miércoles, 31 de enero de 2018

Un auténtico clásico




Este libro llevaba varios años en el estante de libros pendientes de lectura, en concreto en el de libros “gordos” haciendo compañía a Guerra y paz, Una saga moscovita o Per el afortunado, entre otros. Es decir, esos libros que aunque se sepa que son buenos cuesta  tanto coger. Además, en el caso de Vida y destino, al tamaño se une el hecho de que hay al final del libro nada menos que siete páginas de listas con los principales personajes lo que a alguien con mi escasa memoria echa un poco para atrás.
Sin embargo, el otro día viendo en la televisión el programa dedicado a los libros Página Dos me encontré con una entrevista con Marta Rebón, la traductora de esta edición, en la que recomendaba el libro como uno de los importantes de la literatura rusa, y me animé.
“Nunca es tarde si…” y efectivamente, la dicha ha sido no buena, sino excepcional. Uno de esos libros inolvidables que hacen que las horas dedicadas a su lectura se puedan considerar como muy bien empleadas.
Lógicamente, no voy a hablar del contenido de esta inmensa, en todos los sentidos, novela; hay una magnífica y muy extensa reseña de Rafael Arbona en elcultural.com que recomiendo a quien esté interesado, pero sí me gustaría comentar algunas cosas que me han llamado especialmente la atención.
Me ha parecido muy interesante la visión que da de la vida cotidiana (comida, bebida, vida cultural,…) en el Stalingrado asediado. También es muy buena la narración de las escenas de la batalla en las que se aprecia su profesión de periodista. Especialmente emocionante me ha resultado leer, creo que por primera vez a pesar de los muchísimos libros que he leído sobre el tema, una descripción novelada de lo que pasaba dentro de las cámaras de gas. Grossman ha escrito una gran historia, pero también introduce en la novela una serie de reflexiones sobre temas muy interesantes: el antisemitismo, el totalitarismo tanto nazi como estalinista, la amistad, o el bien, el mal y la bondad, entre otros, que no rompen en ningún momento la narración y resultan muy sugerentes.
El libro no pudo publicarse en su día, lo terminó en 1960,  y solo veinte años después se pudo publicar en Suiza gracias a una copia que se había salvado de la destrucción por parte de las autoridades soviéticas. Y es que a lo largo del texto hay muchos momentos en que se hace una fuerte crítica del estalinismo y constantes referencias a lo sucedido en 1937. Algunos ejemplos de esta crítica:

“-Ah, queridos amigos –exclamó de repente Madiárov-, ¿os imagináis lo  que es la libertad de prensa? Una hermosa mañana después de la guerra abrís el periódico y en lugar de encontrar un editorial exultante, o la habitual carta de los trabajadores al gran Stalin, o un artículo acerca de la brigada de fundidores de obreros que ha trabajado un día extra en honor a las elecciones del Sóviet Supremo o las historias sobre los trabajadores de Estados Unidos que han acogido el nuevo año en una situación de desesperación por el paro creciente y la miseria, imaginad que encontráis… ¡Información! ¿Os imagináis un periódico así? ¡Un periódico que ofrece información!” (p. 348)

“-Pero, ¿de qué debo arrepentirme? ¿De qué errores? –preguntó Strum.
-Qué más da, lo hace todo el mundo: escritores, científicos, dirigentes del Partido; incluso nuestro querido músico Shostakóvich reconoce sus errores, escribe cartas de arrepentimiento y, después, continúa trabajando como si nada.
-Pero ¿de qué debería arrepentirme? ¿Ante quién?
-Escriba a la dirección, escriba al Comité Central. No importa, a cualquier parte. Lo principal es que se arrepienta. Algo así como: “Reconozco mi culpa, he tergiversado ciertas cosas, soy plenamente consciente y prometo enmendarme”. Más o menos en estos términos; pero usted ya sabe de qué le hablo, es ya un cliché. Lo importante es que esos escritos ayudan, siempre ayudan.” (p. 855)

“(…) masas ingentes de hombres fueron testigos sumisos de la masacre de inocentes. (…)
Por supuesto hubo resistencia, hubo valentía y tenacidad por parte de los condenados, alzamientos, incluso sacrificios llegado el caso cuando, para salvar a  un hombre desconocido y lejano, otros hombres arriesgaban su propia vida y la de su familia, Pero la sumisión de las masas es un hecho irrebatible.
¿Qué hemos aprendido? ¿Se trata de un nuevo rasgo que brotó de repente en la naturaleza humana? No, esta sumisión nos habla de una nueva fuerza terrible que triunfa sobre los hombres. La extrema violencia de los sistemas totalitarios demostró ser capaz de paralizar el espíritu humano en continentes enteros.” (p. 261-262) (Esta se refiere sobre todo al nazismo aunque aplica ese concepto de sumisión también a su realidad.)

No obstante las críticas, no se trata de una novela directamente política sino de una obra literaria en la que también pueden leerse fragmentos como el siguiente:

 “La luz vespertina posee la propiedad de revelar la esencia de lo que está ocurriendo y de transformar las impresiones visuales en un cuadro, en historia, sentimiento, destino. Las manchas de barro y hollín, a la luz del sol poniente, hablaban con cientos de voces; con el corazón encogido uno comprendía la felicidad pasada, lo irreparable de las pérdidas, la amargura de los errores y el eterno encanto de la esperanza.” (p 929)

O esta reflexión sobre ese destino que está en el título:

“El destino conduce al hombre, pero el hombre lo sigue porque quiere y es libre de no querer seguirlo. El destino guía al hombre, que se convierte en un instrumento de las fuerzas de destrucción, pero cuando eso sucede no pierde nada; al contrario, gana. Éste lo sabe y va allí donde le esperan las ganancias; el terrible destino y el hombre tienen objetivos diversos, pero el camino es uno solo.” (p. 684)

Y siempre con unos personajes de carne y hueso, desde los miembros de la familia protagonista a los soldados, los prisioneros en los distintos campos, los políticos, los científicos, etc. un conjunto de hombres y mujeres que le sirven a Grossman para hablarnos de la condición humana ante la adversidad.
En fin, una novela monumental que va creciendo a medida que se va entrando en ella de tal manera que, cuando se llega a la página 1104, al lector le gustaría que la historia continuase para conocer más y mejor a la familia protagonista.

Vasili Grossman, Vida y destino. Traducción Marta Rebón.

lunes, 29 de enero de 2018

ANDAMIO



Sigo con estas entradas en las que recojo las series y películas que he visto. En este caso en los dos últimos meses. Aunque siguen predominando las series, esta vez hay más y mejores películas.


SERIES

The Deuce. Una vez más David Simon da muestras de su creatividad y nos ofrece una interesante serie sobre los orígenes de la pornografía en la Nueva York de los setenta con una gran ambientación y una protagonista magistral.

Alias Grace. No está al nivel de El cuento de la criada, pero es una interesante adaptación de otro libro de Margaret Atwood. Buen tema y buenas interpretaciones.

Fearless. Otra buena serie policiaca británica. Estos guionistas británicos son capaces de dar vueltas y más vueltas a los argumentos para encontrar siempre algo novedoso y original.

In the dark. Otra miniserie policiaca británica aunque algo más floja.

Occupied. Una producción noruega que prometía bastante al principio con una Noruega ocupada por los rusos, pero que poco a poco va perdiendo interés.

Mindhunter. En mi muy personal interpretación, una mezcla de True detective y Masters of sex en la que dos detectives buscan patrones de comportamiento en asesinos en serie. Interesante.

Deutschland 83. Serie alemana de espionaje que se desarrolla en el año 1983 con las tensiones entre las dos Alemanias como fondo. Regular porque el guion flojea en varios momentos.

Marcella. Otra entretenida miniserie británica con protagonista femenino (también lo tienen las que he mencionado anteriormente).

Black Mirror. Nueva entrega de esta curiosa serie que es capaz de llamar siempre la atención y ser tremendamente original. En este caso sucede con los cuatro primeros episodios. Los otros dos me han gustado mucho menos.


PELÍCULAS


Alanis. Dura película argentina sobre el mundo de la prostitución Magnífica interpretación de la protagonista.

Wonder wheel. Cualquier película de Allen merece la pena. Será mejor o algo menos buena, pero siempre ofrece aspectos interesantes. En este caso también y, además,  dos grandes interpretaciones.

Tres anuncios en las afueras. Candidata a los premios Oscar. Una primera parte realmente magnífica con ese cine americano reflejando la vida en un pueblo pequeño del interior. Luego decae un poco aunque en cualquier caso es una buena película. Espectacular interpretación de la protagonista.

Suburbicon. Un tanto sorprendente película dirigida por George Clooney. Entretenida pero irregular.

Los archivos del Pentágono. Las películas sobre periodismo y periodistas están entre mis favoritas y esta lo es. Interesante y sin pasarse del metraje. Muy bien contado lo que quería contar.

Pasaje de vida. La segunda película argentina que aparece en esta lista. El tema, los momentos clave de los años setenta, me interesa mucho, pero la realización es bastante floja y la historia no está demasiado bien contada ni interpretada.

Most beautiful island. Sorprendente película filmada en Nueva York con guion, dirección e interpretación de una bastante desconocida actriz española. Muy buena primera parte y demasiado extenso el tramo final.

El pasajero. Otra película dirigida por un español y que se desarrolla en Nueva York, pero en este caso con actores de allí. Un thriller muy entretenido y bien hecho.

Para entender mejor el mundo actual



Dice Ignacio Sánchez-Cuenca en el Prólogo: “Lizoain ha escrito un libro fundamental para entender los cambios acelerados que se están produciendo en los países desarrollados, el llamado “Primer Mundo”. Ofrece un análisis muy completo de las transformaciones que están teniendo lugar y de sus consecuencias políticas. Basándose en las fuentes más diversas, va dibujando un retrato exacto (y sobrecogedor) de la situación en la que nos encontramos a la salida de la crisis. Todas las piezas del rompecabezas van encajando. El lector encontrará aquí integrados muchos análisis que puede haber leído separadamente en ocasiones anteriores.” (p. 12-13)

Es un buen resumen del contenido del libro sobre todo en esa referencia a la integración de análisis porque, efectivamente, creo que  la mayor virtud del libro es la capacidad de unir los diferentes aspectos de la realidad y dar un cierto carácter de totalidad al discurso. Además, y no es una virtud menor, Lizoain sabe comunicar muy bien sus análisis, utiliza los datos precisos,  saliéndose de lo que es habitual en estos estudios, y lo hace con un lenguaje y una sintaxis sencillos.
Sin embargo, no se trata tanto de un libro “fundamental para entender los cambios acelerados que se están produciendo en los países desarrollados”, como también se afirma en el Prólogo. Hay muchos y muy importantes para eso aunque es cierto que en ninguno se integran tantos aspectos de la realidad.
Después de reconocer las varias virtudes que tiene el texto, me gustaría hacerle dos críticas de muy distinta índole. Por un lado, la que hago habitualmente a este tipo de textos, que siendo capaces de hacer buenos análisis tienen tanta dificultad para plantear alternativas o, cuando lo hacen, resultan tan poco concretas o realizables. Hablo de la habitualidad porque me ha pasado muy recientemente con el, por otra parte espléndido, libro de Noemi Klein. Así, reproduzco a continuación unos fragmentos en los que Lizoain hace alguna indicación de las posibles salidas:

“Una ola de movilización desde abajo y de participación local debe anticiparse al mundo que está por venir. (…) La lucha por el clima no es solo una necesidad; también será la oportunidad para construir una coalición nueva, masiva, democrática y transnacional.” (p. 209-210)

 “Una estrategia de resistencia exitosa no será propiedad exclusiva de un solo grupo. Solo una acción amplia inspirada por una serie de fuerzas progresistas será capaz de hacer frente a las fuerzas que tiene en contra. La gama puede ir desde los comunistas hasta los liberales y los democristianos, pasando por los socialistas, los socialdemócratas, los verdes y los radicales, acompañados por anarquistas, piratas y otros partidarios de la horizontalidad. Todos ellos componen las diferentes y desorganizadas tendencias del aún inexistente partido del futuro.” (p. 219)

Resulta extraño que conociendo la realidad política española y de otros países se pueda plantear hoy esa mezcla de apoyos, cuando ni siquiera son capaces de ponerse de acuerdo los que piensan más o menos igual en bastantes temas. También en el tema de la lucha contra el cambio climático (por cierto que Klein en su libro también insiste bastante en ese tema), se le puede objetar la idea a la vista de los problemas que en este momento existen en la coalición UP en España con Equo, el partido que representa mejor los valores ecologistas. Por lo tanto, ambas propuestas del autor quedan un tanto al aire. Sin salirme de este primer tema sí quiero decir que me ha parecido interesante el concepto que usa, ecoapartheid,  que es la primera vez que lo veo:

 “Luchar contra el cambio climático y oponer resistencia a la derecha radical van de la mano. El uso masivo de combustibles fósiles juega en beneficio de los reaccionarios en el presente y los fortalecerá en el futuro. Provoca las migraciones y luego una reacción contra los inmigrantes. Exacerba los problemas existentes y prepara el camino para soluciones autoritarias. Nos acerca a un mundo de muros, El nombre de ese régimen naciente de separación y exclusión es el ecoapartheid.” (p. 193)

La otra crítica que le haría al libro tiene más enjundia y aquí no puedo desarrollarla porque es un tema para otro tipo de entrada. De hecho en el blog ya he hecho alusión a esta idea en más de una ocasión. Dice Lizoain con toda la razón:

“Casi toda la prosperidad de un individuo viene determinada por su contexto: cuándo viven (la historia), dónde viven (la geografía) y quiénes son sus padres (la clase social)”. (p. 129)

Pues bien, si queremos que al menos cambien los dos primeros aspectos, esto es, si queremos un mundo en que la riqueza se reparta de una forma geográficamente más justa, y mientras la economía no crezca a tasas impensables (aunque creo que ni aun así), la única forma de lograrlo es haciendo que los que más tienen cedan parte a los que menos; y entre esos que más tienen estamos la inmensa mayoría de los habitantes de ese Primer Mundo que, seguramente para bien de la humanidad en su conjunto, hoy está terminando.
No está esto entre las ideas que se defienden en el libro, pero creo que es otro aspecto que habrá que ir considerando poco a poco.
Al margen de estas críticas, el libro me parece muy recomendable y el autor una analista a seguir por la claridad con la que expone sus argumentos.

David Lizoain Bennett, El fin del Primer Mundo.

jueves, 25 de enero de 2018

Para conocer mejor África



A pesar de ser un seguidor de Kapuscinski y de haber leído todo lo que se ha publicado en castellano, se me había pasado este libro del que desde ya podría llamar el Kapuscinski de aquí. Fue leyendo el libro de Ayestaran sobre Oriente Medio, y lo que en él dice del libro de Alkorta, lo que me animó a su lectura. Nunca se lo agradeceré bastante.
Cita el autor en un determinado momento la idea tan conocida y citada del periodista polaco de que para ser un  buen periodista hay que ser una buena persona. Pues bien, en el caso de Aldekoa si algo transmite el libro es que estamos ante una buena persona y, desde luego, ante una magnífico periodista.
El autor es corresponsal de La Vanguardia en África y vive en Sudáfrica desde donde se desplaza a cualquier lugar del continente. En el libro nos cuenta, en algo menos de 300 páginas, detalles de muchos de los viajes hechos sobre todo entre 2011 y 2014. Iremos de Mali a Angola, de Camerún a Somalia o de Yibuti a Nigeria, pero  siempre, se trate del lugar del que se trate, nos cuenta cosas interesantes, curiosas o impactantes y siempre también reflejando sus propias emociones, porque si algo caracteriza a este aunque joven ya gran periodista es su capacidad de empatía, su enorme sensibilidad que además transmite de una manera directa al lector. También es una gran observador como se manifiesta en multitud de pequeños detalles que recoge en el texto y, desde luego, es envidiable su capacidad de relación que le lleva hasta ser parte en Sudáfrica de un grupo de cuatro personas que van a negociar una dote matrimonial.
Creo que los siguientes fragmentos ilustran muy bien algunas de las cosas que he destacado del autor:

“A menudo me preguntan por qué viajo  a África. (…) Yo viajo a África para explicar que una niña congolesa se ata bolsas de plástico en los pies porque no tiene zapatos. Para intentar entender que en el Congo la gente no mata por salvajismo, mata por interés.  Por el poder. Como  en cualquier parte del mundo. Y para contar  también que hay gente que no mata.” (p. 41)

“Para querer a África no basta  con soñarla, hay que caminar sus calles, reírse con su gente, escuchar sus alegrías y  tristezas,  sentirse ridículo por no  entender nada y volver a sorprenderse para comprender. Cualquiera que ansíe conocer un territorio tan vasto y  diverso debe recorrerlo con los ojos abiertos y cerrarlos para volver a empezar” (p. 137)

Dentro de un libro en el que todo es interesante, me gustaría destacar algunas de las cosas que más me han llamado la atención, cosas como: las violaciones y el trabajo infantil en el Congo, la justificación que se hace en Sudáfrica de la dote de la mujer, la relación entre sida y prostitución en Botsuana, la situación de los bosquimanos en el Kalahari, el nivel del desastre ecológico existente en Nigeria y, quizá el más entrañable de los reportajes, el dedicado a los pigmeos. Pero, insisto, se abra el libro por donde se abra, lo que se lee atrapa al instante.
Solo queda recomendar muy especialmente el libro y esperar que el autor se anime pronto  a una nueva publicación.
Hay una magnífica reseña de Francesc Bon en unlibroaldia.blosspot.com.

Xavier Aldekoa, Océano África

martes, 16 de enero de 2018

La nueva forma de segregación en Estados Unidos



Conocí la existencia de este libro a partir de la referencia que hace Naomi Klein en Decir no no basta, pues aunque sigo las publicaciones de la editorial Capitán Swing –una de las más interesantes de la actualidad-, este se me había pasado. Ahora puedo decir que junto a Hambre de Martín Caparrós es el texto  que más me ha impresionado en los últimos tiempos.
El libro tiene una tesis central: la nueva forma de discriminación y segregación racial en Estados Unidos consiste en el sistema de castas que se desarrolla a partir de la Guerra contra la Droga y, como consecuencia de ella, al encarcelamiento masivo de población masculina afroamericana. Un dato sirva como ejemplo:

“Para fines de 2007, más de 7 millones de estadounidenses, o lo que es lo mismo, uno de cada 31 adultos, estaba entre rejas, o en libertad provisional o condicional.” (p. 104)

Es decir, un porcentaje muy elevado tenía la condición de delincuente, la nueva forma de segregación o, como dice Alexander, marginación.
El libro se divide en seis capítulos. 
En el 1 hace una magnífica descripción de la evolución histórica del trato a la población negra (la autora habla indistintamente de negros y/o de afroamericanos): esclavitud, sistema Jim Crow (como se denomina a la época de la segregación) y encarcelamiento masivo.
En el 2 describe de forma exhaustiva el brutal sistema judicial y policial que se puso en marcha para la Guerra contra la Droga y que tiene aspectos tan difíciles de creer como los siguientes;

“ (…) la Administración Reagan proporcionó a las fuerzas del orden otro incentivo económico (…) la autoridad de quedarse, para su propio uso, la amplia mayoría del dinero y activos que confiscaran en el curso de la guerra contra las drogas.
(…)
Casas, fincas o dinero podían ser confiscados simplemente sobre la base de la sospecha de actividad ilegal de drogas, y la confiscación podía tener lugar sin aviso ni vista judicial, solo con una muestra ex parte de mera causa probable al creer que la propiedad de alguna manera había estado “implicada” en un delito. Esa muestra de causa probable podía estar basada tan solo en rumores, indirectas e incluso en el testimonio pagado o interesado de alguien cuyos intereses son contrarios a los dueños de la propiedad en cuestión. No hace falta que el dueño de la propiedad ni cualquier otra persona sea acusada de un delito, ni mucho menos que se les declarara culpables.” (p. 128-130)

“Curiosamente, en Estados Unidos una condena de cadena perpetua se considera perfectamente apropiada para un delincuente de drogas sin antecedentes.” (p 146)

En el 3 explica cómo todo lo anterior se aplica para fomentar la discriminación. Por ejemplo, cómo se consigue que haya jurados formados solo por blancos.
En el 4 analiza la situación al salir de la cárcel de alguien que ya es considerado un delincuente y los problemas de vivienda, trabajo, conseguir ayuda para alimentos o la pérdida del derecho al voto que supone esa consideración. Este fragmento puede dar una idea:

“Hoy un convicto que sale de la cárcel disfruta de apenas más derechos y quizá recibe menos respeto que un esclavo liberado o una persona negra que viviera “libre” en Misisipi en el momento culminante del sistema Jim Crow.(…). Puede que las partidas de linchamiento acabaran hace tiempo, pero la amenaza de violencia policial está siempre presente. Un movimiento en falso o un gesto repentino pueden desencadenar una respuesta policial desproporcionada.
(…)
En este país parece que tenemos permiso para odiar al grupo social que forman los llamados delincuentes.” (p. 222)

En el 5 reitera alguna de esas consecuencias y explica el porqué hay una parte de la población negra que apoya esa “mano dura”.
En el 6, finalmente, plantea algunos cambios necesarios para ir revertiendo la situación. Es quizá, como suele suceder en este tipo de libros, la parte más floja pues lo difícil siempre es encontrar los caminos para la solución de los problemas
Hay un fragmento que puede servir para explicar el origen de todo:

“El colapso de las economías del centro de las ciudades (se refiere a la desaparición de las fábricas que había como consecuencia de la deslocalización debida a la globalización) coincidió con la reacción conservadora contra el Movimiento por los Derechos Civiles y tuvo como resultado una tormenta perfecta. Casi de un día para otro, los hombres negros dejaron de ser necesarios para la economía estadounidense y fueron demonizados por la sociedad dominante. Como ya no eran necesarios para recoger algodón en los campos o trabajar en las fábricas, los hombres negros de clase social baja fueron masivamente arrojados a las cárceles. Fueron vilipendiados en los medios de comunicación y condenados por su situación como parte de una campaña política perfectamente diseñada para construir una nueva mayoría blanca en el Sur.” (p. 329)

Un libro enormemente sugerente, muy combativo, analítico sin dejar de lado la pasión por una causa justa, utilizando muy bien los datos (se dan los necesarios sin abusar) y las citas de muchos estudios principalmente sociológicos. Un texto muy completo del que es difícil destacar algo aunque yo me quedo con los capítulos 2 y 3 que en algunos momentos me han dejado sobrecogido por lo increíble de las medidas y las situaciones que relata. 
Por poner alguna pega, diría que se repite demasiado la idea central (no sé si deberá a que la autora es una abogada en ejercicio) y que a la hora de las soluciones, como he dicho antes, flojea un poco.
Un libro no solo recomendable, sino fundamental para entender muchas de las cosas que suceden en Estados Unidos y que a veces las series de televisión no nos dejan ver. Eso sí, tiene casi 400 páginas y, como he dicho, la autora es abogada, no periodista, por lo que la escritura no siempre resulta ágil.

Michelle Alexander, El color de la justicia. La nueva segregación racial en Estados Unidos. Traducción. Carmen Valle y Ethel Odriozola.

sábado, 13 de enero de 2018

Artículos interesantes

Hace tiempo que no pongo artículos que me parecen interesantes. Ha habido varias razones, pero no ha sido la menor la inflación de escritos sobre el "problema" de Cataluña. Pronto va a volver y aprovecho ahora para recomendar algunas lecturas  que me han llamado la atención sobre variados aspectos de la realidad.

Elisa Beni escribe un artículo, como es habitual en ella, muy valiente y saliéndose del carril en el caso de Diana Quer. (eldiario.es)

Javier Valenzuela hace, en mi opinión, el mejor análisis que he leído sobre la situación de la izquierda. Además, plantea un opción que me parece que hay que considerar. (infolibre.es)

Joaquín Estefanía, keynesiano de pro, sale en defensa de otros keynesianos ante el ataque de los neoclásicos. No muy extenso, pero jugoso. (ctxt.es)

Carlos Elordi escribe también un interesante texto sobre la situación de la izquierda. Es muy parecido en sus tesis al de Valenzuela, pero lo pongo porque demuestra que no van desencaminados. (eldiario.es)

viernes, 12 de enero de 2018

Novela sobre la verdad o la justicia



Hace año y medio leía Muerte de un hombre feliz,  el primer libro traducido, publicado en Italia  en 2014, de este joven escritor italiano nacido en 1981. Me gustó mucho tanto por el tema, el terrorismo en Italia, como por su escritura y su construcción. Llega ahora este que es bastante anterior, pues se publicó en 2011, pero que también resulta interesante y atractivo por las mimas razones.
La historia parte de un suceso violento en el que se ve implicado un inmigrante tunecino. Hay una apelación sobre el juicio y llega al protagonista, Roberto Doni, fiscal general sustituto en la ciudad de Milán. Un fiscal liberal de 65 años con aspiraciones de dejar de ser simplemente sustituto. La otra protagonista es Elena, una joven periodista muy metida en los temas de inmigración que le plantea al fiscal la inocencia de Jaled, el acusado, y que le mostrará en diferentes reuniones y paseos por barrios de Milán la realidad de la inmigración.
Esta historia le da pie a Fontana para hablar de diversos temas como, por ejemplo, la corrupción policial tal y como se ve en el siguiente fragmento:

“- (…) ¿Cuándo vamos a acabar con esos chanchullos de italianos? ¿Cuándo vamos a acabar con las vías intermedias en todo, con una mano que lava la otra? ¿Cuándo nos volvimos así, Michele? ¿Para dejarnos dar por culo por los sargentos corruptos?” (p. 81) (Palabras de Doni en una conversación con otro magistrado)

O la mala situación de la justicia en su aspecto material:

“Bajó (Doni) hasta los sótanos: montones de ordenadores estropeados, fotocopiadoras de las que no sabían cómo deshacerse, pasillos sucios de cal que terminaban en portones de metal, manchas de humedad.
(…)
Un desorden acumulado bajo un desorden perenne: el Palacio (de Justicia) hormigueante y en permanente desplome, pero que nunca se hundía.” (p. 197-198)

También, como en este caso plantea Elena, la crítica al trato dado a los inmigrantes:

“¿Tiene sentido cerrar las barreras a millones de personas para estar tranquilos? Lo único que hacemos es defender nuestros privilegios y después decimos que así es la vida y la única diferencia es la de haber nacido en una parte del planeta o en otra (…)” (p. 146)

Aborda así el autor diferentes problemas de la realidad italiana. Y, por encima de todos, está la elección entre ley, verdad o justicia que es el verdadero leitmotiv del texto y que se plantea a partir de varios debates entre los protagonistas entre sí o con otros personajes como, en el caso que reproduzco a continuación, el de Doni con su maestro en la universidad:

“-No. Creo que la ley es la única aproximación a la justicia con que contamos. Reconozco la falibilidad de los legisladores; solo digo que, si nos abandonamos a la búsqueda de la justicia pura y simple, acabamos en el caos, y cualquier orden es preferible al caos.” (p. 243) (Palabras de Doni)

A pesar de lo dicho hasta aquí no se trata, ni mucho menos, de una novela de tesis, ni de un texto difícil y complejo por los asuntos que trata; bien al contrario, y este es uno de los grandes méritos de Fontana, el libro se lee con gran facilidad porque está escrito de manera muy ágil y sin demasiadas pretensiones ni literarias ni jurídicas. Es de esos libros que se lee de un tirón y se disfruta con los personajes, tanto con los protagonistas como con alguno de los secundarios.
Tengo  la impresión  de que este escritor tiene un prometedor futuro pues es capaz de conectar con el lector y ofrecer unos textos interesantes, bien construidos y bien escritos.
Recomendable la lectura de los dos títulos publicados hasta ahora.
Hay una buena reseña en adolfotorrecilla.blogspot.com.

Giorgio Fontana, Por ley superior. Traducción Carlos Manzano.

miércoles, 10 de enero de 2018

La ocupación nazi de Praga



Del comentario que hice del primer libro que leí de Weil, Mendelssohn en el tejado, reproduzco lo siguiente:

Dice Philip Roth en el Prólogo que: “(…) más que un estilista sumido en la búsqueda implacable de la persuasión minimalista, Weil era un narrador coloquial nato.” 
Esta es la gran virtud de este libro, la enorme capacidad narradora y creadora de situaciones del autor.

Y la reproduzco porque lo mismo se puede decir de este segundo libro que además es anterior en la obra del autor.
Weil es un grandísimo narrador y fabulador. En este caso, con un carácter claramente autobiográfico, nos relata las penalidades para sobrevivir de un judío durante la ocupación nazi de Praga. He utilizado dos términos que, curiosamente, no aparecen en el libro como son judío, cuando aparecen se sabe por la referencia a la estrella amarilla, y nazi, a los que se alude siempre como ellos.
Penalidades de todo tipo, desde las relacionadas con la vida cotidiana: hambre, frío, dificultades para trabajar, vivienda insalubre, etc. hasta, y son las más importantes, las relacionadas con los padecimientos psicológicos como: miedo, incomunicación, cierto estado paranoico y, sobre todo, soledad, mucha soledad como pueden atestiguar los siguientes fragmentos:

“- No habla usted mucho-dijo mi acompañante.
-Hace tiempo que no socializo. Me he desacostunbrado a la conversación, excepto con la gente con la que trabajo y con la que lleva una estrella. Y esos solo hablan de la muerte.” (p. 122)

“-No tengo a nadie-respondí-. Si muriera, nadie se enteraría hasta pasado un tiempo. No tengo amigos. A las afueras, donde vivo, solo vienen a visitarme los mensajeros con las citaciones.” (p. 130)

Y es que, efectivamente, a lo largo de  un texto de casi 300 páginas que abarca un periodo de varios años, son pocos los momentos en que Josef Roubicek, que así se llama el protagonista,  entabla contactos humanos. Sin embargo, sí tiene extensas conversaciones pero son con un gato que aparece por su casa y que mantendrá a pesar de la prohibición expresa de tener animales hecha por la autoridad. El otro contacto humano, si es que contacto puede llamarse, es con los recuerdos de una pasada historia de amor, en gran parte producto también de sus ensoñaciones.
Una novela sobre la persecución de los judíos que se aleja bastante de lo habitual. Hay referencias a los “transportes”, a los campos (aquí utilizando el “circo” como metáfora), incluso al gueto (de Terezín), pero todas ellas sin el carácter de horror que suele ser habitual en estos temas.
Como buen autor nacido al lado de Praga, no pueden faltar los momentos kafkianos cuando el protagonista recibe notificaciones con todo tipo de prohibiciones y, sobre todo, cuando tiene que presentarse en una oficina de la que no le dan la dirección y tiene que recorrer varias estancias hasta encontrarla casi por casualidad.
También es curiosa, teniendo en cuenta el ambiente que he estado describiendo,  la presencia del sentido del humor en alguna ocasión, pocas lógicamente.
Para terminar reproduzco un fragmento en el que hay una crítica explícita a la actitud de los ciudadanos checos:

“No les prestábamos atención. No sabíamos si se compadecían o si se reían de nosotros. Pero sin duda para ellos ya no existíamos, porque deseaban que no estuviéramos allí para no tener que mirarnos, porque pasaban a nuestro lado y volvían el rostro.” (p. 167)

Un libro muy original por su planteamiento del tema y con un gran personaje protagonista. Recomendable.
Del mismo autor aún tengo pendiente de lectura el que publicó en los años treinta sobre las purgas estalinistas que promete ser muy interesante.
  
Jirí Weil, Vida con estrella. Traducción Patricia Gonzalo de Jesús.

martes, 9 de enero de 2018

Novela negra británica



Soy un lector asiduo a los libros que la editorial Sajalin publica dentro de su colección Al margen. Gracias a ellas he descubierto a autores como Edward Bunker, Peter Kocan, Osamu Dazai o Newton Thornburg entre otros. Del primero y del tercero he leído todo lo que han publicado. Me gustan los temas y me gusta la forma de tratarlos.
Sin embargo, algo me ha pasado con este Carter que, aunque las 100 primeras páginas más o menos me han encantado, poco a poco se me ha ido cayendo de las manos. No sé muy bien cuál puede ser la razón pero creo que tiene que ver con una cierta reiteración en el tipo de escenas y en los personajes que aparecen.
El tema es interesante: Jack vuelve a su ciudad natal (de hecho es lo que recoge  el título en inglés) por la muerte de su hermano en un accidente de coche al ir conduciendo borracho. Él no se cree esa versión e intentará averiguar la verdad y vengar esa muerte. Para ello, se entrevista con un montón de gente todos ellos podríamos decir que de lo que antes se llamaban los “bajos fondos”. Hasta aquí todo parece interesante porque Lewis refleja muy bien la situación de una fea ciudad industrial en la Inglaterra de 1970, con elementos  de crítica social como la que hace a los nuevos ricos a los que califica de “nueva pequeña nobleza”. También están muy bien traídos varios flash backs en los que nos muestra al protagonista y a su hermano en otras épocas.
Además, el estilo es tremendamente eficaz porque utiliza un lenguaje muy directo y construye unos magníficos diálogos (creo que esta es una característica de casi todos los autores que se publican en esta colección). Todo ello hace que sea una novela muy cinematográfica, tanto que al año de su publicación se llevó al cine en una buena adaptación.  Ayer mismo vi la película, nada más terminar la novela, y puede que fuera una película de culto en su momento, o eso se dice, pero creo que no ha envejecido demasiado bien.
Retomando el comentario de la novela, ese carácter cinematográfico del que hablaba antes lastra un poco el desarrollo de la historia al darle un ritmo demasiado vertiginoso; este podría haber sido más pausado y así haber seguido con más anotaciones sobre la historia de los protagonistas.
En fin, pienso que se trata de una buena novela como atestiguan los comentarios de David Gómez en crucesdecaminos.blogspot.com y de Kiko Amat en elpais.com, y que refleja muy bien una época de un país y de una ciudad, pero también tengo que insistir en que a mí me ha defraudado un tanto.

Ted Lewis, Carter, Traducción Damià Alou

lunes, 8 de enero de 2018

Una buena ayuda para reseñar



Este breve libro de apenas 92 puede resultar de alguna utilidad para quien se dedique a alguna de las actividades que se citan en el subtítulo.
Está dividido en cuatro capítulos cuyo enunciado expresa muy bien de qué se trata en cada caso.
1.    Elementos de la lectura. El “informe”.
2.    Lectura crítica: canalización de la subjetividad.
3.    La teoría justa y necesaria.
4.    La reseña literaria.
La autora va directamente al grano en cada tema y ofrece buenos ejemplos de lo que debe hacerse y también alguno de lo que no. A mí creo que me ha pillado ya un poco tarde porque es difícil rectificar algunos vicios adquiridos, pero en todo caso ha sido una lectura interesante.
La misma editorial Alba tiene una colección con muchos libros para ayudar a los que quieran dedicarse a la escritura que, al menos por el título, parecen merecer la pena.

Carme Font, Cómo escribir sobre lectura. Guía práctica para redactar informes editoriales y reseñas literarias.

jueves, 4 de enero de 2018

Primera traducción de un finlandés del siglo XIX



Primera publicación en España de este escritor finlandés de finales del XIX y principios del XX. En concreto, esta novela está escrita entre 1889 y 1890. Aho fue propuesto varias veces para el Premio Nobel de Literatura.
Cuenta en esta breve novela, de apenas 137 páginas, una historia de amor no correspondido que parece ser que tiene tintes autobiográficos. El protagonista es un maestro que se va del pueblo primero a Helsinki, donde vive un amigo de cuya hermana se enamora,  para dirigirse luego a París porque quiere aprender francés. Esa salida del mundo rural le da pie para la siguiente crítica:

“Llego con esa rabia interior que nace en la soledad de la provincia, en los confines lejanos de las ciudades pequeñas, donde la fuerza de la vida parece malograrse y el espíritu se contrae y por eso sufre.” (p. 24)

Ya en París mantiene correspondencia con su amigo por la que se entera del matrimonio de ella.
Como se puede apreciar, se trata de una anécdota nada desconocida en la literatura. No obstante, Aho la construye muy bien a través de la primera persona del protagonista y el lector se implica bastante en la trama. Quizá, una vez en París, la novela pierde fuerza sobre todo porque hay dos cartas muy largas entre los amigos que rompen un tanto la narración. Por cierto que en una de ellas el amigo le comenta lo siguiente:

“Pero dónde hallaremos nosotros, querido amigo, a esas imponentes y profundas mujeres, con las que fantaseamos porque pueden satisfacernos y comprendernos por completo. Si en algún momento surge la necesidad de compañía espiritual más selecta, de esa llamada simpatía de las almas, pues iré junto a los camaradas, cambiaré (delante de un grog) opiniones con ellos y luego regresaré tranquilamente al hogar, donde todo estará en buen orden y me rodeará la comodidad y la ternura.” (p. 97)

Que llevan al protagonista a decir: “La carta me causa una buena impresión. No porque acepte las teorías de mi amigo y su enfoque sobre el matrimonio…” (p. 98) Es decir, Aho critica también la visión de la mujer que debía de ser muy predominante en aquella época.
A pesar de tener más de un siglo, la novela no resulta antigua más allá de que una historia así hoy se desarrollaría de otra manera. Está muy bien escrita y hace pensar que este autor debe de tener obras importantes y que alguna se publicará pronto. A mí, mientras leía el libro,  me ha recordado en algunos pasajes por la forma de contar y la ambientación al escritor sueco de la misma época Hjalmar Söderberg.
Muy recomendable sobre todo para quienes gusten de las novelas cortas.

Juhani Aho, Solo. Traducción Luisa Gutiérrez Ruiz.

miércoles, 3 de enero de 2018

Último de la trilogía




Tercer y último libro que Echenoz dedicó a las “biografías” de personajes bastante peculiares aunque, efectivamente, no se trata de auténticas biografías. Esto se nota más en esta tercera entrega. En ella el protagonista es Gregor si bien el autor se basa en la vida y la obra del ingeniero Nikola Tesla dedicado a la invención de múltiples sistemas y aparatos.
El libro tiene las mismas cualidades literarias que los anteriores porque Echenoz es capaz de describir y contar las cosas con un gran ingenio y   de llevar al lector allí donde él quiere. El problema con este libro es que el personaje protagonista tiene, al menos para mí, mucho menos interés que los dos anteriores o, también podría ser, está tratado de una manera más superficial. Sea como sea, el libro no me ha despertado el mismo interés ni su lectura el mismo placer que los otros.
Además, a partir del capítulo 24 o, lo que es lo mismo, en las veinte últimas páginas Echenoz se dedica a hablar del papel que tuvieron las palomas en los años finales de Gregor sin que se sepa muy bien por qué, tanto espacio dedica que llega un momento en el que dice:


“Personalmente estoy harto de esas palomas. Ustedes también lo estarán, me doy perfecta cuenta.. Estamos hartos y, a decir verdad, ingratas y versátiles como son, ellas mismas están hartas de Gregor.” (p. 146)


Y es que, efectivamente, está uno harto de las dichosas palomas. Luego me he enterado de que para Nikola Tesla fueron muy importantes, las mensajeras sobre todo, para sus estudios sobre el magnetismo.
No obstante lo dicho, el libro en general se lee con interés y con momentos especialmente curiosos como ese retrato de Edison como un personaje bastante envidioso y manipulador o la descripción de la primera aplicación de la silla eléctrica.
Magnífico y original escritor al que habrá que seguir leyendo en alguna otra de sus facetas. Esta trilogía tiene además una característica que suelo agradecer: la brevedad. Me encantan las novelas cortas, aquellas en las que un autor es capaz de reflejar una historia en menos de 200 páginas; las valoro especialmente.
Hay una breve reseña en unlibroaldia.blogspot.com en la que aparecen un par de comentarios muy interesantes.



Jean Echenoz, Relámpagos, Traducción Javier Albiñana.