (p. 10-11)

Curiosa afirmación la primera, pero que sitúa muy bien el contenido de los relatos en los que juega con personajes en su mayor parte reales de una manera singular. Hay dos o tres que me han gustado bastante y, sobre todo, me ha llamado la atención la escritura tan calculada y precisa del autor en lo que eran sus comienzos (más allá de cierto barroquismo a veces, como él mismo reconoce).
Volveré a darle otra oportunidad con alguna obra ya de su época de madurez.
Hay una buena reseña en confiesoqueheleido.blogspot.com.


Jorge Luis Borges, Historia universal de la infamia

lunes, 6 de febrero de 2017

Original novela



Antonio Muñoz Molina termina así su reseña de la edición en inglés de este libro:

“Escribir es caminar, imaginar, recordar, escuchar, mirar. La naturalidad es tan perfecta que hace falta mucha atención para apreciar el artificio que la hace posible.”

Este breve fragmento es una magnifica síntesis del libro de Cole. Julius, verdadero trasunto de Cole,  pasea por la ciudad,  se encuentra con gentes diversas que le cuentan cosas y él nos las transmite, visita a un antiguo profesor de inglés de origen japonés lo que le dará ocasión para hablar del trato a estos estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial, entrará en el Museo de Arte Popular y hablará de Brewster, visitará a un liberiano en un Centro de detención lo que le llevará a contar algo del conflicto en ese país, hará un viaje a Bruselas donde tendrá ocasión de tratar el tema de Israel y Palestina con un trabajador de un cibercafé,…
También “mirar” como hace con un grupo de mujeres chinas que bailan en un parque, o con unos paracaidistas o con las abejas.
Y, además, irá recordando aspectos de su educación en la Escuela Militar en Nigeria, de la relación con sus padres y su abuela o del ambiente que vivió en ese país.
No falta alguna reflexión sobre su profesión de psiquiatra primero becado, y con contrato ya al final del libro.
Y, como afirma Muñoz Molina, todo ello narrado con la mayor naturalidad, o al menos con esa apariencia, lo que desde el punto de vista del escritor no debe de ser precisamente fácil de conseguir.
Hay mucha descripción, pero también hay valoraciones de diverso tipo. Así, esta crítica sobre la marginación del agua por los habitantes de Manhattan:

“¿Dónde era posible tener una sensación auténtica de ribera en esta ciudad? Todo estaba edificado, en cemento y piedra, y los millones que vivían en el pequeño interior tenían escasa conciencia de lo que fluía a su alrededor. El agua  era una suerte de secreto embarazoso, la hija no querida, descuidada, mientras que con los parques todo era mimo, babeo y uso exagerado.” (p. 68)

O esta dura afirmación por las reacciones que ve cuando asiste a un concierto de música clásica en el Carnegie Hall:

“Para algunos de ellos lo único raro era verme a mí, joven y negro, en mi butaca o en el vestíbulo. A veces, en la cola del lavabo durante el intermedio, me miran de tal manera que me siento como Ota Benga, el hombre de Mbuti que en 1906 fue expuesto en el pabellón de los monos del zoológico del Bronx. Aunque me harto de pensar estas cosas, ya estoy acostumbrado.” (p.285)

Hace muy poco hacía la entrada en el blog de Cada día es del ladrón, el otro libro de Cole traducido. En él relata un viaje a Nigeria. Ahora, sigue con el viaje solo que es dentro de la ciudad y en algún momento también un viaje interior.
Espléndido libro que ofrece muchas posibilidades de encontrarse con temas interesantes. Magníficamente construido y escrito.
Un texto  además en el que salen mencionados personajes como Bill Evans, Primo Levi, Mohammed Chukri o Víctor Erice, tiene que ser algo original y diferente.
Andrea Aguilar hace una interesante entrevista a Cole en elpais.com.


Teju Cole, Ciudad abierta. Traducción de Marcelo Cohen

domingo, 5 de febrero de 2017

Artículos interesantes

Otra semana evitando los temas directamente políticos. Hay alguno que puede resultar interesante pero creo que cualquier lector ya los conoce. Prefiero centrarme en otras cosas.

Pascual Serrano publica sus perlas del mes, siempre jugosas aunque también algunas un poco cogidas por los pelos, algo también bastante habitual. (eldiario.es)

Soledad Gallego hace un estupendo artículo sobre las carencias del Parlamento y el bloqueo de las comisiones de investigación. (elpais.com)

Lucía Lijmaer habla de series de televisión  con mujeres como protagonistas. (elpais.com)

viernes, 3 de febrero de 2017

ANDAMIO

Series y películas

Sigo con la idea de que en estos tiempos convulsos lo mejor es hablar de este tipo de cosas que, además de interesantes, nos ayudan a desconectar un poco de otros temas más importantes sí, pero demasiado conflictivos a veces. Pronto será el momento de empezar a abordarlos.


Series

Black Mirror.  En su tercera temporada creo que ha decaído un poco aunque tiene un primer episodio realmente magnífico. En todo caso siempre es muy original y distinta a lo que se suele  ver.

Enemigo público. Interesante serie policíaca belga con buenos momentos y algunos personajes interesantes.

UnReal. Buen comienzo con la crítica de los realitys, pero pronto se convierte en algo bastante repetitivo y termina aburriendo.

American crime: O.J.Simpson. Magnífica reconstrucción del caso y del juicio. Uno de los grandes descubrimientos de esta temporada.

Girlfriend experience. Pasa lo mismo que con UnReal: repetetiva.

Absuelto 2. Mejor esta segunda temporada que la anterior. Es una demostración de que en Noruega también hay guionistas que saben buscar las vueltas. Los paisajes, espectaculares.

The Knick 2. Demasiada sangre en esta segunda temporada y demasiadas repeticiones de cosas ya vistas en la anterior.

The night of. Junto con la de O.J.Simpson, lo mejor hasta ahora. Muy logrado el ambiente (pretende semejarse al de los setenta), gran creación de  Turturro y bien desarrollada la historia tras un capítulo inicial realmente bueno.


Películas

Esta vez hay una inmensa mayoría de cine estadounidense lo que no suele ser muy habitual en mi caso.

Sully. Entretenida sin más. Eastwood las ha hecho mucho mejores.

Bar Bahar. Israelí. Interesa por el tema de las mujeres palestinas en Israel, pero tampoco es gran cosa.

Hasta el último hombre. Mucha sangre y muy vista. Gran exaltación del heroísmo. Otra de Mel Gibson.

La llegada. Una sorpresa porque siendo de cien ciencia-ficción, un género que no me gusta especialmente, sí me ha gustado y me ha parecido muy interesante.

Comanchería. Muy buena. El ritmo, las interpretaciones y los lugares en los que se desarrolla hacen que sea interesante y muy entretenida.

La La Land. He disfrutado mucho más de lo que me esperaba. Romántica sin ser ñoña, musical sin grandes números y, eso sí, con bastante jazz del bueno (o al menos del que a mí me gusta).

Loving. Muy bien tratado el drama real de un matrimonio interracial en los sesenta en el estado de Virginia. Muy pausado el desarrollo, pero sin que se haga aburrida.

Figuras ocultas. También trata el tema racial por las mismas fechas, pero aquí lo hacen más “a la americana”. Demasiados estereotipos.

Toni Erdmann. Alemana. Muy buenas críticas, pero yo no llegué a cogerle el aire de comedia. Excesivamente larga.

jueves, 2 de febrero de 2017

En la Rumanía de Ceaucescu




Las dos novelas que he leído hasta ahora de esta escritora me han dejado una sensación ambivalente pues si, por un lado, me interesan por sus temas y su escritura, por otro lado, tengo siempre la impresión de que me estoy perdiendo muchas cosas sin llegar a enterarme bien de qué me quiere transmitir con ellas.
A partir del viaje en tranvía hacia una cita con su interrogador, una trabajadora en una fábrica de ropa va relatando cosas de su vida y de la de algunas personas de su entorno: padres, maridos, amiga, compañeros de trabajo, etc. En estos recuerdos está el centro de la novela y es aquí también donde pierdo a veces pie y no logro seguir bien algunas historias.
Dentro de esos personajes destaca en mi opinión la historia de su amiga Lilli a la que dedica, además, bastante espacio y que me parece de lo más interesante de la novela.
El tono en general es bastante típico de lo que conozco de Müller, sombrío, con pocas concesiones, mucha soledad, pocas relaciones afectivas realmente positivas y, lógicamente, dada la historia personal de la escritora, con críticas explícitas al sistema de Rumanía como se puede apreciar en los dos siguientes fragmentos:

“En la fábrica robar no es un delito: La fábrica pertenece al pueblo y uno es del pueblo y se lleva su propiedad del pueblo: hierro, madera, hojalata, tornillos y alambre, lo que hay para llevarse. Y dice:
De día uno se lleva; de noche, roba.” (p. 80)

“En la floristería tenía una amante de mi edad, que se encargaba de combatir los ácaros y los pulgones. Como nadie podía llamarla por su título oficial entero sin reírse: camarada ingeniero encargada de combatir parásitos de plantas ornamentales, la llamaban simplemente camarada inspectora de parásitos.” (p. 105)

Evidentemente, toda la novela es una crítica del sistema y de cómo afecta a la vida de los ciudadanos, de ahí viene el carácter sombrío del que hablaba antes.
El estilo también es muy característico de la autora con esas frases cortas que no abandona prácticamente nunca.
Es una escritora que es difícil recomendar pues por su estilo y las historias que cuenta no se trata de una lectura fácil y relajada, pero por algo le dieron el premio Nobel de Literatura hace unos años.
Hay una buena reseña de Francisco Martínez en fantasymundo.com.



Herta Müller, Hoy hubiera preferido no encontrare a mí misma. Traducción Juan José Solar

miércoles, 1 de febrero de 2017

Continuando una trilogía




Segundo título de la trilogía y tercero que leo de la autora en muy poco tiempo. Me gustan las historias que cuenta y me gusta cómo lo hace. Como bien  dice José María Guelbenzu en su reseña en elpais.com

“¿Dónde está la importancia de este libro? Edna O’Brien escribe de manera directa, sin virtuosismos e innovaciones, con una escritura tradicional. Por tanto, todo el esfuerzo está puesto en su insobornable y penetrante mirada, un don que desemboca, de primeras, en la naturalidad expresiva.”

Esa naturalidad expresiva creo que es su mayor virtud aunque me da la impresión de  que, precisamente, en este libro hubiera necesitado algo más de garra en algunos momentos.
Continúa, lógicamente, la historia de las dos jóvenes protagonistas.  Ahora, será Kate la principal y seguirá buscando el amor, como en la anterior entrega,  en la relación con un hombre mayor que ella y divorciado. Esto dará pie a los aspectos más interesantes del libro. Como dice en su magnífico y muy completo comentario devoradoradelibros.com:

“O’Brien, como Jaffe, revalorizó el universo femenino de la mujer joven cuando el feminismo aún tenía mucho recorrido por delante, de modo que la novela sobresale, más allá de su valor literario, por el retrato sociológico de una generación que se atrevió a desobedecer a sus mayores y abrió, con este paso, las puertas de un futuro lleno de oportunidades.”

En esta aventura tan rompedora en la Irlanda de los cincuenta están los mejores y los peores momentos de la novela. Por un lado, hay dos capítulos en los que se produce el intento por parte de su familia para que abandone  ese amor. En uno, realmente magnífico, el padre envía al cura del pueblo para convencer a Kate, y en el otro será el padre con otros familiares quienes acudan al domicilio donde vive para llevársela al pueblo. En ambos se da un gran retrato de la religión y la tradición en ese país. Por otro lado, sin embargo, la propia historia de ese amor resulta a veces algo tediosa por lo insistente y por la escasa entidad del protagonista masculino.
Por todo ello, aunque tiene, sobre todo en la primera parte, un gran sentido del humor y esos interesantes capítulos, a mí me ha gustado menos que el primer libro de la trilogía. Ese tiene más vida y más variada intervención de personajes secundarios de interés.
En todo caso, un libro recomendable que se lee con mucha facilidad, que muestra una época y unas situaciones que también se daban prácticamente de la misma forma en nuestro país, pero también tengo la impresión de que ha notado algo el paso del tiempo.



Edna O’Brien, La chica de ojos verdes. Traducción de Regina López Muñoz.