Es curioso, pero también preocupante
que sepamos tan poco de un país que está tantas veces en la primera página de
los diarios y de los noticiarios en radio y televisión. He leído casi todo lo
que se ha traducido sobre Corea del Norte y visto varios reportajes hechos para
televisión. De todo ello se logra obtener una visión más o menos profunda sobre
cómo es y qué pasa en ese cerrado país.
Llega ahora la primera obra de
creación literaria escrita dentro del país por alguien que permanece en él (de
ahí que se utilice el seudónimo de Bandi para no revelar el verdadero nombre
del autor y evitar las ineludibles represalias que sufriría).
Se trata de un conjunto de ocho relatos
escritos durante los años noventa (todos llevan la fecha incluso con el día).
Predomina en ellos el estilo realista aunque también los hay que usan la
alegoría o los símbolos aunque, eso sí, en todos los casos Bandi se dedica a
hacer una crítica del régimen bajo el que vive sometido su país.
La crítica va dirigida a todos los
aspectos desde la vida cotidiana y las numerosas carencias de productos hasta
elementos más ideológicos como la ausencia de las más elementales libertades y
derechos. Así, en uno de los relatos se muestran las penurias de una familia en
las que una mujer prepara para ella una comida diferente, y muy inferior, a la
de su marido por lo que es denunciada por el representante del partido en la
comunidad; en otro, un hombre no puede ir a ver a su madre moribunda por no
obtener la acreditación necesaria para viajar o, en otro, en el que manifiesta
incluso un cierto sentido del humor, un niño se asusta al ver los retratos de
K.Marx o Kim Il-sung.En los siguientes fragmentos se puede
apreciar muy bien el carácter y la forma de las críticas:
”Aunque el abuelo de Min-hyeok hiciese
algo tan terrible que le llevase a la muerte, ¿de qué pueden ser culpables sus
hijos, que entonces tenían solo diez años? ¡La culpa afecta incluso a
Min-hyeok, que ni tan siquiera conoció a su abuelo! (p. 33)
“(…) este país, que no es más que un
desierto yermo y sin esperanza.” (p. 41)
“ -Ha sido porque a ti, y a mí, nos
han embaucado con títulos y con eslóganes grandilocuentes como “Democracia”,
“Igualdad, “El pueblo es el señor de la historia” o “Construimos el paraíso en
la tierra”, cuando en realidad ocultaban lo que no es más que la opresión de
una dictadura.” (p. 214)
Además, el libro está muy bien escrito
y usa varias veces de una manera muy interesante la técnica del flash back para ampliar la información
sobre los personajes.
En palabras de Margaret Atwood que la
editorial ha reproducido en la contraportada:
“Una lectura imprescindible. El primer
libro de ficción que sale (clandestinamente) de Corea del Norte. Fascinante y
escalofriante. Sincero y desolador.”
Un texto muy recomendable desde
cualquier punto de vista. También tiene la ventaja de haber sido traducido
directamente de su idioma original.
Bandi, La acusación. Traducción Héctor Bofill y Hye Young Yu