sábado, 30 de abril de 2016

Inagotable Némirovsky




Desde la exitosa traducción de su Suite francesa, la editorial Salamandra no ha parado de publicar la obra de Némirovsky y yo de leerla. Unos libros me han gustado más y otros algo menos, pero de todos he sacado satisfacciones diversas.
Creo que esta escritora podría haber escrito libros memorables de no haber fallecido tan pronto porque lo que dejó tiene un notable nivel medio. Sus historias tienen siempre interés y es una verdadera especialista en la construcción de personajes.
En este caso el protagonista,  Jean-Luc Daguerne, está muy bien logrado. Su pasión por el dinero y, sobre todo, el poder, sus maniobras para lograr el ascenso social, su matrimonio de alguna manera forzado y sin amor y, finalmente, su caída y enamoramiento real, hacen de él un personaje notable al que se llega a compadecer a pesar de que se digan cosas como: “Como de costumbre, Édith (su mujer) iba vestida de blanco. Ningún color realzaba tanto su belleza. De vez en cuando, Langon le subía la corta chaqueta de armiño, que le resbalaba por los hombros. Jean-Luc hacía como que no lo veía, Édith vivía con él, en su casa, pero no ocupaba en su ánimo más espacio que cualquier mueble.” (p.156)
En el trasfondo de la novela está la crisis económica de los años treinta que aparece en breves pero muy acertados apuntes. También la complicada situación política en la que, precisamente, se mueve el protagonista utilizando la mentira y la traición para lograr sus objetivos.
Muy bien narrada la historia como siempre sucede con esta escritora y, como también suele ser habitual, en los límites del melodrama e incluso de la novela rosa en algunos momentos pero sin llegar a atravesarlos, aunque hay alguna escena que chirría un poco para el gusto actual.
A veces tengo la sensación cuando leo algunos libros de Némirovsky de que estoy leyendo a un autor del siglo XIX o también de que los hechos suceden en esa época. No es ni mucho menos un reproche sino, por el contrario, más bien un piropo.


Irène Némirovsky, La presa

viernes, 29 de abril de 2016

Provechosa relectura




Hace cinco años, en enero de 2011, leí este libro por vez primera y dejaba el siguiente comentario en el blog:

Conocía al autor solamente por un artículo en El País a raíz de su enfermedad. No sólo me ha sorprendido el libro, sino que ya tengo previsto leer Postguerra. Una historia de Europa desde 1945.
"No es que algo vaya mal, es que casi todo va muy mal. Pero cuánta compañía dan la inteligencia y el optimismo de Judt" (Luis García Montero en la cinta que rodea la 3ª edición). No se puede decir mejor con pocas palabras. Un conjunto de análisis enormemente sugerentes que recorren momentos fundamentales de la historia de la segunda parte del siglo XX (de ahí mi interés en ampliarlo con el libro antes citado). El desprestigio de la socialdemocracia a partir de los años 70, el auge del neoliberalismo en los 80, para terminar en la crisis actual. Conclusión de Judt: hay que volver a la socialdemocracia y su preocupación por la disminución de las desigualdades. Lo importante en todo caso es el inteligente análisis que le lleva a esa conclusión y la permanente llamada de atención sobre el abstencionismo. De hecho a mí me ha hecho pensar en el tema como hace tiempo que no lo hacía. Es una pena la temprana muerte de tan interesante intelectual.


Hasta aquí lo que me pareció entonces. Ahora lo he releído para de alguna forma recordarme la necesidad de no caer en el desaliento y, mucho menos, en el escepticismo. Vivimos unos momentos complicados en los que parecía que algo podía empezar a cambiar, pero parece también que los poderosos, los de siempre, están poniendo todos los medios (incluidos los media) para que nada cambie aunque haya muchas cosas que van mal.
Leer a Judt siempre es una experiencia intelectual. Desde que leí este libro, he leído toda su obra traducida y creo que es de los mejores intelectuales europeos de los últimos tiempos. Además, a mí me llega también humanamente con muchos de sus escritos y, desde luego, esto me sucede con este Algo va mal.
Reproduzco el fragmento con el que se cierra el libro porque supone un buen acicate para continuar:

“Como ciudadanos de una sociedad libre, tenemos el deber de mirar críticamente a nuestro mundo. Si pensamos que algo está mal, debemos actuar en congruencia con ese conocimiento. Como sentencia la famosa frase, hasta ahora los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo de diversas formas; de lo que se trata es de transformarlo.” (p.220)


Tony Judt, Algo va mal

miércoles, 27 de abril de 2016

Descubriendo a un escritor japonés




Conozco bastante poco la literatura japonesa; apenas un par de cosas de Mishima, un libro de Narayan y, eso sí, dos espléndidos de Hisako Matsubara, claro que esta autora escribe en alemán. Además, no me gusta especialmente Murakami que se ha convertido en un fenómeno de ventas y  es hoy el que representa a esta literatura en occidente.
Gracias una vez más a Sajalín editores y a su colección Al margen, me pongo en contacto con otro autor que merece la pena y que me ofrece una visión muy particular. Antes habían sido anglosajones como E.Bunker, P.Kogan o D.Fante, ahora un japonés que se suicidó en 1948.
Este libro recoge nueve relatos o cuentos (sinceramente, no sé diferenciarlos bien) escritos entre 1939 y 1948 en los que el autor es el protagonista de casi todos y en los que da una visión bastante pesimista de las relaciones humanas y, desde luego, de sí mismo. Dos breves ejemplos:

“En el fondo sé que he importunado a mucha gente y que no he escrito ni una sola novela que merezca la pena leer. Toda mi vida es un engaño. No soy sincero, sino demasiado sencillo. Soy un mentiroso, un pervertido y un cobarde.” (p.124)

“Pero, al fin y al cabo, no soy  más que un cobarde que intenta evitar situaciones incómodas siempre que puede.” (p.160)

En los últimos tiempos estoy leyendo bastantes libros de relatos, género que antes rechazaba. Eso sí, principalmente los he leído de autores anglosajones como R.Ford o J.Fante. Estos de Dazai no tienen nada que ver no solo  por los temas que trata,  sino sobre todo por el pausado ritmo narrativo o por la importancia dada a la ropa y a los rituales.  En todos ellos aparece la particular personalidad de un Dazai que parece practicar una especie de autoodio y que, desde luego, siente una cierta atracción por el suicidio como queda de manifiesto en el curioso relato que da título al libro.
La edición recoge además una serie de fotos del autor, de su familia o de alguna de sus pinturas que son muy interesantes e ilustrativas.
No solo recomiendo la lectura de estos relatos, sino que ya tengo encargada su novela más famosa.



Osamu Dazai, Repudiados

lunes, 25 de abril de 2016

Una investigación con ritmo de thriller



Hay en Argentina una larga tradición de este tipo de periodismo y muy buenos practicantes. Desde el Rodolfo Walsh de Operación Masacre, pasando por Verbitsky o Marcelo Larraquy (sus interesantes trabajos sobre López Rega o Galimberti, por ejemplo) e incluso algunos de los libros de Miquel Bonasso como el dedicado a la presidencia de Héctor Cámpora. Hablando, claro, de libros que he leído, porque si no la lista sería inmensa.
Son todos ellos libros basados en amplias investigaciones que suelen incluir tanto documentos como entrevistas tanto a los protagonistas directos como a gentes de su entorno. Además, otra característica común es lo bien narrados que suelen estar de tal manera que aquello que aparece novelado encaja perfectamente en la obra.
En este caso, O´Donnell se ha enfrentado a un caso que fue muy famoso en su momento y del que quedaban algunos cabos sueltos. Ha contado para ello con varias horas de entrevistas con Jorge Born, uno de los dos hermanos secuestrados, con lo que se enriquece mucho la información sobre algunos aspectos del secuestro, aquellos que se refieren a la vida cotidiana. Así, por ejemplo, me han llamado la atención cosas como: el uso de rayos ultravioleta para dar un cierto color al prisionero tras una estancia tan prolongada sin luz solar o que fuese el propio Jorge el que calculase cuánto podían ocupar los sesenta millones pedidos por su rescate (por cierto, un gran espacio con el que no contaban los secuestradores). Desde otro punto de vista, también me ha sorprendido enterarme de que tanto Montoneros como los Born financiaron la campaña presidencial de Carlos Menem. Seguramente alguna vez lo habré leído pero no lo recordaba.
El libro está magníficamente estructurado y va graduando perfectamente todo lo sucedido tanto durante el secuestro, como cuando  posteriormente se cuenta la búsqueda de una parte importante del dinero recibido. En muchos momentos adopta la forma de un thriller.
De los muchos personajes que salen en el libro, aparte de la figura y el actuar de Jorge Born, a mí me ha interesado lo que se dice de  Mario Firmenich y Rodolfo Galimberti. Del primero, máximo responsable de Montoneros, porque habiendo visto y leído varias entrevistas con él, me sigue costando formarme una opinión sobre el personaje y su actuación política en la época. Del segundo porque me sigue pareciendo inexplicable que un tipo así fuese el máximo responsable del secuestro al serlo de la Columna Norte de Montoneros, encargada del mismo.
María O´Donnell ha escrito un libro notable por la información que maneja y por lo bien que está contado todo el proceso. Además, como buena periodista, maneja el lenguaje con precisión y claridad y no le ha sucedido, como a veces les pasa a otros colegas, perderse en los detalles siendo demasiado prolija.
El tema del grupo Montoneros me sigue resultando apasionante como apasionante es casi toda la historia de Argentina. Ese país que tiene la gran particularidad de que en un mismo partido puedan coexistir, a veces incluso de forma simultánea: la extrema derecha,  la extrema izquierda, el neoliberalismo o el populismo.
Un buen comentario sobre el libro lo hace Carlos Cué en elpaís.com y hay una entrevista muy completa en perfil.com.



María O´Donnell, El secuestro de los Born

domingo, 24 de abril de 2016

Artículos interesantes

Como en los últimos tiempos, la semana viene bastante floja salvo en un tema: la famosa intervención de Pablo Iglesias que ha hecho correr ríos de tinta y emplear horas de tertulias en radio y televisión. La información y el periodismo son desde hace mucho tiempo dos temas que me apasionan como demuestro dedicándoles las entradas III y VI de la serie Mis temas recurrentes. Por eso la polémica de esta semana me parece no solo interesante sino muy importante de cara al futuro de este país.
He destacado tres artículos que se salen un poco de la tónica general y, o bien son capaces de pasar por encima de la anécdota concreta, o bien la comparan con otros hechos que han tenido menor repercusión.

Santiago Alba Rico hace un análisis espléndido de cuál  es la situación en los medios y de quién es el que tiene que protestar y quejarse. (público.es)

Rosa María Artal da esos datos comparativos muy ilustrativos. (ctxt.es)


Íñigo Sáenz de Ugarte es el más crítico con lo dicho por Pablo Iglesias, pero también es capaz de mirar algo más alla.(guerraeterna,com)


Y hablando de periodismo no quedaría completa esta semana sin enlazar la entrevista con uno de los grandes como es José Martí Gómez ante la presentación de su último libro. Una entrevista en la que se habla de eso, de periodismo. (eldiario.es)



miércoles, 20 de abril de 2016

Descubriendo a un escritor colombiano




Es el  primer libro que leo de Vásquez y con seguridad no va a ser el único. Recojo un momento de la entrevista que para El País le hizo Ana Marcos:

“PREGUNTA. ¿Qué es exactamente La forma de las ruinas?
RESPUESTA. Una de las cosas fascinantes de este género, y una de las razones por las que ha sobrevivido, es porque tiene esa capacidad fantástica de asumir todos los estilos y mezclar todos los procedimientos. Esta novela en particular es investigación, autobiografía, por partecitas cortas es ensayo, novela histórica, policial e investigación criminal… He vivido obsesionado con la idea de que las novelas deberían contar lo que solo ellas pueden contar: ir a lugares donde nadie más ha ido antes, donde la historia o el periodismo no pueden llegar.”

Efectivamente, este libro, esta novela, está compuesta con materiales muy diversos. A mí me recuerda mucho algunos libros de Javier Cercas, sobre todo Soldados de Salamina,  y también en alguna medida los de E. Carrére.
El libro tiene dos grandes partes. En la primera, en la que Vásquez es uno de los protagonistas, se plantea el tema de las teorías de la conspiración y se dedican muchas páginas, seguramente demasiadas, a los asesinatos de Jorge Eliécer Gaitán en 1948 y J.F. Kennedy en 1963. Aquí, además, el autor hace algunas reflexiones personales sobre temas que se salen un tanto de lo narrado, pero que me han gustado porque, además, las comparto plenamente: una trata de los comentarios que se hacen en las páginas webs donde se ponen  de manifiesto: “La irresponsabilidad intelectual, la calumnia, el matoneo de patio de colegio, (…)”; la otra, mucho más importante, se refiere a la defensa de la ortotanasia o derecho a una muerte digna. 
Más o menos hacia la mitad del libro se inicia la segunda parte en la que aparece el que, en mi opinión, es el verdadero protagonista de la novela y aquél cuya aparición la transforma de alguna manera. Me refiero a Marco Tulio Anzola a quien le encargan la investigación de la muerte del general Rafael Uribe Uribe en 1914. (Se trata, una vez más, de un personaje real que escribió un libro con sus investigaciones, ¿Quiénes fueron?, publicado en 1917). Esa investigación y el juicio de los asesinos detenidos son lo mejor de la novela y la convierte en una lectura apasionante. Quizá la única crítica que le haría es que tarda mucho en centrarse en esta historia y dedica demasiado espacio a lo que se podrían considerar los prolegómenos.
Una de las grandes cualidades que tiene Vásquez es su capacidad para la narración. A lo largo de las 550 páginas del libro es capaz de mantener la atención del lector gracias a la buena estructuración y a la dosificación de las informaciones, todo ello además con un lenguaje rico, claro y preciso.
Al final, no sé si salgo más o menos partidario de las teorías conspirativas, pero desde luego sí lo hago satisfecho de haber leído un buen libro.



Juan Gabriel Vásquez, La forma de las ruinas

lunes, 18 de abril de 2016

Feliz descubrimiento de textos inéditos




Afortunadamente se encontraron en 1997 estos textos inéditos que correspondían a la tercera parte de su autobiografía. Digo que afortunadamente porque cualquier escrito de Márai tiene no solo interés por lo que nos pueda contar, sino un gran calidad literaria.
En algo más de 150 páginas el autor narra algún episodio de su vida, pero sobre todo reflexiona sobre el papel de la burguesía en general y en su país en particular, y hace una crítica demoledora de los regímenes dictatoriales nazi y soviético.
Estamos ante un Márai muy político. Su acerada crítica del período que va de 1918, con el Tratado de Trianón, y los gobiernos de derecha y ultraderecha húngaros hasta el Anschluss de Austria de 1938, es quizá lo mejor del libro. Así, aludiendo a los húngaros que volvieron a la nación al incorporarse territorios que habían sido cedidos a Checoslovaquia en 1918 afirma:

“En realidad, no es que estos húngaros no fueran dignos de confianza, pero se habían democratizado, se habían acostumbrado a que la ascendencia no supusiera privilegios oficiales, a que el rango social no autorizara a nadie a despreciar a la gente de otra clase; se habían habituado a la democracia, y por eso les entristecía y decepcionaba ver que en la madre patria, adonde tanto habían anhelado volver durante veinte años, no se había producido el mismo cambio social.” (p. 94)

Marái en este texto y en muchos otros del libro se muestra como un burgués liberal y demócrata. Incluso va un poco más allá:

“(…) he llegado a la conclusión de que el sistema de producción capitalista sólo será capaz de asegurar una forma de vida individual y colectiva en el mundo  masificado si llega a un acuerdo humanista con el socialismo.(…)
En la pasada década he comprendido que el único camino realmente heroico para la humanidad es la Tercera Vía, fanáticamente odiada por los regímenes dictatoriales.” (p. 126-127)

Su ataque pues a la Hungría señorial, donde los terratenientes mandaban junto a una burguesía de funcionarios, le lleva hasta a aceptar la necesidad de tener en cuenta a los trabajadores y las nuevas ideas socialdemócratas. En este sentido me ha llamado especialmente la atención el uso de la expresión Tercera Vía. (Desconozco si está así en el original o es una traducción un tanto actualizada.)
Un libro no siempre fácil de seguir por la gran cantidad de información que contiene sobre la situación política de Hungría a lo largo de más de treinta años, pero apasionante por la defensa de una burguesía que, de haber podido desarrollarse, habría hecho que Hungría hubiera tenido una historia bastante mejor. Esa burguesía fue eliminada con la llegada de las tropas soviéticas y la conversión del país en un satélite más de la Unión Soviética.
Marái demuestra que era un buen conocedor tanto de la historia y la política de su país como de la europea y, como siempre, que era un gran escritor. Lectura muy recomendable.



Sándor Márai, Lo que no quise decir

domingo, 17 de abril de 2016

Artículos y series interesantes




En un tiempo como el actual de grandes aceleraciones y parones bruscos debería haber más artículos que reflexionasen y planteasen alternativas y explicaciones. No es así y en la prensa es raro encontrar escritos que puedan ayudar a hacer esa reflexión. Bueno, en general se puede decir que llevamos dos o tres semanas en que han desaparecido hasta los artículos críticos hacia Podemos si exceptuamos los del ínclito Antonio Elorza.
A pesar de lo dicho hay dos artículos que creo que plantean temas interesantes:

Josep Ramoneda escribe sobre las defensas que se hacen de lo positivo de las desigualdades. (El País)

Joan Subirats ofrece una entrevista a Guillem Martínez en la que se plantean muchos temas y se dan visiones que no son las habituales en los medios. (ctxt.es)

Cambiando de tema. Esta semana, y por primera vez, me animo a recomendar otras cosas que nos hagan tener otros sentimientos diferentes de los que nos producen la información sobre lo que pasa diariamente. Son dos series de televisión.

Making a murderer. Hacía tiempo, creo que desde The Wire o Los Soprano,  que una serie no me tenía tan obsesionado y atento. Es una serie documental de 10 capítulos de una hora  en la que todo es real y no hay ninguna reconstrucción. El trabajo de búsqueda y montaje me parece excepcional y la idea que da del sistema policial y judicial estadounidense es bastante preocupante. No puedo contar nada del contenido porque enseguida haría spoiler, pero es de esas series que hacen historia, creo. Tengo que advertir que a mí me produjo ansiedades varias.
Si alguien ha visto The Jinx, esta se la recordará en más de un momento.

Mozart in the jungle. Una serie en las antípodas de la anterior. Una comedia que tiene como gran aportación que la protagonista es una orquesta sinfónica y, más en concreto, su director del que Gael García Bernal hace una auténtica creación. Con ese protagonismo no faltan los momentos en los que podemos disfrutar de buena música. Son capítulos de poco más de 20 minutos en general amables porque hasta las tensiones están tratadas sin que llegue las sangre al río.

viernes, 15 de abril de 2016

Sugerentes interpretaciones




Este biogeógrafo actualmente profesor de geografía en la UCLA es bastante conocido por sus libros científicos que, además,  suelen ser bastante extensos. Sin embargo, aquí nos ofrece un librito de apenas 190 páginas en las que resume algunas de las conclusiones a las que ha llegado en otros trabajos sobre temas relevantes y/o actuales. El origen del libro son unas conferencias que dio en Roma lo que se nota en el carácter didáctico por un lado y desenfadado por otro con el que están escritas.
En los siete capítulos en los que divide el texto trata temas como: el papel de la geografía y de las instituciones en las diferencias de riqueza de los países; la situación actual de China y sus perspectivas de futuro; la posible crisis nacional de Estados Unidos; cómo debemos evaluar los riesgos; las dietas y las formas de vida y, finalmente, cuáles son los principales problemas de la humanidad.
Como se ve, un abanico de temas realmente interesantes y sugerentes. En particular el primero es uno de esos temas que me han hecho pensar muchas veces a lo largo de los años como profesor de geografía y sobre los que he leído bastantes cosas. La síntesis que hace el autor me parece realmente espléndida y es, quizá, lo mejor del libro.
Diamond aborda todos los temas de una forma muy clara y precisa aunque  me da la impresión de que no siempre con el mismo rigor ni la misma cantidad de información y reflexión. Eso sí, siempre resulta bastante original y me ha recordado mucho por el tipo de interpretaciones al antropólogo Marvin Harris del que leí en su día todo lo que publicó precisamente por esa originalidad. Además, Diamond utiliza frecuentemente el ejemplo de los pueblos de Nueva Guinea, donde pasó mucho tiempo en sus primeros años de investigador haciendo observaciones de pájaros, como ejemplo de sociedades tradicionales, lo que casi lo convierte en un antropólogo.
Por la relevancia de lo tratado, la claridad y la capacidad de síntesis, así como por los buenos ejemplos escogidos, resulta un libro muy recomendable  que además de sugerir muchas cosas hará pasar un buen rato a quien lo lea.



Jared Diamond, Sociedades comparadas. Un pequeño libro sobre grandes temas

miércoles, 13 de abril de 2016

Los primeros relatos de R.Ford



Es uno de los primeros libros escritos por el autor y el primero publicado en España. Lo componen diez relatos con bastantes cosas en común: un espacio geográfico que es el estado de  Montana, sus campos y sus pequeñas localidades; unos personajes que huyen o fracasan o están buscando su sitio aunque no parece que lo encuentren; parejas separadas incluso a veces de los hijos; escenas muy cotidianas; narración en primera persona en la mayoría y con un narrador joven en varios; en definitiva, son como fragmentos de un mismo ciclo narrativo y de un mismo mundo de ideas, percepciones y hasta obsesiones.
Desde luego no es lo mejor que he leído de Ford, pero su lectura no deja indiferente y resulta algo más que interesante. He seguido el consejo que Mariano Antolín Rato da en la contraportada de no leerlos todos seguidos porque serían demasiadas emociones. En mi caso, además, haría que terminara haciéndome un lío con los personajes.
Hay muchos temas, muchos personajes, pero al mismo tiempo una misma forma de narrar que creo que da cierta unidad al conjunto. A mí en particular me ha gustado sobre todo el llamado Imperio que es además el más largo. En él ya se puede apreciar algo que será un signo distintivo de los relatos posteriores como es el uso del flash-back que tan útil resulta para conocer mejor a los personajes.
Seguramente si hubiera sido este libro el primero que leía de Ford me hubiera entusiasmado, pero después de leer una parte de su obra posterior me ha parecido menos impactante. En todo caso, un libro muy recomendable de, para muchos entendidos,  uno de los mejores escritores estadounidenses actuales.


Richard Ford, Rock Springs

martes, 12 de abril de 2016

Novelando a Svetlana Stalin



Zgustova ha novelado una parte de la vida de Svetlana Stalin, la hija del dictador soviético, que se hizo bastante famosa en los sesenta por exiliarse en los Estados Unidos en plena Guerra Fría.
En la primera parte cuenta desde 1963 a 1967. En esos  años,, viviendo en Rusia, se enamoró de un intelectual de izquierdas indio, pero las autoridades no dejaron que se casase con él por lo que se trasladaron a la India donde murió, por lo que Svetlana decidió marcharse a los Estados Unidos.
En la segunda parte se cuentan sus años en ese país con una pequeña estancia intermedia, de1984 a 1986, en Moscú y Tiblisi.
Resulta muy interesante conocer la vida de un personaje con ese origen y primeras vivencias que luego termina en las antípodas políticas  y vitales. Sin embargo, la novela adolece de algunos problemas que han hecho que no haya sido capaz de atraparme a pesar del interés mencionado.
Por una parte, me parece que está escrita con excesiva frialdad. Evidentemente, la protagonista con cuatro matrimonios a sus espaldas, una madre que se había suicidado, hijos abandonados en Rusia cuando huyó, otra hija de su último matrimonio con la que tampoco tenía gran relación y, además, odiada por mucha gente simplemente por ser hija de quien era,  es una protagonista que daba para hacer un obra donde quedasen mejor reflejadas sus pasiones, sus deseos, sus carencias, sus afectos y desafectos, etc. Es decir, en algunos momentos parece más una biografía casi académica que una novela.
Por otro lado, puestos a informar de una vida he echado en falta dos cosas: de los trabajos que se mencionan que hizo en distintas universidades estadounidenses apenas se cuenta nada, simplemente se enuncian y habría sido interesante saber cómo se ganaba la vida y de qué eran las clases que daba; también, aunque la novela arranca en 1963 y el padre había muerto en 1953, hubiese sido muy útil para conocer mejor al personaje haber hecho más referencias al pasado y no solo a la infancia, pues Svetlana tenía unos 27 años cuando murió Stalin y, por lo tanto, debía de ser ya bastante consciente de quién y cómo era su padre.
En definitiva, una obra que tiene algunos buenos momentos (la relación con el indio, por ejemplo,  es de lo mejor de la novela) y que en general resulta interesante, pero a la que le falta alma. Algo parecido me pasó con la otra novela que he leído de la autora.
Hay una buena entrevista en elcultural.com y Clara Felis tiene en  elmundo.com un interesante artículo sobre algo más que el libro con alguna foto curiosa.



Monika Zgustova, Las rosas de Stalin

viernes, 8 de abril de 2016

Un Semprún póstumo




Es una verdadera lástima que Semprún no tuviera tiempo de llevar a cabo su proyecto de autobiografía de hasta cuatro volúmenes en el que estaba trabajando y del que estos Ejercicios son la primera parte.
Siento una especial emoción cada vez que leo a este autor. Ha aparecido en el blog en la serie de mis escritores favoritos precisamente por eso, porque siempre me hace sentir cosas. En este caso no podía ser menos. El Semprún de veinte años comprometido con la Resistencia francesa, detenido por la Gestapo, torturado y enviado finalmente a Buchenvald. Luego, sus estancias en Madrid como emisario del Partido Comunista y su expulsión final. En solo 133 páginas es capaz de transmitirnos información relevante sobre todo eso y, además, dejarnos algunas reflexiones sobre la tortura tan hermosas como la siguiente:

“(…) la experiencia de la tortura no es únicamente, quizá ni siquiera principalmente, la del sufrimiento, la de la abominable soledad del sufrimiento. Es también, sobre todo sin duda, la de la fraternidad. El silencio al que uno se aferra, contra el que uno se apoya apretando los dientes, intentando evadirse mediante la imaginación o la memoria de su propio cuerpo, su miserable cuerpo, ese silencio es rico en todas las voces, todas las vidas que protege, a las que permite seguir existiendo.” (p.57)

No se regodea en ninguna descripción de las torturas ni en ningún ataque a los que lo expulsaron del partido. Va a lo fundamental con ese estilo suyo de escritura tan característico que hace que baste leer unos párrafos para saber que son suyos.
En esta edición quizá lo que sobra es el Prólogo de Vargas Llosa. Creo que hubiera sido más interesante, aun sin conocerlo, haber publicado el de Régis Debray de la edición original.
Una pena, insisto, que no haya continuación y también que este inicio conste de solo esas páginas; hubiera leído muchas más con el mismo placer. Bueno, tengo la suerte de que siempre me quedará la relectura de este y otros también autobiográficos.


Jorge Semprún, Ejercicios de supervivencia

jueves, 7 de abril de 2016

Grata sorpresa




Tengo que reconocer que de no ser por un regalo es difícil que yo hubiera leído este libro; y habría sido una lástima porque merece la pena y tiene cosas interesantes.
Su autora es profesora de Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma de Madrid y se nota  por el tratamiento que da a la información. A lo largo de los ocho capítulos en que divide el texto va describiendo los diferentes momentos no solo de las relaciones entre las dos protagonistas, sino entre muchos intelectuales exiliados y algunos estadounidenses. Esas relaciones incluían a gentes de todas las tendencias políticas con excepción de los comunistas.
En los capítulos 5 y 6 se explica lo más interesante del libro que es la creación y publicación del boletín Ibérica (1953) y, sobre todo, de la revista Ibérica por la libertad (1954-1974). En estas casi cien páginas se recoge lo mejor de la labor de Victoria Kent en sus años neoyorquinos y también se puede apreciar el nivel cultural del exilio en la ciudad y, cómo no, los problemas de egos que había. De la revista citada se imprimían 10.000 y en algún caso hasta 20.000 ejemplares lo que no estaba nada mal para la época. Había además una edición en inglés y otra en castellano.
También destacaría otras cosas que me han llamado la atención de las informaciones del libro. Así, el apoyo dado por Victoria a la candidatura de Eisenhower (la foto de la portada reproduce precisamente un momento de ese apoyo); su labor de escasa duración como representante oficiosa ante la ONU  del gobierno republicano en el exilio; las ayudas, económicas y de otro tipo,  de la diplomacia secreta estadounidense y de la CIA  a la oposición no comunista o los enfrentamientos entre grupos de exiliados por la publicación al mismo tiempo en Nueva York de dos revistas: Hemispherica, publicada por las Sociedades Hispanas Confederadas, y la Ibérica ya citada.
Un mundo, el exilio en esa gran ciudad,  y una época, los años 50 a 70, bastante desconocidos pero muy fructíferos en muchos sentidos. Unas vidas muy entregadas a la defensa de un causa aunque, eso sí, con la gran cantidad de medios que pusieron a su disposición mecenas como Louise Crane y su familia (su madre fue una de las fundadoras del MoMA).
Finalmente, me ha impresionado la gran solidaridad que existía entre las amigas. Así, buscaban editores para las obras de otras, se ayudaban mucho económicamente y, lo más importante, se ocuparon unas de otras  en los momentos difíciles cuando las graves enfermedades llegaron. En el libro se cuentan varios casos de esa solidaridad.
Rosa Pereda hace una buena reseña en ctxt.es y también es interesante la de Juan Carlos Sierra en críticoestado.es.



Carmen de la Guardia, Victoria Kent y Louise Crane en Nueva York. Un exilio compartido

miércoles, 6 de abril de 2016

El penúltimo Black



Sexto libro que leo de la serie protagonizada por el forense doctor Quirke. Es el último traducido y creo que hay ya otro publicado en inglés.
Puede que sea el mejor o, al menos, está entre los dos mejores de la serie. Como de costumbre, pero seguramente más aún en este caso, la trama criminal y policial del caso importa bastante poco. Un joven periodista es brutalmente asesinado en las primeras páginas, pero pronto el asesinato dejará paso al núcleo de la novela que es como de costumbre el conjunto de problemas de los protagonistas y de las relaciones entre ellos. Como dice Laura Fernández en su magnífica reseña de elconfidencial.com:
“(…) porque Benjamin Black no se limita a construir historias, Black, como Banville, como los maestros, crea personajes que no son sólo personajes, que están vivos, en un mundo paralelo al nuestro, el mundo de la Literatura, con mayúsculas”.
Esta es la gran virtud de estas novelas de Black y lo que hace que se lean con tanto interés aunque la investigación que lleven a cabo, ya sean Quirke o el inspector Hackett (presente también en todas las novelas de la serie), no revistan particular complicación ni especial suspense.
Una vez más Quirke y su hija Phoebe son los grandes protagonistas y volvemos a encontrarnos con su pasado complejo y su presente lleno de dificultades afectivas.
Por supuesto, no faltan los pubs, Dublín,  el tabaco y el alcohol en la mayor parte de las escenas, ni las referencias críticas a la Iglesia católica que es una de las señas de identidad de las novelas de la serie. En este caso con una presencia más acentuada. Especialmente interesante es la parte en la que el autor  refleja el mundo de los quincalleros irlandeses, los tinkers,  muy parecido al de los gitanos en sus formas de vida, pero no en su etnia.
En fin, entretenimiento garantizado con una buena calidad literaria. Ahora queda esperar la traducción del siguiente.




Benjamin Black, Órdenes sagradas

martes, 5 de abril de 2016

Citas últimas lecturas

Suicidio

-¿No le parece extraño que el suicidio sea considerado un crimen? –preguntó Hackett-. Nunca lo he comprendido. Imagino que es cosa de los curas, con su discurso sobre el alma inmortal y cómo no te pertenece a ti, sino a Dios. Pero sigo sin entender qué pinta ahí el cuerpo mortal; está claro que no vale gran cosa y que cada uno debería poder hacer con él lo que le apeteciera. Existe, sin duda, el pecado de la desesperación, pero ¿ no podría verse de otra forma, que alguien tuviese tanta prisa por llegar al Cielo que decidiera poner fin a su vida para acortar la espera?
Benjamin Black, Muerte en verano


Bandera

Sin embargo, pensó con amargura, ¿qué es una bandera, más que un pedazo de madera y algunos trapos de colores, y cuántos hombres dan su vida por ella?
János Székely, Los infortunios de Svoboda



Mujer

Pero la viuda no confiaba en que saliera algo de aquello. No era mucho más lista que Svoboda, pero era una mujer. Y hasta una mujer estúpida tiene más sentido común que un hombre inteligente.
János Székely, Los infortunios de Svoboda



Felicidad

No hace creer que todo siempre es felicidad, solo entender que siempre existe algo mejor que la muerte.
Per Olov Enquist, La biblioteca del capitán Nemo



Socialismo

Después le pido que defina la ideología del partido. Tras reflexionar un rato, responde:
 - La ideología de nuestro partido no es otra cosa que más o menos el socialismo. – Lo dijo tal cual: more or less.

Ryszard Kapuscinski, Estrellas negras

lunes, 4 de abril de 2016

Ensayos un poco anticuados



Componen este libro cuatro ensayos escritos entre 1969 y 1972 momentos en los que seguramente tuvieron un gran valor y actualidad. Creo que leídos hoy han perdido bastante.
El primero es El interrogatorio de La Habana en el que analiza respuestas que dieron algunos de los anticastristas detenidos tras el desembarco en la Bahía Cochinos. Tiene el interés de ver cómo lo justifican, pero el autor creo que a veces hace unas interpretaciones demasiado forzadas.
En La imagen de un partido, segundo ensayo, analiza la evolución del Partido Comunista cubano. Aquí el interés radica en alguna enseñanza que se podría sacar para la actual situación política española.
El tercero trata de Turismo revolucionario. Es el que más me ha gustado quizá porque recoge versiones dadas por gentes tan distintas como A.Gide, A.Koestler o S.Sontag de sus visitas a países comunistas.
Cierra el libro con un ensayo en el que defiende la postura de Bartolomé de Las Casas y que le sirve para criticar el colonialismo actual.
Son textos comprometidos como suelen ser los de Enzensberger, textos que no eluden la crítica y provocan el debate. Lo que sucede es que algunos de esos debates ya están, si no cerrados, sí pasados de moda.
Tengo que reconocer que los dos últimos libros que se han publicado de este autor me han defraudado en parte. En el anterior, Tumulto, también se recogían textos antiguos en una pretendida autobiografía que resultaba muy inconexa. Me quedo con el Enzensberger que escribía sobre Durruti o sobre Hammerstein, dos libros magníficos o incluso con sus reflexiones como señor Z.



Hans Magnus Enzensberger, El interrogatorio de La Habana y otros ensayos

domingo, 3 de abril de 2016

Artículos interesantes

Las declaraciones de Félix de Azúa han dado lugar, lógicamante,  a varios artículos. Destaco dos: el de ïñigo Sáenz de Ugarte (eldiario.es) porque hace un análisis más general con alguna reflexión interesante, y el de Jesús Maraña (infolibre.es) más centrado en la figura del propio Azúa, pero también con buenas reflexiones.

Sin cambiar mucho de tema, pero sí de personajes, hay un buena entrevista con el historiador Pedro Sánchez León sobre el "cártel de los intelectuales del 78". Me ha encantado lo que dice de Antonio Elorza y lo comparto plenamente.(ctxt.es)

Siempre que leo algo de José Antonio Pérez Tapias pienso lo mismo: no sé por qué sigue en el PSOE. Con este artículo me reafirmo una vez más.(ctxt.es)